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PSICONEWS

jueves, 19 de junio de 2008

En Gao

Duna Rosa en Gao. Particularidad: està a la orilla del rio Niger
Cama para dormir al aire libre en la parroquia de Gao

La bonita iglesia de la parroquia de Gao


Habitacion de la parroquia de Gao



Calle de Gao con casa de adobe




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. Gao 15 junio 2008
Gao es un sitio para quedarse. Nombre de leyenda. Lugar de partida de caravanas. Tuaregs. Cuando estuvimos aquí por enero solo pasamos una noche y dos fragmentos de día. Nos esperaba un continente, teníamos que rodar ligeros. Ahora tenemos tiempo podemos quedarnos. Nos queda el resto del año para vivirlo al detall y sin prisas. En el mercado Washington, como en todos los mercados intrincados de callejuelas y de tiendas superpuestas, hay que vigilar cada cosa para no perderte nada. Se hablan varias lenguas: Shorei, Thamashek, Phel, Houssa, Bambará y por supuesto francés. Despues de 3 días alojados en la misión católica buscamos otras soluciones. Al final de la misa a la que ha ido Vic mientras yo he ido a hacer un recorrido de bancos, pere Maurice que la ha cooficiado con Pint la ve y mira un par de veces de reojo pero no la saluda. Ya nos había parecido esquivo durante la cena, excusa por la que introdujimos el tema de la convivencia entre sacerdotes en comunidades. Pint dijo que suele haber más problemas domésticos en las comunidades de religiosas que en las de los hombres y que en todo caso es mejor el número de 3 o 4 que no el de 2. Interesante observación.
El BMD reconoce la tarjeta visa y de la caja de los tesoros saco 150mil cefas despues de varios minutos de espera en que la tarjeta esta engullida, en la pantalla dice que tenga paciencia, y la maquina ¡al fin! hace el ruidito de contar los billetes. Salvados por el momento. Dependemos de las conexiones por internet de la banca para que podamos seguir renivelando nuestro poder adquisitivo. No somos nada sin eso. Basta que se estropee la banda magnética de la tarjeta o que el banco no trabaje con la Visa o que tenga bloqueada la comunicación para que las circunstancias nos envíen al pozo de las serpientes. El supuesto mundo del futuro sin dinero es tan utópico que no me imagino a la gente volviendo a confiar en sus tratos de palabra en todas sus transacciones y que en lugar de bancos hubieran oficinas de calculo o una especie de cajeros notariales en los que los acuerdos se documentaran al momento para la memoria recíproca de los pactantes, socios e interesados.
Hay gente que te pregunta al identificarte como blanco en qué clase de misión estás. Al principio nos resultaba curiosa la palabra. ¿Misión? Ninguna, no, no somos misioneros. Nuestra misión -si así se puede llamar- es además de escribir este libro tomar distancia del primer mundo para vivir el tercero –sin dejar de soñar en el quinto- con todos sus colores y calamidades. Todas no, en realidad eludimos todo lo que podemos aquello que nos puede complicar la vida y aun así la anécdotica de la adversidad no para de crecer. El quinto mundo es una manera de cita el otro mundo posible del que se hace apología y demagogia quedando para el desiderátum de cada cual en qué va a consistir.

Visita de Alí le magnifique, así se auto presenta, un chico que me ha acompañado por la ciudad para indicarme donde están los cybers y las bibliotecas. Le digo que venga a verme donde nos alojamos que le daré algo. Habla dos idiomas locales además del francés y algo de inglés. Quiere prosperar como guía. Nuestra paillote de barro (ni siquiera arcilla, tierra mojada con algunas briznas de hierbajos y paja) es más confortable de lo que nos pareció el primer día. Es ovalada. La cúpula produce eco y las paredes son gruesas. La casa de los Spaak también estaba construida con ese material. El barro queda a la vista en la parte exterior salvo la parte de puertas y ventanas que tiene una capa de mortero. En la cúpula hay un agujero cubierto por una chimenea de metal.

Ser Humano sí-ser Humano no, 0 a 0, esa es la discusión que nos traemos entre manos episódicamente Vic y yo. Ella cree en la humanidad, yo no, ella dice, bueno, en el ser humano, yo digo que significa lo mismo, que las dos denominaciones una abstracción, que hay que contar con personas concretas, mirarlas y valorarlas una a una. Mira como han volcado su compasión los chinos a propósito de los damnificados por el terremoto en su país, ¿por qué no lo han hecho durante décadas con los tibetanos represaliados y el Tíbet impedido como nación? Son cosas distintas. Claro, la gente ayuda en casos extremos, antes no, de haberlo hecho podía haber evitado en gran parte la dimensión de la catástrofe. La gente da el último adiós al protagonista principal de un entierro o lo visita en el hospital en caso de accidente pero antes no se preocupa del afectado ¿Qué clase de mundo es éste? En las páginas de poemas puedo escribir que somos resultado de la materia y ser hermanos de la tierra, en la práctica resulta difícil identificarse con algunos congéneres creyendo que somos hijos de la misma naturaleza.

Consulto en el dispensario que esta al lado junto a nuestra habitación de la paroise. El facultativo esta rodeado de su equipo en torno a la mesa. Me receta antiestamínicos para mis rojeces de piel. 2 por día durante tres días. Las tomo. Es la primera vez que consulto a un profesional de la medicina alopática por ello. Desde abril que lo vengo sufriendo he dado por supuesta que era una reacción de mi organismo contra el calor pero espero que no contra el viaje.

Que haga calor por encima de los 40grados significa beber agua caliente, echarse a dormir en un colchón que está caliente, ponerse las gafas de metal y sentir el calor en el puente de la nariz, hacer bocanadas de aire cuyo calor se nota en la garganta, sudar la gota gorda, tomar duchas a temperatura ambiente que significa agua caliente, perder el apetito, no poder tocar el ardiente volante, sufrir las ronchas rojas que pinchan como agujas de coser –es mi caso- si las toco y prácticamente no poder pisar la arena con las zapatillas que llevo. Tienes que pegarte al lugar más fresco como una lapa. Habíamos pensado en un itinerario eludiendo las épocas de lluvias, ahora las esperamos con ganas porque eso refrescará el ambiente. Vic sigue usando la silla de ruedas aunque el dolor a propósito de su caída ha desaparecido prácticamente del todo. El mes y medio de rehabilitación previsto se ha convertido en dos meses y medio de momento. Nos hemos deshecho de la tabla de madera reciclada en Tanguiéta y las dos planchas de aluminio para la arena las he recolocado en su lugar. Vic ya puede subir y bajar de la furgo por su lateral medio sin necesidad de la rampa.
Consultamos con un ortopeda la posibilidad de hacer un mecano alternativo de estilo clásico, como los que había usado ella. Antes de la sofisticada articulación de titanio alemana el sistema clásico iba/va con una arandela o cierre cuadrangular que hace de abrazadera para que la estructura no se doble. Necesita 7 días de trabajo hábil para hacerla. La otra posibilidad de cambiar el mecanismo del mecano antiguo, que es el que usa ahora, en el nuevo, la descartamos porque los tornillos están remachados y luego no podrían readaptarse con suficiente seguridad. Imposible encontrar unos parecidos en el mercado del lugar.
Con un sentimiento innegable de intrusión por nuestra parte dejamos la habitación y nos pasamos el día entero por Gao sondeando otras opciones. Descubrimos un restaurantito que se come bien y es limpio. Luego nos ubicamos en la biblioteca Diakosoy donde seguimos escribiendo este libro y haciendo otras cosas. Lo habitual es que distinta gente nos aborde para ofrecernos distintas cosas o pedírnoslas aunque Gao es una ciudad expuesta a distintos visitantes blancos durante distintas épocas y tienen, parece, bastante superada la presencia blanca. El famoso orgullo tuareg no quita que uno nos venga expresamente a ofrecernos cruces (¡cruces!) de ébano sin aceptar nuestra negativa de compra ni siquiera a la quinta o sexta vez de decirle no. De la gente que se nos acerca hemos de distinguir pronto y rápido en clave de qué vienen: los comerciantes y guías explícitos son muy fáciles de distinguir. El guía profesional no pierde el tiempo con el viajero que rechaza clara y explícitamente su propuesta de servicio pagado. Los comerciantes son más duros de convencer. Depende del tiempo que lleven sin haber hecho ninguna venta. Hay que distinguir también a los que se te sientan al lado y te miran, simplemente te miran. Si lees, duermes, estas compartiendo una conversación lo más probable es que despues de una hora se cansen y se vayan. Eso siempre depende de que otros estímulos alternativos tengan. Al fin y al cabo no deja de ser el espectáculo atractivo del día, a falta de circo ambulante les sirve cualquier cosa, incluidos nosotros. Hay que detectar a lso que tienen tiempo que perder y vienen a hacerte perder el tuyo. También hay que distinguir a los oportunistas y malhechores.
Localizamos un restaurante pequeño, recién abierto, llamado Mahida, en el barrio Sosso-Coüra, al que nos hacemos inmediatamente clientes. Está en la calle perpendicular a la carretera que va al aeropuerto, es la número 215, porte 507. En Gao muchas calles no tienen nombre sino número. Fanta-Wallet Al Kalifa su cocinera y mánager sonríe. Su sonrisa permanente está a la altura de su buena comida. Tiene detalles cuidadosos de higiene. Falta la cerveza fría: no la sirven porque el islam lo prohíbe, Al comentarle que estamos buscando un lugar para alquilar por dos semanas nos ofrece una habitación gratis. Al visitar su casa al día siguiente acompañado de Hussein, su marido. Las habitaciones disponibles no tienen nada salvo suciedad. Cabe la posibilidad de que usemos su salón, con tele y ventilador de aspa, pero hay un problema la furgo no entra en su garaje, además frente a la puerta olvidaron una masa de banco que se ha endurecido dificultando toda maniobra. A la salida uno de los candados andorranos que usamos de combinación se ha atorado y ha cambiado por su cuenta el orden de la numeración. Son cuatro cifras, 9999 posibilidades. Despues de varias tentativas para sacarlo bajo un sol aplastante, salvándome por los pelos con un sombrero de paja, pienso que si hay una cuarta parta de la dentadura salida eso significa que el número cambiado que bloquea la salida del resto está en la tercera columna contando por el lado derecho. Pruebo las diez posibilidades y al fin doy con el número asignado por el destino. Luego hago lo mismo con la primera columna para adivinar el siguiente que el azar ha querido concederme. Despues de un buen rato recupero el volante. ¡Uf! Hussein me lleva a un patio vecinal donde guardar el vehículo. Nada mas entrar hay un planché delgado con una malla que cubría un pozo (supongo que a modo de trampa) que está hundido, algún vehículo lo pisó. No, gracias aquí no vamos a guardar la furgo. A la salida tomo una calle distinta, calculo mal el espesor de la arena que veo en frente y la tomo con poca velocidad. Embarranco. Lo del otro dia en Dosso no fue nada en comparación a lo de ahora. Un hombre y el esfuerzo simbólico de una troupe infantil empujando, mientras yo le doy marcha atrás, sacando arena con la pala a cada pequeño tramo, hacen el milagro de recuperar suelo firme. Ronda de regalos para todos. Los niños contentísimos. Algunos que ven el revuelo de lejos se suman a las manos tendidas. Otra experiencia más, otro litro de sudor por los poros. Sudar tiene una ventaja no prevista: necesitas ir menos veces al meapunto.
Utilizamos el espacio del cyber en la casa de la cultura pero la conexión está cortada. La instalación es muy moderna, las pantallas y las torres todavía están enfundadas. Su mánager es un hombre crítico. Simpatizamos. Las continuas interrupciones eléctricas impiden el trabajo de la ciudad. Nos refugiamos en otra biblioteca donde los niños repasan cuentos en total silencio, uno de los bibliotecarios sobrevive a su jornada con los pies descalzos sobre la mesa y un saharaui nos habla en español sobre su adhesión al Polisario.
Nuestro circuito por alojamientos alternativos a los altos precios de la hostelería de poca infraestructura (recintos sin sombra) nos lleva a Save the Children. Nos acordamos de Tom. El responsable local está en Bamako. También preguntamos en Oxfam, su responsable está en Bamako. (Oxfam esta vinculado a Intermón y la antecesora de Intermón fue la primera asociación con la colaboré cuando apenas había dejado de ser un niño). Luego preguntamos en USaid, su responsable no está. Todos deben estar reunidos en alguna parte hablando de la coordinación de la solidaridad o su ejecución. El hecho de que no estén significa que los sustitutos no tienen autoridad suficiente. A nuestra solicitud en Save, llaman a no sé quien el cual dice no sé qué sobre si tenemos credenciales de miembros de Save y en caso contrario no nos puede alojar. Se da la paradoja que una década atrás, durante mi sondeo por algunas ONGs con sede en Barcelona una con la que colaboré puntualmente durante un curso fue con Save the Children. Mi nombre debe seguir en su base de datos. Me llamaron una sola vez para proponerme ocuparme de un niño con necesidades especiales dentro de un horario que no podía hacerlo. Nunca más volvieron a contactar. De las otras ni recuerdo su nombre. Mis conjeturas sobre el emporio oenegero de entonces y su acusado acriticismo en lo social no hacen sino confirmarse durante la aventura africana de ahora. Quiero repetirlo una vez más, ongs= a mundo empresarial cerrado internamente descoordinado que se ocupa de su supervivencia como empresas concurrenciales y competitivas que se reparten el beneficioso y productivo mundo de la solidaridad. Por lo pronto hacen circular capital: alquilan o compran casas y vehículos, generan puestos de trabajo (burócratas, chóferes, guardeses y contratan técnicos de los países ricos. Sabemos de casos de parejas que al separarse una opción e retirada es irse a una ong a ver mundo). No deja de ser una ironía en la nuestra -de aventura- que los especialistas en solidaridad carezcan de criterios para aplicarla a casos concretos. El nuestro es uno concreto. Claro que a sus ojos podemos pasar por viajeros que no queremos ponernos a la altura de los precios de mercado y que si no podemos hacerlo ¿qué pintamos dando vueltas por el mundo? Ya ha sido dicho que los precios de mercado real son otros, y en todo caso los precios turísticos están a una altura desorbitada prefiriendo los hoteleros tener sus habitaciones vacías que tenerlas llenas con precios mas razonables y ventajosos para todos. Luego cuando conocemos a Gilles, su mánager, nos explica las razones de los altos precios a causa de lo alta que está la electricidad.
Recuerdo que en una playa de Córcega tras pasar la noche cerca de un espolón que da a un faro, nos avisaron de que ahí mismo habían sido apedreados varios cochecampistas y autocaravannings por los lugareños, al parecer por estar en desacuerdo con los recursos autónomos de los viajeros y no hacer consumos de restaurants y hoteles o servicios ofrecidos por la localidad. Es posible que el problema de origen empieza por el lugareño que se cree amo y señor de su lugar y frunce el ceño ante cualquier otra figura forastera o solo le interesa en tanto que portadora de divisas y dividendos que sonsacarle.

En Gao nos encontramos con un edificio del mercado ennegrecido por un incendio que sufrió, al parecer por un cortocircuito en la instalación eléctrica. El gasoil se ha subido en 70 cefas de más por litro. Hay tics que siguen siendo los mismos: mocosos armados y hombres con palos gruesos arrean innecesariamente a sus asnos a bordo de las planchas de los carros que arrastran. Los frecuentes cortes de luz eléctrica impiden el trabajo fluido en el ordenador, especialmente cuando el rato que está el cable enchufado sus baterías no se recargan, sospechamos que por el calor.
La rebelión ha encarecido los precios porque la ruta comercial desde Argelia se ha visto afectada. Alimentos básicos se han subido.

Arreglamos la habitación que nos han ofrecido para guardar nuestras cosas. Vic duerme en el salón de la casa y yo, de momento, en la furgo. Fanta tiene una sirvienta que no habla para el restaurant, se llama Kalla. Es una niña a punto de ser mujer. No sabemos muy bien la relación. Parece que solo tiene lo puesto, duerme en el suelo, en cualquier rincón y acarrea una marmita con la cena que come sola. Nos da mucha pena. El niñito de 1año10 meses, todo un hombrecito que anda, nos tiene miedo y nada mas vernos berrea. Lo sobornamos con caramelos cada vez que llora. Eso lo hace callar. Condicionamiento Operante. No es la mejor pauta educativa pero el crío vuelve a la calma y de paso nos la devuelve a nosotros.

Pasamos el dia refugiados del sol en la casa, ubicada en el barrio le Plateau, dándonos duchas y en los rincones mas frescos. Luego por la noche vamos a cenar a su restaurant. Estamos completamente tirados. A todos los males africanos hay que añadir el del calor. África no solo es el continente del sol también lo es de las altas temperaturas (supongo que el desierto australiano puede ser peor). Envidiamos las temperaturas de veintitantos grados que se ven por la tele en lso informes meteo de otras ciudades o incluso la de 5 grados de La Paz. Estamos achicharrados. Entendemos un poco mas la lasitud africana viviendo bajo esas altas temperaturas. Todo sería completamente diferente con un polideportivo con piscina climatizada, un jardín público con altos árboles y más sombras por toda la ciudad. Al dia siguiente de uno de los peores días que dormimos a intervalos bajo el ventilador nos enteramos que la temperatura alcanzó los 52 grados.¡52! El calor es seco y parece que, más resistible si la misma cifra fuera en una zona húmeda. En algún tiempo hubo una piscina en la localidad. Los franceses sabían vivir. La zona no tiene problemas de agua, el Níger es su proveeduría y el agua es de mejor calidad que en Bamako. Para cuando haya un polideportivo con piscina climatizada volveremos o tomaremos uno de esos aviones semanales durante la temporada turística (diciembre-febrero) desde Francia y vendremos a recordar viejos tiempos, los de estos días. Ahora lo pasamos mal pero estoy seguro que ésta o estas semanas en Gao las recordaremos con mucho cariño.
A diferencia de Goudel, donde la arena no nos permitía transitar y no salíamos de la casa salvo en vehículo y para ir al centro, aquí sí nos mezclamos más con el barrio. La casa en la que estamos comparte patio con otros dos habitáculos menores, uno a cada lado. La forma de construcción es la típica con barro y techos-terrazas que no se usan para nada, ni siquiera como recogedores de agua de lluvia. Cuanto mas gruesas son las paredes y las terrazas mas frescor hay en el interior de las casas. Hay otros barrios que están compuestos de cabañas tradicionales de ramas y paja trenzada. Se ven masas de tierra por todas partes (bancos) con las que engrosar terrazas o hacer paredes. Frente a la puerta del garaje de donde vivimos hay una masa que se ha endurecido al no ser usada a su debido momento. Al tercer dia hemos arreglado la habitación y advertimos que la corriente de aire producida entre las dos ventanas supera incluso el ventilador del salón. Cuelgo la hamaca entre las rejas de ellas. Es el mejor punto donde darse un chute de frescor. Con las cosas de la furgo amueblamos casi todo. Los taburetes de tres patas plegables sirven de soporte para las planchas de aluminio para desatascar las ruedas que han hecho de rampa y ahora hacen de estantes. Vivimos como dios si dios supiera vivir como nosotros.
Al segundo día de estar en un lugar instintivamente adoptamos un nuevo ritmo. La frecuencia de actos y reiteraciones, el ritmo, termina por crear el rito. Es así que al atardecer vamos al auberge Tizimizi más cercano (hay 3 en la localidad) y tomamos una Castel bien fría, que por la mañana tomamos nuestro té.)(La filosofía zen apuesta por el té con toda una precisa argumentación mística). Dedicamos un rato de ordenador para textos y meditaciones. Vic, desde que los ha descubierto en el ordenador, se ha tirado a los solitarios (mejor eso que tirarse a la bebida). Juego de ajedrez casi cada día, ahora en la pantalla de su ordenador. Tiene la ventaja de no tener que volver a poner las fichas en el tablero, el soft lo hace automáticamente. No prescindiremos totalmente del manual magnético pero la pantalla es mucho mejor y se ve más. Sigo ganándola y sigue enfadándose por sus movimientos erróneos. Inexplicablemente siempre deja que mis peones lleguen hasta la penúltima línea de cuadros y mueve superfluamente su rey.
Hasta la casa viene distinta gente a ofrecernos distintas cosas. Un niño nos trae un matojo de menta para nuestro té, otra niña viene con su bandeja de mangos. Son tan monos que no podemos resistirnos a comprarles aunque realmente no lo necesitemos. Nuestro vehículo en la puerta delata que hay extranjeros dentro. Los niños desescolarizados no hablan francés pero siempre conseguimos hacernos entender en lo básico. Por la noche vamos al Restaurant Mahida donde la mujer de la sonrisa permanente, Fanta, nos da de comer. Es una forma de contribuir a sus ingresos. También coincidimos con otros parroquianos con los que intercambiamos saludos, sonrisas y charlas. Nuestros paseos con la silla de ruedas les deben resultar extraños. El concepto de paseo no existe. Hay desplazamientos pero no paseos. No hemos visto en ninguna parte durante estos meses las calles donde exhibirse tan explotadas en Europa y tan evidentes en las nuevas economías de los países de la ExYugoslavia. Otra curiosidad africana es que la mayoría de chicas emergentes y de buen ver no tienen –o no ostentan- la picardía de toda la gestualística de la insinuación. A cuenta gotas vemos a chicos y chicas que pelan la pava en algunas esquinas al atardecer a falta de plazas. La única plaza en Gao es la de Independencia. Un recinto cerrado con candados en el centro cerca del edificio de la Asamblea Regional, sin nada dentro, ni árboles ni bancos, reservada para grandes celebraciones.
En la calle del Mahida donde hay otros restaurants, algo impensable en ciudades secundarias de Níger, el momento festivo del dia es la noche. La gente se reúne frente a sus casas para charlar. Se ven pocas teles, todavía no han sucumbido a la comecocos universal.
Hay algo de la vida africana cotidiana que también tiene que ver con la simplificación. “Los europeos necesitáis muchas cosas” nos dijeron. Es cierto. Aunque la mayor parte de ellas están en el desván, en el garaje, en los cajones o en las estanterías o, incluso, en la despensa, sin ser utilizadas. El hombre blanco necesita segurizantes, cuántos más mejor: seguro de coche, seguro de vida, seguro del hogar, asegurar el pago de la hipoteca, la devolución de los créditos, tener segura la comida, la nevera llena, asegurarse que no le entren intrusos en la escalera…Seguridad-seguridad-seguridad. Muchos africanos no tienen la seguridad de si van a poder comer. Hurgando en cada uno, si aceptara teorizar su existencia cargada de limitaciones, encontraríamos un filósofo instintivo. Alguien lo hizo con los sadhus y yoghis hindúes y se encontró que su saber superaba milenios de filosofía occidental platónico-aristotélica.
Vic y yo somos hogareños. No tenemos las mejores condiciones pero disponer de una casa nos substrae del agravio climático y nos permite seguir con lo nuestro que aunque no sea lo más extraordinario es nuestra elección para este año. La gente que no tiene vínculo con las letras se pasa la mayor parte ociosa del día sumida en la parálisis o en la tumbona. Nosotros nos lo pasamos sumidos en el interminable discurso de la vida.
Vivir en Gao parece posible, incluso en esta época del año. Si no fuera por mi reacción epidérmica al calor me siento feliz. En horas de sol no me atrevo a salir fuera. Demoramos nuestra visita al cyber por esta razón. Deseo que la tecnología corra más aprisa y que en pocos años los internautas podamos conectarnos, usando nuestros móviles o pastillas de telefonía móvil a precios razonables, desde cualquier parte del mundo sin tener que ir a los ciberlocales.
Algunas noches al acostarme las zonas que toco del colchón es una tortura de agujas, es como acostarme en una cama de alfileres. El masaje de estrujamiento, esa nueva modalidad que he perfeccionado para aliviarme y mis ratos de gato junto a Vic, mi mamacita, que se ocupa de mí cuando estoy fané y descangallado, no me devuelven al esplendor a pesar de su prodigiosa técnica con un juego de muñecas proverbial que supera al de cualquier otra acariciadora que exista en el mundo. Cambiaría, sin dudarlo, cama de faquir con puntas de 3 pulgadas por mi síntoma epidérmico.

Un hombre que no nos conoce de nada nos aborda en la calle muy interesado por las dificultades de movimiento de las piernas de Vic. Es un argelino que ha vivido o tiene intereses en Hamburg y que trafica con miel comprándola a 1 euro en el país de al lado y vendiéndola a dos en Mali. Enseguida nos habla de un famoso cirujano alemán que hace elongaciones óseas y repara esqueletos humanos antes de enterarse de la dolencia real de Vic. El hombre es un entusiasta verbal que no simpatiza con los comunistas y al saber nuestro origen cultural en seguida se declara partidario de que Franco los matara. Le replico que hay un contrasentido: los comunistas fueron una minoría y el franquismo mató en masa un millón y medio de españoles: las cuentas no se ajustan. El hombre habla castellano y ha trabajado en España. No son pocas las veces que perfectos desconocidos te declaran su franquismo incondicional al saber nuestra procedencia. Es algo que nos ha venido pasando en varios países también de Europa. Resulta mas curioso que siga pasando despues de tantos años de postfranquismo y democracia hispana. La ventaja de que un desconocido declare su ideología fascista antes de sondear la nuestra te evita hacer paripés conversacionales que van a terminar inevitablemente en desplantes y puedes ventilártelo con cuatro frases mal contadas. A pesar de todo, el entusiasmo del hombre lo salva o lo hace simpático a mis ojos, no a los de Vic, aunque no tiene ni idea de historia española. Luego Hussein nos informa que el tipo está loco. A mi no me lo ha parecido. Es solo un extrovertido incontenible. Esa es otra curiosidad interpretativa: quien habla más de la cuenta o mas rápido pasa por loco, supongo que también se interpretará con el mismo registro a quien escribe más de la cuenta y lo divulga indebidamente.

Aprovechando que tenemos una habitación descargo los dos bidones-cofre que compramos en Guilguim al principio del viaje. Han sido la envidia por miles de kilómetros, mucha gente nos ha pedido que se los demos o vendamos, a pesar de que en países como Burkina se pueden encontrar. Es la primera vez que los bajo en este año. Ideales para la lluvia y para que no se filtre nada de polvo dentro (no se puede decir lo mismo del otro cofre que tenemos especial para vehículos) pero poco prácticos para abrir la tapa y meter y sacar cosas.Falta idear una manera para que las tapas queden libres, tal vez poniéndolos a lo largo del portabultos en lugar de atravesados como han venido hasta ahora. Tampoco los necesitamos para abrirlos a menudo. Vamos a embutir todo lo que podamos que no nos sirve para el resto del año y espero no tener que volverlos a descargar hasta nuestro retorno a España.
En el Mahida conocemos a Cristina que trabaja para Oxfam. Tiene un largo recorrido de contratada para ONGs. Intercambio de pareceres sobre el oenegerismo. Entendemos el hecho de que sus cooperantes asalariados pasen a formar parte de las élites locales se explica en parte por el mínimo de condiciones laborales agradables como estímulos para venir a trabajar en condiciones tan adversas (casa climatizada puesta + vehículo de desplazamiento con chófer). El Restaurant de l’Amitié, en la misma calle, una fiesta tugurial en contra de la sida, una fiesta. Echamos una ojeada en la puerta pero no entramos. Tenemos suficiente dosis de ruido verbal y de locales semioscuros en nuestras biografías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Queridos Jesús y Victoria, aunque no tengáis noticias mías casi nunca me acuerdo mucho de vosotros.
Victoria, os leo cada vez que actualizais, he seguido vuestra aventura con interés, ilusión y algo de preocupación, en la escuela de música me preguntan por ti y les voy contando.
Ya hemos terminado el curso, el Ferran hoy nos dió los deberes y Joan y yo tocamos en el Ateneu hace unos días. Esperamos tu vuelta para hacer el trío de clarinetes.
Cuidaros mucho, un beso muy grande de tu compi. Y besos del resto de compañeros, que se acuerdan mucho de ti.

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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