Etiquetas

PSICONEWS

lunes, 14 de abril de 2008

Entre gente buena


Puerta de nuestra habitación





Diabo 13 abril 2008
En Fada, en el lugar anunciado como centro de formación profesional Marian Julan, de la misión católica, con varios pabellones de varios tipos de habitaciones tomamos una, la mejor hasta ahora y la más cara (10mil sin contar las comidas), con cama doble y ventanas mosquiteras, ventilador en el techo. Somos prácticamente los únicos inquilinos y los únicos usuarios del comedor. Nos permite dormir dos noches placidas y además juntitos- Definición de felicidad: una cama grande compartida que es igual a un territorio común para oníricas y otras actividades. No hay otros residentes a la vista aunque vemos otras dos habitaciones ocupadas. Es un lugar que al estar vacio resulta fantasmagórico donde pasar un día es poco y dos es demasiado, Es un sitio no muy interesante pero que nos permite continuar con nuestra actual política de reposo. Ya estuvimos aquí pasando una noche la anterior vez que vinimos a la ciudad.
A 50 kms de la carretera hay un desvío para Diabo. Despues de otros 15 o 20 de pista no fácil de tierra, pero al menos no destrozada por los 4x4, se encuentra un establecimiento de monjas de la orden les Rédemptoristines. Ahí tomamos una habitación. Salto de la mesa de la anterior habitación a la mesa de ésta usando el limitado tiempo de la batería del ordenador, poco más de una hora, que queda. Las soeurs nos reciben cordialmente con una risita al principio, al final y entremedio de las frases que a ratos parece boba y a ratos la más radiante de las felicidades. (se supone que su definición de felicidad es otra).Permiten que nosotros pongamos el precio de colaboración por nuestra estancia.
Pasamos cinco días completos. A los atardecer es salimos a dar una vuelta con la silla de ruedas. Vic aguanta cada día mas las vibraciones y nos metemos por senderos a ratos arenosos. En un momento dado que nos paramos para descansar el primer dia, yo sentado a un lateral de la silla, somos rodeados por un grupo de niños, muy cautos y discretos, de acuerdo con la aproximación muy lenta que van tomando. Primero hacen un arco a una cierta distancia luego lo van acortando. Vic aprovecha para improvisar una coral. A los críos les encanta. Seguimos nuestro camino y cuando luego nos vuelven a ver entonan el compás de nuevo: po-po- po-po pa-pa pa pa-pa-pa.
La comida en el refectoire no está nada mal. Coincidimos con visitantes y con otras soeurs que trabajan en el dispensario y en maternidad. Los demás se interesan por nosotros y por el hecho de haber llegado a un sitio tan remoto. Les sorprende que las conozcamos y nos preguntan como hemos averiguado su existencia. Somos los únicos inquilinos extranjeros, en realidad los únicos inquilinos. Le departement con varios barrios no está nada mal. Toda la gente saluda. Nuestro paseo se prolonga hasta anochecido que nos hemos de valer de nuestra linterna para sortear las piedras y las zonas arenosas de la pista hasta regresar al convento. Las Redemptoristas están dedicadas a la oración. Hacen mermeladas y siropes y ofrecen otras cosas para la venta. Sus canticos y campanadas se oyen menos que en Paraku. La habitación que tomamos no está nada mal, tiene dos puertas que permite una cierta corriente de aire y con doble puertas, una de tela anti mosquitera. Dormimos con las puertas exteriores abiertas con total confianza. También aquí como en Paraku no hay corriente eléctrica todo el día y esto condiciona el uso del ordenador. Sus fuentes de energia son por placas solares y el complemento de un grupo electrógeno.
Hay un cura, Gerard, que vive algo apartado del convento pero dentro del mismo recinto y una mamá con su niña que viene a hacer algo de trabajo. Le ofrecemos que si la niña, Flor, tiene sueño en lugar de acostarla en el suelo tal como la descubrimos el día de nuestra llegada lo haga en una de nuestras camas. Dormir en el suelo es una escena africana habitual.
Sor Veronique, Sor Marie Lucienne, Sor Marie Veronique (que está de superiora substitutoria) y Sor Marie Odile, se interesan por nosotros y por la rehabilitación de Vic. Otra de las monjas lleva la bandeja con los platos de comida hasta el refectoire en su cabeza al estilo tradicional. Todas visten hábitos rojos o blancos según los días.
Dentro del enorme recinto encontramos la mejor sombra bajo un mango. En nuestros paseos por los alrededores la gente no para de saludarnos, algunos niños me ayudan a empujar la silla, uno nos muestra cual es el árbol karité al pedirle que nos lo señale. Nos sentimos cómodos y relajados. La comida está tan bien que supera la de los otros tres establecimientos religiosos en los que hemos estado. Preparan expresamente comida europea para nosotros y a la hora de organizar la mesa hay una para nosotros dos y otra para las otras dos monjas de otro colectivo que están de paso.
El camino desde la carretera hasta Diabo es accidentado y tuvimos que preguntar varias veces por donde seguía. En uno de los puestos donde preguntamos la chica vendía ropa. Le compré un niqui blanco. No tenemos que hacer ningún esfuerzo para abastecernos de lo que vamos necesitando.
Los africanos cuando hablan hacen una especie de chasquidos con la lengua y la garganta. Recuerdan los sonidos que hacen los dragones de paredes. Todavía no hemos preguntado porque lo hacen. Otro gesto muy característico es un ohhhhh de sorpresa ante determinadas preguntas o informaciones como la de que hemos venido en nuestro automóvil desde Hispania.
Compartimos el refectoire durante varias comidas desayunos y cenas con dos mujeres, monjas, Jule et Valentine, las dos muy serias t calladas, cansadas tal vez de sus horarios de trabajo; son de otra comunidad que vienen a hacer practicas o a trabajar en el dispensario. Las dos son poco comunicativas y una nunca sonríe. No asistimos a ninguno de sus múltiples actos religiosos. Llegado el sábado, sor Verónica viene a informarnos del horario de misa del domingo, fiesta de guardar y asistencia obligatoria. Llegado el momento acompaño a Vic hasta la capilla, la cual ya habíamos visitado antes por otra indirecta de sor Lucienne a que fuéramos a verla. Dejo a Vic y me voy a hacer mis deberes a la habitación. Las misas son espectáculos musicales con instrumentos nativos, básicamente de percusión y el kora de cuerdas que se toca en posición vertical y con los pulgares. A la hora de comulgar Vic la elude como puede. Su presencia en el templo causa tal conmoción que recibimos una segunda visita de Marie Veronicque, esta vez acompañada de Sor Odile, de la parte alemana de Francia, que es laque habla más y está mas puesta un poco en todo. Le indican la próxima celebración para el mismo día por la tarde. Vic tiene suficiente y no acude. Por su parte una de las soeurs con la que coincidimos en el refectoire me informa de que no me ha visto en misa y a continuación me pregunta que porque razón no he ido. Le digo que la razón es muy larga de explicar y no le digo nada. No experimentamos la menor contradicción en usar establecimientos religiosos como parte de la logística de nuestro viaje y no ser nada religiosos. Aunque acudimos a una cierta coartada espiritualista (los monasterios son lugares espiritualizados y pacíficos) es evidente que no es el contacto con los espíritus lo que nos mueve usarlos sino el contacto con recursos fiables. A favor de ellos hay que decir que el sosiego y la higiene son constantes. La comida es tan excelente en Ntra D. du Perpetual Secours, que asi se llama el monasterio, que nos da pena dejarlo. No descartamos volver. Las cocineras guisan con amor. Como curiosidad tienen unos filtros pesados cilíndricos que se ponen dentro de la tinaja de barro cargada de agua, y que tienen unidas unas gomas por las que gotea el agua filtrada que es absorbida por el cuerpo y traslada a otra tinaja en un nivel inferior. Junto a este establecimiento hay otro católico de otras hermanas que no logramos contactar con ellas.
En nuestros paseos solemos parar a hablar con la gente. La silla de ruedas es una constante diaria desde hace 18 días.
Uno de los arboles de la zona que nos llama la atención es el amoré que tiene por fruto una vainas que contiene unas pequeñas semillas acolchadas por una especie de algodón blanco que usan para relleno de almohadas.
Vivir entre gente buena, sea cual sean sus creencias, siempre es un lujo.
En principio el siguiente paso es ir a Ouaga: gestiones por internet y decidir nuestro siguiente lugar de alojamiento para seguir con el reposo de Vic.

1 comentario:

rocio prima dijo...

El verano avanza en el hemisferio norte. Cada vez hará mas calor, lloverá mas y los caminos se enfangarán. El sahara se convertirá en un horno, con 50 grados a la sombra a poco que uno se aleje del mar. Solo serán soportables los lugares situados por encima de los 800 m de altitud.

En el hemisferio Sur por el contrario avanza el otoño. Cada vez mas fresco, cada vez mas seco.

Me temo que vais a tener que tomar una decisión: pasar el ecuador cuanto antes para continuar el viaje por temperaturas soportables, buscar un sitio fresquito para pasar el verano o volver antes de que el paso por el desierto mauritano sea una tortura, o un peligro, ya que un incidente a esas temperaturas puede llegar a ser peligroso e incluso mortal.

Asi es la vida del nómada, tol dia mirando al cielo.

Buen viaje y buena suerte.

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

Flash en el Grafito

Flash en el Grafito
GrafitoEnmarcado