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martes, 3 de junio de 2008

Recursivos

Furgo en el patio de los Spaak
Guilén y Victoria




Genevieve y nosotros



Niamey 20 mayo 2008
En Amandine nos tratan bien aunque no dejamos nunca propina alguna. No las dejamos en ninguna parte: ni en África ni en Europa. Además de la posible interpretación de esto por la famosa racanería catalana, tenemos un discurso perfectamente organizado en nuestros archivos mentales sobre un algo de prepotente que hay en darla y un algo de lacayo que hay en recibirla. Amandine es una de las expresiones europeas en Niamey. Un bastión de sus adelantos. Su intenso aire acondicionado y el humo de tabaco nos cascan la tarde lentamente. No deja de ser paradójico que aquí se pueda enfermar más que en las inmediaciones del petit marche donde todo parece caótico y sucio. En las dos ocasiones anteriores que estuvimos, uno u otro hemos tenido problemas digestivos y la última vez mi garganta se ha irritado a causa del enrarecimiento. Genoviève y Guilen no han entrado nunca. Antiguamente antes de ser restaurante y panadería había sido un local de apuestas de la PMU. Los beneficios se iban fuera del país. Un encargado, libanés, se ocupa de nosotros preguntándonos a cada rato si nos funciona bien la conexión wifi. El establecimiento es uno de los lugares mas chics. Vienen los europeos y la gente rica autóctona, las mujeres africanas más bonitas de la ciudad, peinadas de peluquería y con un punto de gravidez de las nalgas más razonable, entran un rato a comprar algo o a sentarse en una de las mesas.

Hice una visita a la embajada de Lybia aprovechando que están la zona donde vivimos. Lo tomé como una visita turística de sus instalaciones aunque sospechaba a priori que no obtendría ningún dato útil. El hombre de la puerta me impresionó por su aspecto muy parecido a los alienígenas UMO: cabeza triangular con la punta angular en la barbilla y la base en un amplio cráneo-plataforma revestido de una gran mata de pelo, dos enormes bóvedas a modo de ojos. Hizo todo lo que pudo para facilitarme la espera. Un segundo hombre que no hablaba francés lo mismo que éste me puso en contacto con un tercero que me dijo que pasara al supergran edificio donde probablemente me pedirían fotocopias de los pasaportes para enviarlas a Trípoli para solicitarlo y que eso podía costar varios meses. Probablemente he sido el primer ciudadano español que se le ocurría hacer este periplo en Niamey. Fui acompañado por un cuarto hasta un vestíbulo impresionante donde una mesa vitrina tiene un gran Corán abierto por un par de paginas del interior, tal vez las 459 y 460. Siempre me fascina la grafía árabe, eché una ojeada sin entender nada. Pasé a un despacho con dos mesas y dos funcionarios: una completamente vacía y la otra llena de papeles que sí hacia de escritorio de trabajo. Me atendió el hombre de la mesa vacía; en un francés imposible de descifrar, medio entendí que solo podía obtener el visado vía embajada de Madrid y que actualmente se podía recorrer el país sin llevar guía turístico obligado contigo. No le creí. A la hora de pedir el email de su embajada en España no lo tenían. El de la mesa vacía no se atrevió a escribir nada en el papelito y bolígrafo que me dio para que yo mismo escribiera Libya embassy para buscarlo en internet. Salí sin nada que nos sirviera pero con información extra para un párrafo más de nuestra literatura. Sabemos que Libia colabora con Niamey en al menos un programa de desarrollo.

Después de un montón de consideraciones hemos descartado continuar hacia los países del este y del sur. Un minuto de silencio. Es una conclusión grave. Lo más prudente es que nos mantengamos en el oeste y si es posible recorrer la cornisa mediterránea llevar nuestro paseo hasta Lybia. Guilen se apresuró a decir que nuestra decisión era sabia y que África no está para ir por tierra por un montón de lugares. Su biografía atestigua esto: en varias décadas con la nacionalidad nigeriana ha visitado muy pocos países del continente.
Antes de que pasara una semana de alojados con los Spaak ya estábamos un poco cansados de sus condiciones domesticas. El particular orden de su domicilio y algunos detalles sintomáticos de las manías de él nos pusieron en aviso. De pronto un día nos pregunta si sabemos por qué estaba completamente desmontada una pequeña cajita mezclada con los botes de jabón del cuarto de baño que resultó ser un voltímetro y que lleva conectado un cable que sale por la ventana. El artilugio ya nos pareció raro, pero como todo en la casa es bastante raro no le dimos la mayor importancia. El aparatito al parecer sirve para comprobar que el o los depósitos de agua están llenos. Está ubicado en un sitio totalmente imprevisto. Es posible que inadvertidamente lo tocáramos o desmontáramos con nuestras toallas. Pero el detallito nos hizo pensar en que el hombre tiene poco de anfitrión. Otro día nos pregunto por no sé que entrada en no sé que habitación (Renn, la doméstica. dijo haber sido ella), otra vez nos preguntó por otro extraño aparato eléctrico de otra habitación en la que no hemos puesto los pies. La condición de invitado no es tan fácil de llevar. El huésped vive en territorio ajeno y no olvida que el mejor huésped al tercer día sobra. Además, los códigos de relación cambian siempre con la especificidad de cada propiedad privada. En una casa ajena, dependiendo claro está de quien sea, puede ocurrir que nunca sepas con exactitud si lo que estás haciendo puede molestar o no a su dueño. Si la gente vive/vivimos en sus/nuestras casas particulares es porque no puede/podemos aguantar por mucho tiempo la presencia colonial de extraños. Tenemos bastante experiencia tanto en el papel de anfitriones como en el de huéspedes y en ocasiones nos vacunamos preventivamente contra todo lo que pueda suceder. Al primer día de nuestra estancia en la casa de Goudel nos preguntamos ante esa parejita tan abierta y afable: ¿y si fueran esa clase de personajes que de vez en cuando dan las noticias europeas de matrimonios casi ancianos que entierran a sus víctimas en el patio? ¿O peor aun que se las comen para no dejar rastro? ¡No, ser comidos no! ¡Por favor! Ser cortados en pedacitos y guardados en la nevera nos clavaria en una experiencia excesiva: poco literaturizable, demasiado gélida. El vasto campo imaginario proporciona toda clase de hipótesis. Preferimos otra clase de final existencial y para nuestra crónica, menos tétrico. Casi cada día para medir el estado de la convivencia preguntamos si les parece bien que la prolonguemos o no. Implícitamente ellos la propusieron al preparar la pócima alcohol+cola de caballo que requería un reposo de 7 días. Por lo general los sitios públicos proporcionan unas constantes más segurizantes. En Amandine, en los centros culturales franceses, en las bibliotecas, en los bares, en los auberges, esta perfectamente pactada la presencia del cliente; en una casa particular se pierde la condición de cliente, lo cual puede llegar a ser una desventaja aunque aparentemente sea más económico. Cuando viajas pasas por experiencias y sitios impensables. En cualquier mina abandonada se puede encontrar una última esquirla de metal precioso.

Estar continuamente cambiando de condiciones de ubicabilidad pasa por un utilitarismo de los recursos. ¿Utilitaristas? Si, ¿Por qué no serlo? ¿Hay alguien que no lo sea? El utilitarismo es una palabra que ha terminado por sonar mal (¿por qué? ¿Tal vez porque todo el mundo sabe que en el fondo es utilitarista?) Pero la gente toma contacto con recursos en función de su utilidad. Pedir información a alguien es utilizarlo para que te la dé, pedir alojamiento en un establecimiento es utilizarlo para tener un cobijo o un margen de seguridad. Mientras recurrir es un verbo respetable utilizar cae bajo las lupas de las sospechas. Un recurso es cualquier cosa, medio, contacto que permite una función dentro de un proceso. Quien no es recursivo está rematadamente perdido. Preferimos que se nos valore por nuestras habilidades recursivas que no por un utilitarismo unilateral que no practicamos. ¿Es solo una diferencia de palabras o hay algo más? Sea lo que fuere, usar un recurso en marcha te permite continuar con la experiencia del vivir, es decir, con vida, lo cual no es poco. La hoja de ruta, la nuestra, te lleva por campos abiertos, por espacios públicos, por recintos religiosos, por casas particulares, por barriadas miserables, por establecimientos lujosos. En todas partes hay alguna clase de intercambio, unas veces establecido y otras implícito. En unos lugares pagamos con nuestro dinero y en otros con nuestra información o nuestra simpatía o nuestros ratos de conversación. Debe haber habido algún tiempo histórico en el que el viajero era recibido junto al fuego ofreciéndole una sopa caliente. Lo que el transeúnte recibía en una parte como tal lo ofrecía en otra como anfitrión. Esto es intercambio, el más elemental de todos. Los siglos fueron pasando y los forasteros se convirtieron en motivos de negocio. Las posadas no solo se pagaron sino que terminaron pagándose a precios de oro. Hoy en día el extranjero, y en particular si es blanco, europeo y va a bordo de un vehículo flamante (la flama del nuestro es discutible) que le haya costado 20mil o mas euros es motivo de especulación y vampirismo. Hay dos modos de viajar por el mundo: saltando de hotel en hotel con habitaciones reservadas y el nuestro. Vale, hay muchos modos de viajar pero en conjunto se reducen a estos dos. El primero predetermina las experiencias puesto que no hay hoteles en todas partes y el segundo te hace mas dueño de ellas permitiéndote elegirlas al poder elegir tus ubicaciones.

Somos gente de poca fe, mejor dicho, de fe nula .A pesar de eso no dejamos de valorar a las personas por su condición de individuaos no por la de su pertenencia a tal o cual credo, tal o cual lengua, tal o cual partidismo. Por lo general la experiencia de contacto con vocacionales de la religión, profesionales que viven de ella, por y para ella, no pasa por la discusión teológica. En Turquía, Vic se metía en unos berenjenales con cuatro palabras en ingles y dos en turco sobre Alá sí-Alá no, yo pasaba del tema y me sumergía en la pantalla del ordenador de la biblioteca donde sucedía la escena. Personalmente al dios único no le tengo ni mayor ni menor simpatía que a los miles de dioses que figuran como inventario de leyendas y mitos que están en los diccionarios mitológicos. Entrar en esa discusión con la gente del gremio sería/es una perdida de tiempo puesto que aun no estamos del todo compensados por la cantidad de tiempo perdido de cuando fuimos católicos obligados a trabajos forzados en nuestras infancias(catequesis, misas, confesiones, plegarias, procesiones, crucifijos en las cabeceras de las camas y otros horrores por el estilo). Conceder un minuto más a la cuestión es poco razonable. Hay toda una dedicación de energia y medios a ese asunto del que podemos dar cuenta tangencialmente, pero no sumergirnos en ello como tema prioritario. Lo cierto es que no nos hemos topado con nadie que trate de someternos a proselitismo alguno. Con un vocacional religioso en principio se puede estar hablando de bastantes asuntos sin necesidad de hablar de religión. Y venimos conociendo gente admirable en ese medio. Los Spaak son enormemente críticos del catolicismo y, sin embargo, son practicantes y se van a la otra punta de Niamey por elegir la teología particular del cura de sus ceremonias. Están de acuerdo con nosotros que la iglesia católica ha venido retrocediendo en las últimas décadas y que lo mejor que pudo dar de si en los últimos tiempos fue el Concilio Vaticano Segundo de Juan XXIII. Lo más que se puede decir a favor de la iglesia es que es una macro organización perfectamente estructurada donde la obediencia y el principio de jerarquía son intocabls. Tanto que algunos obispos africanos hacen pasar esa obediencia de algunas novicias por la cama donde calmar los infiernos de la libido que diría Bocaccio.

Ramón y Cajal dijo que al carro de la cultura española le faltaba la rueda de la ciencia. La religión tiene una parte de la responsabilidad en pinchar esa rueda una y otra vez. La cuestión clave no es la relación entre inteligencia y fe sino entre conciencia e inteligencia. La tontería es infinitamente mas fascinante que la inteligencia, esta tiene sus límites, aquella no, dijo Claude Chabrol. La conciencia es otro cantar, tiene tantas definiciones que es imposible dividir a la gente entre consciente o inconsciente, algo que sí es posible hacerlo con respecto a la inteligencia, o al menos eso creía Binet. La fe también admite definición de clases. El sacerdote tras el sepelio de mi padre vino a mi encuentro en el patio para devolverme el CD audio que le había pedido que pusiera y me recomendó fe y sobre todo esperanza. Sin duda me adivinó no tengo nada de lo primero y muy poco de lo segundo. Quienes no tenemos fe estamos perdidos, vivimos sin coartada. Por si fuera poco soportamos menos las llamas del infierno que tienen por aperitivo los más de 40 grados de este mes en Niamey. La conciencia sería –en mi humilde hipótesis- el regulador de tu poder y de lo que eres, por tanto el gestionador también de tu inteligencia, al servicio de la ética. Sería pues restrictiva en unas cosas y ambiciosa en otras.
La inteligencia humana se viene poniendo al servicio también de las más grandes estupideces. La maquina humana de pensar puede razonar las cosas al servicio de los intereses. Es la conciencia la que supedita los intereses al razonamiento objetivo de los hechos. Los sofistas ya demostraron que la filosofía puede estar al servicio del mejor postor, hoy en día esa misión la cumplen los abogados, los políticos y los psiquiatras entre otros.
En este mundo tan heterogéneo viajarlo significa moverse por sus variables. No puedes ir con la idea a priori de irte a encontrar con tus espejos o tus iguales o tus adherentes u otras estupideces por el estilo. El encuentro con el mundo es el encuentro con cualquier otra cosa que no seas tú, en el cual nadas o naufragas entre continuas diferencias. Cualquier otra persona, cualquier otro, es una fuente de saber y a veces de lujuria, también puede serlo de molestias y otros percances. En principio viajar te proporciona infinidad de puntos de vista distintos al tuyo y, lo que es mejor, de informaciones e influencias que te ayudan a formar el tuyo. Ir con el piñón fijo a priori de pensar siempre igual es que vas perdiendo el tiempo tal como decía la cita de Cassius Clay unos capítulos atrás.
A pesar de nuestra aproximación durante los últimos meses a territorio catolizado, declaramos no ser victimas del movimiento ecuménico que es la manera que tiene el cristianismo de denominar la misión universal de la que se hace abanderado, en su proyecto de unidad de fe y su acción misionera en el mundo. La iglesia católica lo ha promocionado después del Concilio Vaticano II, su pretensión es la de conseguir una sola iglesia universal pero sin utilizar –de momento- las salvajadas de la bomba casera y de los suicida-bomba del fundamentalismo islamista. También declaramos no ser víctimas de ninguna iniciativa proselitista de parte de los imanes. Somos perfectamente aceptados y encajados como hijos sin dios y como hermanastros de la materia más vulgar: la naturaleza, principio y fin de todo. Esa es una cuestión de milenios por lo cual crédulos de una fe u otra se odian y se matan sin contemplaciones. No la va a resolver una crónica de viaje. El mundo moderno sigue asistiendo a una de las atrocidades diarias más inexplicables sobre la inconvivencialidad de religiones distintas (la de los palestinos y la de los israelíes) que va cursando con el ahogamiento de todo un pueblo por el operativo, a gran escala, de colonias judías en territorio ocupado, ante el consentimiento del orbe que se llama civilizado. No será la religión la que salvará a la humanidad, si es que hay algo que pueda salvarla, antes bien la seguirá idiotizando. Pero, puestos a creer en alguna alternativa transterrena ha habido en la historia del pensamiento religioso otras opciones mejores que la que ofrece el capo del Vaticano con su rictus de hombre vampiro. Eckart (1260-1327) fue un místico alemán que mantuvo la existencia de un cierto panteísmo, rescatado en siglos posteriores por el esoterismo y el ocultismo. La pluralidad tiene mejor cartel que cualquier visión única sobre una realidad única a manos de un mando o interpretación únicas. Mucho antes de las iglesias de dios único, el pensamiento dominante era mucho mas libre que el que se práctica desde el anterior siglo. La teoría homérica de la historia era concebida –dice Popper- como el capricho de ciertas divinidades antropomórficas erráticas. Era una teoría incompatible con el dios único y todopoderoso del judaísmo y del cristianismo. El conocimiento de la historia es incompatible con la de un dios misericordioso, todopoderoso que también puede ser todo vengativo y furioso si no se sigue su ley. Toda la historia de las religiones, pero también de las revoluciones, demuestra que el fanatismo es una idea ética pervertida convirtiéndola en su contrario. Se abren todas las prisiones en nombre de la libertad, dice Popper, para encerrar en ellas de nuevo a los condenados que están en contra de ese concepto de nueva libertad.
Todo eso lo conocemos, no por haberlo estudiado, sino por haberlo vivido como protagonistas en primera persona en trifurcas de movimientos tras la estrella polar del nuevo mundo. Podemos ser los más radicales agnósticos o más aun, los perfectos ateos, porque antes hemos sido por este orden: católicos, cristianos radicales, humanistas, marxistas y no sé ya cuantas cosas más: ecologistas, pacifistas, naturistas,... Desde que no somos nada nos podemos permitir serlo todo: esponjas absorbentes flotantes. En nuestros alveolos cabe todo, pero tampoco todo (hospitalarios sí, tontos no), damos cobijo a experiencias y conversaciones de distintos tipos para seguir aprendiendo en la medida que eso nos toca o seguir enseñando en la medida que eso nos inspire.

En casa de los Spaak cada día aprendemos algo nuevo. En una de mis deficientes siestas en una de las butacas de hierro y mimbre junto a la mesita de las comidas (en la casa no se conoce la existencia de sofá ni de tele) Guilen me propuso que usara la cama preparada para invitados al fondo del pasillo: un cuartucho sin ventanas pero sí con cuatro ladrillos perforados para mantener la corriente. No tuve tiempo de ver más, el sueño me venció, un montón de cajas de cartón, es posible que de Maggi marca-enseña de esta parte del continente, como un almacén, un ventilador de aspas con tanto ruido que lo apagué de inmediato. Lo sorprendente de los dos cónyuges es que no tienen el menor sentido del ridículo o de la vergüenza. Están perfectamente mimetizados con las formas de vivir africanas, de hecho las superan. Guilen mientras habla no tiene el menor inconveniente en acompañarse de sonoras pedorretas. Los demás hacemos como si no las hubiéramos escuchado. Su dominio de la intensidad sonora podría ser estudiado por la digestología avanzada. Presuponemos un pacto muy consolidado entre los cónyuges para asumir tales eventos como algo perfectamente natural y epicureano. En nuestro minúsculo habitáculo de la furgo cuando una presión atmosférica pugna por salir de mi vientre Vic me castiga con severidad critica cantándome la caña sobre no dejarnos vencer por la vejez y sus descuidos. El segundo fin de semana con los Spaak decidimos que compartir la casa todo el día puede ser muy duro. Fuimos a dar una vuelta por la corniche del fleuve. En realidad no hay ningún acantilado ni alto pero ahí esta el nombre: cornisa. Nos detuvimos en un restaurante elegante justo en el momento en que una oriental terminaba de dar las instrucciones a una veintena de empleados en el patio. Me recordó las reuniones de principio de jornada de las empresas japonesas. A uno de ellos le pedí la carta, volvió unos 5 minutos después con ella. Los precios son tan poco convincentes que no nos quedamos. Al lado, un establecimiento de artesanía: las puertas dogón, telas pintadas, una colección de personajes-escultura de las historietas de Tintín procedentes de CI y muebles con precios a partir de los cien mil cefas nos ayudaron a decorar mentalmente una casa colonial. Recorrimos el camino del río hasta la estación de bombeo de agua pagada por Japón. Cerca de allí ocupamos una sombra para nuestras actividades habituales: ordenador+clarinete. A ratos improviso solos, como en esa ocasión, ante unos criajos perplejos. Puedo ir desde el Mi mas bajo (todos los agujeros tapados) hasta el segundo Si bemol alto (todos abiertos); o sea que mis improvisaciones están obligadas a mantenerse dentro de los limites del laconismo, no pueden insuflar altísimos para adagios resentidísimos y poemas musicales de verdad. Pasar del si al do alto y el resto de la gama de las superaltas lo dejo para Vic. Una vecina que nos mira atentamente le explicamos que eso que hacemos se llama picnic. Los niños hacen de niños rodeándonos. No nos piden cadeaux.

El HP530 vuelve a darme un susto mas dejando de funcionar el programa de inicio. Ya estoy habituado a que su Windows me diga que no puede localizar los archivos que pincho o que no puede remediar tal o cual problema y luego seguir funcionando como si tal cosa. Para cuando volvamos compraremos otro más potente y seguro. Posiblemente para Vic y yo heredaré el suyo actual un HP tx pavillon 1000 que tampoco es gran cosa. Mi ordenador es mi otro yo. Sin él soy hombre muerto lo cual es una estupidez decirlo, (hasta que no te desconectan el ultimo tubo de una UVI en estado de coma no puedes técnicamente decir tal cosa). Vale la pena dedicar un poco más de pasta y tener uno mejor, incluso viajando en las condiciones como las nuestras.

Cuando llevamos 9 días en la casa-choza de los Spaak, él me enseña cómo reciclar el agua de la ducha para ser usada en el wáter turco. Consiste en ponerse dentro de una palangana. Es una lección aprendida. De niño mi mamá me lavaba así sobre la encimera de la cocina. Supongo que no he de hacer mucho esfuerzo para el tema. Guillen, que ya nos toma mas confianza, (no por su aires anales que esa se la tomo desde el primer día) me pregunta por algún objeto extraño de su casa de alguna habitación del que nada sabemos ni en la que nosotros no entramos. Por su lado Genoviève añade cosas a mis síntomas: una enzima que no pita, una colitis en marcha, me prepara como una mamá día sí día no una que otra pócima. Durante años he visto a Vic ir a la mesa del desayuno con un montón de grageas, capsulas, bolitas, siropes, gotas siguiendo una receta u otra para disminuir la gordura o para sentirse mejor. Ahora yo también formo parte de la comitiva de enfermos tratándose. Alguien de cierta edad que se precie sin estar empastillado o metido en elixires no es digno de crédito. En la mesa del refectorio de las soeurs de Koubri todos los demás comensales hacían su despliegue de medicamentos sacados de bolsas. Era toda una clase práctica de farmacopea. Nosotros competíamos con nuestro Kaya senegalensis de polvos antipalúdicos. Hemos mejorado, en estos momentos tomo un jarabe sacado de la miel que se licua en contacto con la cebolla cruda, pastillas de vitamina C, el Supradyn que hace que saque el pipi de amarillo, además de nuestros productos homeopáticos.
Tras el picnic vamos a tomar una birra al Camping Touristique donde estuvimos alojados las tres primeras noches de la anterior vez que visitamos Niamey. Pasamos un rato de un sábado tarde. Nos saluda gente que nos recuerda. Un montón de mujeres trabaja para el establecimiento, no deben cobrar demasiado porque las chicas las cambian a menudo. El gerente viene a saludarnos. Alguno de la tertulia de derechistas que conocimos la otra ocasión, también (uno de ellos nada más saber que éramos de España dijo sin venir a cuento: Arriba España, viva Franco, vale tío, vale).Cuando nos dispusimos a salir le falló el mecano a Vic y tuvo una caída sin consecuencias graves. La ortopedia de la polio no ha variado mucho desde la segunda guerra mundial. Un sofisticado mecanismo exportado desde Alemania permite a los ortopedas españoles montar el resto del aparato para mantener rígida la pierna entera o permitir doblarla por la rodilla. El cierre que permite el ángulo de la pierna a veces falla si se mete alguna tela o un cordón fino, pelusas o arena dentro. Algunas de las fracturas de poliomielíticos se deben a esto. Vic tiene ya experiencia. En otras ocasiones falla sin que nada lo justifique, tal vez por desgaste del mecanismo. El caso es que desde hacia un par de días el de Vic se doblaba sin apretar la palanca para gobernar esa acción. Estábamos advertidos sobre el riesgo de caída aunque ésta no tuvo ninguna consecuencia, pero la desarmó emocionalmente. Se cayó de culo y se golpeo con la cabeza en el suelo (la chichonera de mimbre no está contemplada en nuestro equipo de viaje). Estuvimos un rato los dos en el suelo. La acompañé en su dolor sentimental más que físico. Su instantáneo sentimiento de impotencia no duró mucho. Bajé el mecano de reserva del cofre e hizo el cambio. El problema de esta segunda prótesis es que, por un problema de inclinación, le produce una curvatura forzada y un dolor añadido. En Barcelona la he acompañado varias veces a su ortopeda de la calle Aribau junto a Universidad y sé que no es fácil acertar exactamente con el diseño. Cada mecano es distinto para cada pierna. No hay una polio exactamente igual a otra. Lo que para un técnico es un grado de inclinación, asegurar un tornillo o dar un mayor margen a una muesca para la usuaria puede ser un accidente grave e incluso la vida. Para Vic caminar, aunque sea poco y con extrema lentitud, es esencial. Yo tengo más asumido que ella que, tal vez a partir de algún día, no pueda desplazarse a ninguna parte sin silla de ruedas. Vic ya no es la mujer de goma de antes que rebotaba con sus caídas. La edad pasa y no perdona, el cuerpo se hace más rígido y las contusiones necesitan más tiempo de reparación. Eso rige para todos: desde la anatomía más funcional a la menos motora en cuya situación los golpes necesitan más tiempo de rehabilitación.

Despues de bastante tiempo sin que nos funcione la instalación de la placa solar consultamos a Ernest, un alemán que trabaja con energía solar y que es vecino de los Spaak. Discute la instalación que llevamos puesta, tanto por lo que hace a la conexión del cargador de mechero como a las placas. Sus razones parecen convincentes. Ambos cables tienen una sección muy pequeña y, según él, estuvimos de suerte que se fundiera la carcasa del porta fusibles del conector al mechero y no el cable de interior que va de esta a la batería del coche. Hemos decidido desmontar las dos pequeñas placas solares - porque que en realidad no nos sirven de nada - y tratar de salvar la batería recargándola con un cargador auxiliar desde la red de 220v. Una batería que no se utiliza tiene más probabilidades de estropearse y toda batería va perdiendo un cierto porcentaje de su potencia solo con el paso del tiempo y de uso. Suponemos que hay diferencias de deterioro entre las de gel y las de ácido. La idea inicial de tener una fuente solar de recarga de la batería era para poder tener estacionada la furgo durante semanas en alguna aldea. Las experiencias de aislamiento monacal y la vida de barrio de estos días en Niamey de momento dejan en una mera hipótesis que hagamos eso. Mientras tengamos una toma eléctrica a la red ordinaria (a pesar de los continuos cortes de luz) vamos tirando para nuestras necesidades.


En casa de los Spaak estamos más días de los que teníamos previsto. Demoramos la fecha de salida a causa de un pinchazo
Bebemos uarau (in zarmá,) rouge, también el co, preparado a partir del baobab. Son dos de los brebajes-sabores que descubrimos y que nos acompañan en Goudel. El agua corriente es filtrada por nuestros anfitriones. Primero dejan el agua corriente en reposo en unos baldes con carbón vegetal, después pasa por un triple nivel de cubos también de carbón y arena. Se puede beber con toda confianza. Es una manera casera para declorarla .De todas las aguas depuradas que hasta ahora hemos probado, el sistema usado en el monasterio de Diabo, que consiste en tomar agua del de pozo pasada por un filtro de cerámica que sorbe muy lentamente el agua pasándola de una marmita a otra, nos parece el mejor. En la dieta de los Spaak se consumen enormes cantidades de azúcar y harina refinados y leche en forma de yogurt y queso tierno. Lo que por una parte curan sus hierbas, por otra, hace estragos la dietética al uso. La inmersión de estos días en su alquímico mundo bien vale un cierto desequilibrio de los triglicéridos. Según van pasando los días, la entente con la pareja es total. La amistad crece.

Hemos comentado a visitantes de la casa, al jardinero, a la cocinera, la anécdota del intruso desnudo para que de alguna manera se extienda la noticia por el barrio. Hay dos hipótesis: una es que fuera uno de los muchos majaras que hay (desde el principio de este viaje vemos individuos ocasionales que sin problemas andan completamente desnudos, indigentes trastornados), otra que fuera ciertamente un mangui. Los ladrones se embadurnan con grasa y se quitan la ropa para que no puedan ser atrapados en caso de ser pillados in fraganti o se quitan la ropa para no ser atrapados cogiéndolos por ella.

Acompañamos a Genoviève a su bureau de Caritas Development, donde vamos otras veces a beneficiarnos del potente humidificador y de una mesa hexagonal de trabajo, es todo un lujo. Nos permite que usemos su videoteca. La patina de polvo de mandos, cintas, estante y todo da cuenta de cual es su intensidad de su uso. En Leyma (paraguas en zermá) compañía de seguros local vamos a tomar la continuación de otro seguro para la CEDEAO. Lo tomamos por 5 meses. Queda consolidada nuestra decisión de continuar en el oeste. Nuestro deseo africano de visitar el resto del continente sur y austral deberá buscar otro hueco en la agenda de los próximos años, tal como pinta el panorama de violencias ya veremos lo que podemos hacer llegado el momento. Jan Bover nos dice por email que ellos pagaron uno 25e por los visados a Nigeria el año pasado pero unos 90 para Camerún y que los precios oscilan sobre esta cantidad en varios otros países del sur. De todos modos la información llega cuando ya nos hemos replanteado la cuestión. Nos seguiremos manteniendo en el oeste una temporada más. La afirmación de recorrer en un año África se ha convertido en un cántaro hecho añicos.

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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