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miércoles, 23 de enero de 2008

Au revoir Europa

Nuakchott 15 enero 2008
Parece que nos tomamos este viaje con más precauciones que otros. Tampoco es eso. Pero sí es la primera vez que hemos hablado tanto de uno antes de hacerlo. A diferencia de Europa, la sola mención de África exige más solvencia. Es una falla perceptiva. Queremos creer que los países desarrollados del hemisferio norte son el paraíso de los recursos y es donde los problemas se minimizan mientras que vemos en otros continentes más problemas de los que hay. La percepción occidental está contaminada por la industria de los medios del primer mundo. Lo cierto es que en Canadá te matan en la máxima indefensión con un arma de des carga eléctrica, como le sucedió hace unas semanas a un polaco que se puso algo nervioso a su recién aterrizaje en el aeropuerto, y que nuestra querida España está llena de noticias de espanto. Cuantos más días has puesto pies en polvorosa de tu país más te desconectas de su realidad y de las noticias como cantera en explotación. La alternativa no es mucho mejor. En todas partes hay quien se lamenta de su realidad pero también quien ha aceptado vivir en ella sin pretender escapadas suicidas en cayucos desesperados.
La mujer del recinto donde nos alojamos en Nuakchot nos dice que cobra 28mil uguiyas por mes y paga 10mil de alquiler. Otro de los muchachos ni siquiera sabe lo que cobra aunque nos ha dicho que uno de esos baldes de goma usados para las vendimias y recogidas de naranjas es barato pudiendo costar unos 2000 o 2500 uguiyas, el doble de lo que lo había comprado en España. No es necesario que pasen muchos quilómetros ni días para estar ubicados en unas coordenadas completamente diferentes. Las nuevas sensaciones que nos envuelven, nuevos personas y geografías hacen que olvidemos momentáneamente de donde procedemos. Aunque en todas partes encontraremos gente del mismo color de nuestra piel y de nuestros campos culturales e idiomáticos. África pertenece mayoritariamente al grupo de los 150 países del mundo en los que todavía se busca –o están pendientes de- un modelo democrático. Parte de los africanos pertenecen a la Liga de Estados Árabes, que cuenta supuestamente con 22 y a la Organización de la Conferencia Islámica que son 57. 10 jefes de estado, sobre 53, en África, ejercen el poder desde hace más de 13 años[1]. La longevidad de un magnatario en el cargo presidencial de un país es un visible indicador de demora histórica en su proceso de reconciliación plural de sus distintas partes en convivencia.
Podemos pensar que la historia moderna acaba de nacer y no se pueden pedir prisas a los cambios de las cosas. Los tímidos cambios advertidos en Marruecos, más en el plano económico que en el de la mentalidad, son tan lentos que resultan desesperantes. La carretera del sur sin embargo es perfectamente transitable. En la parte mauritana antiguamente había una zona que debía ser transitada durante la baja marea. La nueva carretera no tiene ninguna dificultad. Su trazado discurre al lado de la antigua cuyas marcas aún son visibles. A mitad de camino entre Nuadibú y Nuakchot hay un servicio de combustible de la Total perfectamente moderno. A ambos lados de la nueva carretera se han creado algunos asentamientos puntuales y los supuestos camping fantasma. En el servicio de la Total no hemos tenido necesidad de abastecernos de gasoil pero sí lo hemos hecho de agua cuya procedencia es de una fuente cercana.
La única observación relevante para la mecánica del automóvil son las continuas ráfagas de viento trasladando arena de este a oeste cruzando la carretera perpendicularmente. Las rachas son bajas pero conviene proteger el filtro de aire. Lo hemos tapado con ayuda de una funda de nylon fina de saco de dormir. Leí esa idea en alguna parte pero no recordaba si este sistema funcionaria. Lo consulté a un mecánico en Dakhla antes de hacerlo. Me ayudó a poner esta camisa a la pieza y me dijo que bien. Dentro de unos miles de quilómetros deberemos revisarlo a ver que ha pasado con la funda. Posteriormente otro viajero me ha dicho que eso no sirve absolutamente para nada y que lo que hay que hacer es limpiar con el compresor de aire de vez en cuando el filtro. Antes de salir de Barcelona tratamos sin existo de comprar uno lavable, el triple de caro de los ordinarios pero no nos lo pidieron servir en el plazo del que disponíamos.
Hace apenas dos siglos había solo 40 países en el mundo con estados soberanos. Los dos cientos actuales tampoco representan la multitud de realidades étnicas.
En el patio del camping Menata los chicos prepararon un tagín de verduras excelente. Son ovolactovegetarianos y llevan un coche usado para vender. Su idea que a pesar de lo contaminante que pueda ser lo es menos que fabricar uno nuevo que ocupara el lugar de este. Bob comparte nuestra mesa de invitado. Por tres noches seguidas le hemos prestado uno de nuestros sacos de dormir. Por la mañana se despide y viene a decirnos que se va en taxi hasta Roso. No sabe muy bien si su destino será Gambia. Parece que no le importa demasiado nada y por n par de veces le he oído decir i’ m 57, i’m a old man. Vale tío.
A la segunda mañana el camping prácticamente se ha vaciado, bastantes caras reconocibles se han ido. El suelo de arena del patio y los juegos de los dos perros que hay, levantaran polvo, uno de los chicos barre tratando de sacar colillas y cosas semejantes. Le contamos que existe un instrumento llamado rastrillo para esto. No es la primera vez que vemos a alguien barrer la arena del desierto. El otro día en el punto 25 la mujer de la caravana de al lado, nada más levantarse estuvo un buen rato barriendo la estera o rectángulo de moqueta que habían puesto ante la puerta de su caravana. Nos hicimos la película de que toda la vida había hecho esto y nada más que esto al levantarse y que se lleva consigo la pieza de alfombra para poder continuar practicándolo allí donde fuera.
La percepción desde fuera del lugar que vas a visitar es distinta a cuando ya has llegado, El exotismo de los nombres de lugares que vamos recorriendo evoca experiencias exóticas antiguas que no tenemos porque gozar o sufrir. Cualquier envidia que pueda suscitar un viajero es tan solo una entelequia mental, una construcción privada del deseo. El nuestro ha sido/es llevar nuestros bodies a los lugares de nuestros planes. La ruta a seguir tampoco es completamente libre. Estamos condicionados tanto por las características propias de nuestro vehículo como por el terreno físico y por los limitantes y conflictos entre países.
El tiempo corre aprisa y antes de que nos hayamos dado cuenta ya hemos consumido la vigésima cuarta parte de tiempo previsto para estar en África. De otro lado la sensación es que llevamos ya en ruta mucho más que dos semanas.

Contar las cosas tal como nos vienen genera sensaciones equivocadas, inevitablemente se cuenta con sesgos, pues lo que nos sucede a nosotros no tiene porque sucederles a otras y la verdad e s que no hay una sola experiencia personal exactamente igual a otro, tampoco la de cada viajero aunque se viaje compartiendo vehículo y quilómetros. El caso es que contar una serie de infortunios seguidos puede dar la sensación de un alarmismo que no es tal. Nosotros también cruzamos la última frontera condicionados por lo que habíamos oído. En Mauritania no os podéis detener en cualquier parte, hacedlo siempre delante de una gendarmerie o en la frontera es fácil perderse. Por hora la sensación global es que la gente es mucho más respetuosa que la marroquí y bastante menos pesada. La sociedad es menos machista, se ven más mujeres por la calle.
Hacemos nuestro primer paseo en silla de ruedas completo. En lugar de tomar un taxi vamos a pie hasta la embajada de Mali. Ponemos a prueba los conductores de la ciudad al obligarles a desviar su línea de marcha al vernos decididos. Invariablemente todos nos esquivan sin protestas. En algunos momentos por ambos lados, es decir metiéndose también sobre la arena. En realidad son pocas las aceras en su lugar hay arena por donde la silla es intransitable. En la embajada, Vic quiere levantarse y entrar con las muletas. Eso ocasiona más lentitud y gasto de tiempo que si entramos tal como hemos venido con la silla. Finalmente lo hacemos así pero el resto del día pagaré por ese detalle. El encargado se maravilla de su capacidad de viajar así y nos atienden admirablemente. Nada a ver con la truculenta embajada mauritana en Rabat. Pagamos en uguiyas 6500 cada uno por un mes de visado. Como no llevo dinero salgo a la calle a cambiarlo a 340, el euro, a 10 menos que el precio de las agencias, un total de 40 euros. Entro de nuevo para pagarlo y esperamos en la sala mientras tamponan en serie las solicitudes del día. Coincidimos con unos británicos y un francés y hablamos de rutas y detalles conocidos. El francés se llama Max Clément y tiene una casa en Burkina. Nos da su dirección o mejor dicho la de un hotel para que preguntemos su localización ya que está cambiándose de casa.
De regreso al camping Menata pasamos por una calle todavía más arenosa. Vic hace un travelling con la video cámara a bordo de la silla. Llegamos. Inexplicablemente, vivos. A pesar de los pitos corto-histéricos de los conductores mauritanos y de manejar coches destartaladísimos, que contrastan con los impecables Toyotas blancos 4x4, alguno de Oxfam, Land Cruisier, los conductores son mas atentos de lo que parece. La cuestión es que conducir por esta ciudad requiere destreza. Entre carros tirados por asnos, furgonetas que hacen de líneas de microbuses sin la puerta de atrás y la gente rebosando de ella, camiones, gente que va contra dirección y la interminable arena por todas partes quien se atreve a bregar por todo eso merece menciones de varios records en el Guiness.

Comida en el patio preparada por la cocinera senegalesa; un plato de arroz con pescado muy sabroso. 1000um cada uno. Tras ella voy a recorrer la zona de los cambistas cerca del mercado. Finalmente cambio a 350um un euro en una de las muchas oficinas que hay. Al chico que ha insistido en acompañarme termino por comprarle dos cestos trenzados muy bonitos pero que van a ocuparnos un espacio considerable. Cuando trato de regalarle una de esas gafas de sol de marras simplemente se rompe el punto de soldadura del empeine previsto para aguantarlas sobre el puente de una nariz. Nos preguntamos si hay que aceptar cosas tan malas aunque sean regaladas. El nuestro está siendo un viaje de repartidores de gomas de borrar que esas sí borran, horribles gafas de sol y bolígrafos que se desmontan. Las gomas de borrar son de la casa Mila, la misma que usábamos cuando éramos niños en la escuela. Recuerdo la imagen de que los alumnos más aplicados eran aquellos que conseguían convertir en una pequeña bolita su goma despues de haberlas hecho funcionar innumerables veces para corregir los errores gráficos. Simbólicamente al regalar gomas estamos significando lo mucho que hay que borrar de los errores de los países por los que pasamos, claro que esta significación es clandestina y difícilmente alguien acertará a traducirla.
Vic se enfada conmigo con razón por la compra de los cestos. Los precios no son precisamente bajos. Estamos advertidos de que África es cara y ahora que estamos en ella no hacemos más que confirmarlo. Los precios son altos y no es fácil encontrar- tal vez no existen- precios alternativos algo que sí es posible en Europa. Siempre hay que preguntar por todo, por lo que cuesta cada cosa, incluso por las cosas que te ofrecen aparentemente gratis. Por dormir dentro de nuestra furgo en el patio recintado del camping hemos pagado 3000uguiyas noche, lo mismo que si hubiéramos usado la jaima con mosquitera incluida. Los hoteles son carísimos y hay campings de tarifas superiores. Pedir la carta previamente con los precios indicados tampoco te salva de resultados imprevistos. En un restaurant donde comemos cuscus y una omelette y unas cocacolas embotelladas (comparativamente mas baratas que el agua,) 150uguiyas éstas, los precios son algo mayores que los indicados en el listín pero lo curioso es que por tres medio vasitos de tés (no pedidos pero que aceptamos pensando que es una gentileza de la casa), marcan 950uguiyas.Hemos discutido el precio y hemos hecho la cuenta nosotros aceptando nuestra cifra.
Hemos dado una vuelta por el extrarradio de la ciudad desde el Port de l’Amitie. Ya de noche y sin darnos cuenta nos hemos metido por calles de arena. Por una media hora nos hemos refugiado junto a una de las pequeñas gasolineras Star que hay. Hemos preguntado la posibilidad de pasar la noche allí. Enseguida nos han pedido por cuanto. Luego hemos cambiado de lugar. La idea de la solidaridad tampoco es su fuerte. Los extranjeros que vamos conociendo, más africanistas que nosotros, no esconden sus pesares por los asedios y confusiones continuas y las formas sutiles o no tan sutiles de timo.
Aunque estamos al corriente de que en Mauritania no hay banca electrónica internacional pruebo en un guixet automatique con una de mis tarjetas de crédito. No la reconoce. Quedarse aquí sin euros puede resultar bastante desagradable, lo mismo que Siria según nos informamos cuando estábamos en Turquia en una de sus fronteras, razón por la que no entramos. Seguramente estas cosas se irán resolviendo en los próximos años ya que los primeros interesados son los mismos bancos `para hacer sus transacciones y facilitar los negocios internacionales, pero por ahora conviene preguntar antes de entrar en un país las formas de obtención de dinero y por tanto la validez o no de las tarjetas de crédito.
A una vigesimaquinta parte del tiempo destinado para África consumida Europa ya nos queda muy lejos. Además de la gente querida hay cosas de la vida europea que encontramos a faltar: las duchas en condiciones lo que más, pero por otro lado entrar a visitar, mas que vivir integralmente, la vida africana tiene unos encantos difíciles de transmitir que justifican los avatares higiénkicos por los que pasamos.

[1] Tomado de Béchir ben Yahmed en su articulo dix et vingt ans Jeune Afrique 2446, nov 2007

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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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