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martes, 1 de enero de 2008

En Ruta

Larache 1 de enero 2008
Los más de 1600 kms que hemos hecho desde casa hasta Algeciras incluyendo un plus de vueltas por Cádiz y unos 70 de más por tomar la M40 en sentido equivocado a la llegada a Madrid para alcanzar St. Sebastián de los Reyes, no cuentan. La ruta ha empezado a partir de pisar suelo africano en Ceuta. El cuentaquilómetros a cero. A partir de ese momento suma y sigue. A partir de ahora lo que vaya a sucedernos tal vez esté ya escrito en los archivos polvorientos de algún dios. Como todavía no lo sabemos, nosotros que somos los protagonistas, nos tomamos el derecho a averiguarlo en cuerpo y mente propios. Hemos empezado este viaje con el cuentaquilómetros de la casa-rodante marcando 65mil exactos. Posiblemente tenemos una cantidad similar por delante antes de volver a la península ibérica pero lo menos que queremos hacer es correr y saca r una media diaria de 200 puede significar demasiadas horas dentro del vehículo. El caso es que necesitamos tiempo para mezclarnos en los lugares y la atención al ordenador nos pide bastante más que una o dos horas diarias. Vic y yo estamos mano a mano escribiendo cada uno en su ordenador en la misma mesa del bar donde hemos venido a tomar tea a la menta. Hemos pasado la noche junto al mercado. Antes de acostarnos hablé un rato con el guardián del establecimiento. En Marruecos hay muchos vigilantes privados no uniformados contratados por establecimientos directamente. Son algo parecido a los vigilantes de las obras que ha habido o sigue habiendo en España. El hombre al principio nos recomendaba que fuéramos a un sitio más céntrico porque habría más vigilancia y estaríamos más seguros. Insistía aunque sin parecerme que quisiera deshacernos de nosotros. Según él la noche se presentaba follonera porque la gente bebía. Nos hemos quedado en el lugar. Antes de dormirnos como unos angelitos hemos leído con la fantástica luz eléctrica de la batería independiente. La noche ha sido tranquila y únicamente fuimos despertados por llamadas al móvil con el cambio de año. Ni uvas ni campanadas. ¡Gozo total! Por los alrededores ni luces de neón ni villancicos ¡qué felicidad! En el viaje anterior al país también pasamos una noche aquí ubicados en la zona más céntrica junto al paseo del mar. Yo había iniciado aquel viaje sin haberme repuesto de una gripe y empeoré. Mientras yo pasé todo la tarde acostado con un dolor de garganta terrible que me impedía hablar Vic y Misse estuvieron de cháchara en uno de los salones de té elegantes. Me trajeron un vaso de té y me mimaron contrarrestando los efectos sulfúricos de mi infierno particular. No me recuperé hasta algunos días despues y bastantes ciudades más al sur. Actualmente en este viaje estoy más pletórico y me siento con más fuerza a pesar de que sigo cojeando.
Vinimos anoche hasta aquí. Todo el día de ayer lo pasamos en Martil: una ciudad recomendable porque es completamente llana. Compré una docena de tornillos para madera con sus correspondientes arandelas para afirmar la mesa que sirve para trabajar o desayunar dentro de la furgo con el ordenador. Esta mesa tiene más posibilidades que la que teníamos instalada antes (una de bar de pata de tubo) ya que permite guardar más cosas debajo de ella: el frigo, las dos bombonas de camping contra, una bolsa de regalitos y los dos cubos para duchas. En la ferretería hablamos un buen rato con un ceutí que me reconoció por haberle preguntado la noche anterior por el nombre de una calle. Los 12 tornillos salieron de cajas distintas y fue todo un periplo para el comerciante localizarlos.
Con Lucía y su compañera de piso, Ester, estuvimos considerando por un rato pasar la velada de fin de año en su casa. Es la idea que mentalmente nos habíamos hecho si lo celebraban, pero el humo y la cantidad de escalones seguían siendo disuasorios. Finalmente decidimos hacer ruta. Recorriendo los más de 100 kms hasta Larache, sin usar la autopista, primero tomando la carretera de Tánger y a unos 30kms antes de llegar la de Larache hacia el Sur. Los mojones van anunciando a cada km prácticamente lo que falta por llegar. En todo este rato nos encontramos con los típicos controles policiales. En el último con policías secretas u hombres con gabardina, que para el caso es lo mismo, sacados de una novela de bolsillo. En este nos indicaron que no habíamos hecho el stop. En Marruecos sabemos de siempre que hay que ir con cuidado con los puestos de control en carretera. Pueden estar en los lugares más sorprendentes, sin preaviso. Teniendo que pasar de una velocidad de carretera a obedecer una señal de 20. La forma de hacer el alto es distinta con una luz blanca de linterna de escasos lux haciendo intermitencia. Mencionar tu condición europea te franquea el paso pero para combatir su aburrimiento paran a todo el mundo. Esto también pasa durante el día. A menudo ves a los guardianes parando por parar y enzarzarse en pláticas sobre lo que sea. Antes de dejar Martil el lugar donde paramos un rato fue ante las puertas de un hotel cuco que se anuncia como muy vitamínico (aux vitamines sur mer). El mánager nos trajo un pedazo de pastel exquisito. También nos informó del asesinato de 4 franceses en Mauritania hace una semana. Con él aclaramos que la garrafa de lejía marca ACE comprada en una tienda de productos domésticos por la mañana bastaba un tapón para clorar unos 5 litros de agua. Otro amigo árabe de Lucia nos decía que era un vaso. Esperamos llegar a saber la proporción exacta en los próximos días. Traemos con nosotros una enorme cantidad de botellines de 50ml de yodo para la desinfección del agua. Vic en su afán intendente gastó más de 1000euros en productos homeopáticos y alopáticos. Posiblemente debe haber botellas de yodo para mezclar en agua de litro pero no llegamos a averiguarlo. Vicente Pastor, en la fiesta en casa de Rocío y Augusto la Nochebuena, nos recomendó también la lejía aunque tenemos noticia que no es tan eficaz como el yodo ya que aquella no elimina el peligro de la amebiasis. Rocío es una maga de la logística que se ocupa de organizar todos los detalles, los propios y los ajenos. Nos sentimos muy cómodos los dos días que estuvimos en su casa y nos preparó la comida en nuestra siguiente etapa de St. Sebastián de los Reyes a el Puerto.
Antes de cruzar el estrecho tratamos de completar mejor nuestro botiquín. Acudimos como unos ingenuos a Sanidad Exterior creyendo que podríamos conseguir un complemento de antipalúdicos, ya que al contabilizar los que nos habían dado en la de Barcelona eran insuficientes para tanto tiempo. Un hombre tras el mostrador de barba y cabello blanco puso en duda que nos los hubieran suministrado gratis en un establecimiento de Sanidad por lo caro que era especialmente el Malarone y que para comprar por nuestra cuenta el Larian, la versión barata pero peor para el organismo, necesitaba hacernos una historia clínica y que no podía darnos la primera cita hasta el 9 de enero. Seguíamos en el túnel del tiempo. Debíamos haber salido de Madrid con recetas de Augusto G.Villanueva que es médico para evitar algún posible problema. En África nos tocará conseguirlo pidiéndolos por su principio activo, no por su nombre de marca. María del Mar Baldó nos dio un resto de Resochín y suero que le sobró de su estancia en México. Tengo experiencia en tomarlo y en su impacto nefasto para la vista. No es lo más recomendable.
Rodar por Marruecos recuerda detalles de décadas atrás aunque ahora el desarrollo urbano sea mayor y la gente esté mas tranquilo en cuanto dejar en paz al europeo sacándolo de sus platos suculentos.
A los conductores tienes que avisarles repetidas veces para que cambien de luces largas a cortas, hay ralla continua en segmentos completamente rectos y con visibilidad y hay dos tipos de líneas discontinuas sobre el asfalto, una que es la equivalente a la española y otra que es una continua cortada. No suelen corresponderse con las necesidades de cuidado de la vía. A veces es posible el adelantamiento donde no corresponde y otras al revés. En medio de la noche y aparentemente en ninguna parte se encuentran viandantes que deben ir a algún poblado diseminado. Por las ciudades puedes encontrar que calles no muy usadas de tránsitos son campos de futbol para pasar el rato. Invariablemente los gorrillas aparecen con los espacios repartidos para cobrarte haciendo gesticulaciones que no te ayudan para nada en tu maniobra. A esos hombres, toda una tradición, hay que tomarlos con paciencia. De alguna manera pueden hacer de vigilantes aunque realmente su cometido no sea éste ni estén contratados por el municipio. En algunas partes como en Agadir sí recuerdo que van con ticket y con uniforme y parece que tienen un estatuto de homologación.
Aunque no queremos encorchar el ritmo del viaje por el calendario, lo cierto es que el año tiene 52 semanas y el continente más de 50 países. La división aritmética es inequívoca. Una vez aquí dedicar una semana de promedio por país no parece muy realista. Hay dos hechos que nos van a ralentizar: uno, la misma lentitud burocrática, entre otras, de los países y dos nuestro recalamiento continuo para lugar donde montar nuestro despacho. Ayer nos pasamos varias horas en el mismo bar-restaurantito con los ordenadores y hoy hacemos otro tanto en el que está en la plaza del Mercado. Hemos comido habichuelas (la harira suelen servirla por la noche) yo sardinas a la brasa y Vic una ensalada de tomate que sabe a tomate. Gentilmente nos permite usar sus enchufes y hacer nuestro surrealista despliegue de despacho. Los trabajos de ordenador llevan mucho rato. Si deseamos actualizar el blog esto supone tiempo de dedicación pudiendo crear un contrasentido: dedicar más tiempo a escribir lo que vivimos que a vivirlo más aunque sea a costa de no escribirlo tanto. Una vez preparado todo (artículos y fotos) con una pastilla que conecte con un Usb vamos a un cyber para meterlo en la red y consultar el correo. No vamos a usar el móvil si no es por caso de emergencia. Contestar las llamadas es muy caro para nosotros aunque siga siendo la misma tarifa de llamada estatal para quien la hace. Lo más laborioso es la inserción de fotos. Primero hemos de reducirlas de peso, luego renombrarlas, clasificarlas y finalmente localizarlas para publicarlas. Nos han hablado de un soft que nos puede facilitar las cosas agrupando imágenes por temas que pueden ser presentadas consecutivamente: es el movie maker y el pinacle. Todavía no hemos hecho funcionar una minúscula cámara de video y no tenemos una cámara digital de verdad aunque aquella también puede hacer fotos. Hemos empezado pues el viaje con muchos déficits. Esperamos irlos resolviendo sobre la marcha.

1 comentario:

Isabel dijo...

Poco a poco... lo importante es que a estáis en el camino. Por cierto, feliz año nuevo. Se os echa de menos. Un abrazo muy grande, Victoria. Os voy leyendo a ver cuánta envidia soy capaz de pasar ;)

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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