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domingo, 13 de enero de 2008

Rodando hacia el sur

Agadir 3 enero.Tiznit 4 ene 2008
Volvimos a pasar una siguiente noche en Sale, ahora en un lugar llamado Tabrek, no muy lejos de Rabat. Elegimos uno de los muchos estacionamientos sobre explanadas de tierra que hay en Marruecos con un garito autoconstruido por un chico que hace de vigilante. Junto a nuestro vehículo un perro montó guardia. Dormimos con el sentimiento de absoluta seguridad. Hablamos hasta tarde con uno de los chicos que vive al lado e inevitablemente surgió el tema de Alá cuya mención aparece en innumerables formulas lingüísticas. Durante todas las veces que he hablado con marroquíes en anteriores viajes no recuerdo de ninguno que se haya declarado ateo o se haya distanciado de las creencias predominantes pero sí que ha reconocido no ser practicante del ritual de las cinco oraciones diarias. Cuando pregunto por algún marroquí que sea ateo confeso no consigo aclarar si lo hay o no. De momento no recuerdo haber conocido a ninguno.
A la mañana siguiente cae una tromba de agua. Nos instalamos en la cafetería Deux Palmieres bajo el toldo para escribir y tomar el té ritual. El té a la menta lo sirven de distintas maneras. Cuanto más fino es un lugar más usan la célebre tetera de metal hecha a molde y los vasitos clásicos. Por preferir prefiero el vaso largo cargado de hierbabuena por 4 dh. A más sofisticación menos contenido y más caro.
Hemos empezado a regalar material del que tenemos para pequeños cadeaus: gomas de borrar, lápices, bolis y gafas de sol. La verdad es que la bolsa en el que hay cientos de unidades contándolo todo es una molestia a añadir, que hemos asumido conscientemente, en el exiguo espacio del que disponemos
Tratamos de hacer vida normal en movimiento. Vic y yo nos la pasamos juntos todo el día pero lo cierto es que hay muchos momentos en que estamos cerca pero disjuntos. Ella toma su propia mesa con su ordenador en los locales que usamos. Por mi parte, en la furgo, por las mañanas, dado que ella necesita más tiempo para vestirse que yo, mientras lo hace, aprovecho para escribir en mis libretas manuscritas para poesía. Es una propensión que aun no he decidido refrenar que suelo hacer durante los viajes.
No se ha limitado a llover. Ha diluviado. Algunas de las cajas de cartón bajo el toldo empiezan a dar señales de humedad. La hipótesis de perderlas por el camino es más que verosímil.
Nos hemos reencontrado en la plaza del Mercado Central de Rabat con Héctor G.Serrano, el chico que conocimos en la embajada Mauritana y con el que hemos de volver a ella 24 horas para recoger los visados. En este espacio literalmente se nos ha indocumentado. (misterios burocráticos). Personados de nuevo en un subsuelo mal ventilado se ha repetido la cola y el agolpamiento de la gente en torno a un minúsculo ventanuco. Se me ha ocurrido hacer una foto a las espaldas de la gente agolpada para levantar acta antropológica de uno de los muchos detalles pintorescos del caos humano. Alguien debe haber dado el soplo a los guardianes de la puerta exterior porque al rato ha venido uno a preguntarme porque había tomado una foto diciendo que a la salida me las debería entender con el. La puerta metálica de la salida no la dejan abierta ni un instante. Deben temer algo. A la salida nadie me ha preguntado nada pero sí he recordado que el mismo tipo que me ha dicho eso con cara de pocos amigos el día anterior se coló ante todo el mundo para priorizar el visado de alguien que no tuvo que pasar por el turno y yo le di un bufido.
En la cola de recogida de los pasaportes finalmente un poco de orden se ha establecido al vocear los nombres que iban gritando desde el interior por el que estaba mas cerca del agujero en la placa fina d madera haciendo de pared, Los últimos que han recogido los suyos hemos sido nosotros cuya suerte para estas cosas suele acompañarnos. El visado es por un mes contando la fecha desde el día de entrega no desde el día de cruce de la frontera. El recorrido de la capital marroquí a Nouadhibou necesita de varios días a nuestro ritmo. No creemos que nos afecte demasiado el detalle ya que queremos ir de todos modos a Mali antes de terminar el mes. Hemos consultado en la embajada de Mali muy cerca de la mauritana para tramitar el visado por un mes para febrero. En esta, a diferencia de la otra, los funcionarios van tocados con prendas elegantísimas al estilo de su cultura. En la embajada no hay nadie y el hombre que me atiende en un suntuoso despacho para darme la información parece estar impresionado por solicitársela. Hay que pagar 250dh por cada visa de un mes. Y el doble por dos meses. Puesto que el pasaporte está retenido en la otra embajada tramitar el visado de Mali en ésta significa una demora de más días en Rabat. Lo desestimamos Por otro lado dejamos para cuando estemos en Mauritania la reorientación de nuestro trayecto si va a ser hacia el este o hacia el Sur para Senegal.
En la embajada mauritana nos encontramos con Ibrahim y Andullah del Aaiún que conocimos el día anterior en el mismo lugar y a quienes, al coincidir con ellos en el episodio del cepo, les propuse llevar a cambio de gastos compartidos. Como que sigue diluviando antes de partir hacemos una reunión los cuatro dentro del vehículo para aclarar las condiciones: ellos irán a dormir por su cuenta y las comidas también correrán a cuenta de cada cual. Establecemos una cantidad baja, que les pido que paguen por adelantado, de 150dh por cada uno por llevarlos hasta Agadir, y si deciden continuar hasta el Aaioun replantearemos otra cantidad. El viaje con ellos es cómodo pero es el peor día, de todos los que he estado en anteriores ocasiones en Marruecos, para viajar. Ibrahim tiene prisa por llegar ya que tiene que trasladar un coche hasta la frontera mauritana para su reventa. En su deferencia rodamos hasta muy tarde. El fuerte vendaval tira carteles publicitarios de la carretera y toldos de locales, también induce a que los conductores sean mas frenéticos. Cruzar Casablanca de noche en tales condiciones es demencial. Vemos en varias ocasiones coches que se han pegado y cuyos conductores se discuten como si alguno pudiera reclamar su razón sobre el otro.
Llegamos a medianoche a Marrakesch donde nos instalamos en la misma calle Avda. Fatima Shoura que la anterior vez, junto al hammam, para dormir. Bajo la arcada hay un hombre pegado a una butaca de plástico mimetizado con la oscuridad. Si no me equivoco es el mismo hombre que vimos hace un año. Los dos chicos se han ido a buscar un hotel quedando para el día siguiente. Por la mañana, que desde las 7 am esta abierto el hammam, voy a tomarme una ducha de cubos que he pactado por 10dh. Declino los masajes. Posteriormente me entero que en el hamam hay tres espacios: uno para desnudarte y dejar la ropa (toda menos los slips. Al ir a mi destino con ellos me ofrecen unos que declino para ponerme los míos), otro que es intermedio de menos calor y otro ultimo que parece un vaporarium. Yo voy directamente a este y me sirvo agua con los dos cubos que me han proporcionado. Aun no entiendo que sean dos. Me desenjabono tirándome cubos por encima sin advertir que posiblemente salpique o mi agua llegue a un tipo echado al suelo que está recibiendo un masaje. En un momento dado ese tipo oscuro que estaba recibiendo las pasadas de unas manos expertas en sus glúteos se levanta enfurecido en mi contra sin entender lo que dice; me monto la película de imaginar que me está increpando por gastar demasiada agua, ¿yo? luego pienso que lo más lógico es que me haya discutido que le he mojado. Le pido disculpas,-acabo de salvar la vida- ya he terminado y me voy. A continuación, mientras V se queda en la furgo yo sigo el ritual de tomar naranjada en la famosa plaza donde hay de todo: Jame el Fna. Sigue costando 3dh el vaso grande, unos 12 el litro. Si la tomas sin preguntar te costará 10 el vaso. Después de eso me ocupo de hacer fotocopias de las caratulas de nuestros dos pasaportes por si des mouches lo cual proporciona otra curiosa anécdota de la manera de contar de los moros al doblarme el precio pactado por tratarse de dos documentos aunque compartan la misma fotocopia. Le digo al hombre -tiene una imprenta no lejos de donde hemos pernoctado- vous avez gagné 6dh de plus aujourd’ hui et moi une nouvelle anecdote. Nous sommes en paix. Antes de eso me ha dicho que para nosotros unos DHs de más no es nada, yo le he dicho par la meme raison vous pouvez prendre la moitié de ma fortune et je dois dir-vous: d’ acord. La guerra por el dírham es algo continuo en el país. Nos reunimos más o menos a la hora convenida con nuestros pasajeros y seguimos ruta hasta Agadir por Argane, epicentro de donde crece el árbol del mismo nombre con el que se hace un aceite muy apreciado.
En Agadir cambio otros 100e en 1112 dh. Los 100 cambiados en Martil han durado muy poco. Prefiero ir cambiando pequeñas cantidades según lo que vayamos necesitando sobre la marcha. En el banco la cola de espera ha arrojado otra aportación para el anecdotario. La gente llega y no se pide el turno, sin embargo hay una evidente calma y respeto. ¿como lo consiguen? Dejan una pequeña prenda sobre el mostrador: una pieza de identidad, un recibo, lo que sea, yo probé con mis gafas. La cuestión es dejar una prenda. Luego el contable la coge o su dueño está al tanto para saber que el toca. La historia de esta forma representativa de guardar turno no la averigüé pero propondré para el Nobel a quien haga averiguaciones y constante si es algo local o se lo ha encontrado en otras latitudes. Nunca lo había visto antes. Puesto que entro en dos ocasiones al mismo banco, en ésta ocasión es el BMCE, uno para perder mi tanda al desconocer el sistema anterior y salir para despedirnos de nuestros pasajeros que se van por su cuenta teniendo un enlace para llegar antes a su destino y la siguiente para conseguir mi objetivo del cambio tengo tiempo de entablar conversación con un tipo curioso que esta sentado en una butaca especial junto al mostrador. Me llama la atención porque lleva sombrero, chaqueta y zapatos conjuntados con un blanco negro. No le pregunto si es miembro de un club de protección de cebras pero sí hablamos del victimismo de los errores administrativos del cual él es una prueba porque algún administrativo copió equivocadamente su numero de pasaporte y los de la oficina se resisten a pagarle su pensión. Convenimos que la pacience est la filosophie mére de toute la vie y nos despedimos con simpatía él continuando con su resignación y yo con más dinero marroquí para los siguientes días. En principio no está tan claro que podamos repostar en gasolineras pagando con tarjeta de crédito y dinero líquido del país siempre es indispensable. Sin embargo hemos podido llenar el depósito en una estación de Afrikania pagando con tarjeta de crédito, algo que se puede hacer excepcionalmente en el país. Eso ha sido en la del gran centro comercial de Marjane (es una cadena supermoderna que está en los principales ciudades y nos han dicho que está montada por el rey como signo de los tiempos modernos). Aquí hemos entrado exclusivamente para comprar una cámara digital, ha sido una Nikon de 7,1 megapixels y pantalla de las grandes, seguramente pagándola mas cara que en España- el olvido del cargador de la nuestra, una Olimpus, nos ha tocado pagarlo caro ahora. En cuanto a la videocámara pocket, una Werlisa, que compramos en nuestro ultimo y penoso viaje comercial a Andorra,donde nos dejamos timar por cuadruplicado, también hace fotos pero de muy mala calidad. Sería imperdinable hacer este viaje sin un cámara fotográfica. Después de esto y ya de noche hemos seguido rodando hasta Tiznit, donde la última vez que estuvimos Vic se compro una pulsera hueca de plata de la artesanía bereber. Estacionamos en la calle principal de la zona comercial vieja junto a las arcadas del mercado. La calle está iluminada y pasa alguna gente por la acera. Cuando nos ubicamos en sitios céntricos como este por ratos nos parece estar dentro de un hide desde donde observar la vida callejera y el zoo humano. Casi a media noche la actividad decrece considerablemente y nos entregamos a la onírica de crucero.

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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