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miércoles, 13 de febrero de 2008

Parole

Conferenciando con asistentes handicapees Leyendo con frontal en un chiringuito nocturno



Sillas a todo terreno fabricadas en África
Ouaga 12 feb 2008
Las conferencias permiten el privilegio de la observación de quien habla a una sala de supuestos escuchantes. Una conferencia con o sin ínfulas de clase magistral pone en contacto a unos oyentes que se supone que entienden lo que están escuchando con un hablante que se supone que sabe de lo que está hablando. Vic y yo venimos dando conferencias puntuales cada curso desde hace bastantes años. Tenemos razones para justificar cada tema. El solo hecho de proponer un marco como espacio de palabra es ya de por si, o así nos lo parece, un triunfo de la

reflexión frente al activismo y del sosiego mental frente a las inercias rutinarias de la vida. Pero todo hablante en público no puede llamarse a engaño pensando que quienes van a escucharlo lo hacen por su cara bonita o ni siquiera por su contenido. Hay otras muchas razones que explican la asistencia presencial. En Hombori vinieron a golpe de circular y tan pronto dos se enzarzaron en una discusión bipersonal otros aprovecharon al circunstancia para levantarse e irse; en Carmen, el espectáculo de tres mujeres jóvenes dando teta a sus bebés mientras escuchaban, dio una nota exótica aunque su mirada de póker dejó en la hipótesis su comprensión de lo que decíamos y en el orfanato la mezcla de gente handicapée con sus triciclos a la que nosotros invitamos y el debate que se suscitó nos convenció de que lo hablado podría servir de algo en el futuro. En los tres sitios las conferencias podrían haber tenido más cuerpo si hubieran sido preparadas con tiempo, publicitándolas con carteles, megafonía o programas de radio. A pesar de estar coordinadas y avisadas desde dos meses atrás los interesados no estaban al corriente. El secretario permanente de Home Kisito, Zabour Zampou, se sorprendió de no haber sido avisado por R.Jariod ya que suele avisarle de otras cuestiones. Nosotros confirmamos una vieja tesis: toda dependencia de una gestión a través de intermediarios incrementa directamente la probabilidad de desajuste o fracaso. (frase a subrayar). Afortunadamente no siempre es así pero en este caso lo ha sido. No es que las conferencias hayan fallado. Hemos tenido unas cuantas escuchas garantizadas. Las tres han funcionado hasta donde podían funcionar. Otro asunto es qué se podía hacer con ellas, con su continuidad, con posibles talleres de trabajo acerca de sus temas y, finalmente, como instrumentar una inercia de encuentro regular con la palabra compartida.
En cuanto a nosotros nos toca revisar si ese rol de conferenciantes ambulantes por estas latitudes nos pertenece. Lo mismo que el de hablar a alumnos de colegios. En la aldea donde pernoctamos la noche anterior a llegar a Hombori comprobamos, como en ninguna otra parte de este viaje, la avidez de niños y adultos por absorber lo nuevo. Pensamos en una antigua idea: la de montar un teatrito de marionetas que con onomatopeyas y sin necesidad de lenguaje pudiéramos contar cuentos. No sé si lo haremos. Vic tiene dotes especiales para esto. Hacer de filibusteros o rapsodas tiene más de romántico que de práctico. En todo caso es una buena idea que se puede concretar sin demasiado cachivache y con suficientes dosis de tres cosas: paciencia, amor y tiempo. Como dato positivo: la expectación y el público están garantizados en las zonas rurales donde no hay ningún tipo de diversión.
En Ouaga, Lazare, el chofer de home kisito, nos llevo de gira burocrática a solicitud nuestra: primero al departamento de visados para prolongar el nuestro en Burkina hasta 3 meses, luego fuimos a la Embajada de Cote d’ Ivoire que necesita 48 horas para facilitar el de su país también por 3 meses. Los franceses pueden sacar para un grupo de países francófonos de la región una vise d’ entente. Hemos de averiguar si también disponemos de este recurso.
Como no podía fallar tenemos noticias desfavorables de tratos recibidos de unos franceses conocidos de otros franceses que nos lo contaron por los ivorianos. Se sigue cumpliendo la predicción: en cada país anterior siempre hay alguien que nos pone en prevención ante los peligros del país posterior. Mentiría si dijera que no nos afectan las noticias de esta clase. Lo cierto es que hay armas de fuego y no pocas en manos de rebeldes, bandidos, majaras o tipos descontrolados. Si un loco violento sin un arma en las manos es un peligro público no hace falta decir en que se puede convertir cuando dispone de una y se dedica a emplearla.
Cada información nos toca completarla pero no siempre tenemos a quien preguntar. Es completamente distinta la visión de nativos y lugareños a la de extranjeros, la de los residentes de un país a la de sus vecinos al otro lado de sus fronteras. A la hora de preguntar el europeo, sin darse cuenta, a veces precipita la respuesta sin esperar a que se la den distorsionando su percepción de la realidad. Lo habitual de muchos africanos es que contesten sí a preguntas aunque no se hayan enterado. Antes de iniciar una conversación, ante la menor sospecha de incomprensión lingüística conviene conceder unos segundos para ponerla a prueba. Suelo decir alors, tu parles français? Dis- moi quelque chose. A menudo a esa cuestión no le sigue nada más.
Ouaga es una ciudad tranquila y organizada. Los conductores conducen bien y poco despues del anochecer la circulación prácticamente se extingue. Contra lo que puede parecer hasta ahora la circulación en carretera no nos ha dado sustos con conductores mediocres. Hay países como Georgia y la Italia meridional que se conduce infinitamente peor. Nos aprendemos los tipos de matriculas de los países que atravesamos porque eso nos da pistas de a quienes preguntar sobre estados de carreteras y peligrosidad de lugares. En la capital de Burkina vemos algunas matriculas de Mali con la MD final (M de Mali, D de Bamako, que en ocasiones es variada por números del 1 al 7 indicando distintas regiones del país), también de Mauritania. En general los países de la zona además de la sigla del país llevan el contorno del mapita y los colores nacionales de la bandera.
Nos pasamos dos horas y media en el hotel Daporee indicado por Max como vía para localizarlo. Su amigo Shaha, un argelino de la kabilia, parece que ha contactado con él para decirle que estábamos aquí. No aparece. Hacemos negocios mientras tanto. Compramos pulseras, collares y 3 piezas de batik. Pago un precio sobrado aunque sea la mitad del pedido: 12mil francos.
Comemos y bebemos en un bar cutre pero que como mínimo tiene conectada una emisora regional que pasan clips de música. Como otras veces dejamos la carne de los platos que tienen un sabor de fondo sospechoso aunque dentro de lo sabroso. A la tercera vez de ir al local, es decir a colocarme bajo el tejado de metal una de las chicas que ya me toma confianza me pide la motito de lata reciclada que se ve en la furgo tras el parabrisas que se la regale. Aunque en Burkina la gente pide menos cadeaus que en otros países no deja de ser curioso que te pidan cosas por motivos caprichosos y como es el caso de sus propias cosas que pueden adquirir perfectamente dentro de sus presupuestos. La juguetería con materiales reciclados de latas de conserva es bien conocida. La compramos como otras cosas por la insistencia de vendedores que nos vienen a dar la lata. Es así que sin pretenderlo vamos haciéndonos con un pequeño ajuar de decos que algún día estarán en nuestras estanterías o vitrinas, aunque no sabemos aún cuando ni dónde. Al menos tenemos el espacio libre de los dos bidones para ir metiendo los objetos de colección.

1 comentario:

Aurea dijo...

La vida sigue, sigue bien.

Contad vuestras experiencias, nos interesan mucho.

Besos, abrazos,

Àurea y Ramón

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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