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lunes, 1 de diciembre de 2008

El Mundo Nuestro de Cada día (ampliado)

Nuestra aula-despacho en la Maison d'Oevres en Kaolak
Con el francés Mnuma y la griega Vileta, dos Erasmus afincados en BCN, hablan un castellano casi perfecto. Becarios y de 23 y 22 añitos respectivamente. Hubo mucho feeling entre los cuatro.
Thiess 17 noviembre 2008

Cogimos cariño a Numa y Violeta. Besos con los dos a la despedida. Me quedé con su imagen ligera, poco equipaje, casi de pájaros levantando el vuelo, saliendo por el patio de la Maison des Oeuvres. Durante los días de convivencia se encontraron nuestras dos clases de discursos: los suyos, con la ilusión inmaculada aunque con anécdotas de las primeras adversidades biográficas (¿quién no las tiene?) en su modo de subsistencia en una comunidad convivencial dentro de un edificio ocupado en Barcelona, con la idea de que la gente de la generación nuestra a la hora de hacer balances histórico-sociales nos encontramos con las manos vacios; y los nuestros, con la ilusión nunca del todo perdida pero con la poesía, la mía, poniendo a parir cielos e infiernos y a los humanos y a sus tragedias e hipocresías navegando entre ellos, con el saber adelantándolos seguros de que no hay generación actual que esté superando los límites de la utopía de las generaciones precedentes. Compartimos varias horas de conversación y las mesas de un par de restaurants además de la del aula grande. Recogieron nuestras opiniones en una entrevista videográfica para alguna clase de reportaje o trabajo de curso de facultad. Iban para Bissau, interesados en la participación política popular en su perspectiva de futuro. Descerrajamos opiniones radicales: no, no hay participación política. Los marcos electorales suelen ser manipulados, la vida política callejera es nula o imperceptible. Por lo que se refería a las ongs nos posicionamos claramente en su contra como empresas que no ayudaban al desarrollo sino a la dependencia y que cada euro solidario iba en contra de África en lugar de ayudarla.
Seguimos con el ritmo de trabajar durante el dia y salir como gatos pardos por la noche para lo que terminó siendo nuestro rito de gatos nocturnos: una Flag, cuatro huevos duros y micro bolsitas de cacahuetes que consumíamos en la calle. Alguna de las veces Vic estaba ya acostada y yo hablaba desde la calle a través de la pace, la cortina, con ella. Eh ahí otro majadero, solitario redomado, hablándole a una furgoneta.
Para el sábado noche, dada la fiesta baile de la muchachada en el recinto católico, decidimos volverla a pasar ante l’ Alliance Franco Senegaleses donde los guardeses nos echaban a faltar. A la mañana siguiente
Mendo nuestro mecánico de la primera vez que vinimos a Kaolack, también Thierno, nos reconocieron y vinieron a saludarnos. Nos identifican y recuerdan más de lo que hacemos nosotros al revés. No hay duda de que somos nosotros: soy un blanco autoafirmado con barba blanca y pelos, cada día un poco más largos y no siempre peinados, Vic va con cuatro piernas y solemos estar cerca de la furgo. Moussa Colli, siempre tan apacible, sin ningún no en su oralidad. Le di una receta para su pequeña enferma mientras veíamos que la barra del pan malo, el pan de aire, pero mas apreciado que el otro denso, el tapalapa, desaparecía en nuestros dedos nada mas tocarlo. Propongo una redefinición o ampliación de la palabra espejismo: un pan que engaña a la vista por su tamaño, se reduce a una lámina fina al tocarlo y desaparece en la boca sin llegar al esófago con la primera saliva.
Julienne, la monitora de acción católica de la muchachada, tan pronto me tuvo ubicado no reapareció, cuando lo hizo para devolverme el único rotulador para escribir que me funcionaba nos redujo nuestras existencias de despensa con las que pasábamos el dia hasta la hora de la cena. Después de cuatro días tomamos una habitación desalojada en la planta baja del mismo recinto de la Maison des oeuvres de una sola cama habitada por algunas docenas de mosquitos. Estuvimos un rato acariciándonos en ella en la posición habitual de zigzag (los pies de uno junto a la cabeza de otro) que tomamos en camas pequeñas (también lo hacemos en la de la furgo). Me advirtió de unas manchas en la piel un poco más arriba de mis tobillos. Ya me había hablado de ello unos días atrás sin que yo me enterara. Ella dice que no la escucho cuando me habla. Sí, hay cosas que se me pasan por alto. Cuando estoy escribiendo al ordenador el mundo no existe. Podrían estar llegando los Hunos trotando a caballo o sufriendo un terremoto ligero de la escala 5 de Richter que no me enteraría, lo mismo que Pitágoras estaba enfrascado en algo mientras los soldados romanos lo asesinaban (tal vez no sea cierta exactamente esta versión de su muerte y en realidad no quiso huir ante su belicosa llegada para no atravesar un campo de habas, legumbre contra la que los pitagóricos se mostraron especialmente maníacos, pero no deja de ser un relato bonito). Bien, tengo otro problema añadido a la lista. En África no puedes dejar de autoobservarte continuamente. La humedad ambiental es tal que ataca por todos lados. Cuando desplegué unos taburetes de tres pies para nuestros invitados a té después de algunas semanas ya estaban completamente enmohecidos, cuando lo hice con los posaplatos, también. Tengo ganas de poder volver con la furgo-suite a España y dedicar unos días a limpiarla a fondo. La furgo es nuestro otro cuerpo. Cualquier detalle que le pase nos afecta: en el panel de los iconos, (el tablero de instrumentos) el candado de color calabaza es quien nos sigue dando paso al encendido. El otro icono en rojo que representa un motor y que indica una avería en el sistema de inyección ha vuelto a encenderse. Esos iconos son nuestros tótemes. La otra ocasión que dio la señal de alarma, lo resolvimos cambiando el filtro de aceite pero ahora parece que es debido a otra cosa. No descarto problemas mecánicos en la última etapa de nuestro viaje. No he recuperado la confianza a nuestra Fiat-ducato.

En nuestro alojamiento la cobertura wifi fue intermitente. No era una gentileza de la casa para los que estábamos en ella sino que operaba o no según las conveniencias de sus responsables. En los ratos en que funcionaba pude intercambiar unas cuantas notas de email a falta de poder hacer un dialogo por msn con el monje Máxime Montchebi para concretar otra visita al monasterio de Keur Moussa. Los emails anteriores enviados y recados dados a Jean Paul, el vendedor de korás y el encargado de la tienda, y al hotelier no fueron respondidos. Su fuga del mundo es tal que ni siquiera, al menos estos, contestan a las notas. Pude tener conversaciones por msn con gente querida del otro lado del Mediterráneo: Isaac, Misse, Isaac, Fina O y Almu. Mi universo confidencial se reduce a una pequeña lista. También con Ferhat de Akpinar, Turkia, con quien coincido a menudo y que tiene todos mis respetos como emigrante valiente (ha trabajado en Irlanda, ahora está en Argel en la construcción). El skype no lo uso. El msn tiene la ventaja de que puedes saludarte con gente, incluso mantener una conversación de horas, compaginándolo con el trabajo de tu escritorio digital, aunque, claro está, a un ritmo muy inferior.
Fuimos a cenar a chez Maty, donde ya habíamos ido con Violeta y Numa. Toda clase de agasajos de los empleados. Es un restaurant en el que todos van uniformados y con enormes tarjetas de plástico duro transparente colgando de sus camisas con el nombre y la ocupación: serveur, cuisinier,… Su modo de atendernos era apoyándose en nuestra mesa, prácticamente subiéndose encima. Nos hizo gracia la manera que tuvo un camarero al preguntarnos por ellos: et les enfants? Como si fueran nuestros hijos. A chez Maty fuimos otras veces al comprobar que superaba, sin lugar a dudas, los dos restaurants libaneses y era más barato. Sus empleados también eran más simpáticos (todo detalle cuenta). Uno de sus misterios era que la tortilla persillée era mas barata que la tortilla natural. (no todos los grandes misterios se quedan con el de la trinidad) .Es la misma clase de plato con el mismo acompañamiento (frites et salade) pero que en el caso de sin es 800cefas mas cara. Increíble pero cierto. Debería ser al revés. La tortilla con perejil es una ocurrencia excelente que te soborna y te hace olvidar los malos momentos del día. Biográficamente la descubrí en una de las primeras salidas de varios días fuera del hogar paterna en mi adolescencia. Por aquél entonces supe de los diseños más sencillos como este se pueden conseguir placeres extras. Al preguntarle a uno de los camareros si tenía la otra clase de pan en lugar del de aire se tronchó de risa. Nos dijo que oficialmente fabricar tapalapa estaba prohibido ya que todos los hornos de la ciudad son eléctricos y pueden fabricar el otro, ese que llamamos de aire. Las barras mas densas, y para mí verdadero pan, son propias de Bissau y Gambia o la Casamance, indicativos de otros atrasos. La comparación de las dos clases de pan es la que hay entre lo que se llama progreso y lo que se llama infradesarrollo. Si quieres comer pan bueno (no olvidemos que el pan es una de las primeras manufacturas que demostró el control del ser humano sobre los recursos alimentarios desde que descubrió el fuego) ninguna de las boulangeries de las metrópolis francesas te lo suministrará. Tienes que buscarlo en los lugares menos desarrollados. El hobs marroquí supera sobradamente a los europeos. La sana carcajada del camarero que se llevó hasta otra sala del establecimiento me había sumido en esa consideración ligada a los fracasos del desarrollo, mientras por la tele volvían a darnos cuenta del fervor popular de los luchadores de caxabal sobre la arena. Las gradas de los estadios se llenan de clientelas fervorosas, algunas franjas que deben implicar a cientos de espectadores con el mismo color de camiseta se mueven frenéticas y botan extasiadas ante la victoria del ídolo equis del que sean fans. Antes de empezar esos combates de 60 segundos escasos, cuyo vencedor es el que derriba al contrincante nada mas tocar el suelo con la espalda o con el pecho, hombres voluminosos bailan la danza preparatoria casi pretoriana. La forma de los dos combatientes sondeándose acechándose y tocándose mutuamente con las dos puntas de las manos antes de que uno decida atacar al otro es una curiosidad bioantropológica: tan pronto parecen amantis como primates. Sus cuerpos descomunales contrastan con los pequeños bultos que tiene en entrepiernas y se supone encierran sus penes envueltos (la famosa polla senegalesa queda en entredicho ante esos microbultos muy por debajo de los de los toreros ibéricos cuya excentricidad, la de los bultos me refiero no a la de ellos, -que también- prometen noches locas de pasión entre cornada y cornada), A propósito de la estética corporal africana, más la masculina que la femenina –aunque la opinión de al lado podrá opinar lo contrario- pone en entredicho todo el discurso del hambre y del subdesarrollo. Raramente se ve africanos practicando deporte o apuntándose a gimnasios o haciendo footing. Sí los hay desde luego y nos ha parecido encontrar una cierta conexión entre notas de desarrollo de un país e incorporaciones de esas imágenes de calle a la cultura corporal, pero no es lo más sobresaliente. De las dos o tres veces que hemos visto gente practicando footing por la calle, una fue en Toubacouta, y eran tres blancos (slips apretados y torsos desnudos, zapatillas tipo las de nike con destellos y marchas), raramente los africanos se ocupan de desarrollar sus bíceps, de hacer flexiones o de practicar atletismo, aunque en alguna parte deben hacer todo esto ya que todos los países compiten por los colores nacionales en estadios. A pesar de eso el cuerpo del africano es escultural. Incomprensible ya que con su dieta monoobsesiva e infra proteica los tiene en mejor forma que a los blancos supercargados de leches (en el sentido literal de la palabra) y sus derivados, carnes enlatadas y manjares muchos. He aquí un interesante tema de reflexión comparativa entre estéticas corporales: las de por un lado los cuerpos recargados y superproteicos y la de otros: los uni o minialimentados capaces de subirse a los podios de las olimpiadas puños en alto (fue en la de México) demostrando ya no recuerdo si pretendían el poder negro o la superioridad negra. No nos consta todavía que a las bellezas africanas masculinas les corresponda gran aventuras sexuales. Eso de las competiciones eróticas quedó en la Venecia de Casanova. En África el tradicional ocio africano debe incluir el de la sexualidad ociosa, básicamente dedicada a la reproducción de la especie (¡a follar que hay que repoblar el planeta antes de la inminente extinción de los dinosaurios, perdón de los humanoides) más que al placer por el placer.

En el patio de La maison des oeuvres una cuadrilla de mujeres barría las hojas caídas de los árboles y barría la arena. Job, el hombre de la puerta, acompañó hasta nuestra habitación a un chico o pariente de Thierno enviado por éste. Nos pidió si podíamos ayudarle porque quería ir a España. Yo le invité a pasar y a tomar té a pesar de que estábamos ocupados y no teníamos tiempo para él (quien sabe de lo lejos que venía para tentarnos como esperanza). Vic fue más radical que yo: no, no podemos ayudarte. Ella juzga que intercambiar direcciones y el solo hecho de hablar del tema es generar falsas expectativas. Es cierto. Cada vez que alguien expresa su deseo de ir a Europa está delirando. Ninguno de los países que hemos visitado está tan mal, es tan pobre o miserable (otro asunto es la mentira de las estadísticas comparativas que lo digan) como para que no pueda sobrevivir con una cierta holgura dentro. Quien quiere organizarse una vida de calidad en África, siendo nativo, puede hacerlo. A fuerza de ser vistos y encajados en nuestros hábitos cotidianos de monjes –monjes exentos de ritos y oraciones- el personal nos deja tranquilos. Es completamente distinto el extranjero de primer dia en un lugar que en los siguientes días en que se ha convertido en una figura incrustada. Por si alguien se equivoca con nosotros le descerrajamos el guión sobre la lucha por la vida desde los lugares origen y no para ir a trabajar esclavitudes no resueltas en los países ricos (entiéndase: ricos en productos industriales, pobres en salud y en otros valores humanos). En Kaolack nos fuimos quedando más de lo previsto. El hecho de hacer vida de habitación durante el dia en lo nuestro y salir de gatos pardos por la noche, camino del restaurant y de las flags (premios merecidos para el bohemio más lerdo), repetir nuestro itinerario, detenernos ante el carricoche del vendedor de plátanos (400cefas el kilo los senegaleses, 700 los de cote d Ivoire, más espectaculares pero no más sabrosos o nutritivos) y comprarle dos kilos sin descender de la cabina (única comida diurna junto al te), saludar a nuestro paso por delante de l’ Alliance a los guardeses y esquivar motoristas imprudentes, eso sí, pidiéndonos perdón, fuimos descubriendo que nosotros somos los más sedentarios de todos. El tiempo que estuvimos con la habitación de una sola cama para los dos en ese alojamiento vimos desfilar a mucha gente, la mayor parte de la cual pasaba una sola noche y seguía su camino. Parecía que habíamos dejado de ser viajeros para pasarles el testigo de serlo a otros. Estábamos preocupados por Baffour y el modo de localizarnos para ir a hacer las gestiones de embajada de su visado. Esto también nos hizo permanecer más tiempo de lo debido.
Yo, paulatinamente, dedicaba más tiempo al ordenador que a los libros de lectura. Vic me contaba las historia de Miguel Angel Buonarroti, la relación con su tiempo, los desprecios que recibiera de Leonardo y Rafael, resumiéndome dia a dia el libro
[1] de Irving Stone, su biógrafo, que estaba zampándose. Nuestros ratos de restaurant donde en poco más de una semana pasamos a ser los clientes del año (merecedores sin duda de una placa en el recibidor que diga: aquí vinieron a comer y beber fulanito y fulanita, para comer y beber lo mismo durante 7 noches seguidas en un año en que todavía la calle no estaba asfaltada. Nunca antes se vivió tanta fidelidad).Vale. Ningún problema. Las noches en chez Maty nos encontramos con una flota de personal a la espera. Las mismas caras, las mismas ubicaciones (la mujer de la caja detrás de un puestito con tarima en un rincón, la mujer de la silla de ruedas, con polio, con un tocado que nos recordó a Angela Davis, los camareros con sus nombres exhibidos y su simpatía el guardés de la puerta, longuilíneo, interminable, aguantando la puerta del auto aunque sigue aguantándose sola.
Con toda seguridad la cobertura wifi, a pesa de ser muy deficiente, nos tuvo clavados en ese alojamiento tanto tiempo. El contacto por email con parentela y amigos, también por msn, era un poderoso atractivo. Con Almu, fue con quien más hablé, una mujer orálica y exquisita con sus chats, culta y muy atractiva. Con Misse, poniéndome al día de los mimos recibidos de su nuevo amante. Con Isaac, que me dejaba con las conversaciones cortadas a pesar de tener todo el dia de oficina con internet conectado. Con Fina O, recién estrenada al planeta digital que la acompañé con algunas lecciones básicas de navegación soportándola en ese inminentismo en los chateros que se estrenan como tales. Puntualmente con Inma y Esther, nuestras sobrinas de Cádiz, y Manoli SanJuan su mamá.
Debíamos hacer gestiones con Orange, la empresa con la que teníamos contratado un pack de tarifa plana (internet 24 horas mas llamadas a un precio fijo muy aceptable) ya que muchas de las ultimas facturas venían con unos montos impresionantes muy por encima del contrato pagado pero navegar por internet no significa siempre poder entrar en todas las páginas y las de esta compañía se resistían a ser abiertos para presentar nuestra reclamación respectiva,
A éstas alturas del año teníamos muy claro que las fugas y perdidas de dinero las teníamos desde España más que por pérdidas o timos durante el viaje. Pero ese es otro capítulo para no dormir. En el mundo nuestro de cada día te comes los sapos a pelo, sin salsas ni aderezos, (no lo digo por la tortilla persillée, cuya propuesta gastronómica defenderé hasta la muerte) que no vienen siempre dados por la realidad inmediata de los días sino por las noticias de afuera o las alegrías de ver números rojos en tu cuenta bancaria gracias a ese mundo tan comercial en el que toser, exudar y otras necesidades fisiológicas está pasando ya por una factura domiciliada. Mientras nos quede humor para contarlo haremos de todo anécdota y de los obstáculos en nuestras ruedas humo.
Hemos hecho convivencias colaterales con hordas juvenilescas de acción católica y de scouts, estos últimos nos sorprendieron con su manu militari en la formación de sus círculos, el silbato continuo, las posiciones de firmes, y los golpes de voz unitarios de afirmación a las consignas dadas por los mandos.¡Uf! En suma, los futuros paramilitares. Estábamos ahí no los elegimos por compañía. La noticia que tenia del escultismo ya no era muy entusiasta. Cuando me tocó hacer el servicio militar obligatorio (subrayado lo de obligatorio, si no lo hubiera sido jamás se me hubiera ocurrido ir a perder el tiempo en hacerlo) coincidí con reclutas que procedían de esa niñez o pubertad llena de instrucciones, pues bien, formaban parte de los más fanáticos. Las COEs atraían dos clases de sujetos: los hispanos más patriotas y los que aun confiábamos en alguna clase de guerrillerismo para vencer una dictadura corrupta. Era el lugar donde aprovechar el tiempo aprendiendo escafandrismo, escalada y manejo de armas disparando a dianas(¡qué barbaridad! ¡En qué capulladas se llega a pensar a los veinte años!) Afortundamente ni aquellos tuvieron la oportunidad de vencer en sus reversiones de alzamientos nacionales posteriores ni nosotros tuvimos que pasar por ninguna experiencia de violencia armada. El pacifismo fue y sigue siendo la mejor solución para todos, al menos la que permite dejarte de historias y dejar la gran historia para los que hacen de la política carrera y tienen prisa para verse en titulares o cosas parecidas. Cuando veo a muchachadas que antes de lso 20 están ya haciendo saludos unitarios, gritos unitarios, cierres de filas, sloganes compactos, me aterra su perspectiva. Arrastrarán sus cerebros amasados puestos en la colada comunitaria -la de hacer de individuos-altavoces- hasta más allá de los 60.La libertad o la tolerancia incluye la de aceptar lo que otros hacen aunque no lo entiendas. En contrapartida Vic y yo vamos a nuestra bola, ensayando voces y sonidos, creyéndonos- como ilusioanarios que somos- que tenemos un gran legado que dejar y dando el aspecto de una pareja de excéntricos ajenos a los paramilitarismos circundantes. A uno de los muchachos que lo vimos cantando y bailando solo le grabamos la voz de una canción de su propia cosecha al ritmo hip hop. Actualmente me basta una muchachada espumosa, moviéndose dentro de un aula con las sillas de patas de hierro, sin amortiguar con tapones de goma, (¿tanto cuesta poner eso?) para que eso me ponga frenético, no digamos poniendo sus caras al sol y obedeciendo órdenes. Quedo completamente aterrorizado.
Mientras con la voz de Vic íbamos explorando el Rap, una aproximación al cante jondo, una saeta (en realidad una antisaeta a juzgar por su contenido) y yo acompañándola al clarinete en una de sus canciones, el mundo de afuera seguía sin asfaltar, seguía sin hacer. Apareció una chica francesa con top de tirantitos y con prisas, apenas intercambiamos dos frases nos dejó con la tercera en la boca, supusimos que vino a por alojamiento pero luego no volvimos a verla. Después de pasar una semana y media en Maison des Oeuvres (lugar de múltiples actividades y con un poco de comunicación con el abbé Ernest, vecino y cómplice, trabajador ambulante que iba a dar misas a localidades lejanas, según nos contó, afable, nada a ver con el otro, tocaba cambiar de lugar. Pasé por el cajero del CBAO otra vez. Le pedí 150mil cefas más. En el papelito-recibo no hubo ninguna nota junto al monto impreso algo así como: gastas demasiado tío, o podrías sacar más, contigo no hacemos negocio. Pagamos un total de 43mil cefas por usar un espacio en condiciones bastante limitadas. A la hora de hacerlo en el libro de registros de una clientela, de hecho numerosa, nuestra llegada estaba consigna con deux blanches. Job el encargado de esto ni siquiera se le ocurrió poner nuestros nombres a pesar de habérselos dicho. (todo un detalle de catolicismo de la gestión). A Rafael solo le dije que queríamos pagar para irnos pero no nos despedimos de él. Nos fuimos de Kaolack sin pasar de nuevo por el espacio artesanal a pesar de haber sacado dinero de más para comprar una pulsera de plata y más awalés. Tampoco por el estudio de grabación de Bass para ir a probar nuestras últimas grabaciones. Saltar de Kaolack a KeurMoussa pasando por Fatick y Thies y por una pista de 20 kms que podíamos habernos evitado tomando la ruta directa asfaltada no puede dejar de consignarse. Como si fueran resortes de plomo cada poli que nos veía hacia el gesto de pararnos o de hecho nos paraba. Tuvimos que sobornar a dos controles. Nos quedamos sin una armónica (no la que suelo usar sino una china, chafada y que no conseguía altos y que ya había decido desprenderme de ella) y sin varias gomas de borrar y bolis para el segundo extorsionador. Este, una masa de 120 kilos de ignorancia estaba parando coches en el carrefour más importante de Thiess, donde hay un cuadrilátero de plaza. El lugar está mal señalizado (como tantos otros sitios en África, en los que de pronto te encuentras un disco de limitador de velocidad de 30 en medio de una recta y de una carretera nacional sin edificios al lado) con dos stops tanto en el sentido de nuestra marcha como de la calle de nuestra derecha. Ese solo detalle ya sería motivo suficiente para desbancar a los inútiles del consistorio local. Puesto que no había manera de cruzar por la densidad de traficar estuvimos más de 5 minutos parados hasta cruzar, a pesar de eso, la masa de ignorancia nos paró alegando que no habíamos hecho el stop. El mismo tipo de actitud de otras veces: primero retención del permiso y despues amenaza de la multa. Cuando vi que otros conductores que les decía lo mismo a pesar de hacer el stop le daba algo bajo manga, le propuse regalarle algo que teníamos prisa. Cada vez que soborno a un pasma (no hay otro remedio a pesar de toda la critica radical de la que participo para hacerlo) se me cae el mundo encima. Ya no es porque rinda mi vulnerabilidad a la bota del poder del hijodeputa que nos ha tocado en disuerte sino por la vergüenza que siento por la especie humana al comprobar que siguen existiendo tipos de esta clase tan sin escrúpulos que si me das a elegir prefiero antes una tonelada de excrementos que al menos usaré para mi huerto que no un malnacido de estos. Es imposible venir a África en vehículo y no sufrir las cabronadas de todo este ejército de extorsionadores y de destructores de países. Estoy tan enfadado con ellos que me han hecho replantear la cuestión de que hacer con los malos, ¿facilitarles un estage de 10 o 20 años de presidio con las 3 comidas pagadas y con una hipótesis más que por demostrar de su reeducación? No, no con mis impuestos. Una mayor sentencia (vale, ¡que sean 25 años, uno tras otro y sin reducción!) no garantiza una mayor recuperación. Queda una sola solución excluir a los antisociales de la sociedad, ¿sencillo no? Si alguien se comporta en contra de sus congéneres ¿qué otra cosa pueden hacer estos que encapsularlo e impedir que haga daño? Un simple panel de abejas comprende esto inmovilizando a un intruso que se coló en su medio para aprovecharse de ellas. No es que el ser humano no lo entienda. La larga carrera del derecho penal como marco referencial teórico y de las instalaciones como presidios para cumplir penas indica que el concepto de exclusión está más que desarrollado. El problema, el gran problema, es que las cárceles no reeducan a nadie (aunque sí cumplen la función de descargar de culpa a los culpables. Venga a la calle, ya puedes asesinar a otra personar y volver a venir aquí a pasar una temporada de 10 años) y los gastos que genera a una sociedad son considerables. ¿Solución? (¡venga atrévete socio analista de mierda!, ¡menos crítica y más soluciones! Por supuesto liquidar a los malos típicos que solo sirven y están puestos en circulaciones para crearnos infelicidad y problemas a los demás. Liquidar es un verbo perfectamente utilizable para la situación: quitarlos de en medio. Su desaparición no generará ninguna pérdida a la sociedad antes bien le permitirá recuperar la confianza en sí misma. Enviarlos al lado oscuro de la luna que ya estoy harto de citarlo como evocación poética, ¡qué sirva para algo más práctico! Puesto que de momento no tenemos los medios para eso, los franceses ya hicieron algo parecido enviando su chusma a la isla del Diablo en medio del mar cerca de la Guyanne. El problema es que mezcló en el mismo islote a asesinos confesos con disidentes del estado que criminalizaron convenientemente para hacerlos pasar como los otros. Ese es el gran problema de la jurídica que no está resuelto a escala internacional: la misma definición de malo. Hay quien confunde extorsionadores y asaltadores a mano armada, violadores de vírgenes y prdofílicos de bebés con críticos del sistema, filósofos y cantantes de reggae. Ni podemos hacer nada por transmitir nuestro punto de vista a estos pero sí a los que saben la diferencia entre los unos y los otros. Pues bien les propongo que tomen muy en serio lo de la exclusión social de la chusma no importa en qué cantidad sean. Seguramente encontraríamos una zona en Tejas o en Arizona, o en medio del Sahara donde reunirlos a todos y que se buscaran la vida entre ellos. Se podria demarcar la zona como Jauría City. Una franja convenientemente minada los mantendría ahí de por vida sin poder salir. Por supuesto el estado no concedería ni comedores ni alojamientos, a lo mucho materiales para que se los construyeran esos individuos indeseables, Si en lugar de optar por su autoroganizacion optaran por comerse los unos a los otros, tanto mejor para el resto de la sociedad, El origen de Australia ya fue algo parecido. La propuesta de la exclusión es vieja y ha demostrado no ser una solución a escala mundial ni de metrópolis, Por si fuera poco hay que contar con los hijos de los presidiarios que pueden heredar un discurso de la venganza (bueno eso es fácil, una colonia de hombres separada de una de mujeres (¡qué horror! Se puede condenar a una persona a lo que sea, a la privacidad de su libertad pero no de su imaginario, ni de sus fantasías sexuales ni de su sexualidad efectiva). ¿Por qué no matarlos? La pena capital. ¿qué pasa con la pena capital? Si la sociedad llega a la convicción absoluta de la irrecuperabilidad de una persona y queda demostrado su atuoría en actos execrables contra sus compañeros de especie o contra la naturaleza ¿por qué mantenerlo en vida?. Me asusto a mi mismo metiéndome en esta disertividad. No decías Jes que todo el mundo tenia un infinito positivo y que si la gente tiene un comportamiento criminal era porque la sociedad la había hecho así. Bueno, yo,,, ¡Titubeas! ¡cállate! El hecho es que has aprendido que los malos son malos a rabiar, lo son un año y al siguiente, lo empezaron a ser no se sabe cuando pero no tienen la menor vergüenza en continuar siéndolo. Hacen el daño por repetido: la historia de ellos es abundante en casuística: hacen de torturadores en Argentina o en Irak, de pelotones de fusilamiento en todas las guerras, de pilotos de bombarderos, de agentes de tráfico extorsionadores, de asesinos de sus esposas, de mal tratadores de niños, de maltratadores de educandos en sus escuelas, de ladrones a domicilio, de ladrones por las calles,… ¿qué hacer con todos ellos? La guillotina de Guillotin se oxidaría antes de cortarles a todos sus cabezas. No es que no merezcan la pena capital. La merecen (si alguien me hubiera dicho que llegaría a escribir eso un año atrás le hubiera dicho que se equivocaba que no lo haría), el problema es que los errores procedimentales y lso procesos judiciales están tan plagados de equivocaciones, que la sola perspectiva de condenar a la muerte a un solo inocente invalida la pena capital como un recurso civilizado, pero entendámonos no por que los malos no se la merezcan. A fin de cuentas un malo posiblemente propondría al estado que lo matara a que lo condenara de por vida a cultivar su terruño, como los residentes de la isla referida, para sacar sus verduras y alimentarse. El estado en contrapartida le podría decir, matarse es sencillo, basta que dejes de comer y te morirás o que dejes de respirar y te morirás antes. ¿Puedo estar diciendo todo esto? ¿Soy yo quien lo dice? Pues si, aquí estoy en medio de la oscuridad llorándole a mi ordenador todo esto. Hemos fracasado, no por no conseguir los grandes sueños si no ni siquiera por conseguir los pequeños sueños. Europa es el paraíso en comparación a África por lo que hace a la libertad de movimiento (aunque un africano en Europa me discutirá eso). Cambia el registro. Esa África de los paraísos aun no corrompidos noes creíble, no lo es porque los africanos no hacen sus revoluciones, no depuran a sus explotadores y extorsionados, no cambian el mundo a escala de sus países y mucho meno a escala continental. Cambian los gobiernos pero se olvidan de depurar las policías y los sistemas de funcionariado de sus países. ¿He dicho depurar? No ¡por favor! No hay un solo policía reciclable en África. La sola hipótesis de su reciclado hace pensar que eran buenas personas mientras sus colegas extorsionaban a viajeros transfronterizos o sus policías de tráfico se cobraban salarios extras con los conductores. África no tiene futuro, eso ya ha sido afirmado antes. Dentro de cincuenta años volveremos y volveremos a llorar por comprobar la veracidad de tal afirmación. De todos modos los años seguirán pasando, unos extorsionadores se sucederán a otros, se irán a quemar a algún infierno según se vayan meriendo de muerte natural, no porque los vecinos les ajusten las cuentas y les degüellen -como corresponde a los cerdos- a la medida de sus fechorías, por muchos inch Allah con los que se hayan engañado y hayan engañado a los demás en los miles de veces que hayan ido a las mezquitas y África seguirá con su mojiganga del subdesarrollo y todo esto, Cada vez que me encuentro con este tipo de anécdotas (es imposible un viaje por carretera con vehículo propio por África sin amasarlas) colonizando mi espacio de la crónica me declaro fracasado. Yo quería hablar de la poesía, de las noches africanas, de los ritmos, de la música y me encuentro perdiendo el tiempo al máximo contando un culebrón como este. No puedo valorar un país por lo que me dicen por sus canales televisivos, sus campañas publicitarias sobre lavarse las manos, sino por lo que veo en sus calles: sus manadas de comensales en torno a sus pucheros sirviéndose con sus manos no lavadas o mal lavadas, sus policías en centros de ciudades sin alevosía pero con toda la premeditación siendo los primeros que incumplen las leyes mas básicas. Lloro por el ser humano. Al tipo del carrefour de Thies le atravesaría el cráneo del frontal al occipital sin el menor problema de conciencia. Ya lo he dicho. O esto o el envío a su zona de reclusión para no salir nunca jamás. No, no, la tesis de la rehabilitación para pensarla otro día. Vic, que es una humanista demodé sigue creyendo en que la esperanza de la recuperación no se puede descartar. Yo creo en otra clase de reciclaje humano pero no en el de la reeducación. Lo siento, lo siento más que nadie. ¿Luego entonces he venido a África para dejar de creer un poco más en el ser humano a causa de sus policías corruptas? Pues sí. Este libro podria ser un best seller si a mis valoraciones de todo este tema se le añadieran el reportaje de mi asesinato en uno de estos encuentros, es decir desencuentros, con uno de estos extorsionadores. Espero que no: sigo prefiriendo ser un cobarde vivo que un héroe muerto. Es una frase razonable que no hace si no ocultar mi precio, No cabe la menor duda de que odio la policía. De todas las profesiones odiosas, la de los polis es la peor (por supuesto mucho peor que la de los mismos ladrones), supera a la de jueces y fiscales, supera a los psiquiatras y banqueros, supera a los taxistas que te llevan a dar vueltas extras y se creen los amos de la carretera, supera a los abogados, supera a los inspectores de hacienda, supera a los violadores incluso, a los maltratadores. Bueno un policía es un extorsionador en funciones. Al menos en Europa puedes cruzar un montón de países sin que te detengan sin causa justificada para verlo que te sonsacan. Se deben a la ley. En Africa son la ley. ¡Tienes que distinguir entre unas policías y otras, entre unos países y otros! Ya lo hago, Hay sutiles diferencias pero el común denominador de su prepotencia pesa tanto que quien sigue apuntándose a ser policía es alguien funesto. Por lo que hace a las europeas no es que sean una joya pero al menos su corruptibilidad está bajo control. Volvamos a la colonia de penitenciarios dejados a su suerte. Unos morirían, surgirían clanes y guerras entre ellos, unos se matarían a otros. Los más fuertes sobrevivirían, los más débiles sucumbirían, ¿Y los que pidieran perdón? ¿y los que se arrepintieran realmente? Bueno, vale, podria concedérseles una oportunidad para reparar socialmente el daño que hicieran. 10, 20,30 o 40 años de cárcel de un presidiario no repara los daños que ocasionara, incluso en un mal momento de su vida, matando o creando problemas voluntariamente a los demás. En cambio la reparación de esos problemas sí, solo que hay problemas que por muchos años que se dedique a su solución no se resuelven. El asesino deliberado, confeso y arrepentido, no devuelve a la vida a quien mató. ¿Qué hacer con un criminal como el del carrefour? ¿Ponerlo en la calle y pedir perdón a todos los ciudadanos de Thies, uno a uno, por su conducta? Tal vez, no sé. Es un tema para pensarlo, pero Kafka ya habló de la colonia penitenciaria en otra versión. Habría que retomar la idea para hacerla en la versión de la penitenciaria justificada.
Nos fuimos de Kaolack sin pasar por el recinto artesanal donde un joyero había amplia su expositor con alguna otra pulsera de plata que tal vez me gustara, tampoco sin pasar por el estudio de Grabación de Bass, tampoco sin despedirnos de los guardeses de l Alliance que a nuestro paso por delante no había ninguno y, en dia lunes, su biblioteca está cerrada. Llegamos lo antes que pudimos a Keur Moussa, y a tomar una mesa en chez Mimí, para conectar nuestros ordenadores y contarle yo al mío las penalidades del día, Los otros comensales bajo la paillote semioscura bebían sus cervezas en silencio, otra tanda de ellos, compartió conversación y mesa con nosotros. La camarera, hermana de Mimí, que no etaba, no entendía lo del consumo de electricidad. La lucha contra la ignorancia en África es una batalla de minuto a minuto, milímetro a milímetro. Estaba tan enfadado que alcé mi tono de voz con algunos parroquianos declarando que África estaba como estaba porque quería. Como tantas otras veces, cuando te enfadas los africanos te dan la razón, tampoco hace falta elevar el tono de voz, basta no silenciarles verdades. A suivre.
[1] La Agonía del Éxtasis.ed. el país.

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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