Etiquetas

PSICONEWS

sábado, 9 de febrero de 2008

Recurrencias

Kantchari Burkina 6 febero 2008-Fada 7 fe brero 2008
Burkina, es el 5to país del itinerario de ésta agenda aunque realmente el cuarto descontado Marruecos que en realidad contiene dos y que queda en la lista de los países conocidos con anterioridad a este año.
Hay gestos, actitudes, formas, objetos recurrentes en distintos países aunque crucemos fronteras. Los estados insisten en predicados contra toda lógica como de un solo pueblo, una sola idea, un solo propósito, que reza en Mali, o el de una pasión, un objetivo que reza en Níger. La gramática en manos perversas es altamente lesiva y siempre confusionista. Los estados inventan unidades a la medida de sus conveniencias. No hay continente que no tenga experiencia en eso. Y, ciertamente, cada país con nombre distinto tiene idiosincrasias diferentes aunque la lupa para advertir la consistencia de estas pasa por cada pueblo, cada lengua y, en ultima instancia, cada persona. El común denominador más sorprendente de los países que atravesamos es la comunicación humana. Cuantos más quilómetros llevamos en nuestro haber (tampoco tantos, poco más de 7mil hasta ahora) más nos dejamos penetrar por el ritmo africano. Hacemos vida de calle. Nos fundimos con ella. Trasladamos, en la medida de lo posible, nuestros hábitos a las nuevas circunstancias. Hacemos vida de despacho, si aún así se puede llamar, en la vía pública. Pedimos conectar nuestros ordenadores ahí donde vemos un enchufe. Hemos aprendido a compartir el ordenador con la gente que comparte nuestra mesa y con la que hablamos. En realidad estamos haciendo un viaje compartido en la medida en que contamos nuestra aventura y los demás nos cuentan la suya. Siempre hay terceros a nuestro lado. En la cabina de la furgo a nuestra derecha agente que nos pone la mano, en las mesas de los bares o ahí donde nos detenemos. Burkina nos da buenas vibraciones desde el primer momento. En Kantchari la chica del bar, una chica de 17 años con un cuerpo sensual completamente desarrollado, un culo de tobogán y que hacia mohitos a cada foto, nos dio la bienvenida a otras estéticas. Los niños ya no son tan pesados como en las anteriores latitudes. Nuestra experiencia con el papánoelismo va adquiriendo una precisión quirúrgica de máxima solvencia. Practicamos regalos personalizados en lugar de entregas por sistema. Eso lo hace injusto sí pero crea una relación distinta. Explicamos al mismo tiempo el significa del regalo y la potestad de hacerlo a quien lo da no como algo producido por quien lo pide. En el bar nos reconocen unos aduaneros. Cuando les decimos que pensamos pasar la noche donde tenemos aparcado la furgo o muy cerca bajo un árbol junto a un pozo de varias decenas de metros, nos ofrecen pasarla en su patio. En principio insisten en que utilicemos una de sus camas pero finalmente aceptan nuestras razones para usar la nuestra. La verdad es que no tenemos ninguna gana de cambiar la litera rodante por una cama, que aunque preciosa, hecha con ramas torcidas y unidas con alambre, lo mismo que las butacas, y que debe ser supe cómoda, pero que supone bastante ajetreo en nuestra micro realidad doméstica. Pasamos una velada bajo les etoiles. Estamos con Antoine, Fidel y Desiré. Ellos insisten en encargar pollo. Nosotros hacemos una cocina de campaña con nuestro fuego: tortellini con tomate a las hierbas. Usamos por primera vez agua que hemos recogido antes en Níger y hemos disuelto a dos tapones de lejía lso 5 litros. El resultado final tiene un sabor extraño que no sabemos a que atribuir pero gusta a todo el mundo y no queda el menor resto del plato. Yo pruebo por cortesía un muslito crudo de pollo. Pasamos una noche con absoluta tranquilidad y confianza. A la mañana siguiente nuestros anfitriones ya se han ido. Nos damos una ducha de cubos y repartimos un montón de gorros a un montón de niños que vienen a mirarnos. Regresamos al puesto de douane para decir au revoir a Fidel y comprar otro par de litros de miel, algo que nos ofrecieron distintos niños/as el día anterior a 1500 francos litro. Nos parece una ganga aunque el te mañanero con esta clase de miel no ha sido gran cosa.
En Fada nos instalamos a comer en una cuneta en uno de los muchos puntos de comida que hay en lugar de elegir un restaurant con mesas. Es la primera vez que lo hacemos. En Bamako estuve a punto de proponer hacerlo en uno pero en el ultimo instante me inhibí. Por tanto, sacamos nuestra mesa de aluminio y nuestra butaca. Por un plata exquisito de riz. haricots, espahetti –todo mezclado- y salsa, pagamos 150Cfas (los precios de lo supervivencial tienden a la baja según vamos mezclándonos más con lo popular aunque el gasoil y los auberge siguen igual de caros. El litro de la sopa de motor cuesta 640francos). Tras nuestra comida, uno de los muchachos que anda con una lata vacía de tomate atada al cuello con un cordel, junto a otros con algo parecido o una especie de cubitos de plástico para recoger comida (son niños de escuelas coránicas que venimos viendo desde otros países anteriores), y que ha recogido las sobras de mi plato, pagamos una comida de lo mismo que hemos comido a cuatro para que se la repartan, lo cual hacen con una absoluta solidaridad mutua. Mientras tanto hablamos con dos mujeres, una con su niñito al que le da una enorme teta para mamar y otra una chica joven que habla francés. A ésta cuando le decimos que andamos buscando un hombre africano para Vic y una mujer africana para mi, nos dice que somos muy viejos. A la mujer de las mamas enormes le regalamos un sujetador y a la chica joven de tipito muy bonito un top. Para nuestra sorpresa las afro negras son más desenvueltas que las magrebíes algo que ya advertimos en Mauritania y que no para de confirmarse. Lo que nos cuentan sobre su capacidad de decisión y elección de hombres no deja lugar a dudas. En algunas escenas hemos visto dar broncas descomunales a hombres que se achantan y aguantan la tormenta. Vic ha estado sentado en un banco junto al puesto de comida, justo al extremo, más allá de uno de los puntos de apoyo, al levantarse otro chico, ella casi se viene abajo. Esto ha sido motivo de una de las escenas de este tipo de broncas cuyas palabras ha repetido varias veces pidiendo deferencia a la madame. Hemos tenido que pedirle que parara ya de bronquear al muchacho.
Sin embargo antes de dejar Níger nos detuvimos ante un grupo de mujeres que llevaban cantaros en sus cabezas y que formaban un precioso conjunto, Un kilometro antes estaba el poblado y vimos la típica escena de un grupo de hombres ociosos en la sombra. Para hacer las fotos tuvimos que recular un poco. Las mujeres se dejaron fotografiar encantadas aunque una de ellas se había ido corriendo pero luego volvió, Mientras hacíamos las fotos los hombres vinieron a la carrera para interesarnos por nosotros y para tratar de ocupar el centro de nuestra atención.
Tras la comida en Fada hemos buscado un sitio fresco, un restaurantito con mesas junto a la Poste, que tiene un servicio de internet, donde trabajar con nuestros ordenadores. Pronto se ha organizado una tertulia más. Ha llegado Alexandre, un mochilero de la Rochelle del Atlántico francés y un lugareño, Lazare, con quienes hemos compartido parte de los temas que nos ocupan estos días: el interés de europeos viajeros por África, los distintos tipos de viajeros, y la condición discriminada del hombre blanco a pesar de las deferencias recibidas en suelo africano.
Si tiene algún sentido viajar pasa por el hablar con la gente de los lugares. Los museos, la geografía, los exotismos, los safaris, los otros extranjeros tienen desde luego interés pero nada supera al tú a tú con los residentes de los lugares.
Cruzar fronteras te obliga a comparar. Nos enfrentamos a una serie de recurrencias. Mujeres que usan la escoba sin palo con la consiguiente posición doblada de sus espinazos para sacar el polvo, hombres que llevan un tapabocas oscuro para librarse de la contaminación, la expectación que generamos ahí donde nos paramos, el bon jour-ça va continuos aunque la mayoría no sepa como siguen las siguientes frases en francés.
En los mercados venden bolsas de plástico de coloridos para cargar cosas, los boles, platos y vasos de acero inoxidable, las niñas esperando a la carretera con sus frutos para ofrecérselos a conductores. Cualquier cosa que hacemos despierta expectación, también que juguemos al ajedrez momento en el que bandadas de niños deciden ponerse alrededor nuestro siguiendo atentamente el movimiento de nuestras fichas. Hemos visto varios niños con una hernia de ombligo o con sobrantes de carne en esta zona que les caen a modo de trompas, también críos con elefantiasis con piernas tan enormes que necesitan valerse de sillas de ruedas.
En Níger es donde hemos hecho menos quilómetros y recorrido menso lugares (nos detenemos en Nyakatire. Ahí fuimos rodeados por niños y al atardecer reubicamos la furgo junto a la explanada de tiras de leña que esperaba a ser embarcada. Velada junto al fuego con los profesores. Tema recurrente: lso recursos expltoados de África por los colonialistas. Nuestra posición: la lucha por un nuevo tipo de auto organización africana pendiente. Algo que nos reconocieron es nuestro atrevimiento a convivir con ellos, algo que los franceses, nos dijeron, no se atrevían a hacer.
A la mañana siguiente fuimos a una de sus clases y hablamos a los niños que pusieron una cara muy atenta pero parece que no entendían nada. Desplegamos nuestro mapamundi en el encerado e hinchamos la pelota de plástico que representa la tierra para contar de donde veníamos. Luego hablamos de la importancia de los recursos de la enseñanza.
Retomamos la ruta hacia Burkina. Las diligencias de salida de Níger fueron rápidas. El hombre uniformado escribió rápido. Y el que puso los tampones me recordó que apenas quedaba sitio en mi pasaporte. Me temo que tendré que buscar una embajada española para renovarlo o hacer uno supletorio. Burkina ha sido el país hasta ahora más correcto en la forma de control burocrático. Todo va con recibos, los tipos uniformados son serios. La imagen de los policías malineses con los petroleros por todo adelanto y las mesas de despacho abolladas exigiendo un soborno queda atrás. Nada más cruzar la frontera se ven bidones serrados por la mitad como poubelles. Sacamos la visa por 7 días en la misma frontera por 10.000 francos una prorrogable a tres meses sin coste adicional en la dirección general de la police de la capital.
Nos instalamos en Kantchari, vemos un bar y nos metemos dentro. Comemos arroz con salsa y nos pasamos parte de la mañana y de la tarde con un montón de cervezas añadidas y alguna cocacola. Los precios también son mejores que en Mali. Compro un radio transistor ya que nuestra radio del coche no sintoniza emisoras locales y una llanta de aluminio de bicicleta para usarla como soporte de cortina para nuestras duchas. Encontrar agua es fácil pero no tanto espacios limpios donde asearnos. El aro se puede soportar en el portaequipajes y la cortina con pinzas. Es cuestión de probarlo y ver que pasa.
Kantchari está al lado de la aduana. Vemos un bar donde nos zambullimos sin pensárnoslo dos veces. Pasamos parte de la mañana y el resto del día hasta antes de anochecer.
Somos advertidos por una pareja que paran a tomar una cocacola, miembros de Amis de kantchari y que residen en Valance, ciudad donde por cierto me pasé medio año de esto hace mucho, precedentes de asaltos previos de bandidos con khalasnikov y la noticia de algún occidental herido de bala en la carretera hasta Fada. Al día siguiente la recorreremos a una mayor velocidad de la habitual. y hasta Fada no encontramos ningún control en ruta. A lo más dos soldados con un fusil ametrallador sobre el muslo y una motito de mentira patrullando. Pondré el carro a 110 de media y en algún momento advierto que la aguja del velocímetro marca los 130. No paramos en ningún momento hasta llegar. Hay varios pueblos por el camino y ningún bandido a la vista. Aun así hemos tomado precauciones guardando los ordenadores en el zulo mayor y las tarjetas de crédito en varios sitios. No precisamente por la prisa un pájaro que decide emprender el vuelo por el lateral de la furgo se confunde y a la altura del parabrisas decide cambiar de dirección y choca contra el cristal saltando por encima posiblemente destrozado. Otra muerte por nuestra causa. Me tiritan los dientes por un rato. Me siento fatal. El animal era de más colorido y envergadura que el anterior que maté. Me pregunto qué vamos a hacer si atropellamos un cabrito de los michos que pasan a la carrera atravesando el asfalto tras su mamá. Nos detendríamos, recogeríamos el cadáver y los daríamos en el primer puesto de comida que viéramos para que al menos aprovecharan su carne.
Cuantos más días estás en un mismo emplazamiento más conoces y más te conocen. La comunicación es un proceso, nunca un acto único. Posiblemente la visión africana del blanco es el de un individuo estresado y con prisas que salto de ciudad a ciudad y de hito turístico a hito turístico sin mezclarse con las gentes intermedias.
Estamos preguntando sobre Cote d’ Ivoire para guiar nuestro itinerario hacia allá y pescar los países que hemos dejado atrás en el oeste. En nuestro repertorio de preguntas tres clave: estado de las carreteras y estado de las relaciones entre un país y el siguiente. También, claro, peligros del nuevo país.

No hay comentarios:

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

Flash en el Grafito

Flash en el Grafito
GrafitoEnmarcado