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miércoles, 23 de enero de 2008

La Capital de Mali



Martín, Francoise y nosotros en una noche interesante
Bamako, Mali- 22 y 23 de enero de 2008
La carretera hasta Bamako es prácticamente nueva en casi todo su recorrido, la prueba es que, en 20Km, todavía el firme es de pista de tierra y las máquinas con sus operarios continúan su labor de construcción. El paisaje sigue siendo frondoso y, casi en cada aldeita, hay los consabidos espacios de sombra bajo fornidos árboles y mesas-camas hechas de trozos de troncos donde los hombres echan sus siestas o charlas mientras las mujeres y los niños acarrean leña, cubos o sacos de hierbas. El caos de coches, microbuses, puestos de todo tipo, guardias y semáforo,s nos indica que hemos llegado a la gran urbe. Buscamos el albergue de juventud recomendado por la L.Planet y, sorpresa, volvemos a encontrarnos con los franceses amigos. El espacio es amplio y bonito. Después de cambiar 50€ por la calle (650 CFC=1€. ) volvemos al albergue y comemos un plato de arroz con pescado en salsa bastante malo (Jes devoró las dos raciones del bichito marino y yo el arroz salsero) mojado con una cerveza del país muy buena; el espacio que haces las veces de restaurante es una terraza con vistas a unas esbeltas palmeras, pero con un personal bastante ocioso y muy dado a la tertulia. Los turistas que purulamos por ahí sufrimos estoicamente las cosquillas de las moscas y las maneras poco reglamentarias de presentar los platos. Un argelino con muchas ganas de hablar con aconseja los caminos más seguros de África porque es viajante y se lo conoce todo. Se empeña en hablarnos en italiano y nosotros en francés, así practicamos todos lenguas ajenas. Dice, entre cerveza y cerveza, que Argelia es muy liberal a pesar de ser musulmán. La procesión de “pedidores de cadeau” y de guías se sucede como en cada sitio que paramos. Nosotros les seguimos la corriente para conocer mejor su idiosincrasia y terminamos la conversación explicando que somos bastante austeros y pobres y no turistas idóneos para sus intereses; finalmente y con cara de incredulidad, se van a intentarlo con otros que piquen su anzuelo.

CÓMO ENTIENDEN EL TIEMPO
Parece que les vamos ganando en paciencia, su manera de usar el tiempo es muy parecida al de las personas occidentales cuando están de vacaciones o jubiladas, son capaces de estar y acompañarte a mil sitios durante un día con el sólo objetivo de conseguir alguna cosa; nosotros no tenemos prisa y, por lo tanto, no nos ponemos nerviosos, simplemente participamos con ellos en el juego de la paciencia: piden y nosotros esperamos a que se cansen de nosotros porque no nos gusta que nos obliguen a regalar. De esto sabe bastante el autor del libro ÉBANO, el polaco Ryszard Kapuscinski (Ed-Anagrama) gran conocedor de este lado del mundo que llamamos África subsahariana. Calló en mis manos un ejemplar y sólo me dio tiempo a ojearlo, lo suficiente para darme cuenta de que este autor conocía muy bien a estas gentes.

El albergue de juventud nos decepcionó por su ducha, sucia, resbalosa y llena de mosquitos (la paranoia del turista) y partimos casi al anochecer en búsqueda de otro establecimiento recomendado por nuestra guía: el Albergue de la Misión, llevado por monjas católicas y en pleno centro. Más pequeño, pero no tan sucio. La furgo 1000CFC y dormir los dos dentro de la furgo, pero con derecho a cocina y ducha: 5000CFC cada día. Después de una reconfortante ducha de agua fría quisimos salir a comer, pero entablamos amistad con un madrileño y una argentina y decidimos compartir los víveres de ambos. Julio resultó ser un excelente cocinero y nuestro vinito del país les supo a gloria. Lo más emocionante vino después, yo quería comprar unas telas típicas de aquí muy bonitas que ella ya había adquirido. Cogimos la silla de ruedas y nos dirigimos los cuatro hacia el mercadillo de telas. Imagino que los dos alucinarían de la habilidad de Jes en sortear los casi imposibles baches, escalones y los enjambres de humanos y de coches que se entrecruzaban sin el menor problema. Todo era caos, olores, colores y mil penitentes de cadeaus. En cada puesto, asesores de calidades y pujadores de precios que decían ser familiares del comerciante de turno. Con cierta tensión en el ambiente, conseguimos una preciosa tela brillante de color burdeos típica de Mali y usada por las señoras pudientes (7.000 CFC por unos cinco m.). Finalmente llegamos a nuestra calle, una vía de tierra llena de baches con pequeñas tiendas y restaurantes muy populares, aunque con precios de ricos. Cenamos enfrente del albergue un cuscus vegetariano y después continuamos nuestra charla con Julio y Lucía hasta que nos llamaron la atención las monjitas, era media noche.

Hoy 23 hemos desayunado fuerte de lo nuestro para tener el día libre. Mientras Jes subía al primer piso del consulado de Níger para solicitar el visado, yo me quedé esperándole sentada en la silla de ruedas. Desde esa atalaya mi tiempo de espera pareció desaparecer al sentirme totalmente parte de la dinámica que me rodeaba. En mi acera, unos niños mocosos de unos dos años se encariñaron con mi cacharro y se me subieron encima; al lado, una preciosa joven vendía limones que pelaba hábilmente para después cortarle una coronita por donde el cliente absorbía su jugo estrujando la fruta; un ciego con lazarillo de ojos habladores me pidieron limosna, una procesión de niños y quinceañeros de toda condición (desde los de aspecto de pijos hasta los de pobres vestimentas) volvían a sus casas cargados con pesadas mochilas escolares. En la acera de enfrente unas cuantas mujeres con niño a la espalda conversan mientras cocinan cuscus en plena calle. En el asfalto, el tráfico es un río de microbuses desvencijados mezclados con vehículos nuevos y viejos que sortean al moderno camión de la basura que pareceíaseguir su propio ritmo, contrario a la impaciencia reinante.

Con nuestro visado en la mano nos dirigimos rodando hasta la casa de la Cultura Francesa, un oasis de paz y de infraestructura donde podemos tranquilamente escribir sin que nadie nos interrumpa pidiendo cadeaus.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Oh! ¡Qué maravilla! Es como si hubiera estado ahí contigo esperando a Jesús, viendo, escuchando y oliéndolo todo en directo. Seguid adelante con este blog, así podemos compartir un poco el viaje con vosotros. ¡Buena continuación!

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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