En el patio del camping Facomtour Tighmert 5 enero 2008
Antes de dejar Tiznit pasamos un buen rato de cafetería, saludamos al tipo que nos vendió la pulsera y nos equivocamos de carretera tomando la nacional para el Aaioun en lugar de la costera para Sidi Ifni. Vic está en la interpretación del mapa y yo desobedeciendo mi criterio de consultarlo cada vez que me ponga al volante. Si las mujeres son el género que se distingue por mirar los mapas al revés desde mucho antes que un famoso título de libro mencionara eso, Vic gana el premio de las peores interpretaciones de ellos. Eso ha abastecido numerosas discusiones por equivocarnos de ruta. El apartado de este tipo de broncas es agotador. Lo de la M40 del otro día no fue pues una excepción. Aunque tengamos tiempo y dinero para seguir llenando depósitos equivocarnos de ruta perjudica a la atmosfera al hacer consumos de gasoil superfluos.
Continuamos con la convicción que en un momento dado de la carretera nos encontraremos una desviación hacia el mar. Yo confío en mi memoria y ella en su forma de entender los mapas. Durante el camino, interesados en probar la nueva cámara haciendo fotos en movimiento, se me va obturando la percepción de que no hemos tomado el itinerario correcto. La carretera no me suena de nada hasta una ciudad que reconozco, Bou Izakarm, es la misma en la que paramos para desayunar en la ultima vez que pasamos por allí en sentido contrario. Aquí recogemos un chico joven autostopista o que hace el gesto de pararnos. Como suele suceder dice que si a cuando le preguntamos si habla francés para a continuación no decir ni una palabra y no entender nada de las nuestras. En el control policial ordinario antes de entrar en Guelmime a nosotros nos dan la bienvenida y a él le piden el carnet de identidad. Antes de bajarse ofrece pagarnos 10dh. Se los aceptamos. Casi siempre nos hemos negado a hacerlo pero eso tampoco es un criterio inamovible.
En Guelmime nada más llegar me meto en una teleboutique y llamo al número de uno de los hermanos de Barek el cual le pasa el recado de que estamos en la ciudad. Con este habíamos quedado para mañana en Sidi Ifni, que para ir y volver supone unos 120kms de más. Mi propuesta es de prescindir de la visita y dejarla para otro año. Sin embargo Barek está en la ciudad con Mokhtar, otro de sus hermanos. La última vez que nos vimos fue en casa, en CdeV durante la fiesta de despedida. El dice de invitarnos a comer. Le seguimos creyendo que iremos a uno de los pequeños baretos de tagins que solemos usar para comer. En lugar de eso nos lleva a unos 10 kms al camping Facomtur en Tighmert, un lugar en medio del paraíso. El establecimiento debe estar recomendado en las guias. A llegar hay dos furgonas atrotinadas de dos parejas de francés jóvenes que se las han preparado para viajar. Luego vienen otros autocaravanings de distintas categorías económicas y sociales. Una de ellas lleva un remolque en el que hay una lavadora, una lavadora de verdad, de las de casa, junto a una moto y una especie de taller. Hablamos con la pareja que se les ve muy puestos en esto del nomadismo rodado. El nos informa que en Nouadhibou se aconseja a los franceses que no crucen la frontera por los últimos acontecimientos. El Lisboa-Dakar se ha suspendido este año como protesta por el último atentado. La verdad es que la hipótesis de que un blanco por el hecho de ser extranjero se convierta en el punto de mira de un arma para matar no es nada agradable. Llevamos la marca de los infieles en el color de la piel y somos objetos de discriminación por el hecho de no ser islámicos. Para algunas mentes retorcidas que no dudo que en estos momentos estén marcando muescas en alguna de sus estadísticas fatídicas solo somos material de propaganda matándonos. Nos consolamos creyendo que hechos aislados de los más terribles existen siempre pero en el fondo sabemos que para algunas codicias tan solo somos presas potenciales.
Barek insiste en invitarnos y en un local precioso pero desolado y algo frio nos preparan un tagin de pollo para los 3 y uno de verdura para Vic.
Luego nos vamos de gira por Guelmime donde nuestra preocupación por el deterioro del cargamento solidario y la necesidad de una alternativa de porte hace que no cesemos en la idea de conseguir unos bidones estancos. Casualmente encontramos unos, bastante parecidos a los que usa la industria química en España, azules de tapa negra. Allí se pueden conseguir gratis y se han convertido en la enseña de los hortelanos squatters ribereños de muchos ríos y territorios municipales sin usar. También se pueden comprar en lugares como Servei Estació del carrer Aragó, lugar de paso obligado para equipamientos y ultimamientos y que nosotros con las prisas dejamos de hacer. En Guelmime compramos uno de los grandes que ha sido usado por aceites a un precio bastante alto: 250dh. Despues de hacerlo encontramos otro lugar que vende los de tamaño ideal: unos 120litros que los vende a un precio inferior. Reservo dos de estos por 340 con la presunción de poder devolver y cambiar el anterior.
A partir de Guelmime cambia todo. Se anuncia como la puerta del Sahara. El antiguo Sahara español y su línea recta divisoria empieza más al sur pero la geografía y el clima empiezan a ser completamente distintos desde aquí. Hay hombres vestidos de azul y turbante negro. La gente también parece tener más tiempo para estar más atentos a la posible captura del extranjero. Nada más llegar a la ciudad un tipo vestido con un plumón blanco, un palillo entre dientes y una gorra de visera me aborda para hacer que desea ayudarme. Me acompaña al teléfono y hace de traductor con el chico al cargo que esta leyendo en árabe. Tiene todas las trazas de un guía de esos que lo ofrece todo aunque no tenga nada. En seguida me dice que conoce a Olivia de Nuachkot y no sé que otros rollos. La conversación derrapa hacia los peligros del mundo. Según él los marroquíes son la mejor gente que existe y todos los últimos problemas se deben al Frente Polisario. No sé como vuelve a salir el tema de Allah. La proto-tipicalidad me abruma. La llegada de Barek lo hace desaparecer como bajo el pañuelo de un mago. Por su parte Vic en la cabina de la furgo aguanta las sugerencias de otro chico que dice que es temporero de recogida de tomates y sugiere que compremos un cartón de tabaco para cambiarlo más al sur por una carga llena de gasoil. Desestimamos ideas de esta clase. Si no estamos de acuerdo en el tabaquismo ¿por que íbamos a traficar con tabaco? Sabemos que el gasoil cuesta unos 5dh litro más al sur parece que es por contrabando, versión de un policía, o porque lleva polvo y es menos puro.
A partir de Guelmime tenemos la sensación de estar iniciando este viaje. Los 1200 kms anteriores desde Sebta han sido un trámite obligado. La anterior vez que estuvimos aquí Vic y Misse probaron las excelencias de un hamam. Tanto las masajeadas como las masajistas, éstas provistas de manoplas, iban en bragas. Después de ello cenamos y pasamos la noche. Al día siguiente dimos la vuelta hacia el norte. En este viaje es la primera vez que con Vic viajaremos juntos más al sur.
En cada viaje, aunque tengas una ruta trazada, no es hasta determinado momento que conectas con alguna de las claves del mismo. No es que tengas mas respuestas a los por qué de hacerlo pero estás notando que empiezas a gozarlo. Es cuando te dices que no cambiarias el momento que estás viviendo por ningún otro. No es que haya sucedido nada extraordinario, lo extraordinario es que te identificas con lo que estás haciendo.
De la queja a la documentación punitiva
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*De la queja a la documentación punitiva**.*
Dentro de las campañas en curso (o es más preciso decir, las líneas y
propuestas de campañas) una de ella...
Hace 12 años
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