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lunes, 24 de marzo de 2008

Neo Viajando

Rio, banistas y lavanderos/as
Frondosidad de Benin

Tanguieta 19 marzo 2008-Tanougou 21 marzo 2008
Desde que el mono desnudo sintió frio y necesitó descender de los árboles, erguirse y usar algo más sus manos para buscarse la vida, su radio de exploración no ha parado de crecer. Desmond Morris lo describe convincentemente. Su primer viaje bien pudo ser el que va de la rama al suelo. La necesidad determinaba el movimiento. Antes que un homínido, una ameba también podría haber elaborado esa teoría si hubiera tenido cerebro para ello. Necesitar algo que no se tiene cerca te lleva lejos. Esa es la esencia del desplazamiento. Los trasiegos del ir y del venir responden a la lógica aplastante de la supervivencia. Desde los pequeños desplazamientos urbanos a las grandes odiseas, éxodos y diásporas que recoge la historia, un bípedo andante (eso incluye cuando va en autobús, metro, taxi, bici, patinete, monopatín, tren, carrilete, silla de ruedas, funicular, trenecito minúsculo para niños en parques, triciclo, moto, quak, coche, tractor, o la espalda humana cuando eres bebé africano a bordo de tu mamá)no para de moverse tras sus deseos y los objetos que necesita, esto implica ir tras las geografías y las personas que se los puedan proporcionar. No hay mayor lógica que la de ir hasta el pozo a suministrarte agua si su conducción no te llega hasta tu cocina o ir a una zona fértil a cultivar si la tuya está esterilizada con sal porque un tipo llamado rey te castigara así o ir al encuentro de experiencias y trato humano a países distantes que no puedes encontrar en el tuyo.
El viaje no lo ha inventado el viajero moderno ni viene así categorizado a partir de una determinada suma de lugares y países visitados. Desde que hay movimiento hay viajes. En la loca sociedad urbana hay taxistas, camioneros, autobuseros y ambulancieros con cuentaquilómetros que rondan el millón , lo cual dividido por unos 40mil, a ver, a ver, da para unas 25 vueltas al planeta y que sin embargo no se han movido de su zona o de unas pocas zonas en las que han desarrollado sus actividades profesionales . De todos los viajes clasificables el que se repite cada día, así toda una vida de trabajo, para ir del punto A al punto B y del punto B al punto A, siendo A el domicilio y B el trabajo, constituyéndose en el recorrido más estable a parte de otros trayectos menos usados, en la mayor de sus rutinas, la coherencia no es precisamente lo que más brille en su ritmo. El dios dinero detrás de ese calendario rutinario amordaza la mente para pensar en algo más. Puesto que el concatenado de la premisa de trabajo-dinero-satisfacción es incuestionable pensar en otro prisma es imposible para una mente con las neuronas contadas.
Pasarse horas en los metros, trenes y buses a parte de dar tiempo para practicar caras de gusarapos no da para mucho más. Despues de siglos de haber sido inventada la imprenta sigue siendo una minoría la que utiliza estos tiempos muertos para leer o para entablar conversaciones interesantes o si ha tenido la llamada búdica hacer de santón transfigurado y practicar la levitación en loto postural sobre el asiento compartido. Durante mi vida de viajero de cercanías tomando cada día el tren, no recuerdo demasiadas conversaciones de interés que entraran por casualidad en mi campo acústico procedentes de compañeros desconocidos de trayecto.
Tenemos pues el concepto Viaje: corto o largo, rutinario u original, cotidiano o episódico, compartido o solitario, que busca satisfacer unas necesidades y luego tenemos el concepto Viajero cuya variabilidad de perfiles va desde el que solo necesita unos pantalones cortos, zapatillas y tshirt deportivos y una tarjeta de crédito en el bolsillo para asi correr de Kiev a Faro, porque eso es lo que le mola; al mochilero de autostop que se convirtió en una icona del asfalto europeo y norteamericano. Se puede viajar de cualquier manera y prácticamente a cualquier parte. Si no llegas un día llegas otro. Contarle al no viajero el significado del viaje fuera de rutinas es muy complicado. Resulta más económico desistir y abandonarlo a sus 13 obsesiones. En general, el prurito del por qué racionalista del que interroga, con las picanas de descargas eléctricas en una mano y la cachiporra en la otra, acerca del sentido de un viaje, no hay respuesta que lo satisfaga, ni libro de aventuras que lo colme. A ese interrogador le podrán más sus interrogantes que no recibir la fluidez de una experiencia distinta a las que ha conocido. Probablemente de niño no tuvo la suerte de leer cuentos o de tener una abuela barra abuelo en la familia que le excitara la imaginación. Quien pasó la etapa infantil sin dedicarse al mundo imaginario difícilmente podrá tener una vida adulta en la que recoger sus réditos.
Viajar sin un plan trazado, como el de los itinerarios propuestos por una agencia de viajes, es una manera distinta de viajar. No saber donde dormirás a la noche siguiente no solo en cuanto a recinto sino tampoco en cuanto a población o levantarte muchas mañanas y tener que recordar por un instante si estás en una población u en otra, o incluso en un país u otro, tiene sus regustos recónditos. Forma parte de la lógica de la improvisación, algo que para quien quiere tenerlo absolutamente todo asegurado y previsto, incluida la vida eterna, no le puede entrar en la sesera.
Si el viajero del punto A al punto B, que bien puede ser el que va de casa al templo y el del templo a casa, se pregunta por el viajero de larga duración que no tiene suficiente con las letras de su abecedario para describir sus itinerarios, declara en ese otro su incoherencia pega bastante con aquel de la viga en el ojo propio y la paja en el ajeno. De la leyenda jesúcristiana nos ha quedado esa poderosa evocación plástica. Ya entonces, pero cabe especular que desde mucho antes, siempre hubo gente entregada a hacer picadillo a los demás sin ponerse a pensar que su body no serbia ni como carne enlatada para mascotas. El único modo decente de practicar la crítica es con la autocrítica. Me continuaré riendo de los demás y de sus barbaridades cuando toque porque yo soy el primer objeto de análisis y autopsia crítica en mis observaciones. ¿Vale? El viajero, al tomar distancia de sus orígenes, sus compromisos cotidianos, su casa, su barrio, su familia, y de la sociedad ordinaria de pertenencia de la que conoce sus controles experimenta un éxtasis cuasi teresiano, una especie de libertad sinfónica que lo saca de toda postración y le da alas de avioneta de papel para flotar por encima de la mundanalidad. Es asi que viajar significa reexperimentar la libertad perdida y esa libertad te lleva a vivir experiencias que en la vida de ubicado permanente no haces o no te planteas. Es así que en nuestra localidad no somos visitantes de iglesias y en alguna no hemos entrado nunca ni entraremos y en cambio de viajeros seguimos con la formula de visiteurs des temples (desde las catedrales a los corrales pero cuya lista nos gustaría que fuera extensiva a cualquier otra con un buen patio) que no significa absolutamente nada pero que sigue sonando bien. Expresión verbal ante la cual los pasteurs o freres o quienes sean ponen cara de ¿lo cualo? pero que nuestra persuasión les cierra los labios. Ahí donde el catolicismo internacional tiene una pica en Flandes, un edificio congregacional (el vaticano es la primera empresa del mundo en cuanto poder económico estimando solo el valor patrimonial, artístico e inmobiliario de sus establecimientos) nosotros vemos una instalación, una explanada, un sosiego, una sombra frondosa, sin quitarle un cierto valor espiritual, ¿por qué no? a partir de devotos convencidos que hacen sus ritos sin 0olvidar que llenan las arcas de la iglesia. Mi respeto a su devoción es tal que no tengo ninguna objeción que se arrodillen, se tiren prácticamente al suelo, oren en voz alta cantinelas incomprensibles de contenido mientras yo trabajo en mis relatos con el ordenador sobre el pequeño arrodillador a modo de confesionario que los prêtes de la iglesia de la cueva Ave María en Dassa me proporcionaron dentro de la misma iglesia para hacer uso de la toma de corriente. Ningún inconveniente por mi parte que unos recen al lado mientras otros imaginen lo que sea a unos pocos metros. Esa es la verdad de la vida: lo que se hace en una habitación puede ser lo opuesto de lo que s hace en la contigua. ¿Irrespetuosidad? Ninguna. Tan solo una tácita demostración escénica de la riqueza plural de conductas del ser humano. No es una manera de tirar piedras al tejado que te cobija simplemente de señalar todo lo que puede albergar el cobijo. De todos modos ahora en África nuestro tejado es el de una chapa de milímetro escaso que nos separa de los cielos y que viene en el lote de la carrocería de nuestra furgo. El viajero que callejea termina por utilizar los recursos disponibles según cada lugar. Estacionar en una calle, como también lo hacemos o en un albergue como también lo hemos hecho, no nos impide criticar la política urbanística de la zona o la gestión hotelera del lugar que vamos como clientes. ¿Por qué deberíamos hacer una excepción con católicos, protestantes, testigos de Jehová, islámicos y el resto de peñas que administran fes y credos a distintas dosis, incluidos los animistas? El común denominador es que siguen metiendo en el engaño permanente a la población crédula lo que no quita la bondad humana, cuando la tienen, de sus sumisos creyentes. Nos ha tocado vivir en un mundo religioso en el que hemos atestiguado como en las culturas y zonas más depauperadas la iglesia más estúpida tiene clientela. En la pista de tierra hasta Kerou una mujer de una de esas iglesitas con un nombre ostentoso, algo así como paraísos de adoración de dios salió a nuestro encuentro para que descendiéramos y la visitáramos. Tener blancos en su recinto aunque fuera por unos minutos lo hubiera prestigiado. Nos excusamos para no prestarnos al cromo. Hay tantas iglesias que pone en entredicho el concepto de virtud de todas. Puesto que eso significa millones de feligreses y decenas de miles de centros de oración y culto no podemos hacer como si no estuvieran ahí. Nos los encontramos en la calle. Pasamos por delante de ellos. Incluso en el último, en la católica de Tiangueta, el portero nos abrió la cancela al pasar con la furgo lentamente por delante sin que estuviera pedido pernoctar una segunda noche. Reconocer la cortesía por un lado no nos impide objetar críticamente el potencial psíquicamente perverso que afecta a todo clientelismo religioso. Los viajeros de l futuro, diosmediante dentro de un par de milenios si el planeta no se ha roto antes, que sigan encontrándose templos pero ya reciclados no como centros de rito sino como arquitecturas de visita o recursos culturales, no tendrán que perder el tiempo como lo estoy haciendo ahora con esa digresión de ateísmo militante en el que vengo abundando desde la adolescencia y que mi espiritualidad posterior no ha conseguido devolverme a ningún dios en el que creer aunque su citación como personaje de leyenda tenga un interés narrativo.

En Tanguieta los cybers no funcionan. Parece que es un problema de todo el país. Despues de una hora y pagar religiosamente en otro, el del centro de dirección del parque, sin que tampoco funcionara nuestro billete de diez mil desapareció con Celestin, el encargado del lugar. Reapareció una hora después, sí, una hora, con la vuelta. Mientras tanto Cecile, una voluntaria del mismo lugar, veinteañera y sexy, se sentó prácticamente encima de mí en la butaca del ordenador central. Mientras progresaban los minutos y el cuerpo inocente de la chica con la que hablamos de sexo y virginidad con Vic, se nos planteó la cuestión de tener experiencias sexuales con nativos. Mi mano no fue mas allá de su nalga para no crear una situación que luego no pudiera resolver.
-de viajar solo, yo las tendría o trataría de tenerlas –le dije a Vic- Si no lo hago es porque sé que no te gusta y lo pasarías mal.
-A mi también me gustaría tener una relación con un negro –me dijo-
Parece que andamos empatados. Supuestamente nos hemos dado permiso para ambas experiencias, ella la suya, yo la mía. Los hombres africanos, más que las mujeres, son esbeltos y musculosos. Encontrar una chica con los pechos firmes y la suficiente seguridad genital no es fácil. Cecile, que con 20 años sigue siendo virgen, podría ser la ocasión esperada. La invitamos al lugar del que nos hemos hecho clientes, el bar Sowetto, con un jardín agradable y música de clips africanista de estilo Reggae. Tiene una especie de chapa gigante iluminada en la puerta que pone Gulder. 3 conocidas suyas se sentaron a la mesa apuntándose a la invitación. La limitamos a ella que es a quien se lo habíamos dicho. Las otras parecieron entenderlo y se fueron sin molestarse. Compartimos el arroz integral que había preparado durante la hora de espera de la devolución del cambio comiéndolo en la misma mesa del bar que aunque se anuncia como restaurant no prepara ninguna clase de comida. Esa es una recurrencia: muchos lugares llamados restaurant no tienen comida y otros que anuncian el famoso cartel romboide de Flag tampoco tienen flag. Cada vez que sucumbo a una cerveza alternativa, la beninoise, la nigeriana Star, tengo motivos de queja. Incluso la Guiness, la sopa guiness, es para determinadas ocasiones extras.
Cecile nos invitó a su casa y pasamos una agradable velada con su familia en su patio: lugar eje donde se hacen las conversaciones, donde están los fuegos de suelo y donde se come. Probamos el choucoutou, una bebida fermentada a base de mijo. Uno de sus hermanos, Ibrahim, que ha estudiado español y es profesor de lengua en una Primaria, nos puso al corriente de salarios y tasas. Una casa como la suya, que tiene categoría de choza en cualquier ciudad europea, sin prácticamente muebles, paga 25mil cefas a laño de contribución municipal por una ayuntamiento que no ha hecho nada por su calle y su salario mensual como becario es de 45mil francos. Las mujeres de la familia preparando distintas clases de mejunjes a oscuras con fuegos de suelo y las típicas cacerolas ovaladas de aluminio fundido pueden obtener 500cefas por día como dinero complementario. El nivel de miseria: total y absoluto. El rato que pasamos corroboramos que su paz fue radiante y extraordinaria. Su energia de tranquilidad era total. En silencio me sentí avergonzado por las tensiones que como occidentales no dejamos de arrastrar. Vic y yo llevando un reguero de discusiones por cuestiones administrativas del viaje y de nuestro espacio dentro de nuestro habitáculo. Intuí que las discusiones de esta familia en todo un año no deben alcanzar ni siquiera la intensidad de una de nuestras broncas domésticas cuya puesta en escena es más frecuente de lo que nos gustaría.

Hemos descubierto un Clac. Estaba equivocado, en Benín también hay un proyecto para extenderlos, pero es en el nordeste el lugar donde están más implantados. Nos hemos puesto a usar uno. El bibliotecario, Jean Marie, nos ha permitido que traigamos nuestra bandeja con el desayuno para que lo tomemos dentro. Le sugerimos que organice una conferencia a nuestro cargo para hablar de Europa y la solidaridad.
Nos abastecemos de agua de bolsas de medio litro que resulta ser bastante mala y también de botellas de plástico de litro y medio, marca Fifa, mucho más cara, pero más aceptable a nuestros paladares. Compramos un fornó de alambre que venimos viendo desde Mauritania. El que compramos viene de Burkina. Es la alternativa al fuego de picnic que usan los turcos y que compramos en Turquía el verano pasado y usan para el kebab con fuego de astillas. Algo que necesita una devoción turca que nosotros no conseguimos igualar la vez que lo probamos. El fornó de alambre funciona con carbón y es para las teteras. Debe ser uno de los objetos más logrados para la supervivencia de mínimos.

Más noticias de Rafa de Difisa. El envío de la pieza es de unos 60e y la pieza, el cubre polvos, unos 35. Eso, traducido a cefas, puede dar para despanzurrar otras 8 veces la furgo tal como lo hemos visto las dos anteriores con mecánicos abnegados aunque algo cazurros. Desde las dudas de Lomé hasta ahora hemos hecho casi 1000kms y parece que no hay problemas. De otra parte nos hemos metidos en una zona de pista dirección Batia, que en necesidad de rescate o reparaciones la cosa se complicaría más. Nuevas resonancias de origen desconocido de la furgo aumentan nuestra alarma.
Estamos neo-viajando, en una fase ya completamente distinta de este viaje africano, que por incoherente que pueda parecerle a un ente anónimo que nos ha puesto a caldo (tampoco exigiremos que toda pedrada tenga que llevar la firma de la mano escondida que la ha tirado), nos está dando una visión multicolorida de esta parte de África en la que nos sentimos muy cómodos. Nos estamos divirtiendo. ¿Alguna objeción? No hay día sin contacto humano que por muchos motivos es gratificante. Acéptese una primera formulación para encerados con déficit de fórmulas atrevidas. En la Europa chic una menor cantidad de contactos humanos producen más fricciones y broncas de intereses que en el África, donde el ritmo y la pausa crean una especie de beatitud permanente. Siempre, claro, que no les des a un africano un volante y un coche o un artefacto que conducir, lo cual lo
frankesteiza radicalmente. No confirmamos nuestra condición de neo-fenicios, tampoco la de neo-fariseos ni neo-filisteos, por el hecho de haber cambiado unas cuantas gafas de sol baratas por unos cuantos litros de gasoil en Dakhla o haberle regalado unas al soldado de las fuerzas militares descontrolados del norte de Costa de Marfil (cuanto más daño le hagan a los ojos mejor, más errará sus disparos contra inocentes). A los fenicios que no se les toque. Quizás para la visión no panorámica del cliente de altares de la actualidad, un viajero transmediterráneo de aquella época que cambiara a los de Gadis palurdos del momento su oro por los espejitos de aquellos, pueden parecer un intercambio abusivo. No estamos al corriente de las bolsas de valores actuales ni de los precios de los espejos de metal de aquel tiempo, tampoco del oro, lo que sí sabemos es que el valor de una cosa es relativo y mientras al que a unos les sobraba el oro pero las faltaba la imagen biplana de si mismos; a los otros, magos del comercio, no desaprovecharon la ocasión, El comercio internacional y nacional sigue haciendo algo parecido. Vender a alguien lo que necesita para obtener a cambio un beneficio ventajoso, Desde que somos neonatos nos dedicamos a buscar el mejor partido a cada situación. Cambiamos de teta empujados por esta idea. Esto es tan cierto como la ley de la gravedad: todo termina por dar con los morros en el suelo por muy arriba, atmosféricamente hablando, que se eleve. En nuestra aventura geográfico-literaria de neo-hippies, neo-místicos, neo-fantaseados y neo-logísticos no hemos tenido que pasar por ninguna oficina para que se nos coherentice el viaje. Alguien nos ha soplado que el certificado de coherencia lo administra una secta neo-evolucionada de antiguos moralistas que conscientes de que hablar de bueno/malo ya no se lleva porque se les veía el plumero de píos en una mano pero la antorcha de la pira incineraría de brujas en la otra, han decidido sofisticar el lenguaje poniendo palabras más doctas como coherencia e incoherencia de las cuales la mismísima comunidad científica tiene serias reservas en utilizar. Ahora resulta que hay tocados escapados de confesionarios a los que les encargaron cien auto latigazos a la carrera antes de devolverse a sus oscuras casas con rendijas en las ventanas, como la de Bernarda Alba, que montan su oficina para los tales certificados. Mientras la ley no obligue a pasar por ellas nos las saltaremos sin brindarles la menor atención salvo para entresacar el material literario posible con el que pasar por otra vuelta de rosca más a perdonavidas de los que estamos hasta los mismísimos. Señalarle a Cyrano de Bergerac la longitud de su narizota dio la oportunidad a uno de los más bellos pasajes literarios en los que el atacado convirtió a su insultante en un estúpido en letras al proporcionarle un amplio repertorio de adjetivos y vocabulario de los que carecía, evidenciándolo en su ignorancia. Sí, inspirados por Cyrano, nos reconocemos neo-plásticos, neo-cósmicos, neo-imperfectos, neo-espaciales, neo cilíndricos, neolíticos y neo-viajeros, siempre que al cajón de certificados timbrados de nuestro moralista secreto no le suponga ningún estropicio.
En cuanto a regalías, desde que hemos iniciado la fase de sosiego en nuestro trayecto, ni nos piden tantos regalos ni nos quedan tantas cosas para dar. Llevar unas docenas de gafas de sol no fue tan buena idea. Las gafas de sol cumplen la función metonímica de representar a la ONG que nos las dio y por extensión al mapa oenegero. De acuerdo estropean los ojos. Para eso hace falta una condición: ponérselas. De adolescente recuerdo haber pasado por las capulladas de usar unas cuantas de baratillo. ¿Recordáis aquellas que eran de espejito y te daban un aire misterioso de pijo con alpargatas? No creo que todas ellas sumadas las usara más de 7 días en total. Tuve que aprender por mi mismo que la alternativa al sol para ojos claros no era usar gafas de quiosco. A África las gafas de sol llegaron mucho antes que nosotros y a menudo vemos muchachos con escaparates móviles llevándolas en la cabeza. Se venden. Las traídas por nosotros son de lo peor que he visto en mi vida, no por ser plásticos de color, (no más terribles que el papel de color de algunos envoltorios para ver eclipses solares) si no por lo mal hechas que estaban, algunas simplemente se rompían al desenvolverlas. No creo que hayan aguantado encima de ningún puente de nariz más de una tarde. El impacto contra la raza humana habrá sido imperceptible. No somos tan malos pero sí hemos aceptado ya que no se puede aceptar donativos de empresas de materiales que les sobran por no tener la calidad suficiente para la venta y llevarlos a África en lugar de tirarlos al basurero para reciclar, que debería ser su primer y único destino.

Antes de dejar Tanguieta concretamos una conferencia para el martes con el bibliotecario en una interesante sala adjunta y tomamos una cerveza en el bar del stop de Confort bus. Allí jugamos con los niños, hablamos de escobas con una de las chicas (prefiere la sin palo que la de palo porque con aquella va más rápida en la tarea) y le propongo un intercambio de camisetas a la dueña. La de ella una amarilla con el logo de Flag (sospechaba que terminaría por ostentar una bandera en mi vida despues de haber repudiado las dos rojigualdas, la blaugrana y la de los boinas verdes) y la mía, una rojo con un logo de garabato que los genios del fórum 2004 de Barna decidieron elegir. Nos sacamos las camisetas ahí mismo y nos las ponemos usadas. Foto para el memorándum.
Damos un paseo por el mercado, compramos carbón (la teca del fornó) a 100 cefas la palangana y una botella de granadina para mezclarla con el agua mala y hacerla más bebible. Luego compramos en otra tienda otros 18 litros de agua en 12 botellas de plástico, al menos bebibles, para lo cual hemos esperado dos horas a que abran. Es una tienda que tiene productos de importación, también el agua Evian a 1200 cefas la botella, Venimos confirmando que el agua bebible es más cara que el combustible para hacer andar vehículos a motor.
Con suficiente agua, carbón, fuego de alambre y entusiasmo aventurero nos metemos por una pista de baches hasta Tanougo, 35 kms despues. El problema de la pista de tierra no es que no esté asfaltado sino que tengan líneas paralelas elevadas dejadas por las marcas de los 4x4 cuando el suelo esta blando, esto te mete en un ta-ta-ta-ta continuo con una vibración de la que se resiente todo el chasis y que hace desagradable el recorrido por lento que conduzcas y te encalla la conversación en la silaba más cacofónica: quequequequé me decías? Llevamos a un autoestopista, un joven estudiante, con nosotros. Hoy empiezan sus vacaciones de pascua, que son de dos semanas. Antes de proseguir nos detenemos en la zona de la cascada y pactamos el precio en uno de los auberges que en realidad es un campamento para cazadores. Durante la cena de la primera noche un grupo de hombres con uniformes militares que hacen la guardia del dueño del establecimiento que tiene casi 700 hectáreas en el perímetro del parking que tiene una cuota permisible de caza de boeufs y leones por año vienen a informar de la muerte de un elefante, tal vez por viejo o enfermo. Hablamos un poco de todo. Es Willi. Su esposa Kikí habla algo de español. Hablamos de polio y de tejido con un amigo visitante que es médico o profesional sanitario Michael. Pasamos un día entero sin salir de reposo y otro más. La altitud del lugar y el riachuelo permite pasar noches agradables en las que podemos dormir de una tirada. Me permito el lujo de una ducha por la mañana y otra por la noche antes de acostarme, también alguna otra extra durante el día. Willi nos ha ofrecido una de las habitaciones, que en principio nos alquilaba por 8mil francos por nada, ya que no tiene más clientes que nosotros. Preferimos continuar durmiendo dentro de la furgo.

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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