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viernes, 2 de noviembre de 2007

La Cuenta Atrás


El viaje a una zona concreta empieza desde días antes de tomar el avión, el barco, el coche o el medio de transporte que sea. Hay un punto mental de partida y luego otro que es físico. Desde el momento en que sabes que estás en un proceso que no tiene marcha atrás estás ya viajando en dirección ahí donde quieres llegar. Un viaje no se limita nunca a ser un viaje geográfico, es un capítulo más del viaje existencial de la vida. Antes de los meses de verano, que los dedicamos a Turquía y Georgia, teníamos ya decidido dedicar un año a África. Durante septiembre (volvimos el 11 despues de cruzar en una semana la Europa comunitaria y Balcánica) y octubre hemos hecho alguna gestión al respecto, básicamente reunir información, navegar por internet, comprar algunos mapas de la Michelin y poco más. Bueno sí, lo hemos publicado a los cuatro vientos, sobre todo Victoria. Comunicarlo también nos obliga a ser consecuentes con nuestro deseo.
La idea empezó en enero pasado. Estábamos en Marruecos, un país al que hemos ido bastantes veces. En principio pensamos en dedicar unos 4 meses para ir a Mali y colaborar con una ONG, aunque no somos oenegeros, que episódicamente nos envía un recordatorio para que colaboremos con pasta. Posteriormente repensamos el tema y vimos la oportunidad de dedicar un año entero moviéndonos hasta donde las posibilidades nos lo permitieran. Objetivo, si se puede llamar así, ciudad del Cabo. En realidad, por nuestro itinerario como viajeros y nuestra forma de entender la vida el objetivo es lo más irrelevante. Una de las preguntas que recibimos y para las que no tenemos una respuesta es por qué hacernos este viaje. Suelo contestar con otras preguntas retóricas: ¿por qué hacer cualquier viaje?, ¿por qué moverse?, ¿por qué vivir? El racionalismo necesita respuestas para todo, nosotros no, lo cual tampoco nos expulsa de la zona Sapiens. Simplemente nos apetece. Tenemos el tiempo y los medios y lo que es más importante, la curiosidad de conocer en directo y en primera persona lugares de los que solemos tener noticia de tarde en tarde en diferido y con sensibles distorsiones. No es que no podamos hacer un inventario de razones concretas para visitar los lugares del mundo, lo que ocurre es que traicionaríamos nuestra propia filosofía existencial al creer que las necesitamos para salir de casa.
Con noviembre del 2007 empieza la cuenta atrás, tenemos 45 o 50 días por delante para dejarlo todo listo. Todavía no nos hemos hecho con una guía de todo el continente -probablemente elegiremos la Lonely planet- ni tenemos preparada la furgo. Nos falta una baca, una rueda de repuesto, bidones para gasoil, bidones para agua, la tela mosquitera, una fuente de alimentación independiente para el o los ordenadores portátiles. Es a partir de noviembre que nos ponemos las pilas para todos los preparativos. Aunque no será hasta enero que volveremos a cruzar el estrecho de Gibraltar. Posiblemente tendremos que hacer gestiones en Madrid o alguna cuestión de última hora en Cádiz. Ya hemos empezado a embalar las cosas que vamos a dejar aquí. Hemos de dejar nuestra casa lista para una mujer que va a venir a ocuparla con su hija durante nuestra ausencia. Yo la conozco desde hace más de 30 años pero no recuerdo ninguna conversación con ella. V también la conoce por haber compartido gremio profesional. Su separación marital es reciente y preferimos alquilársela a ella que a un desconocido. Le hemos propuesto un alquiler muy por debajo del que hay de mercado a cambio de su compromiso de los casi 13 meses que vamos a estar afuera teniendo en cuenta los tiempos de demora que vamos a estar en Andalucía a la idea y a la vuelta.
Nuestra casa empieza a tener signos de partida: cajas de cartón plegadas, bolsas y petates cargados a punto de traslado. Tenemos un estudio que lo refuncionalizamos como almacén. Estimo que hay suficientes metros cúbicos para meter ahí todo lo que deseamos conservar para la vuelta. Es la primera vez que V y yo vamos a hacer un viaje juntos tan largo, los anteriores (Rochester-Toronto, Ankara, o los sucesivos por Europa) nunca pasaron de tres meses.
Todo viaje genera un algo de inquietismo. La conferencia en privado (una hora y media larga) que nos ha proporcionado (inaudito) esta mañana la Dra. Carme Piqué de Sanidad Exterior (en Bergara 10 de Barcelona) ha venido a incrementarlo un poco más. Los riesgos de contraer una enfermedad severa como el paludismo, todavía mortal, pueden ser disuasorios. Aun más para una estancia tan prolongada como la nuestra. Durante su speech (¿qué le hemos hecho para merecer tanto honor?) he recordado finales de los 80 cuando también tuve que ir a hacerme un programa de vacunas por viajar a una zona tropical. En aquella ocasión estuve casi ¾ de año viajando por Sudamérica, desde Cayenne hasta Mendoza. En otra ocasión que viajé a Chiapas y Centroamérica, por zonas del área palúdica no me sometí a ninguna vacuna. Una vez ahí la tele salvadoreña informaba de una nueva oleada de dengue. Despues de recibir nuestra correspondiente bronca por ir a solicitar las vacunas con tanta premura de tiempo hemos pasado por el box de la enfermera que ya tenía preparadas tres hipodérmicas para ambos brazos. La antitetánica-diftérica, la antirrábica, la antihepatítica B. El pinchazo de la antirrábica ha sido el único que se ha notado. Ahora mientras escribo esto me duelen un poco ambos brazos. Ha sido la primera sesión de un programa de visitas para otras dosis. Son gratuitas. La anti amarilla, que es la única exigida en frontera para determinados países, y la antimenigítica son de pago.
Mientras esperábamos en el vestíbulo hemos hablado con algunos norteafricanos de países próximos que también venían a por otro tanto. Hay dos temas que solemos tratar el de la inmigración africana en España y el del estado de las comunicaciones y de las pistas en África. Son dos tipos de conversaciones que nos acompañaran en los siguientes meses.
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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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