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miércoles, 23 de enero de 2008

Alarma: Mosquitos


. Bamako 23 enero 2008
Colombiana cooperante seglar de la misión de Bamako en Kalana


Antes de dejar Fanocume Kakore me pasé por la escuela justo en el momento en que los niños y niñas estaban en posición de formación y firmes y luego cantando el himno de Mali ante su bandera tricolor (todos los colores del parchís menos el azul en posición vertical). Algunos de los críos que nos levantan cuatro palmos del suelo saludan al estilo militar durante el cántico. Doy un puñado de gomas de borrar a Mamadu Kulibali, el profesor. Vous etes tres gentil, me repite varias veces haciéndome sentir fatal. Seguimos hacia el sur. Efectivamente los 20 kms anunciados de pista nos los encontramos, un primer tramo de 3 y un segundo tramo de unos 15 muy polvoriento cuyo recorrido a pesar de los cuidados nos llena de polvoreda y puede producir otros daños.
Para llegar a la capital varias personas nos habían advertido que había entre 15 y 20 kms de pista sin asfalto. Cuando nos toca pasar el tramo largo tememos por alguna de las piedras levantadas por camiones que pasan a toda la pastilla que se estrelle contra nuestro cristal. No es hasta Bamako cuando estacionamos que advertimos que hay un goteo constante de líquido aceitoso sobre la rueda derecha. Tal vez se trate del liquido de frenos o del de dirección asistida, sea lo que sea ha sonado la alarma personal. De la grieta del parabrisas de unos 10 días atrás evaluada en Dahkla, de momento no ha corrido por debajo de la cinta que pegamos a ambos lados del cristal. Este nuevo susto nos tiene de momento a la expectativa.
Hemos cambiado euros a 655 inicialmente pactados por uno de los cambistas que nos ha abordado en la calle. Luego al ir a buscarlo para hacer la operación hemos advertido que él no es mas que uno entre un montón que comparten la esquina pero que trabajan para el mismo tipo y que se pelean entre ellos para conseguir hacer el cambio. En realidad piden comisión y estoy seguro que el cambio ha sido menor que el que ofrece una agencia de cambio que es cuestión de buscar. En Ecobank el cambio es a casi 660 que es oficial pero con una dedicación considerable lo deja a 590.
Las primeras hordas de mosquitos nos los encontramos en Bamako. Nos instalamos inicialmente en el patio del auberge de la jeunesse. Por aparcar, pasar la noche y usar una ducha cutre sin agua cobran 3000cfa. Cuando cae la noche y nos atacan los mosquitos decidimos cambiar de lugar. En la Misión Católica, cuyo edificio reconocemos por los signos evidentes del sistema carcelario que tienen todos ellos, nos piden 6000 por pasar la noche. De momento desistimos y aparcamos en la calle ante el restaurante Damu de enfrente, cuyo propietario nos indica esta `posibilidad que nosotros ya habíamos prácticamente decidido. Durante la noche todo el mundo sigue el partido de futbol televisado Mali-Benin, los goles de Mali saca a la calle gente de todo tipo gritando ¡Mali!¡Mali!. La misma tontería en todas partes. Durante la velada en todas partes gente agolpada en torno a pequeños televisores mirándolos desde la calle. Sin duda el futbol es uno de los instrumentos más eficaces para el sistema que consigue que la gente se dope con el circuito de una pelota olvidando sus tragedias existenciales. En el pequeño establecimiento donde tomamos una cerveza para los dos (de medio litro) por casi 2e compartimos el espacio con un grupo de hombres y mujeres que tienen el perfil de curas-monjas. Una de ellas lleva una vestimenta que indica el numero de un congreso de toda la francofonía sobre algún pío propósito. Hay otra pareja de extranjeros que están ligando en esa posición tan prototípica de ella tal vez anglosajona, súper atenta a él, un muchacho de menor edad y corpulencia, tal vez coreano o japonés, a ratos ella poniéndole la mano sobre su antebrazo y atendiendo in extremis las declaraciones biográficas de el que apenas que esta en esa indeterminada edad de los asiáticos neo adolescentes. Es una pareja que también se aloja enfrente que no nos hacen el menor caso. Hay un par de niñas que juegan con los bastones de Vic y le dedican sus proezas artísticas con canticos mostrando sus barrigas y contorneos.
Tras el partido de futbol la calle se llena de comentarios. En todas partes del mundo sucede lo mismo. Las grandes pasiones siguen girando en torno a un balón golpeado por un par de equipos contrincantes. No comprender esta pasión humana hace que lleve considerando desde hace años que no comprendo en absoluto a la raza humana. Definitivamente no pertenezco a ella. Por lo que hace a lo concreto la gente de un país ganador aunque sea en el asunto de los goles necesita confirmar su éxito aunque en otros asuntos no encare sus miserias. En todo caso el fútbol es un pretexto para mostrar el orgullo nacional (el famoso Barça sigue siéndolo para Catalunya, no hay pues tanta diferencia). Muchos vehículos y motos llevan la bandera tricolor del casi parchís.
Al día siguiente de descubrir el derrame del aceite consulté a un mecánico próximo o alguien que dijo serlo. Le expliqué mi conjetura de la pérdida del líquido de frenos o el de dirección asistida aunque el reservorio no experimentaba ningún descenso. Dijo que para arriesgar un presupuesto tenía que desmontarse la rueda y la placa cartón, bajo la chapa. Lo hice para conformar que por este lado no se podía hacer ningún diagnostico y que en todo caso habría que hacerlo sacando la batería y mirando los tubos supuestamente debajo de esta. En ese momento advertí que también había un derrame de aceite en el mismo lateral en la parte posterior de la furgo. Una chispa de luz vino a mi cabeza. ¡pero seré burro! El aceite procedía del cofre. Una de las garrafas de 4 litros multigrado se había perforada con el traqueteo del viaje. Lo que quise evitar para uno de los bidones de reserva de lata con uno de los tornillos de la baca y que me apresuré en sacar no lo supuse para el bidón de plástico. Recuperé menos de 3 litros de los 4 de la garrafa. Segundo susto técnico del viaje afortunadamente sin mayores consecuencias que la anécdota. No hay anécdota sin coste de tiempo y económico.

Ha sonado la alarma de los mosquitos. Cuando otros viajeros nos cuentan su experiencia con ellos y su paso por el paludismo no resulta agradable. Los mosquitos nos alarman; sobre todo me alarman porque soy un bocadillo preparado a su gusto. Los repelentes, el incienso revulsivo, el compacto de las B, la citrorella, las bolitas homeopáticas, la mosquitera y toda la parafernalia no me han evitado estrenarme como su víctima. Paradójicamente fue en el vestíbulo del Centre Francais donde fui atacado por ellos. Esta en una de las arterias principales de la ciudad y el edificio es muy moderno. Nos paramos un rato tras una larga caminata por el mercado central que compartimos con Lucia Soloviz y Julio Rojo, de Vallecas, que conocimos en la misión catholique donde finalmente nos alojamos para dos noches tras la primera que pasamos junto a sus paredes exteriores. Como nos alcanzó la noche nos costó algo salir y reorientarnos. Si ir con silla de ruedas tiene ya por si complicaciones en cualquier ciudad del mundo en no pocas ciudades africanas es una forma potencial de suicidio. Me ha tocado aprender de los innumerables empujadores de carros de todos tipos y de los bicicleteros. El problema mayor es cuando tienes que tomar calles que son de sentido único y tu vas en sentido contrario. Los últimos minutos de luz se nos fueron con la compra de una de las telas típicas del país, con una brillantez y estampado especiales, elegida por Vic. Lucia trabaja para Save the Children y Julio, biólogo, está preparando su tesis doctoral sobre el gato montés argentino. Ambos viven en Buenos Aires y están pasando su mes de vacaciones por esta parte de África.
Nosotros somos la envidia de todos cuando decimos que tenemos un año de tiempo para África. A estas alturas sabemos que tanto tiempo es posible de aguantarlo con reposos intermedios y con la recuperación de las condiciones básicas de confortabilidad y en particular las que nos permitan reorganizar nuestra tranquilidad y sosiego. Compartimos con ellos unos espaguetis preparados por Julio y por la noche compartimos la mesa en la que nosotros dos comimos cus cus con legumbres en uno de los bares de enfrente. Luego tertuliamos en el patio de la misión hasta que la sor, la monja, la hermana al cargo de las puertas y de los cobros de alojamiento vino a decirnos que ya era tarde para hablar en voz alta. Siempre que tenemos conversaciones con personas de la generación inmediata que nos sigue, la que ahora está en su treintena de edad, nos resultan muy interesantes. Son copas directas donde beber de los cambios de mentalidad por lo que hace a perspectivas de la esperanza social, si así se puede llamar, siempre que se trate de temas posibles con gente, como ha sido el caso, implicada de alguna manera en causas para cambiar poco o mucho las situaciones. Nos llamó la atención uno de sus puntos de vista: el del sandinismo como polarizador y más aportativo a la Europa de su generación buscando expectativas revolucionarias y no al revés. Hablamos de Argentina y de nuestra idea, antes de decidir el viaje africano, en comprar una chacra allí, tal vez en Misiones, donde ubicarnos para nuestra vejez. Confirmó que los precios habían aumentado mucho desde los últimos 4 años aunque seguían siendo baratos y de la cantidad de europeos que van a comprar por razones especulativas. No era ni será nuestro caso. De haber comprado algo estaríamos ahora con otras dinámicas burocráticas para conseguir la nacionalidad allá y con otro planteamiento de vida que nos ligaría a la zona. Eso de tener una o más de una casa en distintas partes del mundo mientras se vive en otra o se viaja resulta muy exótico pero bastante poco práctico. Una casa es interesante cuando vives en ella o cuando las da a alguien para que la use. De momento este tema está fuera de nuestras consideraciones diarias. Más bien pensamos que viajar durante un tiempo es incompatible con el otro proyecto de una ubicación alternativa a la que tenemos en Catalunya. Llegado el momento ya sucederá algo.

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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