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PSICONEWS

martes, 2 de diciembre de 2008

Dakar bis.

Pero, ¿saben arreglar la avería?

Con Fr, Francois
Con Marie Helene
Con Soeur Claud Marie, nuestra cocinera particular y su menú
Dakar 1diciembre2008
Marie Helene vino con las cervezas frías a la hostellerie. Tenía las llaves, no le preguntamos porque. No pudo venir el domingo anterior porque su hermano dio varias vueltas de campana con el coche en la carretera desde Tambacounda, la peor del país llena de agujeros. Al parecer la culpa no fue suya, pero su acompañante se fracturó el cráneo y murió al no llevar el cinturón de seguridad puesto. Fue llamada urgentemente por su familia para ir a ocuparse de lo que derivara de eso a pesar de que no él salvo la vida sin hacerse daño.
La invitamos a pasar, quería conocer a Victoria. Dentro de sus primeras preguntas, creo que fue la primera, es que si estábamos casados. Marie Helene no lo está porque no ha encontrado al hombre de su vida. Ella atendió a nuestra explicación sobre el hecho de que en Europa no es poca la gente que vive emparejada sin estar casada y que ésta no es una condición tan relevante, que el matrimonio era una gestión de tipo legal y no un indicativo amoroso, y que en todo caso no es una condición por la que allá se pregunte tanto. Luego repensándolo para mí, la verdad es que esa explicación no representa la Europa mayoritaria. Los europeos, como en todas partes, siguen preguntándose también por eso, el estado civil, para poder fichar al otro lo antes posible como candidato o no a una posible relación. Por otro lado, para mucha gente el estar o no casados todavía sigue siendo un motivo para enviarte al ostracismo o estigmatizarte con la marca del pecado o incluso para desheredarte. Vic y yo disponemos de un curioso y jugoso anecdotario aunque afortunadamente escueto por el lado de su familia por no estar casados como el de pedírsenos extravagancias tales como dormir en habitaciones separadas para no dar mal ejemplo a la parentela surgente de la siguiente generación, osease los niños, que a su debido momento en la edad pre adulta, a la hora de seguir la llamada de la carne, hicieron algunos lo mismo que nosotros. Para nuestra óptica no sabemos de la gente conocida quienes están casados y quienes no, yo solo lo sé de aquellas parejas contadas a las que fui a sus bodas. No es el dato más relevante de nadie y mucho menos el dato a significar en una primera conversación.
En la hôtellerie, categoría de chalet residencial que permitía la máxima tranquilidad con la compañía de los pájaros reunidos en congresos de sonidos y pocas interrupciones humanas tuvimos que enfrentarnos a una colonia residual de mosquitos, concentrados todos, eso sí, en el cuartito del wc. Advertido el frere Eduard de la cuestión el mismo día nos hizo llegar por Cristophe, el guardés de los recintos monacales, un spry que no acabó con ellos pero cambiaron de posición concentrándose sobre la cesta para dejar la ropa de cama usada. Al menos durante el sagrado acto de la meditación en el uvecé quedábamos a salvo de sus picaduras. Inevitablemente los mosquitos forman parte de la disertación africana por mucho que a ratos suponga que han sido enviados al pasado. Desconozco sus reflexiones, supongo que el derecho a la vida que en su registro se reclama toda especie, pasan por alto las molestias que nos puedan ocasionar. El derecho a la vida: interesante tema convertido en extraordinaria cantera por innumerables literaturas. Tema, al fin, que filosóficamente revela como internamente antitético: el derecho a la vida de unos pasa por obligar a morir a otros. El derecho a la vida se traduce en ocasiones por la lucha a muerte, por la destrucción ajena. La medicina que protege la vida humana -o ese al menos es el propósito hipocrático- implica la destrucción de otras formas de vida: hongos, parásitos, virus, bacterias,..que se oponen a la anterior. Aunque hay algunos puristas que llevan un pañuelo en la boca por no matar por descuido algún insecto volador (no me refiero a los nipones que se lo ponen durante sus resfriados para no contagiar a sus vecinos sino a una secta religiosa) el solo hecho de vivir implica la destrucción de otras expresiones de vida. Toda la política de nutrición está basada en la muerte industrial a gran escala. Dejemos eso porque si vivir significa matar a otros se nos convierte en cómplices de muertes inocentes y esta no es una forma de empezar un capítulo de nada por el desasosiego que pudiera generar.
Nuestros días tranquilos en l’ hôtellerie fueron compartidos por soeur Claude Catherine, de Benin, en transición a convertirse en benedictina. Se ocupó de ir a buscar hortalizas y huevos. En seguida demostró que le gustaba comer bien haciendo honores a lo de “vives como un cura”. En todo caso estaba más preocupada por esas cuestiones materiales que nosotros mismos. Pagamos a precio de oro las cuatro cosas que compró. El siguiente encargo para dos microquesos de cabra a 1000cefas uno, vino sin ellos pero gasto el total del billete de 5mil en otras cosas. No le reclamamos la vuelta. Compartimos la mesa y las conversaciones. Ella asistía a los oficios religiosos puntualmente. Nos permitió que no creyéramos en ninguna religión siempre que aceptáramos al dios-padre creador de todas las cosas. La conversación no prosperó más allá de eso. Es más suculento con cualquiera hablar de otros asuntos no teologales. Aquella noche Vic tuvo un curioso sueño en el que llegábamos a algún lugar de África con un animal grande, una especie de dragón, en la puerta de un establecimiento donde había un conferenciante en el interior hablando en español correcto de ese bicho. Tan pronto ella manifestó una discrepancia el conferenciante dejó de comprenderla idiomáticamente aunque cortésmente hiciera como si la entendiera. En el mismo sueño, un grupo familiar al completo perseguía a un autobús para que se detuviera y les devolviera a una chica, un miembro de la familia.
No pude interpretar la conexión entre una escena y la otra pero sí los materiales suculentos de ambas para catadores de inconscientes particulares y coleccionistas oníricos como yo.
Cuando nos toca hacer convivencias puntuales con otra gente es cuando más en evidencia se pone lo distintos que somos y en qué clase de ritmos tan distintos nos hemos metido. La gente normal se levanta y sale a la calle. Eso es crucial. Es el momento del día estelar: la verificación de que el mundo sigue ahí, de que los escenarios están puestos y la gente los ocupa con sus ajetreos. Nosotros no hacemos eso. Bueno, yo no lo hago desde hace años, Vic, desde que se jubiló se incorporó a este esquema. La calle es para después, para el atardecer, para después de los deberes hechos, y no todos los días. No renuncio ni siquiera a media hora de ordenador para ir a buscar los buñuelos frescos del día o las bananas. Si no hay una cosa en la despensa para preparar el desayuno o la comida hay otra. Unos centímetros cuadrados de espesura en el Microsoft pueden más que las regularidades del mundo exterior. Cuando nos preguntan si hemos visitado Goré y decimos que no, la gente se sorprende. Es como ir a Barcelona y no visitar la Sagrada Familia. Tenemos la sensación de saber las cosas, al menos las que se refieren a los obligados itinerarios turísticos, antes de conocerlas. La historia del embalaje de esclavos camino de sus vidas explotadas y de servidumbres es una historia sabida.
La gente anormativa como nosotros (déjeseme usar la palabra ordinaria para el caso: la gente anormal) vamos con nuestro chip existencial endógeno. El viaje existencial es un viaje intracelular en lugar de geográfico, un viaje por las ideas y los sentimientos en lugar de por los cromos y los salones. Es así que un buscador de todas las informaciones sobre África oeste encontrará en nuestro reportaje una actitud de vida no una oficina de datos. Nos iba pudiendo más nuestro nuevo programa de actividad que no la visita a jefes locales, reyes tribales, exploraciones de instalaciones solidarias. Nos complacía más un rato de charla con algún vecino o visitante, o ser visitantes nosotros de alguno de ellos, que no los ritos o dar conferencias. (Ya tuvimos suficiente con las dadas a principios de año). Fuimos hasta la casa de Marie Helene, en el barrio católico, a tomar una flag in situ y a comprar otras. M.Helene no estaba pero sí dos de sus hermanas que hablaron con nosotros expresando su deseo de encontrar un blanco para casarse. Tema que raya la obsesión. Nos contaron la historia de una vecina que se casó con un belga y se había ido a vivir a Europa donde él no era un practicante fervoroso como ella. Esas mujeres no necesitan para nada su príncipe enlatado y tienen un buen nivel de vida: una casa con un patio que ya querríamos tenerlo para nosotros a pesar de estar ubicado en una localidad no rica. Como suele pasar, la gente vive en el infradesarrollo sí, pero no en el material sino en el de los valores, en el mental.
En Senegal la vida de barrio puede ser tan divertida y pletórica como en cualquier otra parte. Vida de barrio u hogareña significa disminuir variables, riesgos, imprevisibles, extorsionadores y agentes varios de las molestias todas. Eso no te deja completamente a salvo. Mientras estábamos comiendo un dia sentí un impresionante pinchazo justo al lado del pezón izquierdo. Fue como si una aguja me hubiera atravesado. Por un momento tuve que recapitular acerca de lo que sé de los infartos: no, no es ahí donde duele, sino cerca del esternón. Al cabo de un rato apareció la señal de una picadura, en realidad una mordida, tal vez fuera de una avispa. En el comedor había una pequeña colonia con una docena de celdillas enganchada de una de las puertas. De alguna manera algún bicho que no vi se metió dentro de mi camisa holgada y decidió morderme o tal vez decirme hola a su manera. La cuestión es que me enseñó que uno no puede estar a salvo ni siquiera en su propio comedor. La otra fauna coexistente: dragones y bichos voladores múltiples no crean ningún problema. En la inmediatez de cada recinto y/o alojamiento aprendemos que hay muchos más significados de las cosas de los que tenemos capacidad para entender. Ahí en el patio un árbol con dos o tres troncos juntos, en realidad un árbol siamés cruje de tal manera por su balanceo movido por el viento que emite unos extraños sonidos. En última instancia todo es lenguaje y sólo falta receptores con capacidad de escucha para entenderlo.
Claude no era una mujer de letras y así lo declaró: solo tenía dos ocupaciones al dia, ocuparse de la logística de la subsistencia (buscar y traer comida) y cumplir con los oficios religiosos. Daba lugar a una de esas situaciones que de prolongarse mucho tiempo, la parte currante se queja de la otra por no ocuparse de la despensa o la cocina. Por otra parte, la convivencia, inevitablemente, protocoliza unos ritos sociales que alteran los ritmos privados por lo que hace a dedicaciones etéreas, artísticas o cualesquiera que sean de quienes pertenezcan/pertenezcamos al club de los flipados.
Afortunadamente, desde la época dorada de la prejubilación, hay tiempo para todo y se puede leer, escribir, grabar, guisar y hacer sobremesas. Aunque desde mi infancia desarrollé una animadversión particular a empezar los días teniendo por máxima preocupación –que ocupaba un buen rato de las conversaciones de las mañanas- lo que se iba a comer durante ese día. Los humanos son/somos animales de costumbres. Unos se acostumbran a una noción existencial de supervivencia y otros a una cruzada teórica para gladiar con todos los por qués que vengan a dar la lata. Se dice de los humanos que son los animales mejor dotados para el aprendizaje. Lo dudo. En todo caso habría que verificar al detalle tal afirmación en comparación a otros animales. Hay estudios que demuestran que durante los primeros años un bebé chimpancé aprende tan más rápido que un bebé humano, luego aquel se queda notoriamente atrasado (quizás porque sabe lo que le espera y prefiere no seguir adelante con el conocimiento humano). Los macacos japoneses y sus baños en aguas calientes demuestran conductas adquiridas, por tanto aprendizaje y cultura. La isla de Kosima en Japón ha permitido teorizar la idea de cultura animal. Los chimpancés son nuestros parientes más cercanos. La primatología ha estudiado su comportamiento hilarante con chillidos y movimientos cuando hay tormentas o efectos atmosféricos. Alguien ha sugerido que pueda ser el principio de la religión. No dudo una estrecha conexión entre ansiedad subjetiva ante acontecimientos monstruosos y extraños y adhesión a instancias en creencias de lo superior que puedan salvar lo inferior. Por este lado la inferioridad humana se autoconsolida sin ocuparse de su evolución para superior miedos e incongruencias.
Nuestros días (segunda parte) en la hôtellerie fueron contados. En lugar de las 7 noches que habíamos calculado para llegar el 1ro de diciembre, lunes, a Dakar, nos quedamos cinco. Marie André, el frere al cargo, destacado en el mundo del habla por sus monosílabos: ok y no, nos vino a recordar que ya debíamos haber dejado el establecimiento el día anterior. En efecto su email nos había indicado un intervalo de estancia entre dos fechas claras. Por alguna razón que se nos escapa las normas conventuales no facilitan la convivencia entre los usuarios de sus recursos a pesar de que los ratos con soeur Claude Catherine nos los llevaríamos bien posicionados en nuestra memoria. Dedujimos que hay monjes que el voto de la obediencia no les debe resultar nada costoso porque son mentalmente serviles y no preguntan el por qué de las cosas. Tampoco olvidamos que ese servilismo convirtió a unos monjes en carceleros y asesinos de gente como Jeanne d’ Arc. Nosotros tampoco tratamos de desmontarle el chiringuito mental diciéndole que iba contra toda lógica no podernos quedarnos dos noches mas durmiendo en nuestra furgo dentro del recinto, ya que eso no creaba ningún disturbio a nadie. Tal vez podría habernos dado la razón pero en última instancia era solo un machaca que tenia que cumplir las órdenes recibidas. Un monasterio nunca deja ser una propiedad privada con un amo que controla las puertas y las cerraduras. Con nuestro programa de vida de los dos últimos meses, la preocupación diaria además de encontrar una ubicación donde pasar la noche y asearnos, se extendía a la de encontrar una mesa de trabajo y una toma eléctrica.
Nuestra contradicción, suficientemente antedicha en otros capítulos, es el de ser usuarios de espacios religiosos sin tener nada que ver con religión alguna. Es una contradicción más grave y compleja de lo que suena a primera vista. Hay otra anterior de la que forma parte: la contradicción de la vida es la de hacerlo dentro de un mundo cuya versión dominante es altamente insatisfactoria. Tal vez sería mejor, por meras razones viajeras, hacerse de un equipo u otra, siguiendo el slogan de dejar la neutralidad y tomar partido. En las movedizas arenas de la política se decía que se podía estar en contra de un partido u otro pero no de la política dejando de participar en los asuntos sociales. En los oratorios de las religiones se puede aceptar estar en otra distinta pero no en ninguna.
En nuestras visitas a los recintos religiosos en unas ocasiones hablamos y en otras no. Hasta ahora no ha surgido ningún verdadero debate teologal o filosófico con nadie. Una equidistancia protocolaria nos mantiene a salvo los unos de los otros. No somos nosotros precisamente quienes eludiríamos los temas sino que presumimos siempre que son temas que mueven energías embarazosas y dejan saldos de emociones adversos, especialmente cuando la sala donde estás esta llena de cuadros religiosos, como ese ultimo comedor de la hôtellerie en que a un palmo de la cara de un Cristo crucificado, desnudo y sudoroso está la cara de una mujer, (debe representar una de las Marías), con actitud devota, manos juntas pero a punto de beso de boca, por no citar cruces e iconos de madres de dios con niñojesuses –con cara de viejo por cierto: nota para el pintor- repartidos por todas partes.
Cargaremos con la crítica de utilitaristas por ambas contradicciones: la de usuarios infraestructurales y la de vivientes mundanos. Pero las religiones hay que tomarlas como parte de la cultura y de lo que hay. La cuestión es que en torno a las grandes iglesias han surgido otros movimientos menores, socialmente críticos: cristianos agnósticos, cristianos por el socialismo, cristianos progresistas, movimientos de base, senderistas de Compostela…También la densa y compleja historia de las religiones ha dado cuenta de hasta que atrocidades puede llegar el ser humano, no solo por lo que hace a quemas de disidentes y potros de tortura por orden inquisitorial sino por curiosas trifurcas entre corrientes incompatibles. Si tuviera que ser un converso, saltando del a teísmo a la credulidad, ante no aceptar la tesitura de un mártir pediría que se me concediera el favor de elegir una religión a mi antojo. A ver, a ver, que propones –me preguntarían los del Gran Tribunal del Espíritu-. Había pensado en hacerme Ebionita
[1] o si eso no es aceptado por antiquísimo, Dowieista[2] que queda más cerca temporalmente hablando. Si no fuera porque las referencias están documentados a uno se le hace difícil creer en que el ser humanos haya llegado a organizarse entorno a presupuestos como los de estas dos religiones pero la adhesión al cromo de una o de otro sería tanto como ridiculizar a las actuales que tal vez hayan superado aquellas en la forma pero no el fondo substancial. Dowie, un enfermo mental, un paranoideo, consiguió el liderazgo de unos cuantos crédulos. No era el primer caso ni sería el último. El loco a diferencia del cuerdo suele poner en coyunturas históricas el arrebato y la decisión que le falta a la mayoría de gente viendo en su verbo inflado una capacidad de la que en realidad carece y la verdad de un credo que en realidad no se demuestra.
Hemos dejado de ser críticos activos de las religiones. Es una crítica agotada y que agota, aunque cuando el itinerario biográfico nos lleva a acercarnos a una u otra en activo no podemos por menos que comentar lo que nos parece. El problema de hacer crónica del itinerario que sigues es que si callas lo que piensas, sencillamente haces otra cosa que no es una crónica: escribes para complacer a quien quiere confirmar su visión a priori de los sitios sin haber estado en ellos. Hablar de los lugares donde estas, de donde vas, de con quien te encuentras forma parte del diario de ruta del viajero pero por encima de todo esto hablar del viaje de tu pensamiento es más majestuoso.
Detrás nuestro hay muchos siglos trabados con el dedo culpabilizador contra quienes existimos sin permiso de nadie. La obra de Ezequiel, profeta judío del –VI, está en los libros proféticos del antiguo Testamento. Representa la situación espiritual de su pueblo, Israel, en el principio de su exilio en Babilonia. Habla del castigo de dios destinado a la idolatría, de la caída de Jerusalén, de los pecados y de la restauración. La llamada idolatría entonces no era más que la competencia. La imposición de un solo dios ha sido la obsesión de las religiones principales, gracias a ello la disertación de la pluralidad que esta/ría en la base de un desarrollo fructífero de la humanidad sigue muy bloqueada.
Pero la unicidad total siempre fue un camelo. Periódicamente ideas distintas, algunas dando lugar a otras religiones, hablaron de dualismo, de contrarios, de desenlaces conflictivos, de diversidad. El dualismo ha estado presente en religiones y en movimientos sectarios que creen en una doble divinidad, la del bien y la del mal. La religión de Zoroastro es una de las mas representativas, también el desarrollo maniqueísta, que alcanzaron su máximo esplendor en Occidente con el catarismo. Me replanteo si ante preguntas directas de por que no asisto a los servicios religiosos en lugar de acudir a mi confesa doble condición de apóstata y ateo, no sería mejor declararme zoroastrista, seguidor zen o practicante del Pilates (bueno, todo suena, aunque esta técnica corporal no tenga nada que ver con ningún credo). Para redondear la respuesta podría decir que solo reconozco un maestro, a Eckart, que priorizó la experiencia a la famosa instancia del Verbo en mayúscula. Karlfried Graf Dürckheim
[3] , seguidor del Maestro Eckart, dijo no haber discutido nunca los problemas teológicos sino que se ocupaba de la experiencia religiosa. Lo que llamaba religiosidad viviente. Por tanto, del ritmo, de la marcha, del proceso, de la ascesis que permitían una experiencia tal. No sé muy bien lo que significa eso pero sí valoro sobremanera la experiencia como fuente primaria de conocimiento. Tuvo la ocurrencia de elegir el zen como la rama que toca más directamente el fundamento de la vida religiosa. De Daisetz Suzuki contó que no quería ser considerado un maestro zen, es decir un conductor de almas, sino más bien un filósofo o un sabio. Del zen se habla menos de lo que se practica. Graf tiene una buena frase, que hago mía, dijo que “el ser esencial está mas allá de todas las condiciones”. Es el modo individualizado con que se presenta el ser universal. Es el encuentro con la oposición del yo condicionado. De esta visita en las últimas líneas al divagatorio lo que más claro me queda es que las religiones que más han avanzado son aquellas, como el budismo o el budismo zen que no lo fueron, sino que partieron de presupuestos filosóficos aunque sus seguidores terminarán por idolatrarlos.
Dejamos el recinto tras la llegada de los nuevos usuarios que contra lo que nos había dicho Marie André solo usarían las dos habitaciones libres sin necesidad de la nuestra. Comprendimos perfectamente los monosílabos y la escueta prosa del monje que lo dejaba en la laguna de ser agua poco clara. Él, como tantos otros, sabrá como puede conciliar su tesis de la bondad con la insuficiente falta de acogida a los forasteros. Hicimos los preparativos de salida sin saber muy bien donde íbamos a pasar las noches del findesemana. Saqué de uno de los bidones el edredón y la colcha, las noches ya no estaban para dormirlas a pelo. Repuse 20 litros de gasoil de una de las garrafas al depósito y arranqué el coche. Pocos metros despues, ya fuera del recinto de la hôtellerie, el motor de la furgo falló, (mucho furgo-suite pero motor kk barata). Pérdida de potencia total y desconexión del encendido. Repetición de la jugada y lo mismo. Con la inercia llegamos hasta las puertas del monasterio, medio kilómetro más abajo. El icono encendido intermitentemente en Kaolack nos pasaba factura. El libro de explicaciones del coche no dejaba ninguna duda al aire. De persistir con el problema de la inyección podría quedar dañado el motor. Máxime llamó a frere Lazare para ver si podía arreglarnos algo. Volvimos a sacar el filtro de gasoil para re-lavarlo aunque era evidente que ya estaba limpio (nada a ver con el anterior absolutamente grasiento y negro), el chico también revisó los tubos de ida y retorno del gasoil hasta la bomba. Todo bien. De nuevo arrancamos el motor pero a la menor aceleración se paraba y la lucecita (otro icono para las pesadillas) continuaba encendida. Recordamos que supuestamente teníamos una cobertura internacional de seguro. Llamamos al RACC que nos informó que solo cubría la asistencia técnica en los países del mediterráneo y en el resto la sanitaria. Llamamos al RACE que nos dijeron los mismo que solo cubría los países ribereños del mediterráneo. ¿Entonces porque nos hicimos socios del RACE si ya lo éramos del RACC si no había ninguna ampliación de cobertura? Creímos recordar que nos hicimos tanto para reducir la cuota del carnet de passage como por una póliza con más prestaciones. Reviso un recordatorio telegráfico del año pasado y no menciona nada de una mejor cobertura. Dado que en nuestras cabezas anida(ba)n varios nidos de pajaritos es posible que no nos enterábamos de lo que realmente contratábamos. Tras hacer el ridículo con esas dos llamadas a las que desde la cabina de Jean Paul, el encargado de tienda y el frere implacable en los precios, no accedía por no tener un contador, accedimos a su propuesta de avisar al mecánico lugareño, del famoso km, 50 Lugar de cruce entre la carretera que va a Keur Moussa y las otras localidades hasta el mar y la nacional que va de Kaolack a Dakar. Este vino sin sus herramientas. Echó una ojeada y no entendió nada de mi explicación. Revisó lo mismo que habíamos revisado el día anterior. Tras todo eso tocó por casualidad el cable conectado al electrovan, una pieza de la bomba de inyección, y el acelerador cobró el máximo de potencia, la lucecita de la pesadilla se apagó. Di una vuelta de un par de cientos de metros para verificar que tenia fuerza. Sobrepagamos 15mil cefas por ese minuto de hallazgo y una hora de sondeo estéril. Volvíamos a recuperar la libertad de movimiento (¿alguien lo había puesto en duda? Sí, ¡yo! Los stops de cualquier clase los tomo como una ejecución ante un pelotón de fusilamiento de tipos bostezando.) Estuvimos un rato de prácticas sociales esperando a que la misa terminara para despedirnos de los monjes que nos habían ayudado. Nos enteramos por cierto que Máxime es un trapense en stage con los benedictinos mucho más laxos que aquellos. Nuestros carteles de pizarra en dos o 3 idiomas pararon a algunos feligreses y otros que acompañaban a los anteriores. Uno de ellos, Amadou Mbodj, un senegalés residente en Barcelona no sorprendió con su castellano perfecto y su catalán. Hablamos a tres lenguas durante un rato mientras esperábamos a Frederika Wirzigmann la alemana con la que comparte casa en el paseo colon de Barna y por la que no paga nada. También nos presentó a Begoña Iriondo, una vasca barcelonáutica, encantadoras las dos. Quedamos en llamarnos el año próximo. Pagamos religiosamente por todo, lo que usamos y no usamos en Keur Moussa, sobrepagándolo.
Hablamos con otra gente. Un tipo muy curioso que se identificó como bretón del norte cuando le dijimos que éramos de la Catalunya sud. Nos metió dentro de un alucinante discurso en el que se declaraba celta, maquis y prisionero (luego aclararía que era de la vida). Nos dijo que su descendía ya alcanzaba al tercer nieto pero que no dejaría Senegal para ir a visitarlo. (dentro de su paranoia discursiva yo entendí que iba por su tercer miedo, lo cual como frase, aunque fuera fruto de mi lapsus auditivo, no quedaba tan mal para un intérprete original de situaciones personales como él). Despues de despedirse media docena de veces y darnos la mano otras tantas se fue con su cromo a otra parte.
Nos hicimos fotos con Marie Helene que vino a traernos un regalo de araschids y por separado con su hermana Ivenne. Quedamos en que les enviaríamos saludos desde España. Nuestro aire triunfal se desvaneció unos minutos después cuando el motor volvió a fallar, tal vez por el traquetreo de la carretera agujereada. Meter la furgo en el taller del mecánico que nos atendió fue una odisea, sacarlo también. Cruzamos los dedos, pasamos la caravana habitual de todo Rufisqui y llegamos a Dakar, con la consiguiente parada por el camino de la policía al ver el coche extranjero y bocata de cardinale para sus presiones. Al decirle al guripa que estábamos en Keur Moussa con los benedictinos nos dejaron continuar sin verificar ningún papel.
En Dakar fuimos directamente al mismo establecimiento donde nos alojamos la anterior vez. Mientras esperábamos al gestionaire, el guardés de dia, un licenciado universitario en inglés, nos organizó una mesa junto a su garito para que pudiéramos comer de lo nuestro. Fui a por bananas y galletas al mismo vendedor de calle al que le solíamos comprar eso durante la otra estancia en Dakar. Encontramos a un Paul Jacques mucho más relajado que la anterior vez y nos facilitó una habitación, la última del pasillo en la planta superior ya que al ser domingo no disponía de las llaves del despacho de informática que usamos la anterior vez en la planta baja en el mismo pabellón. Solo pasaríamos una noche en el piso de arriba para trasladarnos al dia siguiente a la otra habitación, en la que ya nos habíamos alojado. Subí todo lo necesario, también fui a por la Corá, a parir de este momento, nuestro extra pesado en los trasiegos que todavía nos esperaban.
Pude consultar el correo electrónico. Sin noticias de Baffour, por quien estábamos preocupaos despues de dos semanas de no disponer de internet. Algunas notas ansiosas de FinaO que quiso interpretar mis ausencias de respuesta con mi ruptura de amistad o casi (la ansiedad no es un trastorno leve) y la falta de noticias de otras personas que esperaba. En la cocina comunitaria del pabellón coincidí con Hannah y Marek Wroblewski, una pareja e polacos leyendo con afán ejemplares de principios de mes del Polska. Metropolia Warzawskay de la Gazeta Wyborcza.Pl. Habían venido hasta Marruecos con Ray Air por uno 125e los dos y de Tánger a Dakar por carretera en transporte público o autostop. Me dijeron que no tenían casa y habían guardado sus cosas en casa de la familia y se dedicaban a viajar.
Antes de empiltrarnos, Vic y yo retomamos nuestro programa de grabación. Dada que la habitación, de dos camas, no había sido arreglada todavía por ser finde semana, compartimos la cama no usada: el peor colchón de muelles de la historia senegalesa Un colchón pensado para ensartar a su huésped. Ya sabíamos de la inaceptable propuesta de los colchones del establecimiento pero no habíamos llegado al extremo de sospechar de sus muelles como armas homicidas. Me desperté de madrugada y se la dejé entera a Vic, yo me trasladé a la cocina con el ordenador. Quedaban por hacer los últimos manotazos de este viaje literario.
Tal como teníamos el coche, mi último resto de confianza en él se evaporó por completo. Por si fuera poco al desatornillar el electrovan, la pieza, al parecer, de nuestros quebraderos de cabeza, uno de los dos tornillos parecía haber sido sacado con anterioridad, es decir dentro de los 4500 kms con qué compramos el vehículo. Mis pensamientos no publicables para el concesionario que nos lo vendió se recrudecieron. Vic, una optimista incorregible, opinaba que podíamos estar contentos con el resultado que nos estaba dando y que había esperado peores adversidades viajeras, incluyendo atracadores a camperos. Cruzar el desierto conduciendo un coche del que no estás seguro no es la mejor opción. Por si fuera poca la operación tabaski se había puesto en marcha: cuantiosos puntos en la vía pública con cabras u ovejas esperando en la antesala del corredor de la muerte aguardaban a ser vaciados con su venta. Nos habían advertido que no se nos ocurriera salir con el coche en las fechas próximas al 8 de diciembre para quitarnos de encima posibles extorsionadores añadidos a los que ya habitualmente nos tocaba sufrir.
Recuperamos la habitación de agosto pasado: cuarto de baño completo para nosotros y salón despacho. En la planta baja unas tres aulas abarrotadas nos recordaron la vida feliz de los estudiantes. El ruter enganchado en la pared del pasillo nos dio cobertura suficiente. Aunque como es habitual, tuvimos que deshacernos del norton en un ordenador y gestionar las redes inalámbricas en el otro eliminando las anteriores coberturas de otros espacios para tener una conexión fluida. Tal como se ha puesto internet y la política de intrusión sistemática que sigue Windows, antes de que lo adviertas te han cargado tu ordenador con un montón de actualizaciones y de softs que no te sirven. Tenemos más problemas con esos bien intencionados que nos quieren proteger de troyanos e intrusos, generando conflictos de soft que no con quienes envían virus intencionalmente. La cuestión es que la libertad privada del consumidor no queda respetada y hay programas que se activan sin ser solicitados redunda todo eso en bloqueos del aparato, disminución de la velocidad, pérdida de función y malestar propia por la condición de víctima que te hacen reestrenar. Con todo el Messenger del msn nos permitiría algunas conversaciones en castellano y catalán con parentela y amigos de las Españas, y la consulta del Hotmail nos pondría al dia de algunas fatalidades (cargos regulares de 300 euros en nuestra libreta bancaria con una tarjeta que no usábamos, entre otras noticias del mundo de afuera)
Estar ocupando esa habitación en pleno curso escolar nos iba a proporcionar más contacto social aunque más interrupciones.

[1] Los Ebionitas fueron los seguidores de Epifanio de Ebion en el II. Caracterizados por su adhesión a la ley mosaica estricta. Fue un movimiento judeo cristiano que, siguiendo la ley de la naturaleza de las bifurcaciones o multiforcaciones de los troncos de los árboles dando lugar a sus copas, tuvo dos fracciones: los que observaban la ley sin imponérsela nadie y los que exigían de todos los cristianos la circuncisión viendo en Jesús el nazareno un hombre puro. Se caracterizaron por la no admisión del antiguo testamento y el rechazo de las epístolas de san Pablo en el nuevo.
[2] Dowieismo, fundada en 1894 por Juan Alejandro Dowie (1847-1907) un escocés que se creyó ser el Elías Restaurador, cuya venida había sido anunciada por Malaquías y confirmada por Marcos, Lucas y Mateo. Fundó la Ciudad de Sión a orillas del lago Michigan. Fue depuesto por sus alumnos por inmoralidad y robo.

[3] El centro del Ser. Recopilacion de Jacques Castermane. Luciérnaga Barcelona 1997

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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