Etiquetas

PSICONEWS

miércoles, 24 de septiembre de 2008

En Bissau

Arana impresionante.
Centro cultural franco-Bissau...

Con el Pep Congost en su restaurante


Bissau 22 septiembre 2008
Trajimos a Abraao hasta Bissau. Antes de dejar su missao repuse agua filtrada en nuestra garrafa e hicimos un último desayuno comunitario. Tras levantar la mesa el hombre empastillado cambió su ubicación en su asiento habitual de porche de interior para ponerse en el porche junto a la capilla, para decirnos adiós con la mano. Durante todos esos días fue el pupilo de Vic, encargada de separarle las pastillas recetadas que debía tomar puntualmente, es posible que para asesinarlo, como suelen hacer muchos medicamentos en personas ancianas. La autista desapareció sin saludarnos. El padre Domingos nos apuntó su email. Serguei estuvo en todo el momento junto al carro. Tuve que deshacerme de él y pedirle que trajera mas agua desde el refectorio para que el pipí en espera de Vic siguiera su curso natural y se mezclara con el agua caída de la lluvia de la noche en los matorrales. Por cierto, el árbol junto al que aparcamos debería estar infestado de hormigas porque algunos cientos de ellos tomaron el interior de nuestra furgo como residencia alternativa colándose por las ranuras de las puertas. En ningún momento desde la compra, las gomas y cierres de las puertas han sido los ideales y se pueden colar los insectos imponentemente ¿cuántas veces he dicho maldita Fiat? Ahora no lo diré, me aburre. Abraao trató de esconder su ordenador portátil en nuestro salón-cocina-móvil. Finalmente emprendimos la ruta. Abraao es un hombre estresado aún cuando viaja. El estrés no se muestra simplemente como una hiperactividad sino que es sobre todo una actividad con ausencia de planning que serene al actuante. Es una patología, no un síntoma de fin de semana.
En la curia en la capital desapareció hablando con uno y con otro para asegurarnos nuestra nueva ubicación. A iniciativa de él la pidió por teléfono. 3 días justos. Me presentó a un italiano blanco que estaba en su despacho arreglando no sé que objeto en sus manos. Apenas levantó la vista y con la menor dosis de amabilidad de la que pudo hacer acopio me dijo que podíamos usar la corriente eléctrica de su espacio ajustándonos al horario estricto. Tras decirlo volvió a bajar la vista para seguir con su asunto. Antes que él un par de sacerdotes negros me saludaron amablemente. Brancos-brancos. ¿qué les pasa a los blancos? Aunque me lo presentó olvidé inmediatamente el nombre. Era el tipo de hombre que te haces una idea nada más conocerlo. He leído en algunos kinesiólogos e intérpretes del esquema corporal que para tener la impresión de una persona se necesita un minuto y medio. Para algunas esto es una barbaridad de tiempo. En media docena de segundos tienes de sobras. Afirmar que el susodicho era un tipo distante y frío era lo menos que se podía decir. Cuando tipificas así a alguien consigues que te tome inmediatamente por su enemigo. Puesto que la enemistad la tienes garantizada es mejor señalar lo que realmente habías sentido: una gelidez y una falta de hospitalidad absolutas, decirlo no lo va ha hacer más enemigo. No olvidamos que la apertura católica como religión no existe, lo que existen son personas hospitalarias, comunicativas y amables a pesar de ser católicos y otras que no tienen nada de esos atributos a pesar de llenarse la boca con el discurso de la caridad o la ayuda. Evidentemente un italiano, como europeo que es, debe saber que la inmensa mayoría de europeos somos utilitaristas y que no creemos en las pamplinas de los altares y que algunos utilizamos su infraestructura como lo que es: infraestructura.
Si nos pusiéramos del lado de quien recibe el mismo tipo de solicitud, la de un viajero de paso, con algunas hectáreas dentro de nuestro perímetro y un montón de espacios, a menudo varios de ellos sin usar, no tendríamos el menor inconveniente en proporcionar mesa, cama, cocina, duchas y electricidad, sobre todo electricidad para unos días y aprovechar la presencia del extranjero para dialogar, intercambiar ideas e informaciones y practicar la entente cordiale. Claro que nosotros no tenemos ese espacio y ellos sí, con lo cual siempre senos podrá acusar de solicitantes y discutirnos que no somos entregantes. Desde que lo tienen –el espacio- no solo tienen eso si no la experiencia de veinte siglos en las que han aprendido como aplicar los principios bíblicos sin perder de vista sus negocios.
Nos despedimos de Abraao ese hombre atribulado que siempre camina con pasos cortos y con prisas y dejamos dicho a los porteros que regresaríamos después. Luego fuimos al centro de Bissau. Paramos frente a un Ecobank mientras avistábamos un policía (siempre los malditos policías colándose inevitablemente en este relato) para preguntarle si podíamos estacionar la furgo ahí para un minuto. Antes de entender nada me pidió el permiso que ya no le di. Ahora, cuando un policía me pide un documento miro directamente a su cintura si tiene una pistola para decidir si se lo doy o me voy. Bajé para confirmar lo que algunos guineanos que nos informaron mal no saben, que no hay ningún banco que admita tarjetas de crédito. Nos debemos al mercado negro para hacer nuevos cambios. Antes de salir de Bafatá cambiamos otros 100eurosa 650cefas unidad en el mismo sitio que los 50 anteriores pero con otro hombre que ya tenía la respuesta memorizadas por tramos de cantidades.
En Bissau tramitamos el visado en la embajada de Gambia. En ese momento advertí que mi pasaporte ya no disponía de páginas disponibles para eso. Hay dos páginas anteriores en el pasaporte de antiguo modelo reservadas para las autoridades y otra final para lo mismo. El de Vic todavía tiene algunas disponibles. Fuimos a la embajada española donde una secretaria muy sexy y algodonada identificó mi acento catalán (todo mi internacionalismo se cae por los suelos cuando me lo identifican) y hablamos en catalán. No sabía nada o sabía menos que yo. Mientras tanto su jefe desaparecía por la puerta porque iba pitada a una comida de contactos o a lo que fuera y no se atrevió a interrumpirla para ampliar información. La embajada en Bissau no dispone de la tecnología para hacer los pasaportes de nuevo modelo y deben enviarlos a Dakar. Descarté esta opción por el tiempo que supone y que no tenemos. Mencionó algo sobre la previsión del viajero sin darme yo por aludido. Cuando iniciamos este viaje, mi pasaporte estaba medio lleno ahora lo está al completo. Antes no podía renovarlo porque precisamente estaba medio lleno, y la posibilidad de hacerlo en una embajada, como se demuestra, no resulta tan claro, lo mismo que el permiso de conducir. Desde la óptica institucional en España no hay ningún problema: tenemos embajadas, todo lo que necesites lo puedes resolver desde ellas. ¿quéeee? Volví a la embajada de Gambia para asegurarle que podía meterme el tamponazo del visado en la página donde dice expresamente en todos los idiomas que no se puede hacer eso. 15mil cefas por cabeza no era un bocado para despreciar. Quedaba el visado de Mauritania que requeriría otra página. Todavía no entiendo como detalles tan tontos se pueden convertir en problemas tan graves. Ese itinerario de gestiones, como siempre, me dejó lo suficientemente exhausto como para ir a refugiarnos luego en el centro cultural Franco Bissau Guineen (Los franceses en todas partes) cuya arquitectura nos hizo recordar el de Bamako y otros. En el centro pagamos las bebidas y los bocatas a precio europeo y continuamos con nuestra vida bohemia: ordenador y lectura de Le Monde.
Nuestro talante crítico me cansa hasta a mí. Cuando Vic menciona los errores africanos, tema que le escucho una y otra vez, cuando hace de pedagoga a los lugareños, hasta yo me siento desbordado por tantos noes. El problema no es de ella, no es nuestro. Encontrar cosas para elogiar es un verdadero reto. Estoy por poner un anuncio en un periódico de este tipo: busco gente experimental que me demuestre protagonizar conductas estupendas, pago bien por una sola cita presencial.
Podemos cambiar de decorado pero no podemos cambiar de realidad. A estas alturas del año no tenemos la menor vergüenza en declararnos pequeño burgueses que estamos hartos de estar sometidos a tanto déficit ambiental. Tenemos ganas de volver a Europa. Podremos pasarnos un mes entero, seguido quiero decir, recuperando nuestro pequeñoburguesismo y acudir cada noche al teatro, al cine, a un concierto o a un restaurant que nos devuelva la confianza si no en el ser humano a grosso modo sí en la cocina selecta. Cuando uno empieza a pensar con el estómago en lugar de hacerlo con la cabeza, como es el caso, es mejor replantearse los grandes temas existenciales y hacer una sesión de diván para la auto-retrospectiva. ¿Todavía somos filósofos sin fronteras o tan solo unos ciempiés, rodando mucho pero adelantando poco, por estos mundos que nos son dados?
Mientras estábamos con nuestros teclados en una de las mesas del gran salón de techos altos, corriente de aire fresco, no moscas y no mosquitos, uno que dijo ser fotógrafo se autoinvitó a nuestra mesa y no paró de elogiarnos y contarnos su vida: 40 años, 3 mujeres, 7 hijos y nos mostró un álbum de fotos que ojeó Vic por obligación para decirle en seguida: visto.
. Las personas de otra mesa nos hicieron de público un rato admirando mi velocidad al teclado. El fotógrafo no paró de decirle a Vic: su marido e muito inteligente. El reconocimiento siempre empieza en los rincones más insospechados y los fans más curiosos. Mientras yo no sea Gould al piano, y no lo seré nunca, no puedo esperar que me tiren flores y hasta donde yo sé no está pensado que los teclados del ordenador vayan conectados a notas musicales. Ahora que lo digo y se me ocurre por serendipity, deberían diseñarlos de esta manera; para los invidentes sería ideal porque identificarían cada sonido a cada grafía, (aunque hay programas de voz que convierten las palabras habladas en grafías y debe ser mucho mas practico) y para los demás podríamos acompañarnos de curiosas sintonías que siempre tendrían la garantía de ninguna ser igual a otra. La originalidad quedaría garantizada. Unas 80 notas, que es mas o menos lo que tiene teclado, conectadas a sonidos distintos de tantas otras teclas, que además con el apropiado soft podrían multiplicarse por muchas más, convertiría cada escritor informático –secretarias y ofimáticos incluidos-. en un mago del sonido. Ningún problema en que fuera un negado para tomar su puesto en las grandes letras universales, sería como mínimo un animador de sonidos. La idea es tan brutal que ya se le debe haber ocurrido a alguien y estará patentada, pero hasta ahora no me consta que vendan ordenadores con sonido en varias escalas diatónicas, vinculado a las teclas salvo el que hacen los dedos al teclearlas. Por otra parte esta idea no es tan original, los teclados de los teléfonos hace tiempo que suenan al ser tecleados y la verdad es que más que componer músicas han substituido la voz de los autistas y otros que los usan.
Al anochecer regresamos a la curia. Aunque el guardés de noche no ha sido avisado de que íbamos a venir nos facilita la entrada y luego nos ubica en el sitio más seguro donde estacionarnos, uno mejor que el indicado por Abraao. Pasa por nuestra proximidad el obispo y en otro momento el italiano no amable sin mostrar el menor interés por nosotros. Es el padre Lino Tanga de Cáritas con quien hablé por la mañana que nos hace de anfitrión. Nos ofrece la ducha de su casa (este territorio del obispado tiene como unas 9 casas para viviendas unas y para gabinetes de trabajo otros, todos con porche y que podrían ser la envidia de no pocas urbanizaciones estandarizadas de la costa del Sol). Tan pronto somos invitados como hay detalles que nos hacen sentir intrusos. En este recorrido africano venimos representando varios roles: huéspedes, intrusos, ocupas, visitantes, clientes de alto standing pagando lo que ningún lugareño paga, también. Cuando nos preguntan por nuestro libro decimos que hacemos un estudio sobre la solidaridad, sin duda es lo que estamos escribiendo. No hay nada como viajar y estar en países que no conoces y colocarte en la posición de demanda, aunque sea para pedir algo tan ordinario como un sitio donde estacionar el vehículo, agua y una conexión eléctrica para que toda la tipología humana se despliegue ante ti sin la menor vergüenza de mostrarse tal cual es.
Como otras veces, la gente más tirada es la que se nos confía más. Paga, el portero, toma como una revelación la llegada de Vic porque su madre también se llama Victoria. Luego durante la tromba de agua, bajo la paillote llena de agujeros, me cuenta que tiene 38 años, 8 hijos y que su deseo es ir a España. Gana 35mil cefas por mes (poco más de 50e) y me pone al día del precio de un saco de arroz (22mil cefas 50 kilos). Paga 15mil mensuales por la casa. Las cuentas no le salen. Si éste hombre llegara a atracar un banco algún día y matara de paso a quien se lo impidiera, la sociedad dirá de él que es un delincuente inadaptado y lo encerrará de por vida. Representa el otro prototipo de africano que sigue con las tradiciones, que tiene una relación con la mujer, solamente por su función partera y que carece de la menor capacidad de cálculo de su futuro.
Durante un par de horas de trabajo la primera mañana en el gabinete del economato diocesano, Joosi muestra la amabilidad que no tuvo el padre GianCarlo el día anterior chocando la mano con mas impetuosidad, Cuando este aparece para preguntarnos si vamos a quedarnos hasta mediodía le hago sacar un poco de amabilidad olvidada de la primera presentación, presentándole a Vic y seguir el protocolo elemental de la buena educación entre dos personas que se ven por primera vez. El hombre se sintió un poco condicionado y nos pregunta si somos italianos o si hablamos portugués. Luego insiste varias veces que no estemos al tanto de quien entra tomándonos por los nuevos bedeles de la casa. Seguramente, seguro que sí, llegaremos a hacer grandes migas con él. La curia tiene internet pero su cobertura es deficiente y no permite la conexión fluida. Podríamos ser más felices con esa posibilidad pero no hay ninguna noticia tan urgente para que no pueda esperar a consultarla. Al dia siguiente Giancarlo y su colaborado nos ayudaron con el TCP para protocolizar la conexión a la net y la aproximación ya pareció de compañeros de oficina. En Bissau los cyber son 4 o 5 veces mas caros que en Senegal aunque con un soft y comprando el código como si de tarjetas de prepago para móvil se tratara se puede usar internet poniéndose cerca de una antena de telefonía. A pesar de todo pude tener dos conversaciones digitales de una cierta duración, una con Isaac, hablando de los preparativos para su próxima paternidad, y otra con Almu, muy preocupada porque no había dado señales de vida desde hacia la barbaridad de unos quince días.
Los miles de agujeros en el asfalto de Bissau-ciudad mantienen el tráfico rodado en el entorpecimiento continuo. Ante la desidia permanentemente reiterada la opinión blanca es lo que menos cuenta, lo que interesa de los blancos es su dinero que tampoco irá directamente a programas de reparaciones sino indirectamente a los bolsillos de los intermediarios que con esta excusa lo demandan. Cuando una ciudad se ha dejado auto degradar tanto una década tras otra lo único que se puede hacer es aceptar la tesis en la que venimos insistiendo: nadie puede ayudar a nadie si no se quiere ayudar a sí mismo. Cuando comentamos, con la mayor de nuestras radicalidades, ese asunto, nadie, absolutamente nadie, ni entre los nativos ni entre los blancos intervencionistas con cualquiera de las etiquetas de cooperación que hemos conocido, defiende la tesis de la solidaridad incondicional o no reconoce el fracaso histórico de ella. En el gabinete del Economato diocesano no tuvimos conversaciones con sus habituales pero sí con María Teresa Vasconcelos e Castro, una seglar consagrada de Madeira. Nos invitó a comer en su casa que comparte con otra seglar y con niñas adoptadas, dentro del recinto de la escuela Sao Paolo que ha dado nombre al bairo periférico donde están. Hicimos vida de familia. Su compañera, Cecilia, una chilena, estaba obligada a guardar reposo por la fractura de su tobillo. Repasamos la política del mundo deteniéndonos un poco en el terrible periodo Pinochet, un apellido con el que indirectamente su familia, de derechas, está emparentada. Aportó un rato revelador: sus incondicionales empezaron a dejar de prestarle apoyo a partir de saltar a la luz pública lo defraudador que había sido con el heraldo público. Como golpista y asesino era perdonado, pero como ladrón, algo que perjudicaba a los intereses de clase dominante, no. Nos contó también un detalle revelador del chile de aquellos años. En cierta ocasión ella iba en dirección a una iglesia con sus pintas algo hippies cuando una patrulla vehiculizada del ejército la apuntó con un fusil ametrallador escuchando como lo cargaban a sus espaldas. La cosa no pasó de ahí pero cuando contó lo ocurrido a una de sus tías de derechas le advirtió que no contara nada de lo sucedido para que no se fuera a creer que el ejército hacia tales cosas. Si hay una psicología perversa no es la del ignorante cuya conducta es nefasta pero no se le ocurre pensarlo, si no quien sabiendo de los grandes errores hace todo lo posible por ocultarlos. Eso es propio del derechismo histórico en todos los países y de las clases privilegiadas que no quieren perder sus privilegios aunque sea a costa de lo peor contra los demás.
El grupo electrógeno del recinto se reconectó con la noche consolidada, a las 19:30. Después fuimos al comedor. Teresa hizo que nos sintiéramos como en casa. La falta de convivencia los tres días en la Curia Residencial fue compensado por la que tuvimos en Sao Paulo. Nos interesamos mutuamente por nuestras vidas respectivas. En la Curia, el único que nos saludó efusivamente fue el obispo con el que coincidamos por
Segunda vez, la anterior había sido en Bula en la oficina de internet. Y el único que nos hizo de anfitrión fue un sacerdote de Caritas, Lino Tanga, cuya partida a Santarém para estudiar dos o tres años era inminente con lo que apenas pudimos hablar con él.
En Bissau no hay cajeros automáticos. Cambié euros por cefas, casi a 650, en Ecobank aceptando pagar una comisión de unos 600. Nos instalamos una vez mas en el centro franco guineen que los sábados por la tarde cierra y también los domingos. Luego fuimos al restaurant Baiana, también en la plaza Che Guevara, donde tuvimos la grata sorpresa de que lo regenta un catalán, Pep Congost, un biólogo dedicado a montar chiringuitos, como él los llama, con quien pasamos parte de la tarde conversando: conocidos comunes del campo del ecologismo, enfermedades varias, peligros de navajeros, bandas nigerianas, extorsión policiaca, oenegeros que van de turistas ricos y el feeling por África al que no pocos europeos no pueden/podemos resistirnos. Nuestra percepción del peligro aumenta con noticias que nos dan sobre agresiones o robos violentos aunque nuestra tendencia natural siga siendo a confiarnos más y más. A Pep trataron de interceptarlo entre dos coches por la noche en medio de la nada y en otra ocasión fue detenido por tres días sospechando que era un espía (durante este intervalo su cosas habían sido desparramadas sobre una mesa y una importante cantidad de dinero quedó envuelta en un impermeable sin que lo descubrieran. Estaba seguro de que en el caso de habérselo encontrado lo hubieran matado para robárselo puesto que era una cantidad considerable). Él ha desarrollado una estrategia paga ganarse a los aduaneros que supera lo de las2 microbolitas de homeopatía semanales para cualquier consulta. El control antes de llegar a Gao procedentes de Níger que tuvimos que sufrir no fue nada en comparación a su táctica: se abastece de unos cuantos supositorios (recordemos la forma: envueltos en papel metalizado y con forma de torpedo) y cuando los polis les piden medicamentos se los hace tomar pero por la boca. No importa el motivo de consulta ni el elemento acompañante a la glicerina del producto, la descripción de sus bocas masticando eso cumplía sobradamente la venganza de todo viajero enfadado y vengativo.
He pensado que el hecho de ir con una silla de ruedas en lugar de hacernos más vulnerables nos hace menos atacables. ¿Quién iba a secuestrarnos? Seriamos unos fardos. Por otro lado, parece que la condición de handicapé genera un sentimiento de protección mayor. Francamente, si todo ladrón que ataca a alguien para quitarle sus pertenencias es un criminal sin perdón el que lo hace a una persona minusválida hay que freírlo a fuego lento y con aceite del malo para que repiense su futuro un rato. En algunas ocasiones Vic y yo hemos pensado en un plan de autodefensa en caso de ataque, ya se me ha olvidado en que consistía. Teníamos varias opciones, siempre en la posición de ir ella de crucero montada en la silla y yo empujándola. Opción A: darle con los superbastones de ella, tubos de aluminio que no contienen ningún reservorio de nitroglicerina, a la cabeza del agresor. Opción B: embestirlo con la silla y pasajera incluidas reconvertidos en operación balística, para tirarlo por la baranda del puente al barranco, siempre que el ataque fuera en un puente y de frente. Opción C. No había más opciones. No tenemos alma de kamikazes ni yo he reactualizado mi curso de judo. Simplemente descartamos que alguien se le ocurra hacernos daño. Por no pensar en el tema ni siquiera tenemos un machete guardado bajo la almohada. Algunas noches sí que me he acostado con mi navaja de camping (cuchara y abrelatas en el kit) para enfrentar al malo. La verdad me he sentido un poco ridículo. No me imagino diciéndole a mala gente con cara de asesina, no des un paso más si quieres conservar la vida. Una especie de halo protector debe disuadir a los bandidos para atacarnos. Al principio de hacer de furgoperfectos por Europa escondíamos en varios sitios nuestros objetos de mayor valor y nuestras fortunas dinerarias. Por aquí desde hace meses apenas tomamos medidas. Opino que si a veces nosotros no encontramos las cosas dentro de la furgo un ladrón puede tener más problemas para hacerlo. Claro que despues de muertos podria tener bastante margen de tiempo para hacer la investigación correspondiente. No olvidamos que el blanco sigue siendo la presa favorita del negro, perdón de algunos negros no precisamente pocos. La prevención ante el robo es un principio universal. En África tiene trazas de paranoia pero no sin razón. Cada vez que una puerta o un armario no son cerrados el peligro de que alguien mangue algo se multiplica. Por su lado, el africano que intuye que se sospecha de él por su condición africana debe sentirse psicológicamente fatal. Algo que les extraña es que te detengas para llevar a alguno que hace la señal de parar. Por un rato duda en subir. No entiende como somos capaces de arriesgarnos. Mucha gente sigue el criterio de no salir de noche o aún menos viajar. Algunas veces lo hacemos aunque tampoco hemos abusado de eso.
La verdad es que cuando la gente nos habla de patologías como la bizharlosis, (las bolsas de gusanos que revientan en medio del muslo y mientras se te meriendan la pierna te dicen: ¿qué tal te va viejo?) no te quedan muchas ganas de hacer el héroe. Mis máximas heroicidades no han pasado de caminar descalzo por la playa de M'bour donde la suciedad casi me fosiliza ipso facto y cruzar la calle-río rúa milhonario en nuestro barrio en Gabú tras una tromba de agua para lo que no me quedaba otro remedio que hacerlo. Los gusanos o larvas de esta enfermedad están en charcas estancadas y se cuelan por las uñas de los dedos para hacer su plan de residencia dentro de tu cuerpo librándose de pedir un crédito hipotecario.
Los 3 días en la escuela de Sao Paulo contrataron totalmente con los otros 3 en la curia, Ahí hicimos vida de paillote, aquí vida de familia. Ivonee, que es la responsable del taller de confección además de estudiar Economía en la universidad, siguiendo mis indicaciones, preparó un respaldo y un asiento para una de las dos butacas de aluminio de campismo que lleva tiempo sin ambas cosas y que las cinchas alternativas no acarician precisamente las posaderas. También hizo la costura a los 4 lados de una de las telas pintadas que hacen.
En una de nuestras salidas hasta al centro un niño que flipó con mi nombre vino corriendo tras nuestro para advertirnos que la puerta de atrás nos había quedado abierta. Por fortuna no se nos cayó nada. Luego ese niño lo llevamos un tramo de pista de tierra justo hasta la carretera principal asfaltada, donde también transportamos a otro pasajero que nos los pidió. Para nuestra sorpresa a medio dia el crío había recorrido la distancia hasta el centro de la ciudad y nos localizó ahí mientras estábamos en el Baiana.
En dia domingo acompañé a Vic a misa dentro del recinto escolar: todo colorido, los parroquianos vestidos de domingo, canticos y oraciones. Yo regresé a mi ordenador: mi único santuario. Luego me contaría que comentando sobre la justicia de la parábola transmitida por St. Mateo 20, I-16la (aquella en la que el patrón paga a todos el mismo salario aunque los obreros trabajen cantidades de tiempos distintos) el cura preguntó directamente al publico si les parecía que aquello era justo: todos susurraron justo-justo y él dijo: no eso era totalmente injusto con la pretensión de suscitar un debate. Vic flipa con detalles de éstos.
En la comida de ese domingo que la mesa tuvo dos invitados más: una señora que me consultó por sus cálculos renales. (Rábanos crudos, infusión de algún hierbajo depurativo y mucha agua para drenar además de cambiar de dieta: menos arroz y mas hortalizas y legumbres) y el novio de una de las muchachas adoptadas por las hermanas. El muchacho, otro autista, llegó, se sentó, comió y desapareció, notando en algún momento que estaba ahí enfrentado a su plato junto a su novia sin mover la boca para otra cosa que no fuera comer y solo comer. Tras hacerlo todos y un rato de sobremesa hicimos unos 10 kms de pista hasta el territorio de las oblatas y oblatos, ellas del coraçao de Jesús y ellos de María, con una iglesia soberbia que toma el nombre de la zona: N’ Dame. Para ir hasta allí Teresa ofreció que condujera sus Toyota todo terreno, uno de los vehículos que se ve por África, que tiene dos filas de asientos en la cabina y en caso extremo caben 6 personas más una parte de caja de camión detrás. No hicimos mucho salvo visitar un soberbio mural con unas 40 figuras humanas todas con los ojos mirando hacia arriba, con ojos casi glaucos, y unos cuantos animales de mirada normal que no se habían enterado donde estaba el centro de atención de la mirada. Cuando ya nos íbamos salieron a saludarnos algunos. De tener tiempo y un todo terreno es un lugar para quedarse a meditar o simplemente a escuchar el sonido de los pájaros. Como en otras partes observamos curiosidades irrespetuosas con la naturaleza: su foso para los desperdicios contenía cristales rotos de envases de cerveza y restos de vegetación, todo para quemar. Si para un africano no entender el concepto de reciclaje de los desperdicios se pude atribuir a su falta de cultura, para alguien con formación europea no hay justificación posible.

No hay comentarios:

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

Flash en el Grafito

Flash en el Grafito
GrafitoEnmarcado