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miércoles, 2 de julio de 2008

Vuelta a Bamako

Bamako 1 julio 2008
Desmonto la habitación, cargo los dos bidones de nuevo al portaequipajes, recogemos todo y como último acto de despedida de la casa una última ducha. Completamos el depósito de la furgo en una Total .Entro en el mismo cajero del BMD que reconoce las tarjetas visa y, ésta vez, más dinámico, me da los 160 mil cefas pedidos. El ticket en lugar de confirmarlo dice transacción no autorizada. Vale. Antes nos sacamos de encima a una lapa con su bonne arrivée-bienvenue-es que je peux vous aider? con toda la intención en su mirada de llevarnos a algún huerto. Se enfada porque declino su ayuda. Tras mi gestión en el cajero, al chico, que sigue pegado a la puerta del coche dándole la lata a Vic, le explico –y acepta- porque estamos hartos de tanto solícito que en realidad no es tal.
Vamos hasta el Mahida a despedirnos. Les ofrecemos a Fosseine i Fanta nuestra dirección y la manera de contactar con nosotros. Como otra mucha gente vive en la era preinternáutica y eso es un obstáculo para la comunicación. También les ofrecemos incluso comprarles, si lo pagaran, un coche de segunda mano en Europa, dentro de unos años cuando tuvieran su negocio más asentado, para traérselo en persona y regresar nosotros en avión. Gao es para volver a pesar de lo mal que lo hemos pasado por la temperatura. Nos damos la mano y hacemos el saludo de cabezas, cuatro toques, y con Fátima que ha venido expresamente a despedirnos, manos y besos. Fanta nos hace un regalo: un cuadrito que simula unos camellos y un tuareg que más bien parece un paje de los de los reyes magos hecho con una rebaba. Horrible. La intención es lo que cuenta. Está hecho por su amigo y vecino que se dedica a pintar, además de venir todas estas noches con bolsas de linternas o aparatología eléctrica. Nos referíamos a él como el hombre de las luces. No hemos hablado mucho con él pero lo poco que lo hice me pareció un tipo muy orgulloso de su suerte en la vida y muy en su sitio, nada plasta. Antes de irme le doy coraje para que siga en la vida de artista que, a pesar de lo dura, que es deja el mando del destino al propio usuario sin tener que rendir obediencias a nadie.
A media mañana cruzamos el Níger y retomamos la misma carretera con los mismos agujeros que había en enero. A primera hora de la tarde llegamos a Hombori. Comemos en el mismo restaurant en el que, por suerte, no hay ningún turista a diferencia de la anterior vez que estuvimos. La gente nos reconoce. Los precios son altos pero estamos entre montañas donde todo es mucho más caro. Las montañas de Hombori son un espectáculo de la naturaleza. En todos los kilómetros africanos que hemos recorrido no hay nada igual exceptuando el Atlas divisible desde Marrakesch. Una de las montañas que de lejos, viniendo desde Gao, se antoja como un enorme sombrero plano (no de australiano, ni siquiera de cow boy sino de jubilado con alas cortas y arrugadas) parece tener una enorme plataforma arriba. Los lugareños nos indican que una asociación belga se encariñó con la montaña e hizo una vía dejando un cable de acero fijo. Vic y yo hablamos de montañas. Ya nos impresionaron la otra vez que estuvimos aquí pero no tanto como esta vez llegando en sentido opuesto. Supongo que si tienes una montaña como ésta junto a tu casa tarde o temprano decides explorarla y subir para tomarle otra cata visual al mundo de tus alrededores, De entrada no es demasiado justificable el amor por el riesgo de los escaladores pero ¿qué clase de opinión es esa viniendo de un amante de los kilómetros? Todo el énfasis que aquél lo pone en altura este lo pone en longitud. En ultima instancia puede ser tan absurdo lo uno como lo oro, o tan acertado. En todo caso la distancia de un punto p1 a otro punto p2 en geometría espacial existe tanto en el plano horizontal como en el oblicuo o el vertical. Cada cual sigue sus ímpetus.
Visitamos al técnico sanitario y responsable del Hospital, Youssob, que sí recibió mi carta pero que traducida al francés no entendió nada. Mejor así, de haberla contestado me habría comprometido a venir a hacer un censo de salud mental en Hombori los quince días que hemos estado en Gao para lo que no teníamos tantas ganas. Esta es o sería una de esas actividades absolutamente estúpidas y estériles que en todo caso competería asumir a la mairie contratando a alguien para la actividad y con dominio de la lengua local para, una vez terminado, actuar en consecuencia instrumentando medios para los enfermos.
En Hombori la temperatura es aceptable. El dia que pasamos por segunda vez la tormenta está anunciada. A media tarde después de comer el espectáculo se desata. En el ultimo momento a Vic la hemos de cargar entre otro hombre y yo con cada cada brazo de ella en el cuelo de cada uno. Lo hacemos con diligencia como si lo hubiéramos hecho toda la vida. El espectáculo es impresionante. Hombori es un espectáculo por partida doble.
Hace unas semanas los niños de la localidad han recibido un donativo de 80 bicis. Se les ve arriba y abajo con ellas. Al parecer todas venían previamente asignadas para familias concretas que se habían hecho merecedoras del regalo por lo que fuera pero fueron entregadas en la Mairie y aquí s algunos nombres que estaban puestos fueron substituidos por otros que no estaban. Todo el mundo está contentísimo con el papá Noel que les ha tocado en suerte: el padrino Rafa. Nadie menciona la ONG de la que es manager ni siquiera a su compañera sino su nombre. No es la solidaridad catalana o de la de St Sadurní de Noya sino el más merecedor de las llaves de la ciudad al que le harán un monumento con el paso de los años. No deja de ser un modo personal de pagarse el cielo o de tener un lugar donde venir a pasar sus últimos años de vida como jubilado, su sombrero arrugado hará juego con el perfil de la montaña. Seguimos en nuestros 13. ONG=Capitalismo que no sirve para cambiar valores, al contrario consolida los antiguos del sistema. Por otra parte Hombori es el paraíso; pasa un coche de tarde en tarde, la temperatura es más fresca y soportable y la vida es más barata que en Europa. Si necesito un retiro prolongado ya sé donde venir. Hombori es otro lugar para venir a encerrarse una temporada si uno tiene vida propia para hacerlo y ninguna prisa en participar del mercado internacional para nada.
Un guía viene a nuestra mesa para ofrecernos su menú: visita de elefantes, cascada y otras asuntos; tras declinárselo nos suelta un alegato que me enfada: si venimos aquí tenemos que contribuir a su desarrollo. Le recito la cartilla para la ocasión. Confunde su pasta con el desarrollo, desde el momento en que viajamos gastamos y esto es una contribución. Lo inaudito de su desafortunado comentario es que nos lo dice justo en la localidad en que trajimos más de una docena de cajas de materiales gratuitos. La viva encarnación del que nunca cambiará por mucho que se le ayude a su país y verá en el extranjero solo fuente de divisas y no le importara para nada mas que eso. Todo un augurio del fracaso solidario en cuanto cambiar mentalidades. Me da la razón y las gracias por abrirle los ojos y me da la mano despidiéndose y deseándonos toda la fortuna para nuestro viaje admitiendo dejarnos de molestar despues de decirle los cuatro noes sucesivos a sus cuatro ofrecimientos.
Cuando cae la tromba de agua el lugar donde esta estacionada la fugo queda inundado, esperamos que la tierra al dia siguiente esté seca, Me refugio dentro con el ordenador. Comemos, cenamos y desayunamos en el Magou Bagni. Asistimos al espectáculo de truenos, viento y lluvia, dormimos dentro de la furgo y gozamos de la temperatura más benigna. Mi reacción epidérmica empieza a desaparecer con el descenso de grados.
Retomamos la carretera para la siguiente etapa hasta Sevaré sorteando los baches. Dejamos atrás el magnifico espectáculo de las montañas en medio de la llanura y una multitud de pequeñas aldeas que respiran la paz. En Sevaré nada mas llegar en el cruce con Mopti y su continuación para Segou y Bandiagara hay un petit point, un tarugo circular de un medio metro de alto por un metro y medio de ancho, no señalizado sin disco azul que fleche girarlo. Eta completamente excéntrico y resulta totalmente estúpido ir en su búsqueda para hacer un giro para ir a tu izquierda lo cual supone hacer no un ángulo de 90 grados sino uno de 45. Es uno de tantos otros puntos africanos que copias el objeto pero no tienen puñetera idea de la función. No lo rodeo y me pita un policía, me pide los papeles del coche y se los lleva. Para nosotros es evidente que se trata de una trampa: una forma concreta de pervertir la ley a favor de quienes se supone que la aplican. Es como esos policías que se apostan poco despues de una señal reductora de limitar la velocidad a 30 millas o tras un stop en ambos casos tapados por el ramaje de los árboles y luego cazan las presas que no lo respetan para multarlos. Al petit point el poli le llama grand point, le corrijo además esta totalmente excéntrico en relación al carrefour. Revival de lo mismo: me amenaza con una multa. Negocio con él en su escondite desde donde le propongo unas gafas de sol para él y su compañero. Acepta. Me siento avergonzado al sobornarlo de esta manera. Hay que desenfundar varias gafas para encontrar unas que no estén rotas o desmontadas. Los polis saben perfectamente que el tarugo es ilegal, un peligro en medio de la vía pública y que deberían ser ellos los castigados por la ley por hacer lo que hacen. No me empleo a fondo en la argumentística. Simplemente les digo que está en mal sitio y no se ajusta al código internacional de conducción. Me extenúa mas que nunca acudir al racionalismo ante primates que hace dos horas han descendido de lso ´árboles (perdón a los chimpancés). El tipejo lo menciona insistentemente como el gran point; no, no es un gran point es un minúsculo point que no se ve. Nos vamos deseándoles que el plástico de las gafas de sol se les rompa y se les clave en las pupilas y se queden inútiles para el servicio para siempre.
No hay encuentros con la policía, en la mayoría de los casos hay encontronazos. No deben ser los únicos: cualquiera que sabe que tiene la fuerza en la mano, por su uniforme o no, por su arma reglamentaria o ilegal, no promete ninguna relación humana interesante. En contrapartida todo policía en sus fechorías proporciona una cantidad anecdótica suficiente para potenciar literaturas de suspense. Seguramente en el futuro las capciosas Sociedades de derechos de Autor inventaran alguna clase de impuesto para pagar a cualquier actor real que sea fuente de inspiración. En Sevaré ya tuvimos la oportunidad de otro soborno descarado la otra vez que estuvimos, afortunadamente no hemos coincidido con los mismos pasmas, ridículos en sus mobylettes. En el rato que dura mi negociación otro conductor nativo con moto al que también quieren multar se deshace de dos memorias no se si de su cámara digital o móvil. Me parece indignante. Alguien debería llegar en esa ocasión y darles su escarmiento. La cuestión, es ¿cual? ¿Encarcelarlos un año la primera vez y 10 en caso de reincidencia? ¿Darles un par de patadas en los huevos y dejarlos castrados? No tengo ni idea de lo que se puede hacer con tipos así: ¿traspasar el plomo de una automática a sus estómagos o como mínimo reciclarlos para un trabajo productivo?, cualquier cosa que no sea confiarles puestos de agentes del orden porque ellos son la encarnación del desorden. Esto no es apología de la violencia es solo rabia contenida. Nada que no sepamos ya: la realidad es una telaraña de trampas en la que no paramos de ser zancadilleados. Mientras el poli nos pide los papeles los vendedores ambulantes de artesanía nos asedian. No, por favor, dejadnos respirar. ¡un poco de consideración para las víctimas! Luego en el Vía a Vía pasamos la tarde en un sitio fresco, con música interesante, gente que nos reconoce y la oportunidad de resarcirnos con nuestro análisis de la anécdota. Es nuestra forma de congelarlo digitalmente a perpetuidad y que se sepa en el futuro la enorme cantidad de malos con la que uno se encuentra por la vida, para que nadie se haga ilusiones de lo que cabe esperar. Mali es un país que ha recibido una importante cantidad de ayuda reciente del gobierno español para reforzar los sistemas de comunicación policial del país. A nosotros no nos consultaron nuestra opinión. A favor no hubiéramos votado. Mali no es tan pobre como las estadísticas comparativas internacionales pretenden demostrar. Ese es otro asunto, la manipulación de los datos para avanzar o retroceder puestos en el ranking mundial a conveniencia de las políticas exteriores de los países.
Mientras cenamos en el restaurant del camping nos enteramos que las puertas del recinto no se pueden abrir porque se tiene que fraguar el arreglo con cemento que ha hecho el albañil. Nuestro coche esta dentro y no podemos salir. Nos consideramos secuestrados y pernoctamos a la fuerza en el interior pero al menos sin tener que pagar por eso. Vía a Vía es un sitio de lujo, con precios de lujo y en todo caso mas caros que en España pero con detalles como éste que no están tan a la altura de sus precios. Este es un establecimiento nativo que medio año atrás lo gestionaba un belga con el que hablamos y por el que notamos un cierto estilo de seriedad. Al menos consigo tomar una ducha y regalo mi t-shirt usada al empleado que nos ronda. Mientras desayunamos retomamos los ordenadores. A media mañana reemprendemos el vuelo.
Tras completar el depósito de gasoil superamos el cruce principal no señalizado, con todos los intermitentes y sumo cuidado, sorteando a los policías-buitres al acecho y ponemos ruta a Segou. Atravesamos un montón de localidades con estampas preciosas: planas, con palmerales, verdes, muchas pequeñas lagunas a causa de las lluvias y animales pastando. Por el camino nos detenemos en N’ Golosso para descansar. Leemos y Vic toca el clarinete. Pronto nos rodean unas 50 personas, muchos niños, chicos en bici y las mujeres que vuelven del campo de trabajar con sus largas pértigas y un cortador en el extremo a modo de pequeño hocino de los que se usaban en los viñedos cuando yo era niño, para cosechar frutos. A cada rato Vic les enseña a aplaudir por su actuación aunque todavía no es musicalmente impecable. Nadie nos pide nada y para cambiar los esquemas por un momento pensamos en pasar la gorra por nuestro espectáculo. La amenaza de tormenta nos echa a todos. Venir a África y no vivir una tormenta en la carretera no es tener todas las experiencias. Hasta este momento las tormentas las habíamos visto refugiados en un lugar u otro. Es completamente distinto cuando la carretera desaparece bajo tus ruedas porque dejas de verla a causa de tanta lluvia o ráfagas de arena. Afortunadamente la carretera hasta Segou está menos bacheada que hasta Sevaré. El problema de los baches no reparados es que convierte el asfalto en pistas agujereadas, por mucho que los sortees siempre hay alguno en el que te metes a un exceso de velocidad y cascas los amortiguadores si con suerte no revientan los neumáticos. En Segou nos instalamos para pasar la noche frente a l’ hotel l’Explanade como la otra vez. Antes tratamos de cenar en la pizzería del mismo manager pero al consultar a priori el menú compruebo que sus precios son literalmente insultantes. Puesto que somos los únicos viajeros en esta época del año nada mas llegar vienen a nuestro encuentro artesanos y comerciantes para ofrecernos sus lo que sea, algunos tomando sus motos para alcanzarnos; por la mañana también nos esperan a que nos despertemos con sus cajas de piel de camello. No compramos nada. Resulta cansado tener que decir siempre no o mucho más tener que tomar distancia intercorporal de alguno que trata de darnos palique embriagándonos con su olor corporal o su humo de tabaco. Antes o despues a alguno terminaré por decirle: si quieres hablar conmigo primero tómate una ducha. Fuerte ¡eh! En Segou encontramos calles completamente inundadas por el agua, al dia siguiente solo quedan unos charcos.
En la explanada mientras tomamos mango y té dentro de la furgo va desfilando la gente del dia: artesanos, niños que piden, adultos que te proponen la piragua o que les compres un instrumento de música, gente y más gente. Nuestras ventanas están abiertas y la cortina corrida. Vic esta sentada en nuestro wc químico contestando a nuestros visitantes como si estuvieran en fila india. Los dos los despachamos. La situación es absolutamente surrealista. Un chico toca las cuerdas de una pequeña corá para acompañarnos. El manager del hotel nos mira. Adivinamos su pensamiento: estos han pasado la noche aquí y no han hecho ningún gasto. Quizás la vida viajera –un itinerario en realidad, el itinerario de los itinerarios- como la nuestra cuando estamos de viaje, mueve mas a fantasía que a la verdad de sus posibilidades reales. Su dia a dia termina por ser algo ordinario, repetido, previsible y la esencia de sus enseñanzas mas que en todas las anécdotas reunidas se resume a saber pasar de todo lo prescindible, souvenirs incluidos y a no tener prisa para nada. Tan pronto el viajero es atrapado por los quilómetros como suma es un observador derrotado y hace de su viaje un rallye. Hablando de rallyes, los de la ONG con la que hicimos la colaboración, despues de la entrega noelística de 80 bicis prepara un rallye, ¿para qué? ¿Para meter ruido extra en zonas paradisiacas? ¿Llenarlas de humo, poner el estimulo visual en la boca de los lugareños para que deseen tener coches? El Paris-Dakar no hizo mucho más que eso a parte de alterar los precios por el camino. Nuestro cartel de pizarra, a la que volvemos despues de unas semanas de estar en blanco, para toda clase de gustos y comentarios es ONGs=Capitalismo. La discusión está servida. A pesar de la claridad de esa ecuación habrá quien no lo entenderá. De regreso a Bamako, unos 230 kms desde Segou, nos detenemos en Tiki. Tomo una ducha cargando nuestro balde con agua del pozo. Tiro de la cuerda junto a una mujer, deben ser unos 20metros.La mujer se ríe y me da prioridad para que llene mis 8 litros, Ella carga su jofaina con unos 20 litros al a cabeza. Nunca entenderé de donde sacan tanta fuerza esas mujeres para cargar esos pesos y la habilidad para llevarlo a la cabeza sin derramarla. Llenar una de esas jofainas supone unos 5 bidones pequeños de cuerda sacada con esfuerzo muscular del pozo que para cargarlos abajo requiere toda una técnica de pericia y cuidado. Como de costumbre nuestra llegada genera expectación. Nosotros hacemos vida ordinaria. Sacamos parte de las cosas fuera de la furgo y trazo en el suelo un semicírculo para que no lo traspasen nuestros observadores. Lo respetan. Despues de un rato se cansan y se van. Ninguno, lo mismo que en la anterior parada, nos pide cadeaus aunque nos deshacemos de envases que ya no nos sirven para que los reciclen. Tras ducharme en el wc de la explanada que resulta ser de la escuela, con mi balde, sigo con el ordenador dentro de la furgo. Vic lleva fatal lo de ser mono de ferias, a mi me trae sin cuidado. Me puedo concentrar en mi discurso sin importarme la gente que mira. Si ellos me convierten en espectáculo porque no tienen otra cosa que hacer, pues bueno, si somos la novedad del dia o el motivo de observación y comentarios, del dia o del año, pues vale. No tendría o tendré el menor inconveniente en hacer lo mismo en medio de las ramblas barcelonesas o en la puerta del Sol con mi mesita y ordenador metido en una jaula de aluminio si quiero protestar contra la vida encarcelada, la falta de libertad de expresion o contra la crueldad animal con una pancarta ad hoc. Los de Anima Naturalis a quienes sigo en su ecologismo naturalista a favor de los animales hacen actos parecidos. Vivimos en un mundo más y más enfermo, toda protesta revestida de locura tiene o tendrá su justificación. Nuestra universidad callejera nos tiene más que entrenados para lo que sea.

Llegamos a Bamako. Mientras estoy repostando el agua en el pequeño depósito del limpiaparabrisas me marca un mosquito que me estaba esperando. Bamako, ciudad de los mosquitos. No recuerdo otra ciudad peor que ésta por tal fauna. Nos instalamos en la misma calle que dormimos en otra ocasión junto a la Misión Católica, la que está cerca del boulevard des Nations. Por la mañana usamos la ducha pero decidimos no ubicarnos en el patio como la otra vez por los mencionados zancudos. En lugar de eso tomamos una habitación (la peor de todas de todas las que hemos tomado hasta este momento) en la misión católica de otro barrio: el Badaloubougou. En la anterior, en el barrio de Bamako croua proponemos a varios vecinos que se lo monten para tapar las aguas estancas que es una fuente de infección para ellos y para sus hijos y un motivo para que nos los visitemos en una siguiente ocasión. Dicen que sí pero como si oyeran llover.
Con Ogovara, un dogón que se nos ofrece hacemos un recorrido de embajadas para ponernos al dia de informaciones y ver lo que finalmente vamos a hacer en cuanto a continuación de nuestro viaje. En la española, en la nueva Avda. de Mali (una avenida que no tiene nada que envidiar a la de cualquier país capitalista de alto rango) me atienden de pie una peruana, Teresa y Manolo, un español, en el recibidor, para decirme que la prolongación del carnet de conducir español y el internacional se tiene que tramitar en España y lo más que pueden hacer por mi es solicitarlo por valija, haciéndome pasar por residente, que eso además solo se hace a los residentes que solo se puede pagar con euros y que es la mayor dificultad ya que no hay modo de ingresarlos desde aquí. La última información de la burocracia española siempre da una vuelta de tuerca mas al agarrotamiento vil que sufre la nuca del ciudadano de la hermandad de los descalzos desde que nace hasta que muere. Por si fuera poco Manolo me dice que para entrar en Senegal y Gambia es preciso tener visado salvo los franceses o los británicos respectivamente por eso de la confraternización con sus excolonos. Le recuerdo que no es el mismo trato recibido el de los españoles en la Guinea ecuatorial por muy excolonia que sea y por mucho que Obiang se sacara un titulo universitario en una universidad española. Poco despues, en la embajada senegalesa me confirman la noticia contraria que yo ya tenia: que los españoles no lo necesitamos. No tengo mucha experiencia en ir a embajadas españolas en el extranjero, las veces que lo he hecho salvo practicar un rato el idioma familiar no ha servido para gran cosa más. Eso no es todo: alguna embajada como la que hay en Guinea ecuatorial es un autentico nido de mafiosos por lo que denuncia una plataforma de nativos afectados por sus burocratadas, discriminaciones y pagos bajo manga para las tramitaciones documentales.
La caducidad de mi permiso el próximo 30 de septiembre añade otro dato sombrío a nuestra hoja de ruta viajera. Teniendo en cuenta que los gendarmes del control están a la que saltan para utilizar cualquier motivo de penalización o para sacarte los cuartos he pensado en usar el permiso de conducir de Vic cuando lo piden en las fronteras. También he ensayado de conducir sin usar los pies para el embrague, freno y acelerador substituidos por una muleta. Con mucha precaución y lentitud es posible. Hemos quedado en que Vic haga alguna práctica para enfrentar una posible situación que nos amenacen con bloquearnos el vehículo por esta causa.
Suelen ser pocos funcionarios y recargados de trabajo derivado de las colonias respectivas que tienen a su cargo o de cuyos intereses se ocupan. Invariablemente el transeúnte ocasional como yo significa trabajo extra fuera de agenda. Manolo me dice que solo son 5 para ocuparse de todo y que la colonia de españoles en Mali es de un centenar de personas.
Aprovechamos el desplazamiento: en una optometría encargamos unas gafas nuevas para Vic tomando modelo de los cristales de las que tiene para certificar las dioptrías de 1:75 cada uno. La óptica que también esta en la avda. Mali muy cerca del monumento a Patricio Lumumba (uno de los nombres clave ligados a la liberación africana) es muy moderna y, en principio, fiable. Durante un rato buscamos la embajada de Guinea-Conakry sin encontrarla. Sin embargo ya no nos quedan tantas ganas ni de burocracias ni de fronteras. De alguna manera nos estamos resintiendo del cansancio del viajero, o más que eso de la crisis viajera, y aprovechamos cualquier oportunidad para hacer vida cotidiana, ordinaria incluso, tranquila, la misma que haríamos en nuestra propia casa o si estuviéramos alojados pasando una temporada de vacaciones en la costa. Lo cierto es que vamos pasando por lugares sin que dediquemos días a las visitas turísticas obligadas como el país Dogón o Toumbouctú. Será otra ocasión nos hemos dicho también esta segunda vez que pasamos por Douentza, el punto desde donde se toman los 4x4. Llevamos medio año de viaje y me asalta una sensación que ya tuve el año que viajé en solitario por Sudamérica con transportes públicos, que lo reduje a unos 8 meses por irme topando con más de lo mismo. El exceso de patatas negras ( congeladas y chafadas bolivianas) aceleró esa determinación.
Hay cosas del viaje actual que está más que cubiertas y otras como el objetivo geográfico del cabo de Buena Esperanza que pueden esperar sine die. Cuando estuvimos en el cabo Norte nos dijimos de ir al extremo mas distante del hemisferio sur, a Cap Town; pero una vez estas en la punta terrestre mas alejada te sientes tan lejos o tan cerca del mundo, eso siempre depende de tu alma y sensibilidad, como en cualquier otra punta, ondonada, pico, cueva, vaguada, atalaya, monte, colina, montañita, plaza, calle, avenida, mina, pozo, bauma, cancha, pista, autopista, puente, habitación, casa o castillo por el que puedas pasar en un momento dado. El viajero aprende en sus viajes de novel que tiene que desprenderse de excesos de equipaje que no necesita y en sus viajes de veterano que puede prescindir de recorrer grandes distancias o de recorrerlo todo. Eso puede tener que ver con la crisis del viajero pero también con la dote de la iluminación. Una persona con 180 países visitados y recogidos en sus voluminosos álbumes de fotos no tiene porque saber mas que una que haya estado en 90 u otra en 40 u otra en 10 o una que no haya salido del suyo ni siquiera de su región o ciudad.
Ogavara, nuestro acompañante por la ruta de embajadas de las que no conoce con exactitud la ubicación actual de ninguna, me cuenta el protocolo que sigue para casarse. Tiene 32años y ha pedido la mano de una chica de 15. Eso pasa por la entrega de 10mil cefas y 3 noix de cola que vienen de la Cote de Marfil al padre de la niña. Previamente un casamentero ha intercedido en su nombre ante la familia. Ese es un primer pago, luego hay otros y también el coste de los oficios del marabú, no más de 1500cefas.Entretanto la niña ha sido consultada por el padre por si conoce a su pretendiente y si está de acuerdo. La chica es del país dogón y estudia para formarse como agente turístico. Nos acompaña durante un rato después del trayecto, reinstalados en los dos restaurantes donde estamos clienteando un dia entero. Le invitamos a cerveza y compartimos nuestro plato de arroz con legumbres. Nos damos los emails etcétera. Los dogón son animistas perro hay gente como Ogovara que abraza el islamismo que, por lo que parece, va creciendo reduciendo las creencias antiguas.
Reservamos una habitación en la misión católica de Badalougou. El abé Michael Gaudiche es un hombre afable que en seguida te toca metiéndote mano en los brazos o donde sea de forma muy cordial. En seguida se te hace amigo. Tonteo con él acerca de Michel Quoist al cual leí en mi epílogo de púber, no sé a que cuenta viene hacer tal asociación de nombres, tal vez para indicarle que soy un estudiante leído en divulgadores de un cristianismo social, lo cual tampoco es tan cierto.
La habitación que nos muestra puede servir para pasar el fin de semana; el lunes, dia de ejecución de decisiones, ya veremos. Disculpa su suciedad a causa de las últimas lluvias. Al menos hay un refectoire donde poder guisar y una nevera donde poner a enfriar el agua. Es el peor lugar de todos lo que hemos usado hasta ahora, un verdadero antro pero tranquilo y con menos mosquitos que en la otra misión. Pero una cosa es la primera impresión de un lugar y otra distinta cuando llevas unos días. En el patio, un nativo con la cruz de madera al cuello viene a pedirnos pasta. Michel me dice que no la hagamos caso, que es un territorialista del recinto y que cada dia le da 400cefas y que además está loco. Nos referimos a él como el fantasma. El tipo aparece con sigilo, tras unas tentativas de pedirnos l’ argent deja de hacerlo. Debe ser el súmmum de la alternativa de la simplicidad. Solo tiene una estera, una teterita y un fornó. Cuando llueve se refugia bajo lso techos de plancha de zinc del parking. Nuestra actitud ante los limosneros asaltantes cada dia tiene algo mas de implacabilidad por no decir frialdad gélida. Tienen nuestra consideracion quienes están físicamente imposibilitados, a los demás, en general, que los zurzan o que se la machaquen. ¿Asi de malos somos? Pues lo somos. En alguna ocasión ya ni siquiera me molesto en explicar la razón de no darles nada. A una troupe de críos jugando a pedir como el deporte nacional, mientras estábamos retenidos por un semáforo simulé el ladrido de un perro y luego hice aspavientos con las manos para ahuyentarlos. Se fueron. Vic es mas contundente que yo y le pido que lea las sutilidades de cada cual. Toca diferenciar siempre entre quienes vienen a vender de quienes vienen a pedir, de quienes, los menos, vienen a intercambiar información o a pedir una cosa concreta. Nuestra prevención es tal que cuando alguien nos pregunta por alguna dirección nos sorprende. Por lo general toda la retahíla de frases protocolarias nos cansa. Claro que en sus idiomas locales los nativos no hacen preguntas directas de lo que les interesa antes se preguntan por como están su salud o como les va la vida, luego preguntan por lo que están buscando o lo que desean.
En Bamako, en todos los cruces importantes hay policía azul (la CCR) que no te quita los ojos de encima `para ver si les das algún motivo para pitarte y multarte. No sirven para otra cosa que para eso, raramente hay alguno organizando el tráfico. Están en sus garitos a la sombra con sus mobylettes. Hemos tomado nota que la mayoría no llevan pistola al cinto aunque alguno sí, por si en alguna ocasión que oímos una pitada valoramos que lo mejor sea no parar. De Bruno, el italiano que nos enredó en Lomé vendiéndonos alquitrán en lugar de grasa para la furgo, aprendimos que ante un alto de un policía local lo mejor es devolverle el saludo con una amplia sonrisa y hacer caso omiso siguiendo tu ruta.
Siguiendo nuestra política doméstica ahí donde vamos, nos quedamos a pasar la tarde escribiendo/leyendo. Despues de comer en el café Damu, que ostenta un welcome junto al nombre nos aprovechamos de las mesas y butacas de caña, del ventilador de techo y de la luz eléctrica. Esta junto a la calle Ousmane Bagayoko, muy cerca como ya ha sido mencionado de la pl. y boulevard des Nations. Como mi posición habitual es la de volcarme al ordenador la gente integra esta figura de ausente que tan bien me va y trata de no interrumpirme. Como me puedo pasar horas así canso a cualquiera que espera colocarme alguna mercancía. A pesar de eso siempre compramos alguna cosa, lo ultimo: cds de música con corá y una mascara por la que nos pedía el vendedor 25mil pero terminó aceptando 5000, ya de por sí cara. Una máscara impresionante con una nariz prominente como lo más llamativo, ideal para ponérsela un dia por la calle Pelayo de Barcelona.
Mientras pasamos la tarde en el Damu, un chico anglosajón que luego me entero que vive cerca de London pero que ha vivido 8 años en Botswana viene a alojarse a la misión de enfrente. Puesto que llega fuera de horario le recomienda que espere en el bar que estamos. Al rato vemos que en su plato de espaguetis mete los dedos un adolescente. No puedo callarme le explico que el chico al que esta alimentando a cambio de dejar él de comer, no sé si por asco, esta bien alimentado que no necesita reducirle su porción de espaguetis, que le hace un flaco favor habiéndole dicho que sí y que la imagen que da es deplorable para todos los blancos puesto que blancos somos estúpidos y presas y él lo confirma. El supuesto hambriento se va con sus dedos pringados. Le digo además que ellos saben de la existencia de tenedores y que no los usan porque no quieren y que comer con las manos sucias es una de las causas de sus enfermedades. Me da la razón en todo y aquí acaba la conversación. Cada vez está más claro el error en términos rotundos de la intervención blanca incluso de quien va de paso y de inocente como ese chico. Cuando trasladamos este punto de vista a los nativos no nos cuestionan nunca el argumento.
Mientras seguimos pasando la tarde un grupo de 5 chicas todas vestidas con el mismo tipo de ropas, tops con tirantitos y pantalones finos y también con el mismo estilo de peinados con los cabellos recogidos, que resultan ser francesas de Bordeaux, que vienen a hacer practicas de enfermeras, nos remacha todavía mas ese nuevo excursionismo social al tercer mundo para ampliar curriculums, tener pacientes en abundancia en corto tiempo y no preguntarse nada más. Vale. Cuando un rato después radicalizo mis afirmaciones a una pareja de polacos vecinos de mesa en el otro restaurant vecino diciéndoles que África tiende derecho a su subdesarrollo y que la intervención extranjera es nefasta, el chico pone muecas de protesta pero no contraargumenta nada.
Al dia siguiente tras ocupar la habitación de la misión de Badalabougou, una de las más caras y menos cuidadas de las que hemos tomado hasta ahora, (6000 por dia sin comidas a comparar a los 15000 por mes que se paga en la ciudad por alojamiento) mientras tomamos nuestros tés y equinaccea improviso una conversación con varios nativos que vienen hasta la cocina enfrente de la cual estamos ubicados. Conversación habitual centrada en la cuestión prototípica de que no tienen medios y qué podemos hacer por ellos. Una nigeriana, que en algún momento tuvo dinero y que cada lunes podía ingresar 150mil cefas en una caja de ahorros, trabajando como prostituta, explica sin ninguna vergüenza cuando abrazó el catolicismo por las ayudas que recibió. Ahora con el VIH positivo y un crío a su cargo me descerraja un largo monólogo sobre sus penalidades sin habérselas preguntado. Con otro, que esta vinculado al sitio como empleado ilegal de dia o algo parecido y otra chica más handicapé, repasamos un poco todo, repitiéndonos en los temas sabidos: Europa es un espejismo, arriesgarse a llegar pagando a mafias que ponen en riesgo las vidas de los emigrantes ilegales es un suicidio; esperar ayudas del exterior no es el mejor criterio. Concluimos que existe una ley universal aquí y en todas partes y es que el esfuerzo productivo genera condiciones de cambio. En cualquier conversación terminamos por afirmar que uno de los problemas africanos es que los africanos, especialmente los hombres, es que no trabajan. Mis zapatillas agujereadas confirman nuestras limitaciones económicas para regalar 20mil dólares como nos pide la prosti. Eso me recuerda la anécdota que me contó Janot Crusellas, un amigo barcelonáutico, que durante su visita en Cameroun se desprendió de una considerable suma en concepto de préstamo a una nativa que lo convenció para que le pagara su vuelo. Me preguntó intrigado: “¿crees que me lo devolverá?” Olvídalo, tómalo como una ayuda a fondo perdido, le dije.
Ante historiones concretos que nos cuentan estamos desarmados. A fin de cuentas nosotros no somos pobres y nuestro discurso principal pasa por otras fatigas existenciales pero no por los problemas subsistenciales. Mientras la gente se ocupa de lo que tiene que masticar ese dia y del lugar donde dormir no se dedica a filosofías de altos vuelos ni de intervenciones políticas en su realidad. La verdad es que cuando te cuentan las dificultades legales de sus ayuntamientos para poner negocios por cuenta propia o de los alojamientos de 6 meses pagados a la adelantada para ponerlos no puedes dar muchos ánimos. Hay demasiadas revoluciones pendientes que hacer en demasiados sitios para olvidar que el peso de la realidad es directamente proporcional a la negligencia acumulada por las generaciones del pasado. Eso no resuelve nada práctico pero todo lo que podemos-o estamos dispuestos a- hacer es dar ideas y seguir regalando, como muestra, nuestra ropa usada en la medida en que nos vamos desquitando de ella. En el nuevo recinto el tipo curioso de la cruz de madera al cuello se me pega cada vez que me ve junto a la furgo para pedirme dinero. ¡Uff! ¡quiero respirar! Posiblemente mi cuota de insensibilidad crece en la misma medida que mi sutilidad interpretativa. Según como nos van entrando las personas les hacemos más o menos caso. Así de simple y triste. Por lo general quienes aterrizan con el registro automatizado de pedir-a menudo pedir por pedir- nos abruman y quienes proponen una conversación por el placer de conocer y/o conocernos nos interesamos en sus opiniones y expresamos sinceramente las nuestras. Lo importante no es lo que nos hace el destino sino lo que nosotros hacemos de él dijo Florence Nighttingale. Llevarlo como una rueda de molino al cuello es propio de los esclavos mentales.
En nuestra nueva ubicación en Bamako recibimos visitas. Ya estamos acostumbrados. La voz de que hay unos blancos alojados debe correr y vienen distintas personas con distintas propuestas: hacernos la colada, hacernos de recaderos, vendernos artesanía o supuestas antigüedades, asociaciones de handicapés, de sordo-mudos, de lo que sea y otros asuntos. A veces cogemos complejo de estar detrás de una ventanilla esperando solicitantes y solicitudes. No todo el mundo viene a pedirnos. Los hay, aunque sean los menos, que vienen a entablar conversación. A un chico burkinabé que estudia literatura universal en la Universidad viene a pasar horas a nuestro lado. Le digo que no creo que las biografías de los grandes escritores atestigüen excelentes cromos de felicidad y que escribir es una forma evasiva de la realidad. Lo que no le digo es que cualquier elección constructiva también lo es: desde lo más emergente como puede ser tener la propia casa o apartamento, único lugar donde ejercer totalmente la soberanía personal, hasta dedicarse a cualquier hobby, deporte o afición artística.
Mientras hacemos vida de reposo (nuestra habitación es la única de la planta baja a causa de no poder franquear las escaleras a la planta superior, que tiene su propio patio junto a la cocina: una nevera vacía y una bombona de fuego al suelo, ambos cogidas con sendas cadenas y candados) nos acompañan los cánticos de la coral del aula de al lado y el domingo los de la celebración de la misa.
También hay quien pasa por delante nuestro sin decirnos nada y con la cara muy seria. Cuando damos con gente de facciones rígidas, los menos de los menos, respetamos su dureza incomunicativa. Cuanta más gente tratas en la vida más aceptas todo el elenco de posibilidades. Preferimos no aleccionar a nadie a pesar de las parole de algunas conferencias puntuales y de incursiones discursivas como la de la calle de las aguas estancadas. El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo, dijo Voltaire, que fue uno de los grandes que dijo o trató de decir más cosas que nadie en su época, exceptuando tal vez a Rousseau.
Bamako es como todas las capitales. Después de unos días conoces los itinerarios principales, los lugares donde comprar y donde comer o estar. Las horas punta y zonas caóticas que tienes que eludir. Aprovechamos lso embotellamientos para comprar la comida sin bajarnos de la furgo. La sección pedestre del corte inglés está en todas partes. Los melones que compramos no son gran cosa, las patatas tampoco, los huevos de gallina son minúsculos, (la mitad o menos de volumen de los que estamos acostumbrados), con todo preparamos nuestra cena y la gozamos hasta donde podemos. Guardamos todo en la nevera de la cocina: al dia siguiente la bandeja de huevos se ha reducido y uno de lso melones ha desaparecido. Preguntado el fantasma niega su autoría, también el empleado ilegal. No importa, todo acto mayor o menor de victimidad lo consideramos a priori y antes que suceda como una contribución al consumo público.
La comida realmente es un problema que ni siquiera en los restaurantes autoanunciados a todo bombo lo resuelven. En el último que hemos ido: el Martha, un hotel también como lugar de citas con prostitutas tuvieron que sudar la gota gorda para preparar unos espaguetis, que era todo lo que podían ofrecer a excepción de pollo, no gran cosa. En África con los espaguetis tienes que precisar el significado de la salsa que los acompaña aún así no tienes garantía alguna de comer bien. Durante el rato que estuvimos sentados, varios muchachos fueron pasando con sus tiendas portátiles a la cabeza o a las espaldas. Nos abastecimos de todo. En la mesa de al lado, del grupo de hombres bien vestidos y con pasta para pagar sus cervezas, un inspector de policía con dos superplacas, una de la este cargo y la otra una especie de medalla, me confundió con alguien que le había regalado un móvil para pedirme más móviles. Eso de la confusión fisiognómica es típico: no solo los blancos nos equivocamos al no reconocer a negros sino que también los negros lo hacen con los blancos a no ser que utilicen intencionadamente esa equivocación para hacerte creer que los conoces de otra ocasión y que ya son amigos tuyos porque saben que les confundes las caras. El hombre tomándose la familiaridad de tocarme me pidió móviles. Ante nuestra confesión de que no usamos móvil, lo cual es rigurosamente cierto, durante nuestro viaje, se quedan a punto de rigor mortis y nos ubican en nuestra inalcanzabilidad. Sigue sorprendiéndonos que gente, incluso con medios o más recursos que nosotros, se encaprichen con cosas nuestras a pesar de ser cosas que pueden obtener en sus países. Nuestros bidones azules –que por cierto se venden en el mercado de aquí- son un poderoso llamativo. A menudo hay alguien que nos los pide como regalo o incluso que se los vendamos.
Dando el mediocre panorama de la restauración en general, cuando podemos guisamos nuestra propia comida. Nuestra despensa se ha reducido considerablemente pero todavía nos quedan bastantes botes en conserva y pastas de distintas clases. Hemos consumido una de las dos bombonas de gas de nuestro equipo y estimamos que la segunda nos durará el resto del viaje ya que la usamos muy poco. Como resulta difícil comprar hortalizas y no tenemos todos los ingredientes a veces tenemos que valernos de platos muy sencillos, uno de ellos es el de espaguetis con lentejas. Es un plato socorrido que añade proteínas a los hidratos y le da un toque original al resultado final. La lenteja, especialmente la americana, pequeña ovoide con la piel fina a diferencia de la extraplana de piel gruesa y cuerpo duro, pone los contrapuntos exóticos a los espahettis encordados. Tomé nota de ellos hace muchos años en Pueblo Nuevo-Barna en casa de unos conocidos que a falta de salsa de tomate y otras cosas decidieron añadirle la legumbre para que tuvieran más consistencia. Luego, por mi cuenta, los he ido perfeccionando todo lo que he podido. No tienen la categoría de los espaguetis con brócoli, un feliz hallazgo en el Salvador, un dia hambriento, a falta de otras posibilidades, rematados con mayonesa, pero pueden resolver situaciones puntuales con estómagos rugientes. A diferencia de la enseñanza del huevo frito que los miembros de la PIDE, la KGB, el TOP o la BIC hubieran podido tomar como propuestas sediciosas para la emancipación de maridos y el hundimiento de las familias luso-ruso-hispánicas, los espaguetis con lentejas pasaran por platos inofensivos que los franceses meterán en la categoría de los de resistence pero sin gran mérito para participar en los concursos culinarios. Receta de campaña, tómese nota: Una picada de ajos rehogados en aceite de oliva sin escatimar, una vez dorados añadir un litro de agua previamente calentada, esperar su ebullición y añadir paquete de espaguetis de trigo, evitar que el exceso de llamas no quemen la partes salientes de los susodichos antes que la parte sumergida se reblandezca para hacer entrar el resto. Jamás de los jamases romperlos por prisas. Los espaguetis y los fideos son cosas distintas. Dedicar unos 8 minutos a la ebullición que no deberá cesar para evitar pegamientos mazacóticos. Añadir en el último minuto un bote de medio kilo de lentejas precocinadas. Retirar todo de la fuente de calor y esperar a su estado tibio para ingerir en medio de una conversación suficientemente interesante como para que quite el oremus del paladar. El plato está bueno por lo poco que contiene. Siempre se puede exotizar con los hierbajos que queden en los culos de los pequeños frascos que se tenga a mano: orégano, romero, perejil o incluso nuez moscada según gustos de los comensales coyunturales. Nada de pasar los espaguetis cocinados por agua fría para separarlos del resto del agua de cocción, fea costumbre española de paladares metidos en otros agujeros. Entiéndase, es un plato de improvisación que siempre se puede tener en casa a falta de otra cosa y con ciertos atributos para sorprender a visitantes inesperados, en lugar de someterlos a una sopa de maravilla huérfana sin ni siquiera yema de huevo flotante. Nota: los de trigo se pueden substituir por los de arroz en cuyo caso bastará un minuto de cocción pero con resultados gustativos diferentes. Una salsa de mayonesa o mejor de romesco pueden convertirlo en un plato delicioso. La lenteja ovoide también puede salvar otros momentos aciagos de la vida viajera combinándola prácticamente con todos los cereales. El mejor couscous que recuerdo haber comido fue uno artesano que las contenía, aunque a cuenta gotas, invitado por unos berebers en un recorrido por el AntiAtlas.
Como en todos los lugares donde vamos recalando, al segundo día de estar pasamos a formar parte de los personajes de estancia. Nuestra domesticidad nos hace fiables. Cuando me canso de tanto ordenata me levanto y estiro las piernas y hablo con uno y con otro. A Leon Paul que se ocupa de las habitaciones (es un decir) lo encuentro algunas veces planchando la ropa de los curas a la antigua, con una plancha de hierro caliente recargada con carbón que va quemando en el fornó que tiene al lado. Su cuidado en hacer las rallas de las camisas y pantalones es extremo. Hablamos de esos curiosos objetos para planchar que en Europa andan rifados y han caído en manos de anticuarios que los venden como reliquias para adornar estanterías y vitrinas.

2 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...
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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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