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martes, 18 de marzo de 2008

En el universo de los tanteos


Tanguieta Benin 18 marzo 2008
Mientras vamos residiendo en la negritud, menos extraños nos sentimos en los lugares por los que atravesamos. A Lonely Planet y sus advertencias de peligros dejo que la consulte únicamente Vic para no condicionarme. De los ataques con knife point de Cotonou ninguna noticia. El resto del país que vamos recorriendo una maravilla. Solo una pega: no entendemos el idioma local y el francés reciproco deja mucho que desear. Benin es un país para quedarse a vivir. La zona de la montaña, lo mismo que en Togo, nos recuerda Europa. Las noches son más frescas aunque el calor diurno es insoportable. Tenemos los ojos puestos en las paillotes. Parece imposible que una tejada de paja produzca fantásticas sombras con las que enfrentar el sol con todo su peso en sus horas mas intensas. La mejor de las lonas ultramodernas no tiene el valor que esos tejados circulares. Hay un sol de humedad pegajosa del mediterráneo en las terrazas costeras que son todo chic que no superan los paillotes cutre de estas latitudes.
Antes de dejar Dassa pasamos por la Total para cargar gasoil. Coincidimos con cuatro españolas en un 4x4 conducido por un guía, parece que, francés. Se dirigen a visitar el parque nacional. Ah, pues nosotros también. Nos apuntamos a la idea y en lugar de seguir por la carretera principal tomamos la ruta hacia Natitingou que está impecablemente asfaltada. Una vez en el parque ya veremos como retomamos la carretera principal ya que la ruta es de pista dura, aquí la llaman terre rouge, o tal vez, reconsideremos la posibilidad e volver a Burkina., país que por ahora es el que proporciona mas tiempo de visado.
Nos detenemos en un bar fausto en Preketé y despues en Djougou, donde instalamos sucesivamente nuestro despacho ambulante mientras platicamos u poco con los lugareños que nos dan invariablemente la bonne arrivée. Para evitarnos conflictos pactamos a priori el uso del enchufe a 100cefas.
No es que ver elefantes y leones sea nuestra mayor ilusión pero venir a África y no visitar al menos un parque parece que seria injustificable. La mayor parte de nuestro tiempo se lo lleva los contactos con la gente que no deja de ser una parte de la fauna animal y del gran parque zoológico del planeta. En Natitingou seguimos con nuestro programa de conversos en acción y pernoctamos en otro recinto católico, el de la catedral, cuyo nuevo edificio fastuoso, de hormigón y cemento en cantidad, está en construcción. Por la mañana usamos una de las duchas de chorro, ducha-ducha, en una de las habitaciones. Por la noche hemos preparado uno de nuestros espaguetis al pesto para salir de la rutina de las comidas lugareñas. Por la mañana: desayuno con mermelada al que invitamos al cocinero de la congregación que a la postre ha sido nuestro vecino inmediato de explanada durante la noche. Nos quedamos hasta mediodía con nuestros textos de lectura y escritura. Vic, con mas dificultades que yo para las duchas, se toma su tiempo para la suya. Conversación larga y tendida con Nicolás, el cocinero, sobre coches. Le recomiendo que vaya a Europa y compre su coche de ocasión por 1000 o 2000 euros en lugar de comprárselo a un francés que lo traiga hasta aquí que siempre le resultará más caro: 2 millones de cefas o más.
De pronto un ajetreo de helicópteros y sirenas indican algo extraordinario. En la explanada de al lado, que es un campo deportivo, aterriza el presidente que viene a visitar a los lugareños, Un rato después encontramos una gran congregación y un montón de vehículos 4x4. La multitud hace los honores al presi con su presencia (he de suponer que sigue siendo el del moustache cantinfliano).Por un momento pensamos en detenernos y asistir al acto, pero ¿para qué? Estamos saturados de actos políticos en que los que lo políticos hablan de actos que aun no se han hecho. En honor a la verdad hemos de reconocer a Benín mejoras en su red viaria que no hemos visto en otros sitios de África occidental.
Seguimos viajando lo cual no está mal. Once semanas seguidas durmiendo dentro de la furgo empiezan a cansarnos. Sueño con un mes de parada en una habitación de verdad no importa donde con tal de que la cama sea grande, más que la que tenemos 120cms justos. En Togo vimos un cartel indicando un monasterio benedictino, luego Sandrine nos habló de su estancia en uno. Nos convendría ir una temporada y hacer vida monacal, acogiéndonos a su horario y sus comidas as módicos precios.
En Savalou coincidimos con una procesión animista. Cientos de personas primero el grupo de los hombres y a continuación el de mujeres, todas con un tronco en la cabeza se dirigen a la casa de un muerto, cuyo retrato lleva la primera persona de la procesión, 41 días despues de su defunción. Posiblemente hay animistas que abrazan el catolicismo sin renunciar a sus costumbres ancestrales. La creencia popular es que el muerto puede volver para vengarse de las putadas que le han hecho. No es cuestión de dejar perderse la exorcización particular para mandarlo a la quinta puñeta y que deje en paz a los vivos.
Unos 50 kms o menos despues de Natitingou, en Tanguieta, una Guiness, una cocacola, la paillote, el ordenador, los saludos y luego continuamos con lo mismo en la primera biblioteca beninoise que utilizamos (en Benin no existen los CLAC de Togo y Burkina). Compartimos mesa con unos cuantos niños que leen sus cuentos en francés y guardan silencio. El ventilador de techo proporciona el dato que faltaba para la perfección. Tenemos electricidad, mesa, calma, sosiego e inspiración ¿qué más podemos pedir? Mientras escribimos la bibliotecaria mira nuestras pantallas. Ese es un gesto al que estamos acostumbrados a pesar de la internacionalización informática. Durante la mañana un par de niñas vinieron a que les enseñara a jugar al ordenador.
Somos transeúntes en el universo de los tanteos. No conocemos los lugares por los que pasamos y hemos de deducir los códigos no señalados (como el del carril de la derecha reservado para los motoristas sin que nada lo indique en Cotonou). Vamos tanteando, a veces con palos de ciego, hasta estar seguros de por donde andamos pisando. Hacer vida normal es nuestro propósito. Vamos a la nuestra, lo cual a veces sorprende a los lugareños por nuestros despliegues de despacho. Antes de iniciar el viaje tenia incorpoerizado que debía andar con mucho ojo con el ordenador. La verdad es que raramente lo guardamos en el zulo y lo exponemos en todas partes. Cualquiera que quisiera llevárselo con un grito furioso de amenaza podría hacerlo. He mentalizado qué hacer ante ese evento. Dejaré que mi ladrón se lleve el mío siempre que me deje antes hacer un copy de todo lo último que haya escrito. Claro que también me arriesgo a que se lleve la memoria o el disco externo al hacerlo. Espero poderme saltar esta anécdota.
Ante uno de los fantasmas que nos espera, el de las lluvias, no tenemos la menor idea de cómo enfrentarlo. A pesar de todas nuestras precauciones en elegir las rutas, no podemos evitar pasar por pistas de tierra. Todos nuestros remilgos iniciales los hemos ido perdiendo, pinchar una rueda e incluso patinar en el barro no es lo peor que nos pueda suceder.
Noticias de Rafa de Difisa. Ningún problema por enviarnos la pieza que necesitemos al lugar que le indiquemos. Podriamos pedir los dos souflet, que en español llaman guardapolvos y dar la dirección de un taller mientras nosotros nos moviéramos por lso alrededores. El del sirio de Ouaga podría ser un posible lugar. Pero hay que ver el tiempo de transporte necesario para la pieza, también el precio. Y lo que es más importante, si su colocación -el del souflet de brida fija. Necesita alguna herramienta especial para recolocarlo. Mientras tanto no he notado ninguna pérdida de grasa y por si las moscas a la hora de aparcar dejo las ruedas delanteras en posición cuadrada con el resto del chasis y las otras dos y no inclinadas para que no tense esas gomas. La verdad es que la noticia de Rafa es la del ángel concreto. El otro, el espiritual, tienen mucha jeta.
Vamos al cyber de Planete urgent, una ong con padrinos en Paris, para tratar den enviar y recibir noticias. Tras diez minutos de conexión no conseguimos entrar en una página. El lugar anda saturado y nosotros no estamos dispuestos a pagar el pato como otras veces. En esta ocasión nos negamos a pagar. Al chico le cuesta entender nuestra decisión. Le decimos que consulte con Paris. Volvemos a la mañana siguiente en la que supuestamente internet será más fluido. No hay conexión posible. Nos trasladamos hasta el punto multimedia de l sector donde está la dirección del parque Pandjari. Tampoco funciona. Hacemos de squatters de una paillotte cercana con enchufe y ¡Zeus nos has oído! electricidad. Despliegue de butaca, desayuno, ordenador. A medio día viene alguien sorprendido que abre la casa de enfrente. Con su gesto extrañado nos pregunta que pintamos ahí, El es el dueño de la casa y el director del parque salvaje que esta a unos 50 kms de aquí Le contamos que estamos a la espera de la conexión a internet y que nos aprovechamos de la sombra y la electricidad. Le proponemos irnos si le molesta nuestra presencia pero insiste en que nos quedemos. La noche anterior la hemos pasado en el recinto católico y por la mañana he asistido a las últimas frases de la misa del Père Albert, vicario del lugar, al que le habíamos solicitado previamente las virtudes de su patio.
Las noticias por la radio de la mañana nos reactualizan sobre los conflictos en Congo y Kenia. ¿No sería mejor quedarnos por aquí y esperar a un continente reparado antes de proseguir? La sola información sobre violencia humana ya tiene algo de demoledor: trae un contenido que nos violenta. ¿Qué día un ser humano al levantarse podrá gozar vivirlo sin noticias bélicas de ninguna parte porque en parte alguna haya muertes por dentelladas fratricidas? Suena un gong y nadie responde.
Entro un momento a una oficina del PTT para saber el coste de envío de un paquete postal a Europa como información extra por si necesitáramos hacerlo. Cuesta lo mismo enviarlo al cabo norte que al cabo de Trafalgar. Unos 68mil cefas 20kilos por vía aérea. De la vía marítima no tienen tarifas ni idea. Super caro. Tampoco venimos generando material extra. Tan solo hemos comprado algunas telas, bronces pequeños y alguna cesta. Nos reservamos para la vuelta. Vic, según lo que le pida el cuerpo en el momento dado, comprará cosas para toda la parentela que ella considere y yo sucumbiré con algunas cerámicas y telas.





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Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

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