Etiquetas

PSICONEWS

martes, 3 de junio de 2008

Sebta-Mirriah

Las raíces hacen de improvisados asientos sombreados
Preciosa mezquita en Birini

Deliciosa Biblioteca de Birini


Camellos en el Sahel








Bosque de baobabs de Mirriah





palmeral ybosque de baobabs de Mirriah






Zinder 1 junio 2008
Mientras vas manejando por las calles de las ciudades se oyen pequeñas explosiones que al principio te asustan creyendo que son reventones. Las calles de tierra están llenas de bolsas de plástico de medio litro usadas para agua potabilizada, esas bolsas contienen algo de aire que al aplastarlas producen la explosión. La recurrencia de los panoramas plastificados es de tal envergadura que ya nos hemos acostumbrado a tanta inmundicia. Las cabras pastan en ellos. Cuando ingieren una bolsa de plástico tratando de detectar briznas de hierbas suelen reventarse por dentro y morir. Hay algo imperdonable de los africanos: su suciedad, no tiene nada que ver con la falta de medios sino con la desidia total. A veces es el viento el único que remueve los millones de bolsas de plástico abandonadas pegándolas a alambradas y árboles, como el que teníamos que tomamos por abalorios en el patio de Goudel. Son los árboles de navidad de estas coordenadas. Además de la suciedad en las calles está la falta de duchas corporales. A parte de otras limitaciones idiomáticas resulta difícil sostener una conversación con alguien que en la proximidad es un foco del mal olor desprendido por su sudor. Todos sudamos. El dandy mas fino metido 12 horas al sol es un despojo. Llevamos tiempo no subiendo autoestopistas por esta razón además de algún otro detalle ya mencionado. Increíble pero cierto.
La gente que nos ve en el recinto nos saluda invariablemente con su bonne arrivée o preguntándonos por nuestro viaje.
En el recinto católico de Maradi, distintos despachos se reparten distintos proyectos. Nos quedamos en la biblioteca adjunta a trabajar. Nos prestan un aula donde en la pizarra hay restos de una clase de alfabetización de haousa. Si nos quedáramos aquí acudiríamos a esas clases. Conectan las aspas de techo. Estamos como reyes. O mejor dicho lo estaríamos si todos nuestros deseos se pudieran convertir en actos automáticamente. Las limitaciones de movilidad de Vic, mi cansancio físico creciente y la reacción rojiza en mi abdomen y brazos ante el exceso del calor, que vengo teniendo desde Tanguieta, nos tienen por debajo del perfil ideal de los viajeros que les sale todo redondo. Nos toca reconocer que los parámetros de comodidad en las latitudes africanas que vamos encontrando son los que mas se parecen a las formas cómodas de los locales europeos.
Vic se siente impotente ante el agobio de la furgo por los meses acumulados y porque me rebelo contra sus exigencias de reordenar bolsas, cosas y cositas. Llevamos mas cosas de las necesarias. Al fin subimos al cofre el edredón que viene siendo una molestia y no necesitamos para nada, también guardamos el mecano que no hemos conseguido arreglar hasta el momento. Los bidones siempre molestan. Hemos empezado a desprendernos de cosas. Regalamos la cuña de madera de una sola pieza comprada en Togo (el tarugo triangular con un mango) a pesar de lo poco que frena el freno de mano y hemos dado ya la mayor parte de la ropa personal que traíamos para usar y dar. También los souvenirs y los objetos repetidos que queremos conservar para el futuro los guardamos en el mueble de cajones de atrás para cuando tengamos un estante en el que exhibir nuestros trofeos de ruta, en realidad, simples objetos recordatorio.
24h/24 con la misma persona tiene sus fricciones. Cualquier ser estupendo de la capa de la tierra a full time puede convertirse en un peso pesado tras un intensivo de convivencia de meses. Incluso sin llegar a tanto, ahí donde hay dos personas hay contradicciones y donde hay contradicciones hay conflicto. La madurez se mide por saberlo gestionar no por escapar de él a cada bronca. Claro que a fuerza de gestionarlo aprendes a distinguir las situaciones que van a crear problemas de relación y decides que lo mejor es impedir a priori que se creen, por tanto eliges cuidadosamente a la gente para evitarlos al máximo. Viajando, las cosas son distintas a cuando estas viviendo en casa. En la casa hay espacios de retirada. El mismo horario semanal los proporciona; durante el viaje es más difícil conseguir el propio espacio. En realidad yo tampoco lo necesito tanto. Raramente dejo a Vic sola (ella interpreta esto como un exceso de proteccionismo por mi parte) y nada mas pensar en el panorama con el que se quedaría si a mi me pasara algo hace que se me quiten las ganas de hacer cosas por mi cuenta. Ocasionalmente doy un paseo solo, como la otra noche en Doutchi, pero regresé antes de que pasara media hora.
Tan pronto tengamos ocasión de ubicarnos un mes seguido en alguna parte reorganizaremos nuestra casita móvil y podremos tomar alguna distancia entre los dos repartiéndonos en actividades diferentes.

No hay nada más insoportable en África que una ducha de agua caliente. El agua se calienta por la simple acción solar en las tuberías y depósitos. Lo ideal es el agua de pozo. He aprendido a no secarme despues de darme una. Me pongo mis pantalones y camiseta, asi conservo el frescor un rato más. Otra solución es empapar la camiseta de agua o tras lavarla ponérsela para que se seque sobre la piel. Soy un hombre de invierno, nacido a finales de un diciembre, amante de los fríos pirenaicos y de las brumas londinenses, no soporto el sol intenso en particular si no hay un mar cerca donde recibir los beneficios de la brisa.

Tras pasar dos noches en Maradi y abastecernos con botellas de agua helada que dejamos durante la noche en el congelador, retomamos la carretera para el Este. Antes de hacerlo nos equivocamos tomando la de Nigeria, la que va al Sur, a Kano. Llegamos hasta Dan Issa a unos 10 kms de la frontera. Alli en el puesto de peage nos sacan de nuestro error. Justificamos nuestros 80 kms de más por nuestro amor a los paisajes. Eso significa que antes de llegar a Zinder el depósito está con bastante reserva agotada. Afortunadamente siempre llevamos una garrafa de 20litros de más. Nos detenemos un rato en Takietá en la única sombra disponible para meterlos dentro. Hay una troupe de curiosos en el lugar que se duplica a nuestra llegada. Alucinan con toda la parafernalia: escalera de aluminio, bidón de metal, embudo articulado, su sostén con una goma al limpia parabrisas y el operario metiéndolo. En esta ocasión nadie mueve un dedo para ayudarnos. Vic propone que digamos al irnos merci par tout, pero prefiero optar por la elegancia del silencio.
Antes de dejar Maradi, Collado ha venido a despedirse. Se iba al palacio de justicia por una colisión que tuvo con otro coche y cuya resolución apeló. Lleva tres años con el asunto judicial, Nos cuenta un poco las manipulaciones burocráticas al respecto y el tráfico de influencias y los apaños. No me parece tan diferente de lo que ocurre en España por los recorridos por juzgados que he experimentado en protagonismo propio y por lo que cuentan conocidos que también han sido atrapados en ese laberinto de inmundicias. Collado va con una demora de dos horas a la cita judicial porque conoce que los jueces se presentan con la misma demora. Es un hombre tallado y talludo acostumbrado a luchar por la justicia.

Antes de Zinder un montón de controles seguidos, cuatro, en los que nos piden los papeles. En uno de ellos desaparecen el funcionario con los pasaportes y los del coche dentro de un garito, tarda en salir. La única justificación es que escriban los datos en algún libraco porque en ningún puesto de los cientos de puestos hasta ahora que hemos cruzado durante estos meses tienen estación de radio o conexión de internet. Mientras tanto, hablo con uno de los chicos del peage y le pido que me deje abrir la barrera (una cuerda) que en esta ocasión tiene un zapato colgando a modo de aviso de ella. Pedimos permiso para hacer la foto del adminículo. Nos lo dan pero uno que no lo ha dado viene a decirnos que ahí no se puede fotografiar nada. ¡Por favor! ¡Es una cuerda y un zapato colgando, eso no pone en peligro los intereses estratégicos de ningún estado! Solo me da tiempo a dejar pasar un vehículo (ya puedo decir que tengo el oficio añadido de controlador de barreras de peaje en Niger) el policía vuelve con la documentación y se interesa por mi foto. Me ofrece té al estilo mauritano, lo rechazo por el consabido azúcar con te. En Níger se vuelve a ver la escena de gente que toma té pero no tanto como en Mauritania o Marruecos pero sí usan los micro vasos al estilo mauritano.
Una vez en Zinder nos instalamos en el restaurante El Alí. En su patio bajo una paillote corre el aire aunque estamos obligados a perder contacto visual con la furgo. Comemos, leemos y gozamos con la escena familiar de una familia de gatos. Otro gato, uno que no es de esa familia, rechaza los restos de salsa y carne de mi couscous. ¡Glub! A la hora de pagar la nota marca un 33% más de los precios anunciados en la pizarra. Vic lo discute, a mi ya se me quitan las ganas y estoy dispuesto a que se me trate de tonto. El patrón acepta nuestro razonamiento y pagamos los precios anunciados. En esta ocasión, como tantas otras, antes de encargar algo nos hemos asegurado (¿seguro?) que se nos ha entendido bien: no picante, el precio es el marcado etc. Pero a la hora de pagar siempre hay algún detalle abusivo. A la salida una troupe de niños ha cambiado de palabra: charité. No, por Zeus! Caridad no. Un tipo con una muleta se arrodilla desde antes de llegar a su altura. No, por favor, ¡no te arrodilles! Como nuestros movimientos son superlentos a causa de los pasitos de Vic con bastones, todavía en fase de readaptación a la verticalidad pedestre, toda la escena de acoso de los críos se hace todavía mas penosa, que a ratos callan intuyendo que no somos los blancos a los que están acostumbrados y a ratos se envalentonan cuando ven que gesto a gesto nuestro momento de partida va a ser inmediato. A un púber que nos ha dicho de vigilarnos el coche tratamos de darle algo a él pero no a los demás. La escena se complica metiéndonos todas las manos por la ventanilla y peleándose entre ellos. Al final conseguimos que ese se lleve algo y también el minus. Nos escapamos del lugar una vez mas con el corazón roto bombeándonos ácido sulfúrico.
Zinder es lo mas al este que vamos a recorrer en esta etapa del viaje. Su meridiano queda un poco al oeste del de Tunez que es por la parte norte lo que mas conocemos al este del continente africano. Sebta-Zinder: unos 5 meses, unos 15mil kms (la mitad de los que llevaríamos recorridos de haber continuado con nuestro plan inicial de ruta).
En la misión católica nos acogemos a los beneficios de su perímetro. El pere Calixto Baalaboore nos sugiere el recinto escolar de al lado donde según él estaremos mas tranquilos. Abdu, el guardián, nos acompaña y nos indica donde darnos una ducha. El agua sale caliente con lo cual preparo un cubo para que se refresque un poco durante la noche. En la escuela me pongo con el ordenador en un porche aprovechando que hay una toma de corriente eléctrica. Vic protesta, dice que es excesivo el tiempo que dedico a escribir. Le replico que solo me ajusto a mis cuotas de producción de lo contrario no cobraré la prima de la vida eterna. No la convenzo, afortunadamente ella puede vivir sin mi y mis ausencias (soy un absoluto out of order cuando estoy en el ordenata) las dedica a sus muchas actividades.
Por la mañana algunos niños vienen a explorar el ovni que se encuentran en el patio. Nos saluda sor Dolores, una hermana de la comunidad de la Asunción. En una de sus escuelas de Madrid estudiaron de niñas tres hermanas de Vic.
Luego entrevistamos al pere Callistus. La diferencia entre una entrevista y una conversación espontanea es que en la primera priorizas las respuestas de tu entrevistado y te limitas a organizar unas cuantas preguntas mientras que en una conversación colocas tus propias ideas. Hacemos un repaso del catolicismo en Níger donde apenas si alcanza el 1% con el detalle de que la mayoría son procedentes de otros países aunque tengan la nacionalidad nigerina. El estado se declara laico pero sus estadistas importantes son musulmanes. Confirmamos que a diferencia del islamismo lso católicos no hacen proselitismo y aceptan colaborar con lso musulmanes. Más del 80% de la escolarización que tienen son musulmanes. El concepto de caridad islámico (sadaka) no tiene nada que ver con el de solidaridad católica que trata de invertir para dar condiciones de autonomía a los ayudados enseñándoles oficios o aprendiendo a disponer de recursos propios. Cuando repasamos los males de África todos aceptan que hay algo de la desidia que es injustificable. Mientras hablamos con Callistas una mujer que viene con su crío y que nos saluda pone a su bebe a hacer kk a unos 7 metros de donde estamos. Debe llamarle la atención para que use el wc. Hay ejemplos en Egipto y en Cote de Ivoire que a partir de decretos de estado corrigen los hábitos sucios de sus ciudadanos haciendo que los hotel de ville vigilen ese comportamiento por calles y barrios. Callistus dice que es así que el Cairo es una ciudad limpia.
Tras la entrevista nos instalamos en el patio del CCF donde los jueves por la mañana la biblioteca está cerrada al público. Varia gente usa sus mesas del patio en tono muy tranquilo con sus lecturas, papeles o juegos de damas. Nadie consume nada. El estilo del espacio nos recuerda el de Bobo o el de Niamey. Hay innumerables ejemplos de la vida cotidiana africana que supera la europea. Su posesión del tiempo y su sosiego son fundamentales para la salud psíquica, la atención de la gente es constante. Cuando volvamos a Europa estoy seguro que tendremos mono de la deferencia africana. Todas las realidades son realidades locales que están compuestas de subrealidades. Basta cambiar de calle y de local para sumergirse en subespacios diferentes. A veces las soluciones están a diez metros de donde estás y los paraísos provisionales también. Cuando estemos en la terraza de cualquier centro urbano ajetreado, en Barcelona, París o en Madrid, rememoraremos con nostalgia los muchos sitios tranquilos que estamos habitando por aquí.
Nos acercamos hasta Mirriah cuyo bosque de baobah justifica la visita. Nos instalamos en el recinto del hospital donde pasamos la noche. El ayudante del gerente viene a vernos tras un rato de esperarlo y nos autoriza a quedarnos. A la mañana siguiente pedimos hablar con el gerente para presentarnos y hacer una visita por las instalaciones. La entrevista se convierte en una reunión con buena parte del equipo profesional. Luego, durante el tour asistimos a uno de los espectáculos más deplorables. El hospital tiene como mucho unos 20 años. Los techos de todos los pabellones tienen pérdidas. Subo para inspeccionar un par de ellos: el tejado central es de plancha ondulada y los laterales tienen tela asfáltica que se ha levantado. Mucho material en cajas espera en el blog operatoire como almacén. Hubiéramos preferido no hacer esta visita: no hemos visto un solo despacho, una sola habitación, una sala de curas en condiciones higiénicas. El despacho del gerente intransitable. Los enfermos hospitalizados agobiados por sus familiares, sus habitaciones sucísimas con restos de comida, con los colchones de espuma desbaratados. Conocemos al medico adjunto Ibrah Mourtala, nos hace de guía Mussa Alkali el responsable de mantenimiento.
Me siento como hace unos años que estuve usando un despacho del hospital de st. José del Rio donde preparamos una propuesta para las comunidades libres de la selva lacandona en Chiapas, completamente convencido que no iba a servir de nada mientras la estábamos redactando. En efecto, ni siquiera la contestaron. De una parte la solidaridad internacional se debate en la polémica extenuante de facilitar medios y financiaciones para que sean los mismos damnificados o necesitados quienes lo gestionen, de otra parte las comprobaciones de campo son lamentables. Recuerdo que la directora indígena de aquel hospital no era tan competente y que había un conflicto entre la rica medicina tradicional y la nueva farmacopea importada. Al menos era un hospital en el que limpiaban cada día y estaba saneado. Moussa Alkali, nos hace los honores de acompañamiento y de pasar la mañana con nosotros. A l hora de la comida se ofrece a ir a buscar algo para nosotros pero lo declinamos. Sus formas de organizar las invitaciones más rudimentarias no es su fuerte. Tomamos la sala de reuniones como nuestro despacho y bajo el ventilador de aspas (apagamos los dos fluorescentes encendidos superfluamente durante una mañana superclara) y un cartelito muy mono que dice “il n’ y a pas d’ equipe efficace sans réunions efficaces, et pas de réunions efficaces sans discussions eficaces.” (¿No proponíamos criterios? Este seria el criterio madre de todos los criterios posibles ¿entonces por qué no funcionan las cosas?) damos otro paso de vuelta al tornillo que nos aprieta la nuca. ¿Cómo enfrentar el discurso sempiterno de que no hay medios en un superlocal como este cuando los medios de los que disponen están malbaratados? Detrás de los montones de cajas de medicamentos enviados, de los fardos de mosquiteras que ocupan toda una habitación, de los equipos de tecnología sanitaria, hay decenas de miles de personas que han puesto su granito de arena en alguna parte del mundo acomplejados por su burguesismo. Los hospitales deberían ser además de centros de curas lugares de educación sanitaria. Cuando le preguntamos a la asistenta social que se apunta a la frase de piñon fijo “n’ hi ha pas de moyans” y nos habla de su trabajo para paliar los niños malnutridos si veria útil hacer una campaña de sensibilización en la zona rural para enseñar a practicar sexo sin embarazo dice que sí, que es posible. Comparativamente puede ser más útil un video de educación sexual y explicación de profilácticos y anticonceptivos traducido al housa que no varias toneladas de leche en polvo. La gran discusión a hacer a las prácticas de intervención es que inciden en los efectos y no en las causas. Las causas tienen que ver siempre con formas culturales, disposiciones actitudinales y mentalidades. La mejor cura pasa por la prevención y no hay nada más preventivo que una educación. Educar es la clave. Curar una herida en un box de cura y permitir el hacinamiento del herido y la conversión de su habitación hospitalaria en una pocilga es un contrasentido. Claro que un hospital además de una correcta política de gestión necesita la colaboración de sus hospitalizados. En el hospital de Mirriah los enfermos son los primeros en llevarse los colchones o sus fundas. Moussa nos cuenta que si algo no funciona como el grifo la reacción habitual es la de darle golpes para que suelte el agua y que no hay día que no tenga discusiones por asuntos de este tipo. Durante nuestra estancia no tenemos en ningún momento la sensación de que se trabaje. El médico es el único que nos da prisas para volver a sus quehaceres. Todo discurre con una placidez parsimónica. Para el punto de vista del europeo kármico (el que se quiere quitar la culpa de encima por tener mas pasta que los ciudadanos de los países subdesarrollados) ya cumple enviando esas toneladas de leche en polvo o maquinaria ultimo modelo. Nuestra excursión por las salas del hospital nos ha hundido todavía más en la miseria. Un par de sillas de ruedas ultimo modelo (infinitamente mejores que las nuestras) aguantan el polvo de las décadas sin ningún uso para nadie. Todo lo que no está usado esta bajo el polvo, ni siquiera nadie ha tenido la delicadeza de cubrirlo con telas o sabanas para preservarlo. La visión dominante es que materiales modernos exportados desde los países ricos caen, mayoritariamente, en manos de inútiles que no saben que hacer con ellos o que una vez estropeados los arrinconan. África entera parece que basa su vida en una continua lista de cosas pendientes por hacer, averiadas o rotas y que esperan el bufido de un genio de lámpara para que se pongan a funcionar. Ciertamente tienen que ser los mismos nativos los que gestionen los recursos pero demuestran por repetido que no lo hacen o no saben hacerlo. Este hospital no pasaría ninguna de las normas mínimas de gestión de calidad y en comparación a otros, como el de Hombori, es infinitamente mejor por la envergadura de su infraestructura. Por lo que parece solo hay una persona encargada de la limpieza pero tampoco la vemos por ninguna parte y el pabellón que nos dice que ha limpiado en nuestro día de visita no se nota que lo haya hecho. . Lo que si vemos es un 4x4 flamante que es lavado y relavado con más de cien litros de agua por un chico en la explanada. Cada vez que oímos hablar de que no hay medios nos dan ganas de coger las manos de la persona que lo dice y llevarlas hasta la inmundicia más cercana para recogerla, reciclarla o en definitiva limpiar ese punto. Consecuentemente nos toca denunciar a todas las ONG cuyos criterios no van más allá de recoger esos supuestos medios en forma de dinero para pagar salarios a la misma estructura organizativa y para finalmente comprar tecnología o productos cuya supervisión de uso no se asegura. En nuestro discursito aclaramos que hombre blanco no es igual siempre a ONG ni igual a dinero y que nuestra condición personal es la de hablar en nombre propio y no de ningún grupo pero que podemos acreditar sus necesidades reales para vehiculizarlas a algunas ONGs aclarando de entrada que el listín de ONGs en España empieza a parecerse el del listín telefónico que varia de año en año. A pesar de las aclaraciones el de mantenimiento sigue refiriéndose a nuestra asociación. Tras nuestra visita nos llevamos una lista de demandas: desde colchones a ordenadores, a maletines de médicos a neumáticos para sus ambulancias. La añadiremos a una circular a ONGs para acreditar esa lista convencidos que su envío no resolverá los problemas: los ordenadores se estropearan si los reciben y no los arreglarán, los equipos de anestesia o incubadora otro tanto, el bisturí de laser también. Por encima de todo el material se debería enviar a alguien que supervisara su utilización y en general que introdujera una política correcta de gestión. En todas partes hace falta un mánager que no anteponga el amiguismo a los intereses de la empresa de la que se hace responsable.
Lo interesante de la visita es el nulo sentido de la vergüenza de los profesionales en su forma de estar. Parte de ellos se sentirán incómodos por ser funcionarios de una administración que los abandona a su suerte sin dedicar el presupuesto de mantenimiento o reparaciones, otra parte se dará por rendida y continuará viviendo con el salario que tiene convencida que es victima de un estado incompetente. Se trata de un hospital público donde solo por 6000 cefas se costea una hospitalización y la medicación dure el tiempo que dure. La estructura sanitaria en torno a este hospital es considerable. Hay 42 dispensarios en la región y otros 90 puntos de salud menores. Además de la trentena de trabajadores del centro hay otros cientos en la zona rural. ¿Si hay tantos profesionales cómo es que hay tan poca efectividad? La prioridad de este hospital es arreglar el tejado parcheando los puntos de la tela asfáltica que lo necesiten. Eso permitiría la rehabilitación de sus pabellones que solo son usados como almacenes o como garaje de motos averiadas tal como el de cirugía. Lo de las motos es una curiosidad, motos de trial ultimo modelo que a la primera avería no tienen donde o con quien repararla. En África lo que mas funciona son los coches de modelos antiguos cuyas piezas de recambio puedan están por todas partes en los innumerables puntos de piezas usadas. Nuestra perspectiva del hospital de Mirriah con todas las firmas flamantes de los grupos cooperantes es una muestra del fracaso solidario. A fuerza de dar respuesta a la inmediatez se pierde la perspectiva de una intervención estructural y conceptual a escala profunda. Además de lo que oímos en boca de los que trabajan solidariamente por la sociedad mas necesitada observamos las contradicciones visibles de los resultados. El otro día con Collado mientras él hablaba con una mujer y una púber, esta ostentaba las terribles escoriaciones en su cara. Es una púber no un anciano. Sigue habiendo adultos que practican atrocidades a gente de su propia sangre, a sus hijos porque no saben oponerse enérgicamente a tradiciones lastimosas, absurdas e hirientes. Estamos convencidos que ninguna ONG, ningún centro de ayuda, ningún estado europeo debería ayudar a ningún país africano sin exigir contraprestaciones garantizadas y sin una supervisión del empleo de esas ayudas. Dentro de las contraprestaciones debería haber cambios actitudinales concretos además de la responsabillización con los materiales recibidos. Yo te ayudo a cambio de que modifiques y hagas modificar tal actitud. No creo que de otro modo las ayudas sirvan de tanto. Recuerdo los cientos de arboles talados a unos metros de la carretera principal talados, en lugar de trasplantados, por su ampliación en Burkina ¿Qué tiene eso de progreso?
De vuelta a Zinder en el cruce de las dos carreteras pasamos por el rito de la revisión de nuestros papeles. No se porque le discuto en esta ocasión al chico uniformado de lo absurdo de tantas revisiones y de los millones de horas obligadas a perder a la gente. Hablamos sobre el control policial, pretende decirme que es el mismo en Europa y en los USA. Otro policía que no habla francés pero que ve los gestos de la conversación viene a molestarnos. Lee nuestra pizarra y nos preguntan cuanto tiempo l o llevamos. El policía malo nos dice que hemos de presentarnos en la gendarmerie. Lo toreamos diciéndole que tenemos otras citas. Es el retrato del absurdo. El tipo que no entiende francés husmea nuestra disidencia y quiere castigarnos por ella. Por mi parte me paso tratándole de decir al joven que su vida y la de profesionales como el esta perdida porque la dedica a algo tan improductivo como esos controles que no sirven de nada asi hasta jubilarse a los 53 años que es la edad que lo hacen en este país. Un policía nativo no puede admitir que nadie le discuta sus funciones, tampoco ningún policía de ningún otro país del mundo, son los amos y señores de sus garitos. A ratos olvido lo del rol obligado del viajero poniendo sonrisas estúpidas a policías estúpidos que te paran para preguntarte si te va bien el viaje o la salud o para pedirte un regalo, pero a los cinco minutos de haberlo olvidado confirmo que es un error. Le digo al policía que Níger es su país y pueden organizarlo como quieran aunque dentro de30 años es posible que siga tan pobre como ahora, pero que en todo caso el mundo es de todos, al que los viajeros tenemos derecho.
En Zinder en una Total recargamos el depósito con 40mil cefas. Nos quedamos con 10mil para volver a Niamey y necesitamos más de un depósito para hacerlo. En el CCfrancés le pregunto a la directora blanca si puede cambiarme euros. Se deshace de mi, también otra francesa, que al encontrármela luego no puedo contenerme de decirle que está llena de miedo. Hay algo francés que no alcanzo a conectar. Eso de que fueran los primeros en la historia moderna en hacer una revolución y en destruirla los hace pasar de todo.
Durante la noche en torno a la mesa donde hemos bebido cerveza con Carotte, un tuareg que trabaja en el bar, y compone sus canciones acompañadas con una guitarra acústica que cuelga en un blog. Luego hemos comido espaguetis mientras se iba reuniendo la gente blanca que trabaja para distintas ONGs: Save the children, Goal,..Nada a ver con el CCF de Bobo en el que predominaba cada grupito en su mesita. Todo el mundo está muy despierto y es muy agradable. Es gente de la generación siguiente a la nuestra. Las luchas de la nuestra crearon algunos de los puestos de trabajo de la suya: enviados especiales en misiones de paz y desarrollos a distintas partes del planeta. A partir de cierto momento de la noche cuando aun no pasan de la cuarta ronda de cervezas nosotros tenemos ganas de retirarnos. Tom, de Save, nos ofrece una casa que tiene para oenegeros en tránsito. Aceptamos su ofrecimiento, la otra alternativa era dormir en la misma calle del centro o ir al recinto escolar de la anterior noche. Nos acompaña hasta una fabulosa casa donde podemos quedarnos una noche o dos. Hay sofases, tele, un cuarto de baño de verdad. Por todo ello la organización paga 150mil al mes más los salarios de los dos guardeses, debe ser. Durante la velada con todos, Manzo, que nos ha invitado a dar una conferencia al día siguiente en el contexto de un seminario de economía, se interesa por nuestras opiniones. A mi me cansa hablar de un tema serio en un contexto lúdico como este, además Manzo habla tan bajo que apenas consigo entender lo que dice. Conocemos a Pilar, una española que está con Goal en el tema de saneamiento de aguas. Nos interesamos mutuamente por lo que hacemos, de donde venimos y a donde vamos. Por lo que sondeamos, los cooperantes están contentos con sus trabajos que les dan la oportunidad de ver mundo y tener nuevas experiencias. Goal es una empresa (perdón una ong) poderosa. Sus vehículos son conducidos por choferes nativos porque al parecer la mayor mortandad de cooperantes en sus países-destino son debidos a accidentes de tráfico. Me sorprende tal medida, en Níger se conduce muy bien, los conductores son muy respetuosos y en todo caso mejores que en otros países europeos. Da la sensación que esa medida es proteccionista para con sus propios colaboradores no pudiéndoles confiar la conducción por no estar a la altura de tal responsabilidad. Más que una medida de seguridad yo la tomaría como un agravio. Curioso ¿no? En caso de accidente el copiloto tiene tantas probabilidades como el piloto de accidentarse. Sea por la razón que fuere contratar choferes para proteger al hombre blanco genera puestos de trabajo locales.
Compartir un rato lúdico con todos es divertido. Las formas posturales de los blancos no tienen nada que ver con las de los negros. Su manera (nuestras maneras) de ocupar las butacas, de separar o extender las piernas, de poner los pies sobre los asientos es mucho mas desenfadada que las formas de los negros más recatadas y las pocas o nulas mezclas de chicos con chicas. Según va llegando la gente hace una ronda de saludo. En el conjunto de docena y media de personas, hay dos o tres negros. Posiblemente los cooperantes son las piezas de engranajes más complejos en los que la satisfacción de los procesos particulares en los que están metidos les impide verificar los resultados más generales. Su entusiasmo, en todo caso, es elogioso. Cambiar valores está en la clave de todas las intervenciones y es sobre todo en esto que se viene teniendo muchas dificultades tanto en Europa como en África. A nosotros nos falta la energía pero también el convencimiento para participar en un programa continuado de intervención. Claro que hacerlo con un contrato asalariado presupone un estimulo extra al de hacerlo a fondo perdido y sin cobrar nada. De dedicarnos a un proyecto, posiblemente chocaríamos con enfoques directivos tal vez más interesados en cubrir expedientes y justificar apoyos solidarios que no en obtener resultados en cambiar realidades, es decir en cambiarlas en su trasfondo cambiando mentalidades.
Como en un puzle nuestro viaje existencial nos va dando todas las piezas. Convivimos y nos comunicamos con aquellos que forman parte de nuestros materiales críticos: católicos, oenegeros y nativos que no salen del discurso de que no tienen medios. Eso nos sumerge en una gran paradoja: el de conocer y tratar con gente valiosísima y admirable dentro de marcos discursivos bastante discutibles. ¿Pero acaso nosotros no somos discutibles en nuestro modo de andar por la vida? Sutil y explícitamente también nos pasamos por la rueda de molino al repasar nuestro itinerario. Una crónica de lo propio te pone en evidencia. Una crónica es un género que se vuelve contra el autor revelándolo en sus déficits y contradicciones. En el relato o en el ensayo tiene recursos para esconderse, en la crónica se ve a si mismo transcribiendo unos protagonismos que no están a la altura de los héroes de novelas.

Nos convertimos en una presencia residente en el Centro cultural francés que aquí, en realidad, es franco-nigeriano. Asistimos a la presentación de un libro de poesía resultado de talleres poéticos, participamos del aperitivo con una bebida basada en jengibre y otra de grosella. En las horas de sol solo deseas encontrar una piedra y meterte debajo. A mediodía la gente se esfuma.
En Zinder nos hemos quedado sin cefas. Uno de los franceses, Tomas, se ofreció a cambiarnos 100euros. Como se demoró durante la cita fui al almacén de importación-exportación de un libanés Haddad Khalil, que me hizo el cambio justo por 65600. Luego vino con bastante demora Tomas que ya que se prestó a hacernos también el cambio le cambiamos otros 100e por 65000 francos, dado que había ido expresamente al banco a sacar dinero para nosotros. Si no tienes dinero local no eres nadie y si lo tienes estás salvado, al menos mientras no te lo gastes. Tomas fue el único que se le ocurrió ofrecernos el cambio de todos los que les preguntamos cómo hacerlo. Los oenegeros cobran en moneda local y tienen cuentas bancarias in situ.
Aunque el seminario de economía no salió según lo previsto, finalmente dimos una clase-conferencia ante unas quince personas (todos hombres) en una escuela del CCF. Introducimos con nuestros limitados recursos lingüísticos la combinación entre Filosofía y Management. También entre Empresa y Ética. El problema del hombre blanco al hablar de sus ideas al hombre negro es que viene con las posiciones tomadas tras las experiencias del desarrollo y del ultra consumo en sus países de origen mientras que éste va detrás del desarrollo como un perro hambriento. La alternativa no es hacer de África otra zona del planeta superdesarrollada sino de construir otra clase de relaciones humanas y con la naturaleza que no pasen por su sacrificio tal como tenemos que soportar en los países desarrollistas. Hay razones estratégicas de peso para continuar manteniendo África en su belicismo, su división y su subdesarrollo. Al imperialismo no le conviene otra zona económicamente emergente y poderosa. Ya tiene bastante con China y ahora la India y con la UE consolidando su unión. Objetivamente al mundo capitalista le ha interesado y sigue interesando tener un África pobre, por eso dentro de 30 años todo el intervencionismo solidario parcheante no habrá conseguido construir ni estructuras alternativas ni cambios de valores haciendo el comparsa de esta gran política sutil.
Luego nos visitaron un par de las personas que asistieron a la charla previa cita solicitada. Nos trajeron documentación suficiente para atestiguar que hay un movimiento social nativo reivindicativo con objetivos claros pero con llamamientos al estado y al presidente de la república para que haga las cosas mejor. A estas alturas ya sabemos el principio, desarrollo y fin de cuantiosos movimientos del mundo que esperan que cambie el equipo de gobierno para que cambien las cosas. La nueva dialéctica social es al revés. Hay que cambiar las cosas para que cambien los gobiernos. Nuestro discurso de intervenir a escala local supervisando la actividad del ayuntamiento o instalando planes concretos: reforestación, jardines, limpieza de las calles e contradice con nuestra escasa disposición de hacerlo en nuestra propia localidad residencial cuando aun ahora no hay un solo ayuntamiento de ultima hornada (¿por qué se llamarán democráticos?) en la Hispania querida que instrumente asambleas populares para la discusión presupuestaria y para la toma de decisiones de los ejes principales de la política vecinal. Moussa Maman esta superimplicado en la lucha y ha comprado un terreno extenso con un proyecto de ajardinamiento. Aquí se pueden comprar varias hectáreas de terreno por el coste del gasoil necesario en cruzar el país. Aunque no lo sabe aún las personas concienciadas como él terminan por ocuparse de aquello que es suyo y terminan por renunciar al criterio de seguir insistiendo que la gente se levante y se mueva de una puñetera vez. De quedarnos a vivir aquí, algo que no haremos por la dureza del clima, supongo que tras una temporada de tentativas de hacer algo por la comunidad volveríamos a nuestras butacas y nuestras privacías, De hecho, nuestras intervenciones puntuales (de inspectores en el hospital o de conferenciantes puntuales) son la rémora de lo que fuimos pero no de lo que ya somos: sujetos inerciales cuyas células se rebelan ante lo que ven pero que saben que el mundo es el que es porque la mayoría de su gente hace que sea así. No es solo una cuestión de unos pocos que tienen pillados por los bajos a todos los demás, sino cuestión de muchos que ya les va bien acatar el ritmo de las cosas. Los grandes enemigos públicos en todas partes son la tradición y el conformismo.

No hay comentarios:

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

Flash en el Grafito

Flash en el Grafito
GrafitoEnmarcado