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domingo, 13 de enero de 2008

Nouakchott, Mauritania

Con nuestro incondicional Bob
Coche abandonado en el desierto


Nouakchott, 13 de enero de 2008
Por fin nos instalamos en un camping. Ayer llegamos al anochecer tras casi un día de camino sin parar desde Nouâdhibou, la primera ciudad después de atravesar la frontera. El camping Menata es de una francesa llamada Olivia. Se nota que es de una occidental pues tiene comodidades básicas, está limpio y todo funciona bien. La mayoría de huéspedes son franceses y llevan vehículos bastante normalillos, no supercamiones o autocaravanas. Es pequeño y te puedes instalar en una haima por 1500 Uguias, lo mismo que dormir en la furgo cada persona. Me di una ducha increíble e hice una abundante colada. Hemos hecho té y una espléndida comida que compartimos con nuestro "niño de 58 años-acompañante" británico, Bob y unos jovencísimos franceses que viajan en un coche atrotinadísimo que piensan vender en Mali.
El clima es fresco con rachas de viento que arrastra una fina película de nubes y te obliga a abrigarte.
El paisaje desde Nouâdhibou a la capital mauritana Nouakchott es increíble. Vas viendo distintas formaciones desérticas a cuál más impresionante: Tierra fina con vegetación de matorrales donde los camellos y las cabras encuentran sus delicias, arena parapetada con vallas plásticas enlazadas en estacas para evitar la invasión al asfalto, dunas en perfecta formación o como altas montañas amarillas y limpias. Y entre tanta soledad y belleza vas viendo los contrastes de la civilización que arrasa: camellos pastoreando y paseando tranquilamente con su familia por el asfalto; haimas de los nómadas compaginadas con casetas de madera medio deshechas y bolsas de agua protegidas con la arena que le llaman albergue o camping y que piden la increíble cantidad de 5000 uguias sin ninguna instalación que funcione a pesar de que digan que hay ducha. Esto indica el salto que estos países (llamados pobres) quieren dar para superar su estatus. Con unas infraestructuras absolutamente inexistentes, presentan los precios de cualquier país europeo y los turistas lo aceptan sin rechistar para "ayudar a estos pobrecitos". Recuerdo en los tiempos en que España no estaba preparada para la avalancha de turistas que muchos de ellos eran exigentes con el tema calidad precio, y esto ayudó bastante a que se tomaran medidas de inspección y control de los servicios prestados en las temporadas altas de turismo. No creo que ayudemos mucho a levantarse a un país si cerramos los ojos ante cualquier intento de engañar al extranjero de turno, porque, en definitiva, se engañan a ellos mismos.
Para mañana hemos encargado a la cocinera senegalesa del camping una comida típica, 1000 uguias por plato. Es muy simpática y atractiva y hoy le hemos dado a probar nuestra sopa "a lo pobre" (con pan, cebolla, tomillo y huevo), le ha gustado. Veremos mañana cómo está su comida.

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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