Etiquetas

PSICONEWS

lunes, 16 de junio de 2008

Repitiendonos




Gao 8 junio 2008
Repetimos la carretera de vuelta sorteando los agujeros como podemos: Zinder-Takietá-Tessaoua-Maradi-Goudan Roumji- Birnin Kounni-Dogondoutchi-Dosso-Birnin N’Gaure-Niamey. Unos 950 kms al oeste que tienen sabor de retorno. Si fue una pesadilla hacer esta carretera a la ida, en la que no sabíamos lo que nos esperaba, lo ha sido doblemente a la vuelta que sí sabíamos en el mal estado en el que está. Tal vez para dentro de dos años esté ya completamente terminada. Por el camino algunos camiones atravesados y tumbados. Mientras los sigan cargando en exceso seguirán teniendo accidentes tontos. En Kounni nos detenemos a pasar la noche en el mismo establecimiento católico. Cena con Pascal, pere Victor de Tanzania y otros colegas. Conocemos al que le robaron el 4x4 y se lo localizaron. Antes nos paramos en G.Roumji bajo la sombra de un árbol en la explanada de un colegio. Es domingo y solo hay cuatro críos del vecindario. De un árbol cuelga una bombona de butano grande. A un chico y una chica les damos los botes de conserva de cristal que hemos vaciado durante la comida. Él se pasa un rato largo limpiándolo en la fuente junto a la que estamos. Dar los frascos de cristal es el modo que hemos encontrado para reciclar el vidrio a falta de contenedores específicos para eso. En Doutchi repostamos nuevamente en Oilybia e hinchamos las ruedas delanteras en el vulcanissateur de enfrente. El tipo flipa con mi nombre y me dice que debería llamarme Emmanuel. Como siempre el manómetro es independiente del hinchador y hay que ir haciendo lecturas sobre la marcha. La rueda izquierda había bajado a 1,5 y la otra 3,5. Las remonto a 4 k.de presión. En N’Gaure tomamos la carretera de 25 kms hasta Kiota donde hay una fantástica mezquita y sombras considerables. África bajo la sombra forestal es el paraíso. Allí compramos un par de tasaba (en zarmá, zaitun en árabe o chapelé en francés) que son esos rosarios de cuentas y que pueden ser reciclados como collares. Imposible tomar cerveza en ningún sitio. El Corán lo prohíbe, acudimos a la coca cola que Mahoma también hubiera prohibido pero que todavía no había sido hecho el registro de marca. Hacemos todo el viaje tanto a la ida como a la vuelta con el climatizador puesto. En los muchos puestos de peage intermedios mostramos el ticket pegándolo en el cristal de la ventana para no tener que bajarla. Propongo una nueva definición de clases de realidad en los países bajo el tórrido sol: hay dos realidades completamente distintas, la de los espacios climatizados y la que queda afuera.
Nos devolvemos a Niamey tras cruzar el atolladero de siempre del mercado nuevo. Genovieve no está en el despacho de Cadev, esta fuera y no regresa hasta final de semana. Está Mathieu, su colega, el cual nos permite usar la sala que ya usamos una semana y media antes. Nos deja todo instalado: el humidificador, el garrafón de boca invertida que refrigera el agua y todo a punto para que podamos trabajar bien. Mathieu es la pareja de Renn, él estuvo contratado antes por los Spaak que ésta como hombre del hogar. Al advertir los valores del chico Genovieve le propuso un trabajo mejor en Cadev y ser sustituido por su esposa en la función doméstica a la cual le enseñó el estilo de la cocina europea y otras pautas caseras a seguir. A la tercera visita a la capital de Níger ya tenemos más sitios donde ir y resulta fácil orientarse. Es como todas las ciudades, tras conocerla un poco te basta un itinerario de media docena o poco más de sitios para tener tus propios refugios, lugares de relación, de descanso y de avituallamiento. Todas las ciudades son agotadoras el primer día en que llegas y soportables si sabes gestionar tus pasos en ellas tras conocerlas un poco. Pasamos la noche en la furgo en la calle frente al local de Caritas Development y por la mañana usamos su ducha y su mesa para desayunar. Gestiones en el consulado de Mali. 5 ociosos esperan hacer nuestra gestión y nuestra contribución a sus pagas: 40mil cefas por los dos visados que los mantendrá en activo un rato sacándolos de sus jueguitos de internet hasta el siguiente solicitante de visado.

El contacto con nuestras imágenes directas en los espejos hace meses que lo hemos perdido. Esto tiene sus ventajas: no tienes el menor sentimiento de envejecimiento, luego cuando te ves te llevas una sorpresa: ¡ah, pero este de ahí soy yo! Nos vemos en la pantalla cuando descargamos la memoria de la cámara digital al ordenador. Vic se está poniendo más guapa con su cabellera desmelenada y su zona creciente de canas visibles no enmascaradas por el tinte. La verdad siempre tiene algo de excitante y de revolucionario.
Vic ha aprendido a hacer pis en el artefacto de ruteros del que nos proveímos, con el vehículo en marcha, reduciendo la velocidad a 70kms hora. Se terminan por hacer cosas impensables. ¿Eso saldría o ha salido en un guión de cine? Pido derechos de autor a joven cineasta que tome la idea a partir de esta confesión.

Volvemos a pasar por Amandine donde batimos el récord de permanencia continuada en el mismo local de todos los tiempos: más de 13 horas. Los precios son caros, muy caros, en relación al país, pero merece la pena pagarlos por su cobertura wifi gratuita. Nos enteramos que Haddad Khalil, que yo creía que era el tipo que me cambio euros en Zinder, es en realidad el dueño de varios locales: aquel, éste, un almacén de comida que esta enfrente y otros.
Insertamos los capítulos pendientes en nuestro blog de viaje, en el que Vic se está relajando, dejando que yo me ocupe del grueso narrativo, y navegamos por la ciberjungla para enterarnos de los despotismos desilustrados de algunos otros países africanos para ser visitados. Por la noche nos instalamos en el recinto de la misión católica. Pasa de medianoche y, en ésta ocasión, ni siquiera pedimos permiso aunque le informamos de nuestras intenciones al guardián que se acerca un par de veces a la furgo. Al día siguiente utilizamos la pequeña biblioteca (un centro de documentación) para continuar con nuestras lecturas y ordenadores a pesar de que el bibliotecario nos dice que eso de conectar el ordenador no está contemplado. En todas partes hay pequeños detalles con los que te quedas con la cara en forma de interrogante, de ocho o con unos ojazos pasmados o todo junto. Pero no se puede esperar respuestas satisfactorias para todas las preguntas ni siquiera dar con personas que se les ocurra darlas.
Después de vivir algo más de un mes en Níger retomamos la carretera por la que llegamos. Para nuestra suerte las desviaciones por caminos de tierra que encontramos 4 meses atrás ya no están salvo una. Todo está asfaltado y estamos de estreno. Pues sí, hay cosas que cambian. Nos detenemos en Tillaberi a pasar la noche. La iglesia católica de la ciudad lleva tiempo cerrada. Es un templo minúsculo. En cambio sí hay un par de templos de Asamblea de Dios. Es curioso contemplar el ofrecimiento de las iglesias protestantes que aunque son más cutres abundan en mayor cantidad de nombres y lugares. Una razón de su expansión podria ser que utilizan los idiomas locales para su proselitismo. Conocemos a Idrissa que nos lleva hasta un Camping Relais fuera de uso por no pagar los impuestos. Es de su primo para el que trabajó como gerente. No se entiende que desde el mismo poder se sabotee la expansión económica de iniciativas de este tipo. El trabaja desde hace tres años y medio para la oficina de impuestos sin cobrar un sueldo ni estar contratado como asalariado. De vez en cuando el jefe le da 5mil o 10mil francos. Lo invitamos a tomar cerveza y compartimos una velada en el jardín público junto a una paillote que nos sirven la consabida flag. Tillaberi tiene un plan de urbanización: hay algunos quilómetros de interior asfaltados con bordillos pintados de color rojo y blanco. Pasamos la noche en ese jardín. No es la primera vez que unos ruteros blancos lo hacen. Por la mañana invitamos a te turco y pastas a Idrissa que viene a vernos y al guarda.
Seguimos para la frontera. En el primer puesto de peage pretenden cobrarnos 1000 cefas hasta la frontera de Mali. Nos saltamos el lugar pero en el siguiente puesto de peage en Ayarou nos hacen pagar el cuádruple de la tarifa real, que en realidad era de 350 o tal vez 200. La conversación con los del peage con intervención de un policía (la policía suele aprovechar las barreras del peage para posicionar sus puestos de control) no tiene desperdicio. No hay nada, ningún tarifario, ningún papel concreto que demuestre que hemos de pagar esas cantidades. Durante un rato larguísimo los dos tipos del puesto, el jefecito, un tipo escuálido, un pingajo y su subordinado, un tipo fuerte, más enérgico, el que detenta la inflexibilidad, se lo pasan buscando las tarifas pedidas entre sus papeles que, por supuesto no encuentran. Puesto que en todo Níger hemos comprobado varias veces la arbitrariedad de los precios del peage según el tipo que esta al mando de la cuerda hay motivos sobrados para desconfiar de lo que dicen. Finalmente pagamos. La otra alternativa era quedarnos ahí hasta que agotaran su turno. Por las noches se van. Nuestro tiempo vale más. ¡De acuerdo!, lección aprendida.
En Ayarou empieza el vía crucis de salida de un país y de entrada en otro. Las mismas capullas preguntas de donde vienes y a donde vas, en puntos de la carretera que las respuestas son obvias, para apuntarlas en libros que nadie cotejará y asi malgastar durante décadas vidas enteras dedicadas a eso. En Mali, para nuestra sorpresa, a iniciativa del aduanero nos pide el carnet internacional de passage. Sin gastar un cefa cruzamos. Al llevárselo al policía (los laissez passer en Mali además del tamponazo de aduana tiene que haber uno de la policía) es la primera vez que ve uno. Sospecho que ese documento reconocido por las aduanas pero no por las policías, nos creará problemas. En efecto a la llegada a Gao unos policías que leen nuestra pizarra no la entienden y creen que es un ataque a África. Aprovechan la circunstancia que Vic no lleva el cinturón puesto para multarnos con 15mil cefas (no es nuestro día). Cuando revisan los papeles no identifican el carnet de passage. A la entrada en Mali la anterior ocasión mostré ese documento y el tipo de douana, el tarado del tampón que nunca terminaba de caer sobre el impreso, no lo aceptó. Los de este puesto son inflexibles quieren que paguemos al acto la sanción. Les pego un meeting, en el que no paro de hablar durante 10 minutos seguidos, sobre nuestra colaboración desinteresada por su país para que nos traten asi, también les explico el verdadero significado del slogan de la pizarra que lo han entendido justo al revés: que África es rica y Europa pobre. El otro día en Kiota a la vuelta a la carretera principal un criajo que se lo había aprendido a la ida al vernos pasar de nuevo cantó a modo de manifestante solitario: ni l’ Europe est toujurs riche, ni l’ Afrique es toujous pauvre. El chaval lo entendió, los policías no. Puesto que hay una predominancia de intérpretes equivocados en el mundo, absolutamente comprobada y manifiesta en África, no podemos arriesgarnos a ser fusilados porque se nos malinterprete. A la primera oportunidad dejamos la pizarra en blanco hasta nuevo eslogan. En el meeting les digo algo así como: ¿a qué viene tanto ataque contra nosotros?, venimos expresamente a colaborar con vuestro pueblo y nos tratáis de esta manera. Al mencionarles que estuvimos y vamos al hospital de Hombori y decirles mi titulación de psicólogo clínico se quedan con la idea de que soy un doctor y dos de ellos, con enfermedades distintas, los dos jefazos del puesto, uno con una ulcera y otro con un eczema en la pierna me piden antibióticos. No aclaro su equivocación acerca de mi verdadera especialidad. A uno le aplico crema antiinflamatoria y al otro le doy 8 bolitas del primer tubo de homeopatía que me da Vic. No les servirán para nada. Durante mucho rato tratan de quedarse con el tubo de pomada y con el frasco entero de bolitas, Les hago una receta para ambos. Son tan burros que también son burros para eso y toman al pie de la letra las indicaciones que les doy. Vuelvo a lamentar no tener arsénico, cianuro, nitroglicerina o algún producto mas adecuado para ellos. Es un decir, soy incapaz de matar a una mosca, bueno, corrijo, moscas y mosquitos sí mato algunos, también una araña espeluznante que he descubierto en el cuarto de baño de un zapatillazo. O ella o nosotros. Es la ley de la supervivencia. La verdad es que antes me mataría alguien –espero que no, quiero morir en mi cama con mi almohada de plumas- que yo me ponga en la tesitura de matar a alguien. Me dije de nunca ir a una guerra o responder con la violencia de los demás, claro que en cuanto sufro la agresividad todo mi ser reacciona para burlarme en la medida que puedo de mi agresor y salir lo mejor parado del asunto. Los quince mil cefas terminan en un regalo de un bolígrafo, las ocho bolitas y una aplicación de pomada. Vic asiste a toda la escena desde la cabina bajo el tórrido sol. La escena debe resultarle cinematográfica.
Hablemos un poco de la estupidez: la estupidez está citada en todos los diccionarios del mundo. Los estúpidos son conocidos y documentados desde hace muchos siglos. No son una minoría insignificante. Estamos rodeados de ellos, no es suficiente con dar la señal de alarma, habría que ir a residir a otro planeta. Pueden alcanzar puestos importantes en la sociedad, jefaturas de estado incluidas. Un estúpido es un tipo que no razona pero que aparentemente va de humano racional. Puede hacer algunas cosas humanas: vestirse, calzarse, andar, comer, mover los brazos, articular algunas frases, pero fuera de esto es un incompetente mental. Una vez detectado solo tienes una salida: tratarlo como tal. Te estás pasando tío, la gente no es tan burra como dices. ¿No? Lo es mucho más de lo que digo. Las discusiones con estúpidos me extenúan y en África han sido varias las que hemos tenido. Hablamos de la desidia africana como uno de sus males que mantiene el continente en el subdesarrollo, también hay que agregar la estupidez. Creo que ambas se complementan perfectamente. Que me perdonen todos los compañeros/as africanos que se esfuerzan con sus estudios, sus trabajos, que los vemos en las bibliotecas, que se interesan por informaciones del mundo, que participan críticamente en conversaciones, que están despiertos, que se preocupan por su presente y por su futuro, que se han documentado sobre su historia. Estoy seguro que son los primeros en sentir vergüenza de la ignorancia dominante de sus pueblos y de lo mucho que cuesta concienciar a las personas para que cambien de registro histórico. El problema de la estupidez es mayor de lo que parece: a quien menos afecta es al estúpido. No sabe que lo es. Un estúpido siempre tiene razón (quiere tenerla, luego entonces hay que dársela) y discute mas allá las cosas de sus posibilidades de datos y de recursos intelectuales. Lo más grave es que afecta a su entorno, a quienes tienen que padecer las consecuencias de sus errores. Todo eso no es nada nuevo, lo único que cambia es la dosis de contacto con ellos. Viajando y cruzando fronteras africanas los encuentras en mayor número que si vives ubicado en una población y tu circuito de paseos es breve y escaso de variables. G.Bernard Shaw dijo que “cuando un hombre estúpido hace algo que le avergüenza, siempre dice que cumple con su deber”. De hecho el sentimiento de vergüenza ya sería un dato a su favor para que su conciencia progresara algún día, sé de varios que no tienen la menor vergüenza de su estupidez. Lo peor que le puede pasar a alguien es estar condenado a vivir en el reino de los necios. No hay infierno que agrave eso. Pero no podemos hacernos ilusiones, cualquier tipo de sociedad, independientemente de su infra o supra desarrollo, está interesada en liquidar la creatividad individual: cualquiera que despunte en algo contra el sistema será crucificado. Es la ley del grupo contra el individuo. Ralph W. Emerson lo explicó con mayor precisión:”la sociedad es en todos los sitios una conspiración contra la personalidad de cada uno de sus miembros”.

Llegamos a Gao y pedimos alojarnos en la misión católica. La llevan los padres blancos. Es posible que interrumpa a Pint, pere responsable, en una siesta y muestra sutilmente su enfado: ante nuestro planteamiento de utilizar su recinto nos dice que no tienen el derecho. No es la primera vez que escuchamos esta expresion: no tener el derecho. Nos la dijo en otra ocasión una soeur del establecimiento de accueil junto a la Catedral de Ouaga. No tener el derecho, nos explica luego, significa que han sido advertidos por la policía de no acoger viajeros blancos. Al parecer, el gremio de hostelería los denunció por eso. Es evidentemente que no somos los primeros ruteros en África que acudimos a establecimientos católicos como recurso logístico. Le increpo duramente. En algún momento cambia de actitud, no sé si porque ve los bastones de Vic o porque, envalentonado con el meeting anterior, he ganado nivel en la oratoria de la persuasión, el caso es que no solo nos deja quedar sino que nos ofrece una habitación-paillote con ventilador. Estamos agotados, Vic se queda clavada en la cama. A mí, las discusiones con el personal humano me quitan cada vez más de mi humanismo, antes incondicional, y me dejan bastante cascado psicológica y físicamente. Por la noche guisamos por nuestra cuenta espaguetis con lentejas. Espahettis chinos cuya cocción es casi instantánea o necesita solo unos 5 minutos de ebullición. La espagheteria italiana en gama de productos no supera a la china. Nadie nos invita al refectoire con el personal de la casa. A la mañana siguiente visita de Pint. Tomamos un te en nuestra habitación. Me disculpo por mi asalto verbal del día anterior y nos sitúa un poco ante los peligros de la zona. No es la primera persona que nos dice que andemos con cuidado por la apetitosidad de nuestro vehículo. Escribo un artículo (Ante la rebelión concreta) con intención de insertarlo en la web de los rebeldes tuareg a la que dimos una ojeada. En un momento dado ¿Quién sabe? nos puede servir como salvoconducto por si tenemos algún encuentro con algunos de ellos codiciando lo nuestro. Evidentemente flipo.
Gao es un punto de enclave para el retorno para cruzar el Sahara. Es la ciudad de paso obligado para los ruteros que hacían, cuando se podía hacer, la experiencia de la arena durante bastantes semanas. La ruta hacia el sur desde Alger pasaba por Gardama-(la ciudad argelina más al sur que yo había visitado en un anterior viaje)El Golea-In Sallan- Tamanghasset-Arlit-Niamey-Gao y de aquí remontar el desierto por Bordj Moktnar-Reganne-Beni Abbés- Béchar-Orán. Ese itinerario lo habíamos mirado varias veces con mi amigo Joan Tomás 20 años atrás para hacerlo con su 4x4. Nos seducía pasar varias semanas durmiendo entre dunas y mirando las estrellas. Pura poesía. Ahora ya no lo veo así: la poesía, la mía, puede prescindir de ésta arena por el momento. Hay otras muchas coordenadas de soledad donde experimentarla. Además, hay que pensar en la inconveniencia de hacerlo por posibles peligros de ataques. Tomás nunca realizará ese viaje porque otro coche se estrelló contra el suyo en una curva mal tomada en una carretera montañosa de Catalunya y yo no sé si lo haré nunca. El mundo es más intransitable ahora. Preveo que los 10 años próximos, que serán los que tenemos de vida útil para otros viajes, lo será todavía más. Envidio a la gente que pudo hacer este recorrido en el siglo pasado. François estuvo en Gao, por aquel entonces, sufriendo el tórrido sol, esperando más de una semana subirse a un camión que estaba resolviendo su pana, para volver al mediterráneo. Cambió su viaje por un reloj de pulsera. Eran otros tiempos.

Nos reunimos en el refectoire con Pint y su colega, Maurice, los otros dos padres del centro están de viaje. Nos sumamos a mirar la última parte del partido Portugal-Turquia de la Eurocopa. La última vez que me senté ante un televisor para ver football fue durante unos días que pasé en Kent con una familia que comía cada uno con su plato en las manos sentado en el sofá. No he aprendido mucho de ese deporte desde entonces. Veo a unos cuantos tipos persiguiendo un balón y pasándoselo. De vez en cuando, se empujan o zancadillean para que no lo alcance el contrario o usan el propio cuerpo como barricada para dificultárselo. De fondo, una especie de coro de masas desde las gradas sigue el acontecimiento en una especie de eoh sordo. Si esa misma gente prestara tanta atención como al balón en las asambleas o en las conferencias –en el supuesto de que vayan a ellas- otro mundo habría.
Compartimos una cena civilizada pero con poco entusiasmo. Predominan los silencios a la comunicación. Tras ella los dos padres vuelven al televisor a ver la porción de juego para el desempate. Nosotros nos excusamos y nos vamos a nuestra habitación. Un rato después cae una tromba de agua. El centro de la tormenta de al otro lado del rio se desplaza mas cerca de nosotros. Maurice había asegurado que no llovería, también la noche en Tillaberi nuestro amigo de allá nos aseguró que no llovería. En ambos casos pudimos gozar del espectáculo de agua. Yo, además, aproveche para darme una ducha con ella. Me han dicho distintas personas que el agua de lluvia es la mejor cura para mis bourbouilles en la piel a propósito del calor. A la mañana siguiente ciertamente han disminuido, pero todas las mañanas tras el frescor de la noche disminuyen un poco y durante el calor del día aumentan.

No hay comentarios:

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

Flash en el Grafito

Flash en el Grafito
GrafitoEnmarcado