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domingo, 11 de enero de 2009

En suelo firme

Post Escriptum: de vivir en África a la vuelta a suelo firme. El puerto de Santa María 11 Enero 2009
Haber vivido en África un año entero y continuado sin contar las visitas al Magreb durante bastantes temporadas que sumadas supondrían otro medio año nos ha dado una perspectiva diferente de la vida humana. Sabíamos que el mundo humano era imperfecto pero no sospechábamos que pudiera serlo tanto. Desde lejos, desde la Europa reconfortante, África era/es el continente de los atrasos, de las masas dolientes, de los que sufren, de los que no tenían nada que llevarse a la boca, de los que sufrían persecuciones e injusticias, de las victimidades por catástrofes y enfermedades, de los genocidios fratricidas, de las divisiones territoriales hechas con tiralíneas. Desde su interior probado de cerca, desde el África misma, África es/era un conjunto de países dados al parasitismo, al caos desorganizativo, a los extremos radicales entre pobreza y riqueza, de la adhesión a las tradiciones animistas, de la auto mentira sobre sus recursos y verdades, de las burocratadas y las corrupciones, de los conflictos armados, de los gobiernos inestables y de la sumisión de los pueblos a sus dirigentes políticos.
Si Marruecos es un punto y aparte viniendo de Mauritania dentro de África, llegar a Europa por territorio hispano era volver a pisar suelo firme despues de una especie de naufragio. Naufragio es la palabra más representativa. Vivir en África es estar permanentemente en la hipótesis de la inseguridad. La inseguridad africana es algo continuo, no por la gente en si misma sino por sus modelos políticos y por sus inercias. Lo peor de África es la metodología de control que sabotea su propio desarrollo. Un transportista de un camión se ve esquilmado por todos los extorsionadores en todos los stop douane con los que se va encontrando según el criterio de cada extorsionador, como nos contó en Senegal el camionero que llevaba té Lipton a Mali procedente de Gambia. Las primeras victimas de los planteamientos gobernantes son los mismos africanos. Toda la queja que nos tocó hacer por la discriminación selectiva sufrida por los viajeros blancos es incomparablemente menor a la que le toca padecer durante toda la vida a los nativos. Un africano sensible y crítico solo puede experimentar vergüenza por su país y por su gente que no sabe salir de sus atascos.
La égida en la que están empeñados los pueblos africanos en buscar un futuro en Europa es totalmente infundada. Mientras Europa se queja por su crisis económica, el aumento de sus trabajadores en paro, el cierre de empresas y los salarios insuficientes, los africanos ostentando la máxima capacidad para no enterarse del asunto siguen viéndola como la meca paradisiaca en la que labrarse un futuro. Arriesgan su vida para hacer un viaje de ida en condiciones deplorables, en el que le porcentaje de menores no para de crecer, y uno de pronto-vuelta pagado en avión por el gobierno español. África tiene muchos lugares que colmarían de felicidad a sus gentes si no se pusieran en función de la entrada de divisas del europeo teledirigido. Un africano se distingue por cuatro frases –o palabras- características: nous n’ avons pas de moyens, pas de probleme, cadeau y oui. Dicen o responden sí en la mayoría de situaciones aunque no te entiendan, te dan una seguridad verbal para lo que les consultas aunque no tengan la menor idea de resolver una cuestión planteada y juegan al rol de los perdedores porque supuestamente así inspiran compasión y generan ayudas. El blanco suele caer en las tres trampas. No es hasta pasado un cierto tiempo que se les puede discutir la inexactitud de sus respuestas. No es que haya una mala intencionalidad deliberada detrás de ellas, por lo general lo que concurre es un voluntarismo un tanto infantilista, unas ganas de complacer y una limitación idiomática. A la víctima poco le consuela serlo por haber confiado en una ayuda imposible o por una manipulación fraudulenta. Despues de una enorme cantidad de anécdotas en las que has sido confundido por informaciones o actuaciones incorrectas, la buena fe del nativo no compensa su negligencia. Los europeos encuentran en África la deferencia y el saludo que casi está completamente extinguido en Europa. Es posible que sea un continente en el que unos residuos de humanismo hagan creer en el espejismo del potencial humano para la fraternidad. Despues de hurgar en las intenciones reales del contacto humano: el de las transacciones comerciales o el de recibir ayudas se termina por dudar de que esa fraternidad sea mayor. La comunicación con el desconocido es tan fácil y rápida como puesta en evidencia sus dificultades para profundizarla. Claro que despues de un viaje largo quedan muchas anécdotas y gestos de personas buenas, quedan abundantes fotos y toda una memoria que para asegurarla tiene su apoyo escrito. Lo peor de África son sus tradiciones que llevan a los africanos a ponerse en situaciones físicas de riesgo y a unos estados que se apuntalan con actitudes aterrorizantes.
Teníamos un año para vivir África y es lo que hemos hecho cambiando la intensidad de visita y temiendo que tras cada frontera se iban a reproducir los comportamientos anunciados en el país anterior.
Venir como visitantes por unos países cuya modernidad está por hacer en muchos aspectos y con una silla de ruedas mostraba una decisión por nuestra parte propia de exploraciones. La verdad es que fue una exploración para la que no estuvimos a la altura. La silla de ruedas fue más un símbolo que un instrumento eficaz. Aun asi los paseos que hicimos por los lugares menos preparados para hacerlos hacían de espectáculo del momento, generaban una cierta admiración. Éramos los héroes atrevidos del momento. Nadie nos cuestionó nunca nuestro derecho a desplazarnos por no tener unas condiciones físicas estupendas-todo un detalle- en un continente que no está preparado para heroicidades. Es posible que tuviéramos que pasar por los requisitos Camel antes de atreveros a hacerlos, ir con un coche mas preparado, con mejor equipo y con más personas. A juzgar por los paseos dados, no muchos más de cien, nuestras piernas fueron sustituidas por los neumáticos de nuestro vehículo. Todo eso queda lejos. Al dia siguiente de volver África era ya un pasado del que nos librábamos. Recuperamos las certezas, al menos las jurídicas, del suelo firme europeo. España no es el mejor país del mundo pero tampoco el peor. Por el momento es el que nos sentimos más cómodos. Podriamos decir que sus tesituras, sus mentalidades y sus problemas son conocidos. Un año después, a la vuelta, visitamos a unas mismas personas y compartimos comidas y celebraciones. No tuvimos la sensación de haber estado todo un año separados de nuestros ambientes. Habíamos conseguido lo que queríamos: ser los observadores de situaciones informativamente manipuladas y desembarazarnos de las obligaciones solidarias por ser más ricos o tener más poder adquisitivo. Europa no era ni sería el paraíso terrenal pero las reglas de juego social eran más soportables y predecibles.

Presentación. Otra ventana Indiscreta

El Puerto de Santa María 11 enero 2008
Este es un libro de crónica empezado dos meses antes de un viaje por el Oeste de África que dedicamos en el 2008. Como en cualquier otro libro cada capítulo cuenta con que han sido leídos los anteriores, con lo que referencias o menciones que puedan parecer incompletas han sido previamente relatadas. Ciertamente, hay dosieres de artículos que cada uno se puede leer en el orden que se prefiera y sin ser necesaria la lectura de los otros. Pero este no es el caso que nos ocupa. Lo aconsejable en un libro es empezar leyéndolo en la primera página y terminándolo en la última. Reconocemos que en un mundo en el que la característica principal de sus ciudadanos es que no tienen tiempo (o el que lo tiene lo dedica a otras actividades que le resulten más estimulativas que la lectura) se está configurando un perfil de lectores que planean sobre los libros sin meterse en ellos. Con sus ojos de buenos cuberos emitirán veredictos y juicios, a veces, más que radicales, crueles; aunque cuando se les pregunte un por qué no sabrán mencionar las cosas concretas que no entienden o no les gustan o, señalándolas, no habrán reparado en otros aspectos. Son las lecturas en zigzag o en diagonal alejadas de la lectura tradicional, la lineal-longitudinal, que no ha podido superada por ninguna otra ni las facultades telépatas son tantas como para poder pasar a otras formas mas avanzadas, En la blogosfera actual también se da una curiosidad añadida de los últimos tiempos modernos postchaplinianos: hay gente que escribe, que cree que lo que dice es supe interesante y que sin embargo no lee dedicando un tácito desprecio a lo escrito por los demás.
Los ecos de la Net que hacen distintos tipos de canales televisivos buscan los blogs de noticias o que contengan informaciones destacables. Es difícil que éste sea elegido para salir en pantalla puesto que todo lo que propone es una disertación de viaje conforme lo hemos ido haciendo. Para nuestra propia sorpresa hicimos un viaje que no teníamos inicialmente previsto: desistimos de hacer una carrera de gestiones cruzando fronteras para hacer más vida doméstica y tranquila en unas cuantas ciudades y lugares vividos. Renunciamos a la proeza multiquilométrica para detenernos en la cotidianeidad. Posiblemente nuestro plan inicial de ir con una furgo-camper por un continente con una red viaria deplorable, una minusvalía severa de uno de nosotros y una silla de ruedas manual fue mas voluntarista que planeada. Presumimos que las dificultades las iríamos resolviendo sobre la marcha y que las informaciones que nos faltaba sobre peligros y burocratadas los iríamos averiguando sobre el terreno.
La extensión de todo este libro está abierto a los distintos tipos potenciales de lectores: a los que leen planeando, a los que leen desde la primera palabra hasta la última, a los que solo miran a los fotos, a los que hacen comentarios elogiosos, a los que hacen comentarios muy negativos y encima no dan el nombre, a los que se aburren al comprobar que pueden haber párrafos más largos que una página, a los que buscan información sobre los países que hemos recorrido, a los amantes de la geografía, a los amantes de interioridades, a los amantes de la filosofía, a los viajeros en globo y especialmente a los que siéndolo nunca tuvieron la oportunidad de subir en alguno. Y está dedicado sobre todo a los viajeros y a los quieren reflexionar sobre otro punto de vista sobre África desacreditando la bondad blanca de misioneros y oenegeros y últimamente de árabes, chinos y japoneses.
Nuestro agradecimiento mayúsculo a todas las personas que han sido citadas incluidas las que no compartimos entente o credo sin ellas no hubiera habido crónica. Que nos perdonen las que metemos dentro de la ironía, sin humor no es posible enfrentarlo todo. No es un libro de viajes en el sentido de proezas geográficas sino un libro por la vida, la nuestra, que a ratos pasa por los asientos quietos y a ratos por las carreteras.
Hemos dedicado unos cientos de miles de palabras a decir lo que hemos visto pero también lo que somos. De la lupa de veinte aumentos aquí no se salva ni dios: nuestras arrugas también son mostradas y no solo las de otros.
Nos gusta la vida cómoda pero no hasta el punto de que nos moleste incomodarnos para conocer otras formas de vida y tratar unas veces desde la prosa y en ultima instancia desde el verso con lo que nos vamos encontrando, es decir con quienes hemos ido contactando. Todas las vidas son novelas por mucho que creamos que son algo absolutamente único o extraordinario, y todas las personas son/somos personajes por mucho que nos creamos estar por encima de las vicisitudes ordinarias. Nosotros somos personajes que hemos querido hacer de autores y buscarle el revés de las cosas sin dejarnos de reír cuando la ironía es el único recurso subsistencial. Nos reímos de las situaciones, pero nos gusta cambiar la proposición y decir que nos reímos con los que nos dan motivo para ello y desde lugares de la comicidad. De, con, desde…no solamente son coordenadas también somos los sujetos que hemos sido hechos de tiempo y espacio a parte de un óvulo y un esperamtozo y supuestamente un rato de placer y de amor de nuestros procreators.
Este es un libro que además de hacer una crónica fraccionaria y sesgada de un viaje también hace la crónica de si mismo. Nuevos estilos de redacción llevan al metatema aún antes de agotar el tema. Cada vez que hablamos de lo que somos y lo que pintamos introducimos cuñas que escapan a lo que hacemos y por donde vamos. Demasiadas palabras para decir que las escribimos desde tal lugar o tal otro. Para los amantes telegráficos también hay una dedicatoria: consultad la fecha a pie de cada capitulo para saber el lugar en el que estábamos y punto, aunque el estar no es lo que mas distingue al ser y, hasta nuevo aviso, nosotros nos seguimos creyendo seres, no por ninguna pertenencia a una raza especial sino porque nos da la gana de ser nosotros mismos independientemente de si estamos en tales o cuales latitudes y longitudes.
Inevitablemente al hacer una crónica toca valorar situaciones y personas. El reportero independiente no llama por teléfono al citado que sale en su crónica para preguntarle si está de acuerdo con la línea que le dedica con substantivos y adjetivos determinados. De hacerlo, la mayor parte del trabajo seria llamar a uno y a otro y en todo caso el resultado del trabajo no tendría nada que ver con un reportaje, seria mas bien una declaración conjunta y consignada. Nos habría agradado que nuestros cronigrafíados se enzarzaran en peleas lingüísticas con nosotros de no estar de acuerdo con el retrato con los que hemos representado. No ha sido así aunque siempre hemos dado el site para que pudieran consultarlo. Probablemente una crónica colgada en un blog que reciba cada dia las objeciones de los propios personajes daría lugar a un segundo libro en paralelo y seria toda una aventura literaria. Tal vez lo consigamos en otra ocasión. Sin duda hablar de gente francófona en castellano ha dificultado las cosas en este sentido. Por lo que hemos opinado públicamente estamos expuestos a ser muy criticados, aunque hasta ahora no nos ha llegado ninguna cita para la lapidación. Puestos a decir cosas feas todo el mundo las dice aunque por lo general todo el mundo las calle como compostura de etiqueta. Sacha Guitry fue muy ocurrente al decir lo siguiente “si los que hablan mal de mi supieran exactamente lo que yo pienso de ellos todavía hablarían peor”. A pesar de algunos retratos irónicos nuestra analiticidad ha llegado tan lejos en forma de filo de navaja como ha podido con lo cual en lugar de ser lapidados a tomatazos lo seriamos con un cargamento de adoquines al estilo nigeriano de acuerdo con la ley sharia.
Todas las miradas a lo ajeno son indiscretas, una crónica que no se quede en la performance también. Si además destapa los propios trapos sucios tenemos función doble.
Un viaje existencial es una crónica-análisis que proporciona un punto de vista distinto del África doliente y retrasada. No retrata tato un continente de miserias como uno de oportunismos en el que o están exentos los racismos nativos frente al extranjero. Los famosos padecimientos de hambrunas y enfermedades son un tanto discutibles y por encima de todos sus males, la desidia, la negligencia y la corrupción están detrás directa o indirectamente de cada problema concreto y de cada macro problema. La discusión a las conductas es una constante también a las nuestras en calidad de observadores ambulantes. Es el típico texto que no puede hacer amigos ni generar simpatías. Desbanca la tesis hegemonista de la solidaridad a ultranza y propone que el sentimiento de culpa de los blancos, directamente nutrida por su criticable pasado colonialista, sea autocríticamente desentimentalizado. El blanco-padrino cargado de ayudas y de un altruista inveterado genera procesos contrarios al levantamiento autónomo de las economías locales. Esa es la paradoja de la solidaridad cuando se vuelve en contra de los solidarizados por mucho que calme las conciencias beatas de los solidarios. Este es un eje troncal del libro, aunque ese no era su objetivo sino el de ponernos a prueba como viajeros sabáticos por un año, en nuestra convivencia un tanto bohemia y alejada de los discursos europeos. Los ecos de la crisis financiera del 2008, anunciada desde años anteriores y que seguiría posteriormente no nos afectaron psicológica ni económicamente por el momento. Vivir en Europa significa someterse a un envoltorio de incertidumbres distintas a vivir en África. En Europa hay muchas historias echadas a perder, en África se siguen modelos externos para echar a perder sus extensiones ricas y bellas. La solidaridad industrial a escala masiva es una forma de neocolonialismo e injerencia en asuntos internas que afectan a la dignidad étnica por un lado e indirectamente ayudan al parasitismo social. Una interpretación dura para un continente del que se sigue recibiendo noticias de conflictos, muertes, estadísticas infladas de hambrunas pero también de unas élites poderosas indispuestas a resolver las endemias de sus pueblos. Un viaje Existencial es un libro que puede servir para exculpar a quien no hace nada a favor de esta parte de África, mas atrasada comparativamente a la oriental y para reflexionar sobre el victimismo blanco ante los atrasos del subdesarrollo. El subdesarrollo es la tesis demagógica de los poderosos locales para implorar ayudas sin auto organizar sus recursos. No hay ayuda posible a quien no quiere ayudarse a si mismo. Este tipo de crítica no significa negar la solidaridad en otras latitudes y de otras formas. Aún en las condiciones más extremas ayudar con los productos materiales a quienes necesitan asistencia sanitaria o alimentaria solo son medidas provisionales y puntuales. La ayuda material es inevitablemente siempre coyuntural si no apunta a las soluciones estructurales que no pueden ser definitivamente sólidas sin modificar profundamente planteamiento de vida y de gobierno.

domingo, 4 de enero de 2009

El Robo

El robo: corolario para una historia no exenta de victimidad. Benzú 31 de diciembre 2008
Empezaba nuestro último capítulo de una historia que para otras lecturas podríamos habernos evitado. Una historia no tiene porque llevarte a hipótesis muy distintas de antes de hacerla. A veces te las confirma como sería en nuestro caso. Ninguna historia empieza con una experiencia cero y cuando termina tampoco lo hace con el top numérico que la agote. La experiencia personal anterior apuesta por la manera en que será vivida la próxima. Venir a vivir a África una temporada nos hizo más realistas de sus verdades y menos pavos por lo que hace a sus interpretaciones dominantes sobre el continente subdesarrollado. No abanderaríamos ninguna campaña por restablecer verdades (¿restablecer? Las verdades no suele ser los parámetros más establecidos sino que lo son sus contrarios). Que cada pío, solidario, voluntario creyera en lo que quisiera.
Este diciembre era especialmente frío (no lo recordaba de otros diciembres pasados en Marruecos). Dormimos con las puertas delanteras cuyo seguro no cerraba gracias al diseñador y a la plaisenterie del gendarme que nos paró. Con una cincha de lado a lado dado el cierre roto de una de las puertas No fue hasta la mañana siguiente que nos reinstalamos en la misma cafetería para desayunar y escribir que no echamos a faltar el ordenador de Vic. Los enfrentamientos convivenciales entre nosotros dos reducían nuestra capacidad de atención. Vic puede hacer la gran discusión por detalles absurdos (el pot de nuit de los dos privatizado para ella) y afectar una situación en la que desatendemos tato ella como yo otras cosas importantes. Su ordenador no estaba en el lugar en el que solíamos dejarlo (encastado entre los dos asientos). Por un momento pesé en la posibilidad que su ordenador se quedara en el carro de compra del Marjane, donde entramos con los dos ordenadores y las bolsas personales. Pensé en eso porque en una ocasión en un Lidl tras una compra de comida en Algeciras olvidé un par de latas de cerveza sin darme cuenta en uno de esos carros que inmediatamente las recogió u tipo que pasaba por ahí y que tenia aspecto de necesitarlas más que nosotros. La conciencia de este lapsus era más alarmante que la perdida concreta resultante del mismo. Pero, no, no pudo ser eso. Eche un par de ojeadas al carro despues de sacar las bolsas de compra y lso ordenadores y nuestras bolsas personales; una al separarlo de la furgo y otra al reunirlo con el lugar donde están todos concentrados. Además siempre miro a mis espaldas como criterio fijo cuando dejo una cosa o me levanto de un asiento o un espacio en el que he estado. Todo indicaba que lo quitaron del lugar guardado entre los dos asientos la misma noche que vimos la puerta abierta y que yo creí olvidada. Si bien el candado de la puerta corredera lateral estaba puesto no puedo asegurar que cerrara los seguros de las puertas delanteras (alguna noche durante este año había olvidado hacerlo. Hace años en Skopje dormimos estacionados en la calle toda, una noche con las llaves puestas en la cerradura exterior) Me pregunté si los vecinos autistas no lo eran tanto y no perdieron el tiempo. Eso explicaría que se fueran sospechosamente a mitad de la noche y hacerlo por ladrones a la escapada no por asustadizos de nuestra presencia, Avergonzado por nuestros errores no tuve ningún motivo para celebrar mi aniversario. Las desavenencias con Vic crecían considerablemente por sus errores y por los míos, por no poder tolerar yo sus broncas continuas ni ella mis observaciones (que también consideraba broncas).Sabíamos que nos arriesgábamos al deterioro de nuestra relación por ese intensivo de convivencia tan largo. Con este tercer ordenador robado era el tercero que perdíamos desde que teníamos alguno y el segundo quitado de la furgo o éramos muy ricos o contribuíamos involuntariamente a la alegría de otros a nuestra costa. ¿Qué clase de códigos tienen en sus subterfugios los ladrones para justificar sus actos? Demasiados errores para poderlos tomar a broma y contarlos como si no hubiera pasado nada. Ella, además, no había tenido la precaución de hacer copia de sus originales. Teníamos decidido a principios del siguiente años, comprarnos otro mejor para ella y yo usar el suyo de unas 12 pulgadas y mucho mejor que el mío con un precio que lo doblaba. Esa perspectiva de compra no atenuó el sentimiento de estúpidos. Perdíamos ambos, ella y yo. Yo iba a heredar el suyo dado que el mío tenia ya un exceso de sobreuso (la tecla ene ya se había perforado y en mis palabras con ene ese signo tenia que ser repasado). Ella no usaba el suyo a diario, por eso no advertimos la desaparición hasta dos días después. Esta perdida demostraba que los peores enemigos éramos nosotros mismos y no todos los demás asaltadores de caminos. Esa era nuestra lección: quienes nos crearon más incordios durante los meses precedentes no nos crearon tantas pérdidas como las sufridas en el país, supuestamente más seguro, Marruecos, y en todo caso con mayor cuota de turismo. Fuera de Agadir dirección Esssaouira elegimos ese lugar para pasar la noche por no encontrar las explanadas de campings libres. De habernos metido en el camping recintado y custodiado que descartamos por o identificar aquel ambiente probablemente no habríamos sufrido esa pérdida y solo habríamos gastado 80dh frente a los 1100e del ordenador. Además estaba por ver si no habíamos perdido otros objetos robados. En el estuche del ordenata también había el cable para descargar la memoria de la cámara digital, lo cual en principio quedaría paralizada de no encontrar un cable sustituto. Vic había decidido guardarla ella por no fiarse de mi custodia en mi bolsa de manuscritos (el objeto más celosamente guardado despues de mi ordenador y mi cabeza). En Saint Louis descarté comprar un portátil Fujitsu que habría obtenido por 200e. Quien lo vendía se molestó porque le pregunté si había sido robado. Con lo sucedido ahora el exceso de confianza tanto de Vic como mía nos ponía al descubierto lso restos de idealismo ante la vida que nos hacia un flaco favor. Yo reactualizaría mi lista de robos sufridos durante toda la vida (alrededor de una docena y media) y ambos repasaríamos nuestros criterios de autoprotección que a la vista estaba que no funcionaban. Nos habíamos dicho revisarnos el uno al otro nuestros objetos y bolsas y verificar los detalles de la furgo. A partir de la acumulación de mis ays por no encontrar una cosa u otra desistimos de las revisiones rigurosas.
Como siempre, la experiencia del robo reactualizaba filosóficamente la reflexión sobre pérdidas y restas. Mi mejor teoría sobre la adversidad y sus enseñanzas ayudó más bien poco a recuperar mi felicidad. Lo que era evidente es que cada robo superaba la cuantía de pérdidas del anterior. Eso también era un indicativo de que nos sobraban recursos que otros decían apoderarse de ellos. Luego entonces el ruido de bolsas de plástico que despertó a Vic en la noche de autos no fue la falsa alarma que creímos de cinchas de los bidones movidas por el viento (no hacía viento) sino por una mano intrusa tratando de llevarse algo más nuestro. Siempre que paso por la experiencia del robo me siento doblemente estúpido con nuestra banderita de pace y nuestros carteles de amor universal. ¿Qué le haría a un ladrón si lo pillara in fraganti? ¿Decirle, no lo vuelvas a hacer, niño-malo? ¿Cortarle la mano? Una vez me dijeron que Arabia Saudí era el país más seguro del mundo porque alguien podía dejar olvidado un maletín en algún lugar público, volver al cabo de varias horas y encontrarlo in situ sin que nadie se lo hubiera llevado. En una ocasión dejé olvidada mi chaqueta con mi cartera con dinero en el respaldo de la silla en la que había estado sentado en un bar en Ripoll. Unas cuantas horas después, cuando ya había cruzado la frontera con Francia, advertí el olvido y regresé sobre mis pasos. Recuperé la chaqueta sin que nadie la hubiera tocado. Un premio a favor de los parroquianos de aquel lugar. Algo parecido me pasó al menos tres veces con la misma cámara fotográfica de las de antes de la era digital dejándola en el respaldo de la silla (en un restaurant chino en el Médano, en otro restaurant de Sant Cebriá de Vallalta y en otra ocasión más volví sobre mis pasos cuando deje una cafetería atiborrada de gente en Sitges para recuperarla también dejada en la misma forma que las otras). Eso da un perfil de lasitud o de déficit de auto vigilancia. Hubiera preferido otro perfil de dotación y afirmar: nunca jamás he olvidado nada, he perdido nada y nadie me ha robado nada. Ya no sé que es peor si ser victima de una pérdida por negligencia personal o serlo por robo a mano armado secuestrado en casa ay cortándote en pedacitos (primero un dedo, despues la oreja, luego un tajo en la nariz y asi sucesivamente hasta quedarte solo con la boca y la legua para seguirle diciendo a tu criminal: he dicho no, no y mil veces no) para que le des el pin de tus tarjetas de crédito. A mis propios lapsus de olvido he de añadir los de Vic. Somos dos a los que bastaría poner alguien a seguir para ir recogiendo lo que pierden o se dejan robar. Desde siempre le reprochaba a Vic que es un agujero permanente en su bolsillo y no muestra tener mucho cuidado con el control del dinero o las matrículas de cursos pero la verdad es que ambos hacemos un buen equipo para ganar el guiness de robos y pérdidas.
La cuestión es que el robo de este ordenador os llevaría a declararlo para tratar de que el seguro de la visa nos lo cubriera. Ya sabíamos que el del coche no lo hacía por la experiencia de robo del anterior del mismo coste que éste. Eso alteraría los planes inmediatos. Yo debería continuar el año próximo con mi hp viendo como las letras seguirían despintándose y perforándose y Vic al menos dejaría de jugar a los solitarios. Tras cada robo el sentimiento de inseguridad crece algo más, los dispositivos de autoprotección deben aumentar algo más y las conductas personales quedan modificadas siempre en virtud de la hipótesis de victimidad. La tesis de un futuro mudo de paz, seguro y fraterno, fiable y tranquilo volvía a alejarse más de mi perspectiva de campo. Para cuando nos hubiéramos restablecido sentimentalmente de esta perdida Vic, que estuvo llorando de importancia, me diría que hay que confiar en lso demás, que la gente es buena y que no se puede vivir la biografía desde el drama, y yo, yo, le diría que no, que la gente no es buena sino que construye protocolos y semblantes para darte el pego de que lo es, que no se puede confiar en ella, que la desconfianza es la pandemia más universal de todas y que una biografía intensa es inevitablemente dramática, especialmente cuando dejas abiertas tus puertas (tanto en el sentido metafórico como literal). De hecho cada vez que cierras candados, pones cancelas, levantas muros, pones alarmas, cambias las puertas por unas de planchas metálicas, pones dobles cerraduras y ves aumentar tu manojo de llaves, estas demostrando que el mundo sigue en guerra. Eso ya lo dijo Hobbes que acusó de hipócritas a aquellos que se sorprendían por su filosofía desesperada ante la condición humana. Les vio a decir que alababan una condición potencial inexistente mientras al mismo tiempo nadie se fiaba de nadie encerrándose e sus casas y cerrándolas a cal y canto al salir de ellas.
Toda historia aventurera que se precie necesita al menos un robo de envergadura. Siempre habrá alguien que nos dirá que es mejor eso que no haber salido físicamente perjudicados. De acuerdo con lo que pienso cualquier historia que se pueda contar, por llena de adversidades que haya estado, es siempre mejor que no tener boca en vivo para contar ninguna.
El signo de esta pérdida afectó la última semana del año. En Esssaouira solo nos detuvimos unos minutos para tomar un baño tras superar la franja de algas. Al tipo del parking con un talonario tratando de que le pagáramos le dije que solo iba a tomar una ducha en cinco minutos y que nos íbamos. No insistió en cobrarnos aunque resistiéndose a hacernos ese gran favor, repitió una de esas frases que una voz en eco siempre te repite en todos los escenarios: "en la vida no hay nada gratis, se paga por todo". En el parking un gran cartel decía que no podían estacionar campers. Esssaouira es una ciudad que nos gusta. La idea que e principio teníamos de comprar más cajas de madera de tuya en el barrio de artesanos tal como hiciéramos otras veces en el pasado, no la llevamos a cabo. Volvimos sobre nuestros pasos a 7 kms para tomar el desvío de la costa y reseguir para el norte. Nos detuvimos en Oualidia para usar un establecimiento chic que anunciaba internet wifi y seguir con nuestros ordenadores, no, perdón, con mi ordenador. Empecé a escribir todo esto para sacarme el demonio del cuerpo, el mal estar, saber que tocaba integrar la experiencia y seguir para adelante, mañana sería otro día y lo más importante pese a todo era la memoria biológica de uno y no todo lo que pudiera contener una memoria digital.
Retomamos la ruta hasta El Jadida, una de las ciudades más bonitas del Atlántico africano. Recordamos la ultima vez que estuvimos aquí dos años atrás. Vic no pudo hacer su práctica de clarinete aquel dia ni el resto del viaje, estando al principio de su carrera de clarinetista, porque el instrumento se cayó accidentalmente rompiéndose la boquilla. Pensé al evocar eso y otros adversos que se presentificaron que tenía motivos sobrados para fundar un club de los desgraciados, en el que a la postre fuera el socio que le tocara pagar más por la patente de la idea. Vic me dice que no cotara que ella y que en todo caso montaría un club oponente. Si hay alguien que quiera comentar y comparar su lista de infortunios con los nuestros para esto sí puedo dar citas al amanecer frente a una taza de té humeante y unas pastas crujientes. El paseo marítimo de El Jadida es largo y usado. En las formas de andar, los vestidos ceñidos de las chicas más jóvenes, las parejas abrazadas o tocándose sabes que esta es un África distinta.
Decidimos pasar la noche en esta ocasión en el paseo eligiendo hacerlo delante de un hotel Ibis. Un francés de otro autocaravana nos dijo que nos podría echar la policía por nuestra propia seguridad. A pesar de la advertencia decidimos quedaros. La policía que vio nuestras intenciones o dijo nada, esperó hacerlo pasada la 1 de la noche. No hay (había) ningún señal de prohibición. La policía más civilizada no deja de cumplir con el rol de hacer de perros de su amo. Para el mánager del Ibis que alguien se instalara frente a su hotel sin pagar los 440dh por pasar la noche y aprovechándose de su iluminaria y de su guarda le resultaría demasiado provocativo. Ibis pasaría a ingresar la lista de nombres con que no querría tener nada que ver en el futuro. Probablemente nunca alquilaría en el futuro ninguna de sus habitaciones en ciudad alguna. Eso no era resultado de un frio y rencoroso cálculo sino de algo más natural: una interiorización simple de asociar este nombre a su presión contra los caravanieri por aparcar una noche en un espacio público. Eso me recordó que en una ocasión en una estación de carburante de la Shell no admitieron servirnos por no aceptar nuestra tarjeta de crédito perfectamente válido. No recuerdo el país. El caso es que en aquel tiempo solo admitían tarjetas de pago emitidas por la misma cadena. Este detalle unido a la lectura de críticas que circulaban de la Shell fue suficiente para que no eligiera una gasolinera con la concha para ir a repostar a no ser que fuera inevitable. Ojalá eso fuera resultado de mi vengatividad. Es algo más rutinario: descartar unos nombres y marcas en mi relación de consumidor lo mismo que lo hago con otros productos envasados que me defraudaron tras probarlos.
Nos trasladamos de madrugado hasta la siguiente población, Azemmour, para pasar el resto de la noche. Al amanecer buscamos otro bar-despacho mientras nos dejamos mimar por las imágenes de buceos y animales marinos de Animaux, un canal francés. Comentamos que las personas que se dedican a la etología deben ser incomparablemente más felices que las que nos dedicamos a la sociología o a la psicología. Las ciencias naturales son más gratificantes para el observador que las ciencias sociales para el analista que encima cree ir de protagonista de acontecimientos.
Marruecos muestra una actividad laboral que no hemos visto en lso otros países al sur. La escolarización es notoria, la actividad callejera empieza temprano y es voluptuosa. Los aparcacoches y los individuos que viven de guardar lugares de estacionamiento públicos son un pequeño gran ejército.
Vic me dijo que su club se llamaría Los Optimistas Empedernidos y que el mío seria de Los optimistas mal informados. Me sugirió algunos nombres de reparto como posibles socios dentro de mi cantera de amistades. Un repaso somero de ellas arrojar. En nuestros ratos tontos y para descargaros de tensiones y otras roñas hablábamos de chorradas como ésta.
Seguimos ruteando para el norte tranquilamente, ahora disponíamos de tiempo. Pasamos una noche en Assilah dando una vuelta allegar por la explanada del aparcadero de autocaravanieris donde el grupo mafioso local quiso sacarnos 50dh para estacionar sobre el barro. Ni siquiera comentamos nada y nos echamos a reír para enfado de los oportunistas de turno, este tipo de gente que nada mas verte llegar con tu vehículo salta como saltamontes tratando de apoderarse de tu ingenuidad. Nos trasladamos ante el hospital donde pasamos tranquilamente la noche tras hablar con los guardeses del garito de custodia. Al día siguiente proseguimos hasta Tánger donde relocalizamos la calle (una de las peores de la ciudad que siguen sin arreglar, con el asfalto muy degradado y muy empinada. Consejo para los vecinos: tener un 4x4) en la que el padre de Vic compró un pequeño terreno en la época en que estuvieron viviendo en la ciudad. Íbamos a ver si el oso, (según esa disposición a la metáfora de Alfonso), seguía en posición de ser cazado o había alguien que ya lo había hecho por su cuenta. Se halla en un barrio que está muy degradado y muy húmedo en el que el terreno esta escasamente valorado por esa doble circunstancia a pesar de que hay levantadas unas cuantas mansiones.
Dos eneros atrás estuvimos haciendo gestiones por dos días en organismos para el titre de propieté y conocer el estado legal del terreno así como las posibilidades del mercado local para comprarlo (oferta del momento: 300dh el metro cuadrado. En un momento en que el metro cuadrado en el centro de la ciudad superaba los 10mil dh). El contacto con la burocracia marroquí no tuvo desperdicio pagando por cada papel, es decir por cada fotocopia. Algún funcionario disculpó sus monsergas burocráticas justificando que las habían aprendido de los españoles. Conseguimos un par de posibles compradores y un par de intermediarios. Uno de aquellos un farmacéutico que estuvo interesado durante mucho tiempo enviando notas por email. Vic subscribió una cesión de poderes a Alfonso, el experto en jurídica de la familia, en una reunión de hermanos en la que decidieron que de los tramites para la venta se ocuparían él y Rafael. Vic es la mejor hermana, cuñada, compañera, hija, madre, amiga, colega, camarada, socio que una persona pueda tener e este mundo. Por mi parte cuando me enteré de esa conclusión con la que no estuve de acuerdo seguí los consejos del manual del perfecto cuñado y ese sentimiento quedó en el silencio. Solo vaticiné que ese terreno seguiría sin ser vendido diez años después de esa reunión. ¿Y despues de esa cifra de tiempo a quien le interesaría su venta cuando todos ya seríamos viejos? Tampoco era tan importante. Tal vez algún sobrino con ansias arabistas retomara la historia y montara un container en el terreno y se fuera a vivir allí para edificarse su torre de vigía del mundo, debería ser alta, puesto que el terreno seguiría estado en una vaguada, el espacio ideal para autoencierros, mimetismos con el terreo y sueños húmedos.
A la salida de Tánger nos instalamos en un restaurant para comer y enchufar el ordenata. La elección de nuestros establecimientos pasa primero por averiguar si hay una toma de electricidad, despues `por si es posible usarla y en tercer lugar por encargar las consumiciones. En el norte de Marruecos mucha gente habla castellano y hay ya muchos vehículos circulantes de nativos con matriculas españolas. Tras comer y cenar en el mismo sitio reemprendimos la ruta de noche hasta Martil donde ya habíamos estado el penúltimo dia de diciembre pasado. Contábamos tal vez en encontrar a Lucia y pasar el cambio de año cosa que desistimos de hacer el año anterior por las muchas escaleras hasta su apartamento y por la perspectiva de una velada con humo.
Estacionamos en el mismo lugar junto al mar y pasamos una noche apacible. A la mañana siguiente el motor no arrancó tal como ya nos pasó en Boujdour tras una noche fría tal como fue también ésta pero en esta ocasión hacer el puente con la batería de otro coche no sirvió para arrancarlo. Mientras se quedó instalada Vic en el salón de Thé Glacier au coin de la corniche yo fui a buscar un lugar donde comprar tarjetas magnéticas para llamar al numero de socorro de Race. 30 dhs de gasto y tras tres tentativas de teléfonos sin funcionar al cuarto pude coordinar con el corresponsal de la cía. de seguro en Casablanca que nos viniera a buscar una grúa. Pasé por el edificio donde vivía Lucia si o había cambiado de dirección. La puerta de la escalera estaba cerrada, era muy temprano y no recordaba el número de timbre de su puerta, así que no llamé.
El conductor de la grúa no siguió nuestras indicaciones y nos llevó al representante de Renault que nos dijo, algo que ya sabíamos, que no se podía ocupar de nuestro vehículo por no tener competencia. Luego fuimos hasta un taller de Service Fiat en Hassan II que ya conocíamos de dos diciembres atrás cuando vinimos en otros viaje de navidades a Marruecos y trajimos estropeada la puerta lateral cuyo cierre se estropea sistemáticamente que es tratada de abrir al mismo tiempo por dentro y por fuera. En esta ocasión también íbamos a venir a este taller por ese mismo asunto porque un policía de carretera le dio a la empuñadura de la puerta de mi lado al mismo tiempo que yo la accionaba por dentro. Esto se arregló espontáneamente en Assilah encontrándola reparada a la mañana siguiente tras manipular varias veces los dos cierres de seguro de las dos puertas.
Tras la peripecia de llegar a este Fiat Service el chef de atelier nos dijo que desde hacia algo mas de medio año no tenían la autorización de ocuparse del Fiat y que si se trataba de una reparación grave no podría asumirla. Namadi el hombre del taller que se ocupó de nosotros, dijo que el aparato de diagnóstico no señalaba fallas eléctricas. A los 4 inyectores llegaba el gasoil. El problema tal vez era la bomba. Una bomba nueva con el supuesto electrovan que no era tal sino un auto regulador de presión costaba unos 200000dh.(otro precio de referencia que nos dio el chef de taller fue de 9000dh) Con este precio se podía comprar una furgo usada nueva. De ser ese el problema quedaría la opción de comprar la pieza en un lugar de desguace.
Desde Casablanca el corresponsal de Race llamó para interesarse por nuestra situación. De no resolver la cuestión aquí, el siguiente paso era volver a llamar una grúa para que nos remolcara hasta otro taller. El cambio de año que nos esperaba tenía la pinta de que iba a ser muy divertido. Llegó la hora de cierre del taller y los overos empujaron nuestro vehículo para dejarlo mejor posicionado. Fue la peor ubicación de todas las pernoctaciones que hicimos. Los traseros de dos edificios altos llenos de parabólicas nos miraban. Un gran foco de una obra en el descampado proyectaba la silueta de la furgo en la pared del taller. Supuse que en la obra habría un guarda. Me encontré con un chico joven que por gestos le indiqué que íbamos a pasar la noche ahí y que echara un par de ojeadas por si acaso. Seguramente no lo iba a hacer pero esto nos proporcionaba un argumento de seguridad. Vic durmió si problemas o mejor dicho durmió todo lo que la dejé dormir porque yo tuve insomnio intermitente. No teníamos la menor idea de si al día siguiente quedaría resuelto el tema.Otoman, otro mecánico distinto al del dia anterior vino a apiadarse de nosotros. Durante toda la noche la batería se había estado recargada pero todos sabíamos que el problema no era de batería. El paso siguiente a dar fue substituir la válvula reguladora de presión (la que está unida a la bomba de alimentación y que los senegaleses llama electrovan) por otra idéntica de otro vehículo para ver si marchaba. Eureka. Funcionó. Solo que en lugar de probar una de las furgo bóxer que estaban en el taller con el mismo tipo de motor Peugeot 406 o 407 ya enviaron directamente a un desguace a uno de los muchachos para comprar la substituta sin consultarnos.1400dh de esto mas 360 de mano de obra (en realidad no pasó de 1 hora de tiempo real de trabajo aunque entre una intervención de 10 minutos y la siguiente de otros tantos pasaran horas). Lo pagamos a gusto. Volver a escuchar el sonido de arranque tras darle a la llave de contacto fue como escuchar las trompetas del Edén. Volvíamos a tener movimiento, libertad de movimiento, libertad. Al guardia civil que le advertí que no se asustara del caos de nuestra furgo (la silla de ruedas, dos de lso cuatro bidones dentro de la furgo, las latas de gasoil, polvo incrustado por todas partes) no insistió en una revisión. Le anunciamos a él de estar contentos de volver a pisar tierra firme. Contra nuestros pronósticos salir de Marruecos no costó tanto como otras veces. Sus procedimientos o eran más ágiles o no había tanta gente haciendo cola. De Tetuán a Sebta volvimos a comprobar la modernidad acelerada de sus ciudades. M’ Diq o Fnideq se habían convertido en ciudades de lujo cuando años atrás era la viva imagen del subdesarrollo o del bálsamo del submundo. Desde Sebta llamamos a Puerto Santa María anunciando que estábamos a punto de cruzar tan pronto consiguiéramos el pasaje de ferry al mejor precio.
Llegamos costeando hasta Benzú y nos instalamos en un bar con una fantástica vista envuelto por los rugidos del mar. Le pedimos al dueño que nos dejara usar la toma eléctrica. Para eso desplegué nuestra bobina de cable para conectarla al vestíbulo y poder trabajar desde la mesa de interior de la sala de no fumadores a falta de enchufes.
Ahora que había pasado un año parecía que fue ayer que lo comenzamos. El salto al 2009 lo mismo que el 2008 lo pasaríamos solos. El 1 de enero del 2008 empezó encontrándonos dormidos junto al mercado de Larache. Para el siguiente no buscaríamos ningún cotillón en el que darnos besos con desconocidos deseándonos felicidades para el nuevo año. 2009, ¡uauh! eso sonaba a cifra grande. Nuestro viaje existencial continuaría bajo otras formas que esperábamos no pasaran por tantos mecánicos, por tantas gestiones aduaneras y por tantos policías. En cuanto a la furgo no habíamos recuperado por completo la confianza. Deberían pasar miles de quilómetros sin darnos huevos sustos para hacerlo. Por de pronto habíamos decidido pegarle un cartel menos político y más comercial: Se Vende.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Las maquinas y nosotros

Nuackchott 17 desembre 2008
Hubo un tiempo en que se desconocían las máquinas. La gente andaba o se desplazaba con asnos y caballos, el sentido del tiempo era otro. Alguien descubrió la rueda, la misma naturaleza había proporcionado su forma. Observó que una rueda está inscrita en las formas esféricas de los objetos vegetales. Todo lo que tuvo que hacer fue trasladar a un formato manipulable. La rueda dio lugar al carro y éste abrió un infinito campo de posibilidades sobre la máquina. Milenios después aparecieron locomotoras y vehículos a motor. A estos se les llamó automóviles. Automóvil es una palaba inadecuada para una máquina pero es la que ha prevalecido. Podía haberse llamado motormóvil o algo parecido. El único automóvil es aquel que se genera la fuerza de propulsión a si mismo. Un ser humano, lo mismo que un pato o un cangrejo son distintas formas auto-móviles, pero dado que la palabra inadecuada se ha internacionalizado de tal manera, cuando se menciona todo el mundo piensa en coches, Su contribución al maquinismo fue también quitándole de paso a un significante en exclusiva que tenia el ser humano. No solo se apoderó de la palabra también del rol del amo. La máquina que venía a prestar un servicio para facilitar la vida humana pasó a tomar el relevo de la voluntad humana en su programa de vida. A partir de su existencia la vida natural ya no volvería a ser tan fácil como antes. Gracias a los vehículos sus chóferes hacen transportes y ven sus trabajos enormemente facilitados, pero también toda la organización dela vida depende de ellos. He pasado muchos años de mi vida sin coche pero desde que uso vehículos reconozco que no sabría vivir sin uno. La sola idea de tomar taxis y buses o trenes ya me marea, claro que conducir por atolladeros urbanos no es que me haga muy feliz. La misma relación de dependencia tengo con otras máquinas, tales como los ordenadores. Si saco las cuentas llevo más tiempo de mi vida con manuscritos y mecanografías que no con digitografías. Accedí a ordenadores regularmente cuando ya estaba casi en los 40. Ahora antes de los 15 cumplidos los púber tienen ordenadores, los bachilleres los usan para sus trabajos y los universitarios pueden llevárselos al aula para tomar directamente allí los apuntes (supongo que lo están haciendo) y superar la antigua pose escoliólita de toma apuntes a mano. La relación hombre-máquina viene siendo reflexionada por la sociología desde hace mucho. Por muy crítica que haya sido su ensayística el proceso es irreversible. El maquinismo nos mecaniza. El salto del mortero al túrmix ya supuso un descalabro para las imágenes domésticas. Antes lo había sido el del caldero en la chimenea a la cocina de gas. Cada nuevo adelantado supuso una pérdida de antiguas formas, ni pocas de ellas muy caseras y entrañables.
Durante nuestro viaje venimos teniendo problemas con nuestras dos máquinas principales: el vehículo a motor y el ordenador. No son pocos los disgustos ocasionados por el uno y por el otro. Otras maquinas más simples, como la silla de ruedas, sin motor, ni batería ni sofisticación alguna, no nos ha creado ningún problema a pesar del terreno accidentado donde la hemos metido. Veamos que recuerde: la cocina de gas tampoco, el mobiliario de la furgo tampoco, los libros tampoco, bueno sí (alguno se ha deslomado por un encolamiento deficiente del fabricante y por el exceso de calor también). ؟Bolis, rotuladores? Perfectos, ninguna falla. ؟Papel, blocs, libretas, ropa? Bien, bien, gracias por preguntar. ؟Sandalias? Ahí he de reconocer que la falta de pegamento despegan las suelas. Me ha pasado con un par de ellas. Las que utilizo ahora (chancletas de las más baratas) van muy bien. Todo eso me lleva a una fabulosa conclusión epistémica: cuanto más complejo es un artilugio más variables concurren en su mecanismo y mayores posibilidades de errores concurren. Cuando el aparato se desactiva el chequeo de las causas se puede prolongar hasta el amanecer (de no sé que día). Para quien no tiene formación técnica o escasa entrar en ese berenjenal es lo peor que le puede pasar. Los problemas con el ordenador y sus desconfiguraciones espontáneas para las conexiones a internet los hemos ido resolviendo sobre la marcha. Los problemas con la furgo han sido completamente distintos. De un primer aviso en enero pasado de una pequeña raja en el parabrisas que, alarmados, nos llevó a llamar a la mamá RACC (ojalá nuestros problemas con el coche fueran de ese tipo) estamos sujetos al ultimo de posible suciedad dentro del depósito por el gasoil de baja calidad e incluso con la sospecha de agua mezclada en los dos bidones que cargué en la ultima gasolinera antes de salir de Gambia. Elegí lo que nunca hay que elegir en ruta: un poste de suministro al aire libre sin cubierta protegido de las lluvias. El agua se puede mezclar con el combustible por filtraciones no voluntarias por las instalaciones mal hechas. Eso también pasa en Europa. El taxista que nos devolvió a casa después de una entrevista radiofónica nos habló precisamente que le había sucedido en una estación de servicio de una red y marca importante. Otra posibilidad es que los inyectores estén sucios y haya que cambiarlos dificultando el suministro de gasoil al motor. Bosch, el establecimiento en el que hicimos el diagnóstico, en la zona donde están los concesionarios y los talleres de las grandes marcas (todos menos el de Fiat, aunque Afco tiene su representación solo tiene el nombre de su representación) tampoco nos deslumbró con un criterio de reparación: debíamos dejar la furgo 24 horas a 8000 cefas la hora y revisarlo todo. Envié varios sos a mecánicos. El del taller al que acude Mise, el del taller al que acude Almu, también a Rafa, nuestro hombre de Difisa de Sabadell. Este fue el único con varias pronto-respuestas que nos dio varias ideas de lo que podía estar pasándole al motor. Hablando con otros mecánicos: los de Top Pneu, donde por cierto trabajan dos canarios Víctor y Carlos amplifiqué mi perspectiva de la cuestión. En Top Pneu entramos para arreglar un pinchazo (otro palillo astilla calvado) y cambiar la rueda con que lo había substituido. Quedamos en pasar al dia siguiente para que un mecánico evaluara la situación y de paso pagar los 5000 cefas del pinchazo vulcanizado. No lo hicimos por temor a la nueva tanda de stops de la pasma. Le dejamos a deber esa cantidad. Habíamos ido el dia anterior en Bosch donde sacaron el neumático pinchado pero que aguantaba la presión, por otro de reserva pero con el dibujo de la goma bastante gastado. Bosh, esa importante empresa que vende coches de alta gama, no pudo resolver ese agujerito de nada por no tener el kit con la T y los cauchos de reparación. Nada más poner esta rueda la vibración del volante que nos alarmó tanto en Togo volvió a aparecer. Ahora todo cuadraba. El maestro de taller en aquel país al que le felicité (،ingenuo y precipitado de mí! sin duda por las enormes ganas que tenia de encontrar gent com cal que se dice en catalán) por la supuesta reparación que hizo de una pieza de la transmisión, la rotula, es decir, que le dio un par de martillazos tras 8 horas de trabajo, no arregló nada aunque sí ocasionó desperfectos tal como quedó documentado en su momento. Lo que recuperó la estabilidad al coche fue el cambio de neumático y solo eso. En el sufrirésmetro que estoy dispuesto a inventar habrá que recoger algún grado de sufrimiento sutil en relación a estar a merced de mecánicos. Con la información de unos y de los otros he llegado a comprender a nuestra furgo. Despues de tantas carreteras rotas, traquetreos y gasoil de pésima calidad la máquina, que tiene su sensibilidad y estoy por decir que su corasonsito se está quejado diciéndonos: no puedo más, dejadme respirar, quiero carreteras de verdad, luz, amabilidad, suelos ciertos, sopas de buen tragar. El problema no es la máquina sino el hombre, en este caso nosotros, maltratándola. Ya sabíamos que no veníamos con el mejor de los vehículos pero tampoco supusimos que fallara tan pronto. El viaje del año pasado a Georgía marchó correctamente a pesar de recorrer no pocos quilómetros por las peores carreteras del planeta. Pero tanto sobreesfuerzo por lo inadecuado pudo convertir durante este año africano a la suite-furgo de la que estábamos orgullosos en una suite sobre ruedas paradas.
En la zona de concesionarios y talleres importantes no pudimos sacar gran cosa en claro. Calculamos los riesgos con la información tenida y decidimos salir de Dakar dirección Saint Louis. Cargamos más de 70 litros de agua potable para retrasar nuestra esqueletización prevista en el desierto si nos íbamos a quedar en pana: la perspectiva de estar clavados ahí, junto a tantas reses pudriéndose en las cunetas, o dejaba de tener su encanto cinefílico. Propuse a una amiga que cuando cruzara el Sahara en el futuro, al pasar por la zona de nuestra desaparición tirara una flor por la ventanilla y recitara al viento un responso escrito expresamente.
En Dakar moverse con la furgo era arriesgado. Policía que nos veía hacia el gesto de pararnos o nos paraba. Llegué a la conclusión que lo mejor era no hacerlo. Despues de la experiencia del de Thies, todos los policías africanos sin excepción son para eludirlos. El problema es que sabiendo su actitud de darle al pito frenéticamente y parando sin causa legal para hacerlo (sin ninguna transgresión de tráfico) cualquier contacto policial solo puede ser desagradable. Mientras África tenga esas policías ningún europeo debería ayudar a ningún gobierno africano. Lo seguiré repitiendo.
En la embajada mauritana no aceptaron poner el visado en mi pasaporte con todas las páginas repletas de visas. Tuve que pedir una prolongación en la embajada española. Conchita Pardos, que en un principio expuso dudas para hacerlo, fue diligente y lo tenía listo al día siguiente. Costó 11mil cefas que valió la pena invertir. Alberto, su colega, que nos atedió amablemente en agosto a propósito de la renovación del permiso de conducir, os saludó. De él recordábamos un detalle brillante, había aprendido catalán aunque era de origen de otra región de España. En los ratos de espera con el policía de puerta nos contó que vivían en un hotel y que podían suspender su tiempo de permanencia e ese destino a voluntad propia también alió el tema de las oenegés. Incluso él opinaba que hay muchos Con esa prolongación flamante (uno definitivo no lo pueden hacer en la embajada salvo para residentes) en la otra embajada una tipa joven con música cristiana beatífica puesta en su ordenador pero bronqueando a un anciano solicitante de alguna credencial que le faltaba algún detalle, me dio los dos pasaportes tamponados librándome de 40mil cefas de nuestros fondos.
Redocumentados y con el icono-alarma del panel de la furgo a ratos apagado y a ratos encendido pudo relajarme algo despues de unas 3 noches insómnicas durmiendo muy poco. Vic consiguió del director del Sacré Coeur una reducción considerable pagando 5000 cefas por días por nuestro despacho-apartamento en lugar de los 7000 pactados y aceptando el pago en euros, de tal manera que nos librábamos de volver al centro para acudir a un cajero bancario y así reducir encontronazos con la pasma de cruces y rotondas.
Sisé, uno de los guardeses de noche, me recordaba cada vez que me veía que le comprara una botella de vino que de alguna manera acepté hacerlo pero que no me dio tiempo de comprar. A fin de cuentas era quien nos cuidaba la casita rodante.
En un restaurantito cercano, un fast food con una larga lista de bocadillos pero que solo permitir optar por 3, junto a otro igual de minúsculo de pret a porter, vimos una leyenda que decía algo así como: tú eres lo que llevas puesto. Cuando llegó la propietaria con su vehículo flamante y su vestido ídem hablamos de que eso no era cierto, que nosotros íbamos con nuestras peores prendas de vestir y yo con chancletas, y todo el mundo nos confundía con ricos. En aquellos momentos una manada de críos bien vestidos y bien nutridos nos venia a decir que no habían comido, Seguimos comiendo de lo nuestro sin compartirlo con ellos. Es posible que desde la sensiblería europea y desde la perspectiva de los gritos de socorro para ayudar a los necesitados eso no se entienda. África no pasa hambre, o al menos no la pasa en ninguno de los lugares donde hemos estado. Recientemente el dato de la hambruna en el mundo ha aumentado. Se habla de 862millones de personas, 178millones, niños. Pero ya estamos acostumbrados a la variabilidad de esa cifra y a su conveniente explotación no diré que para conciencia sino para que la gente suelte pasta. Hay dos discusiones a hacer a las cifras de este tipo: una sobre la fiabilidad de la fuente emisora estadística. No existe una oficina como observatorio internacional que lo haga, sino un centro de cálculo que suma todas las cifras aportadas no verificadas. Conociendo las formas gubernamentales de funcionamiento de los países atrasados lo menos fiable de sus informaciones son los números que aportan no ya sobre este tema sino sobre cualquier otro. Un segundo punto sobre el tema es que las posibilidades materiales para la agricultura existen (ya vimos las campañas que se hacían en el Sahel sobre ello) otro asunto es que el trabajo para explotarlas falle. A menudo al plantear estas cuestiones a los nativos dicen que para trabajar por salarios indignos es mejor no hacerlo. Existe un problema grave con las leyes y con los contratos. Hay gente que trabaja y que no recibe su sueldo y eso se puede prolongar durante meses, pero los recursos potenciales siguen estando ahí: bosques, espacios abiertos, mar, para trabajar en ellos. Hay algo del africano que nos cuadra menos que nunca: su lasitud. Los banners pidiendo ayudas con consignas como ،apadrina! son discutibles. En el contrato de la CCONG para la que hicimos (tontos de nosotros) la colaboración del transporte de cajas sanitarias, es de tal magnitud la lista de colaboración, que en lugar de ser una contribución al desarrollo tienen la potestad para ser el desarrollo mismo. Un tema a revisar a escala internacional es el parámetro de cooperación y desarrollo por su conversión en la práctica de sustitución de los trabajos locales de los lugareños.
Rafa (de Difisa), que trabaja en el almacén, nos dio valiosas ideas consultadas al mecánico del taller sobre la impotencia de nuestra furgo. Los 4 inyectores oxidados y la trampilla para acceder al depósito. Nos recomendó que no hiciéramos los 6000 kms que teníamos por delante hasta volver a estar en terreno seguro (،Oh Europa, primer mundo!). Pero ؟qué otra cosa podíamos hacer si no arriesgarnos? Por su lado Paloma Sales nos dijo que en Marruecos podíamos contar con asistencia técnica del RACE. Dakar-Agadir iban a ser, si llegaban a ser recorridos en esas condiciones, los kilómetros más inseguros de toda mi vida.
Salimos de Dakar de madrugada para evitar el tráfico de Rufiski y los controles. Despues de equivocarnos en un par de tentativas para tomar la ruta correcta desde la autopista nueva, seguimos por su proyecto en construcción aprovechándonos del poco tráfico. Stop policial a la entrada de Thies. Aquí se retorna la ruta hacia el norte, para Saint Louis, después de salir del cabo de la capital. Para estar seguros que seguíamos la ruta correcta hacia el norte el lunazo de la luna llena nos estuvo acompañando a la izquierda de nuestro sentido de marcha. Cuando amaneció por la derecha la coexistencia por una hora de luna y dia naciente fue un espectáculo del que solo tomamos dos fotos por falta de batería en la cámara digital. Durante el camino, el ay continuo de quedarnos clavados de nuevo reapareció. No fue hasta llegar a Saint Louis unos 260 kms después, y ralentizar la marcha que la potencia volvió a fallar. La primera desconexión de motor fue ante el famoso puente de hierro. Por un momento lo atribuí a mi propia exageración interpretativa confundiéndolo con dejar de apretar el acelerador pues venia haciendo con el pie desnudo. Un rato después el vehículo deja de andar. Preguntamos a un hombre con un taller que sin hacer pruebas de arrancar o acelerar dijo que era un problema de la bomba y que esto lo arreglaba en 3hymedia. Despues de discutirle el precio y aceptar que hiciera su intervención, el hombre, que tiene un almacén de suministros, sencillamente dejó pasar las horas sin ponerse manos al asunto. Tampoco estaba tan claro que fuera problema de la bomba. Un rato despues dijo que la reparación era cosa de una sola hora pero siguió sin hacernos el menor caso a pesar de insistirle varias veces. Entretanto buscamos otro mecánico al que seguimos hasta Elton, una estación de combustible, con el cartel de Bosch, donde nos volvieron a pasar el mismo diagnóstico, que ya nos pasaran en Dakar antes, de los errores para repararlos, según ellos, desde el mismo ordenador. El programa hizo un chequeo del motor y señaló la existencia de 8 errores: desde el código de la llave equivocado, (el actual filón de tragedia empezó con eso) a la falta de corriente de los 4 inyectores, a la válvula de regulación de la presión del gasoil inadecuada a problemas con el tubo de escape. El programa, desde el ordenador, puede dar la orden de eliminar los errores poniéndolos a cero, tras lo cual la lucecita del icono de aviso de los problemas queda borrada. El mecánico sin ensuciarse las manos nos dijo que estaba todo resuelto. Le dijimos que no, que el problema reaparecería al poco rato como así fue. Ese mecánico se violentó con nuestra oposición a pagar una reparación que no había sido hecha y sin revisar el circuito. Ya me cayó mal desde el momento en que se molestó al ponerme a comprobar a su lado como hacia el diagnostico desde el ordenador, con ese programa el Logicel, diciéndome el muy capullo que a los operarios no se les tenía que molestar. Volvimos al taller, donde El Hadji Majete Dioup y Amadou Ndiaye, se enfrentaban por primera vez a un motor como el de la Fiat Ducato 11 2.0 JTD, un diesel EDC 15 C7. Yo trabajé con ellos aplicando aire a presión a todas las terminales eléctricas y contactos. Se desmontó otra vez el electrovan y descartamos de desmontar la bomba, aunque sí sacamos los dos tubitos y metimos aire en el interior de la misma para intentar arreglar algún posible desperfecto de su interior. Después de todo esto, y especialmente a partir de lo último, uno de los síntomas, el de la demora de unos segundos del motor en parar después de la desconexión de la llave, desapareció. Recuperamos la potencia pero con el ay en el cuerpo más en el mío que en el de Victoria que durante el proceso pudo ir a comerse tranquilamente una pizza a un pequeño y cuco local y luego ocupar asiento de butaca en primera fila en el taller durante la revisión de componentes físicos que no la reparación. Por mi parte apenas estaba con ganas de negociar la ganga de un ordenador portátil de la fujitsu siemens que un africano vendía por unos 250e Estábamos en una tesitura compleja: de un lado tenia la seguridad de que la avería reaparecía despues de unos cuantos kms, de otro malgastar ese margen de kms dado vueltas por la zona quedándonos dentro del país significaba desaprovechar la oportunidad de llegar a Nuackchott, al fin y al cabo a distancia de otra etapa parecida a la de Dakar-Saint Louis. El primer rato que estuvimos en Elton tuvimos una fuerte discusión por querernos hacer pagar por el borrado de los defectos desde el ordenador, cosa que finalmente hicimos, otros 20mil cefas tirados, aún asegurándoles que la reparación no estaba hecha. En el segundo rato de trabajo compartido nos hicimos amigos delos dos mecánicos, en el fondo nuestros posibles salvadores. Para llegar hasta su taller,(una de esas naves junto a la estación de repostación) nuestra furgo se detuvo unas 15 veces para recorrer un trayecto de 1 km, con la consiguiente incomprensión de los otros chóferes de la via pública que creían que nos complacía bloquearles el paso sin entender que pudiéramos tener una avería no parando de claxonearnos y gritarnos (el mundo real es éste, el de la calle, no el de los noticieros, y ese mundo real de la calle es tan duro que dan ganas de llorar). Despues de esta revisión que no reparación, fuimos a buscar recursos. Entramos en el recinto católico de Notre Dame. Vic se ocupó de la gestión de pedir acogida. El abbé Jean Louis no puso ningún problema. Yo estaba psíquicamente tan extenuado que dormí dentro de la furgo hasta anochecer. Mi pesadilla era un argumento simple pero obsesivo: conducía un vehículo que no permitía ser arrancado.
En Saint Louis, con los plazos de tiempo de estancia en el país, límite del seguro, el tiempo de visa mauritana ya consumiéndose sin haber entrado en el país (por esa afición que tienen las embajadas mauritanas a poner la fecha de inicio de visa la del dia de su solicitud y no la del dia de la llegada a su país) empezamos a barajar distintas hipótesis: desde arriesgarnos en la carretera y pedir que alguien nos remolcara en la próxima parada que tuviéramos a pedir que viniera alguien de España a remolcarnos a otras opciones como regalar o tratar de vender nuestras pertenencias y volver en avión. Por si habíamos querido aventuras ahí la teníamos servida. Definición de aventura: no tener ni puñetera idea de cuales van a ser tus siguientes pasos y estar a merced de eventualidades y factores que no controlas. Conducir un vehículo que sabes que se puede quedar parado en cualquier momento produce un efecto estresante que no recuerdo haber experimentado nunca antes, ni siquiera con los coches más cascados que tuve (un GS, un Renault 8). Vic me decía que ahora era ya mayor y por eso me afectaba más. Los sacerdotes nos informaron de un establecimiento que podria arreglarnos la avería. Por el momento lo que podíamos hacer era descansar todo el domingo y esperar al lunes para una nueva consulta con mi lista de Ps (P1671m PO404, PO191,PO201, PO202, PO203,PO204, U1600, nomenclaturas de las averías. Esta lista aumentaría en el siguiente paso por el programa). El problema de la avería es que no estaba localizada. No había una pieza concreta verificada que estuviera estropeada que pedir a Europa para cambiarla. Por otra parte desmontar la bomba o el tubo de distribución del gasóleo a los cuatro inyectores requería un dominio para el que de momento no habíamos encontrado ningún mecánico que lo garantizara. Todavía, en otro estado de carreteras arriesgarnos a hacer un recorrido de una tirada es posible que el motor aguantara. En África, con los continuos stops policíacos y los baches, el problema técnico inicial se agravaba considerablemente. Estábamos jugando a la ruleta con el número equivocado. Suponíamos que todo eso podía ser motivo de relato en el futuro si salíamos bien parados del asunto. Un problema nunca es un problema tan grave si lo puedes contar algún dia y reírte del mismo. Pero mientras sucede es como salir a escena sin tener el guión aprendido y sentir que haces un ridículo espantoso. Filosóficamente, de las adversidades se hacen grandes construcciones; psicológicamente, quedas hecho polvo cuando el panorama de las incertidumbres supera la tenencia de segurizantes. Necesitábamos amigos en Saint Louis para intentar compartir con alguien el viaje al menos hasta Nuackchott con alguien para que nos remolcara en caso de problema (esa era otra hipótesis). Seguía flipando. Mientras pasábamos por lo nuestro la gente que venia a pedirnos pasta o lo que fuera goteaba a nuestro alrededor. Incluso uno de esos tipos con una de esas llaves para bloquear ruedas con cepos vino a pedirnos que pagáramos por estacionar frente al primer taller en el que su dueño dijo de arreglarnos la cosa y luego no movió un dedo. Ante detalles solidarios como esos finalmente decides claudicar no por el hecho de pagar sino por creer en la gente. En el Elton, la segunda rueda de recambio, la de cubierta gastada, aquella que venia con un quinto tornillo mal puesto desde que habíamos comprado el vehículo y que tantos problemas nos creó para sacarlo del agujero roscado, al pedir ser equilibrada Dioup dijo que era imposible. Aún así la conservamos sobre el techo por lo que pudiera pasar. Mas vale conducir con una rueda desequilibrada hasta la posibilidad de su substitución que no poder conducir por no tenerla. Ese no era el principal de nuestros problemas. Ojalá los problemas de la locomoción fueran mecánicos, incluso como los de la transmisión a las ruedas y los soufflés con la grasa agujereados. Algo reparable frente a los misterios del circuito eléctrico.
Seguía asistiendo a esas clases puntuales de mi curso de mecánica del automóvil para las que no tenía la menor gana. Una máquina, un coche, lo mismo que un organismo vivo, tiene sus circuitos, sus partes, sus piezas, su ensamblaje, sus sinergias. Basta que falle una cosa para que se vaya complicando todo lo demás. Quizás con los primeros avisos del panel de iconos en Tambacounda debíamos haber tomado la decisión de volver para Cádiz en lugar de seguir para el sur hasta Gabú. Decirlo unos cuantos meses después cuando ya tal vez era tarde no tenia el menor sentido, salvo el testimonio de una decisión no tomada. Si todo esto nos estuviera pasando a bordo de un vehículo viejo y empleado para el viaje con la intención de abandonarlo o venderlo cuando fallara y volver en avión el impasse no hubiera generado ninguna ausencia de perspectiva inmediata y ninguna ansiedad. En la furgo teníamos mucho equipaje (encima la Corá, un voluminoso y delicado objeto). De todos modos renunciar a la furgo había que pensar en que estábamos obligados a su devolución a España para no perder la caución bancaria de unos 5000 euros que subscribimos con RACE para el carnet de passage. La lectura de todos los elementos de la cuestión en una lista era extenuante. Hablar con uso y con otros sobre toda la trama me hacía ponerme en el lugar de la furgo y sus complicaciones para andar como le toca a andar a una máquina. Amadou descartó totalmente que el problema fuera de los inyectores ya que en ese caso el motor marcharía a trompicones. No sabíamos el final de esta historia pero sí su desenlace y las causas colaterales a todas estas dificultades por llevar un vehículo con déficits, que desconocíamos, por topografías duras.
Todo se resumía a cuestiones de dineros y pagos. Otra visita a un cajero de CBAO para sacar otros 50mil cefas y enfrentar el pago de una reparación que no era tal. Al cajero accedí despues de que los dos guardeses uniformados se quedaran extrañados que preguntara directamente por su ubicación sin saludarles ("d’ abord, bon jour"). Mi mente estaba en otra parte como para estos detalles aunque siempre saludo con la cantinela en cuestión. Tras sacar el dinero de los dos guardeses el que no dijo nada y estaba sentado como los hacían los pugilistas en su rincón del cuadrilátero de cuerdas puso unos ojos como platos al oírme per no contesto a mi pregunta de si había cajero, el otro que sí me indicó donde fue el autor de la frase anterior entre paréntesis. Vivir para aprender.
Vic conseguía dormir, yo escribía sobre esos problemas para crear la ficción de sentirme por encima de ellos. Luego también me desconecté por la via de la cama intentando dormir la mayor cantidad de horas posible. La mente descansada sería la mejor aliado para enfrentarlo todo ؟todo?, bueno casi todo. No podía sucumbir al desasosiego. Vic enfrentaba la situación leyendo una novela histórica, jugando al solitario o haciendo un autodefinido. Si hay una persona tranquila, ésta es ella.
África no dejaba de sorprendernos. El periplo de la factura en Bosh de Dakar no tuvo desperdicio. Debí ir como cliente al almacén a comprar un filtro de gasoil de recambio. Esto generó una factura distinta a la del diagnóstico por ordenador. Con ambas fui acompañado hasta el establecimiento de al lado, el de la Citroën para pagarlas. Las facturas eran casi dossiers con arias hojas que se iban quedando en los distintos sitios incluyendo un volante en la puerta de entrada de la nave-taller. Antes, para acceder hasta aquí había que responder a un montón de preguntas del guardés vigilante que rellenaba un cuestionario y otras tantas a la salida con el de otro guardés. Ahí donde hay más modernidad africana, también hay más complicación y ralentí. Siguen copiando la forma externa pero no la función.
Acompañados por Etienne, fuimos hasta un representante de la Peugeot (nuestro motor es Peugeot aunque la casa del coche es Fiat) que dijo tener ordenes de no poder tocar otras marcas (algo aparecido ya nos había pasado en Lomé). Nos reenvió hasta otro lugar con un flamante cartel (comandancia de marina) para encontrarme el mismo mecánico que nos condujo hasta Elton y al que le dimos en mano 30500cefas dos días atrás. En principio se negó a echarle una mirada al vehículo porque no entraba en su recinto (una explanada cualquiera junto a un edificio en ruinas y con un tallercito de 4 metros de fondo u dos de ancho con montones de chatarra. Decidimos sacar la bomba de inyección y el filtro (sumergidos en el depósito). En el filtro aparecieron un par de gotas de agua y un poco de suciedad, tampoco tanta como para explicar el problema. Esta bomba funcionaba perfectamente bien. Tras reinstalarla cambiamos el filtro de gasoil. Todo eso con un mínimo de herramientas, hasta el puto que para desenroscar este filtro tuvimos que utilizar un cordón duro nuestro a modo de abrazadera. Supervisé todas las operaciones: cada tornillo, cada movimiento de brazos, cada detalle, cada guiño de ojo, cada observación. Por supuesto tampoco tenían llave inglesa y usamos la de nuestra pequeña y paupérrima cajita de herramientas. Recordé al francés que conocimos a la entrada del desierto en Marruecos y nos regaló una cincha que transportaba un carromato taller detrás de su autocaravanning. El hombre-tipo ideal para venir a África.
Yo ya tenía la decisión tomada que a un mecánico no se le puede sacar el ojo de encima. En el mejor de los casos que arreglara una cosa estropeaba otra como también sucedió en esta ocasión dejando de funcionar el indicador de carga. El mismo dia por la tarde, de uno de los muchos cazadores de blancos dejé que viniera Ibrahim a recogerme con su moto, una mobylette (en realidad la marca era piaggio) para llevarme hasta un supuesto albergue que era suyo, pero que luego no lo era, donde había varias auto caravanas de extranjeros estacionadas. Me pareció raro por esa referencia a la pluralidad pero acepté acompañarlo. Antes fuimos a ver otros dos mecánicos: Mustafá que volvió a la hipótesis de la bomba de alimentación estropeada pero que para intervenir antes había que aplicar un tensiómetro (un manómetro) para medir su presión. Me envió a Omair que supuestamente lo tenía. Una vez localizado este no tenia el tensiómetro pero sí el ordenador dentro de su oficina-taller caótico con otro programa de diagnóstico (el Autodat) en el que -para agregar un poco más de sal a la salsa de toda esa historia- no venía nuestra marca o no la supo localizar. Tanto el uno como el otro me inspiraron confianza pero este ofreció hacer el diagnostico por ordenador (para nosotros sería la tercera vez), asegurándole que esos programas no lo detectan todo y que todo nuestro circuito había sido revisado a excepción de la bomba de alimentación. Despues de ese par de visitas, a bordo de la mobylette, en realidad una piaggio, de Ibrahim con medio culo mío fuera de asiento y abrazándolo por la cintura fuimos hasta el auberge Ocean junto al hotel Dior, lejísimos, en la isla de los pescadores, donde supuestamente habría los caravanieri. Por el camino cambiamos de piaggio por otra peor y en la carretera hasta el albergue se paró en seco. ؟por qué no se me ocurriría tomar un taxi? En el albergue ni rastro de autocaravannings pero sí hubo uno que se había ido este medio dia. A quien sí conocí fue a una pareja Elena y Nacho de Asturias, que habían cruzado por la frontera de Rosso, viajaban con una cama-car y querían pasar unos meses en África (venían sin el carnet de passage y para cruzar esa frontera les quisieron sacar 150e que al final quedaron en 50). Siempre comentando la misma historia: cambian los escenarios y los personajes pero el esquema situacional es el mismo siendo los negros los cazadores y los blancos los cazados. Por la mañana durante la reparación habíamos conocido a Miriam y José que habían venido en avión con una remesa turística. Estos, a diferencia de la otra pareja un tanto amantes de la ayuda solidaria. Por todo el recorrido con Ibrahim en las condiciones que lo hicimos (،nunca más, lo juro!) le di regalos (las socorridas gafas de sol en celofán pero que vienen rotas) y le pagué el combustible pero me pidió el doble. No se lo regateé aunque pagué la carrera más cara que si la hubiera hecho en taxi (؟qué me dices de la emoción, cara al vent, reviviendo la voz de Raimon, olor a pescado podrido, viaje turístico de aventura por las dos islas, con un rato incluso para negociar con un vendedor comprar los pequeños djambée, 1500 francos en Dakar, y aquí 15mil unidad?). Al dia siguiente este Ibrahim me trajo un hombre que me ofrecía toda clase de ayuda.
-Mira tu eres un busnessman. Tu no has venido aquí para ayudarme si no para obtener tu propio beneficio. Sobre esta base si la reconoces aceptaré tu honestidad y podemos hablar, si sigues con el otro moco no quiero perder un segundo más contigo.
Eso lo recolocó. Después de un rato de hablar acepté que me llamara por teléfono alguien, que el contactara, y que hiciera la misma ruta al norte, con nosotros en un vehículo potente para ir en caravana. Ibrahim insistió en volver luego para seguir dando vueltas.
-No, por favor, con una vuelta ya tuve suficiente.
La tenacidad africana no tiene límites. Tienen el tiempo que si bien es una ventaja para quien lo tiene no lo es tanto para quien lo gestiona de otro modo (nosotros) y no está para malgastarlo con el ultimo que se sube a bordo de tu biografía.
Con nuestros tres anfitriones cada uno haciendo su trabajo y bastante despegados los unos de los otros, sin demasiada comunicación, nos pareció, entre ellos (Jean Louis se sentó a la mesa con dos auriculares puestos porque seguía un programa de radio) compartimos una comida en la que hablamos del camino de Compostela, de los mecánicos africanos y de las amantis, quizás las únicas que tienen más claro que nadie en toda esta historia que la vida pasa por comerse al congénere. En la paroise Notre Dame, nos sentimos como en nuestra propia casa (bueno el colchón de 8cms sobre barras de madera con un inter-espaciado de vacío no fue lo mejor). Usamos su despacho para acceder a internet y la sala de la habitación para cambiar de registro viendo un par de pelis y poniéndonos al dia de los fríos europeos. Aquí volvimos a la ducha fría notando que estaba realmente fría.
Vic y yo, como si el mundo se pudiera estar hundiendo, seguíamos con nuestras grabaciones de poesía, mi armónica armoniqueando (armoniquear es otro neologismo de Vic) y acompañando a su voz, y cruzando los dedos para que el futuro inmediato nos fuera favorable. Al dia siguiente de limpiar un filtro y cambiar el otro, tras esperar el reposo del vehículo todas las horas de la noche, sabía que nada más arrancarlo advertiría si el síntoma de la disfunción motora persistía. No me refiero al simple indicador rojo, sino al sonido al arrancar. Eureka, nada más arrancar el motor adquirió potencia de inmediato, tampoco hubo los segundos de más para parar el motor que seguía en acción. Eso no significaba ninguna garantía pero me dio algo más de confianza para tratar de hacer la siguiente etapa hasta Nuackchott. Tuve que tomarme todo el revés: como si estuviera matriculado en un curso de mecánica a la fuerza pagando lecciones prácticas supercaras. Una máquina tiene su lógica como todo. No es un ser vivo pero como si lo fuera, hay que tratarla así. En ese como si lo fuera debe estar la clave de todo. No se entra a operar a saco para mantener entretenido al usuario con la cara pasmada poniéndose en manos del (supuesto) experto, sino que hay que evaluar la situación. Los modernos motores eléctricos son más complejos. ،Qué tiempos aquellos en los que la mecánica elemental de un 2cv, un 850, un GS incluso, te permitía arremangarte y resolver el asunto! No, no es que fuera un experto en nada de eso, pero nunca antes había sufrido estrés porque un coche me hubiera fallado. Claro que me pude permitir el lujazo de abandonar un par de coches sin que sufriera por ello, además de motos. Vic me critica mi exceso de paternalismo hacia ella y que mi tensión es en parte debido a eso, la otra parte es porque remite al psico-cuadro dramático de la autora de mis días, de la cual es amiga. La furgo constituye otro asunto. Es nuestro símbolo, nuestro batiscafo de superficie, un nautilus con ruedas, nuestras piernas, nuestra libertad de movimiento, además de nuestro transporte de todo lo que llevamos de equipo y mobiliario. La perspectiva de volver sin él, algo que contemplamos, a parte del descalabro económico (la caución bancaria de 5000 euros y su posible venta muy por debajo del precio real) representaba un ataque a nuestro esquema mental, que por mucho que estuviera abierto a todas las posibilidades, en el fondo no contaba con que ésta fuera posible. Ramón, ante uno de nuestros emails de socorro, estaba pronto-dispuesto a venirnos a rescatar solo que su coche no tenia bola (nuestra tampoco para amarrarse a una). Íbamos a echar la moneda al aire y a ver lo que pasaba. Tal vez, despues de toda esa experiencia yo me atreviera con la mecánica de nuestro otro coche o de otros del futuro. Dados los tiempos que corren en que los coches de trinca salen erróneos en un porcentaje al final de la línea de montaje tampoco creo que con cuatro conocimientos estuviera dispuesto a dedicar mi tiempo a eso. El vehículo en pana hizo que no disfrutáramos de Saint Louis. No visitamos el segundo parque-reserva, así considerado, en una época en que llega toda una variedad de pájaros, tampoco que fuéramos por la cité a pasear y a mezclarnos con otros blancos para hablar de lo mal que está África o de lo perdido que anda el ser humano. La verdad es que la imagen tan estandarizada de parejas de extranjeros o de minúsculos grupos moviéndose por zonas turísticas, deteniéndose en las tiendas de souvenirs es una performance tan universal que uno termina por inferir algo increíblemente extraordinario: la gente hace miles de kms a todas las partes del mundo para terminar haciendo la misma conducta y entreteniéndose en toda esa barrera de souvenirs sin mezclarse con la sociedad real. Vic compara este comportamiento como el de los cerdos ante los comederos que se abocan sin pensárselo dos veces (como lo dice en francés, couchons, no suena tan mal). No, si ya no éramos turistas en enero todavía lo éramos menos en diciembre. Todo lo que hice fue cruzar varias veces el famoso puente de hierro que vino de Europa y que las reparaciones de mantenimiento han sido también europeos. El suelo es de tubos cuadrangulares de metal con unos socavones impresionantes (África es experta en socavones, incluso los tiene en las planchas de metal de los firmes).Por lo demás si me preguntan sobre las efemérides africanas no sabré citar ninguna, aunque algo parecido me pasaría si me las preguntaran de mi propio país.
Alejandro Othegy, de Radio Vallekas, una radio libre cuya página web está muy bien organizada, que seguía nuestro bloc, nos propuso radiar en un par de fechas el cuento Toubab de Vic y que pusimos en soporte audio. Ironizábamos que nos esperaba un futuro artístico en alguna parte pero primero debíamos salvar nuestros intereses más materiales y volver a terreno seguro, sanos y salvos. Claro que había que ser muy optimista para pensar que Europa era segura cuando seguían matando a gente de 16 años con un disparo de los que matan. Los campos de batallas estaban servidos: fuegos reales y enfrentamientos con la policía. La misma historia de siempre. ؟Dónde estaba la cultura democrática de los últimos 30 años? Lo que estaba claro es el alto voltaje de indisposición social. Quemar coches y oficinas nunca resolvió gran cosa. Lo sabe el historiador con más cates en su carrera universitaria, también el revolucionario mas torpe para el análisis social, pero la descontención popular necesita pegar a petates o a lo que sea. Eso no resuelve nada pero sirve para precalentamientos y gimnasias alternativas, también para que todos digamos, el mundo está mal, mal, mal, verdaderamente mal. Vivir en Saint Louis, vivir en Barcelona, podria significar exactamente lo mismo con un chute de relativismo pero no, mejor dejar cada cosa en su sitio y no hacer tanta teoría con calzador de que todo es lo mismo, quedaba decir de meter a cada uno devuelto a su lugar.
Se acercaba final de año y una eficiente y puntual agente bancaria de Abacus nos informaba de los intereses anuales de nuestro depósito en su plan de ahorro (más de 2mil euros que podrían compensar todos los agujeros y errores de pérdidas sufridos últimamente). Hablando de sufrir en un relato imaginario el sufrirésmetro empecé a concebirlo como una especie de arco por el que
Etienne, paciente, me acompaño al comisariat, en frente de la parroquia, para hacer un trámite del que veníamos hablando desde hacia meses: declarar la pérdida o robo del permiso de conducir, para al menos parar a próximos extorsionadores con algún papelajo a falta de cinta americana con que sellar labios. La anécdota de esa visita no tuvo desperdicio. El mostrador alzado de obra en el vestíbulo, copia del estilo de los usados por Scotlad Yard, hacia el atestado: un certificat de declaration de perte. Ese documento, como todos los documentos, tenia que llevar un timbre de 100fr que Etienne, previsor y conocedor de la idiosincrasia ya traía en su bolsillo de la camisa. Con el papelito fuimos a un primer despacho a poner un tampón, luego a uno segundo a poner una firma. El hombre de la firma era un hombre a un pitillo pegado del que no se soltó en ningún momento. El procedimiento fue más diligente de lo que esperaba. Etienne es conocido y eso facilitó las cosas lo mismo que el dia que fuimos al taller acompañados por él que a la primera rotonda, primer policía, con su pito nos paró y al verlo nos dejó continuar sin pedirnos nada. El rato del vestíbulo en el comisariat, una celda de paredes de barrotes a la vista de todo el mundo contenía los detenidos de la noche. Mientras hacíamos nuestra diligencia trajeron algún otro esposado. La escena le parecía natural a todo el mundo aunque eso violara los derechos humanos.
Las comidas con los 3 padres fueron enfamiliadas. Filomena, cariñosa, no volvía hasta su casa hasta despues de que hubiéramos cenado todos, los gastos de cocina eran escrupulosamente apuntados en una libreta, su pequeña hija Elene que la acompañaba en la cocina cuando estaba cansada dormía sobre dos taburetes juntos, recogida, ajena a todo, hecha un nudo recogido.
Los días de Saint Louis o tuve la menor gana de ir de visitas culturales o de compras o de paseo. Vic insistió para que saliéramos, una y otra vez, hasta que lo hicimos: silla de ruedas sobre arena y baches hasta el puesto más cercano de cacahuetes (compramos todas las micro bolsas de 25 cefas hasta dejar sin existencias a la pequeña cacahuetería). En ese puto decidimos volver a nuestro alojamiento sin haber recorrido siquiera medio quilómetro. Yo me deslomé en el intento y Vic se dio cuenta del absurdo de ese frenesí de ir a buscar cacahuetes diciéndome que volviéramos cuando ya estábamos en la calle. Han sido pocos los paseos con la silla rodante de este año que fueran agradables y ninguno sobre suelos mínimamente aceptables. Evidentemente el subtítulo de este libro "un viaje sobre ruedas" pasó a tener bastante de demagógico. No se puede venir a África con una silla de ruedas y creer que el mundo te abre paso y te rinde homenaje. Con las comidas con los curas introdujimos algunas conversaciones. Creen que la critica feroz de la sociedad francesa al catolicismo (u país que al menos los edificios de las iglesias son patrimonio del estado) permite la pujanza del islamismo pero también reconocieron que los primeros tiempos de introducción del catolicismo los blanco chantajeaban a los nuevos adeptos no dejándoles comulgar si el dia anterior habían practicado sus danzas.
La noche antes de dejar Saint Louis probé el arranque de motor que daba señal de potencia pero advertir una nueva señal: una macha de gasoil en el suelo e la vertical del filtro. Por la mañana del último día compartimos el desayuno y nos hicimos fotos. Cruzamos los dedos y arrancamos. No pasamos a ver al mecánico que desmontó la bomba de inyección y estropeó al recolocarla el indicador de carga ؟para qué? ؟Para dejar que estropeara otra cosa? En África aprendí a relativizar no cumplir la palabra dada en una cultura donde impera el oui irresponsable para todo y el pas de probleme afirmado desde la ignorancia.
Decidimos erróneamente cruzar por Diama. Los 50 kms de pista asegurados se convirtieron en 120, 35 de los cuales equivocados por no encontrar señalizada la ruta para Nuackchott. Con la incertidumbre de que el vehículo se nos parara durante el camino por pérdida de potencia y con más de 30 kms de pista con vadenes o cambios de rasante a causa de las dunas, (una de las cuales estuvimos a punto de embarrancar y nos vino de medio metro más no hacerlo) que frenaban la velocidad confundiéndolo con el problema de inyección de gasoil de las semanas anteriores. Una vez alcanzada la carretera asfalta, tras recorrer 160 kms despues y pasar 7 controles policiales llegamos a la paroise católica de Nuackchott. El padre Victor que conocimos en Keur Moussa nos había invitado. Una vez instalados en la habitación, limpia y confortable, nos dijo que el alojamiento costaba 20e por persona y día pero que si dados nuestros problemas no podíamos contribuir él asumiría esta suma. Comentamos de compartir la mesa con ellos por la compañía y la comunicación. Vino a decirnos que la comida no estaba prevista para nosotros y que no era posible. Un católico se parece a otro lo mismo que dos pájaros de distintas especies a juzgar por la enorme diferencia entre ellos, la que hay entre los curas de Saint Louis (Jean Louis Coly, Bruno Kane y Etienne Sarr) y los de la paroise de Nuackchott era una más entre tantas. En esta había dos blancos franceses (pere Jean, et pere German) y algunas monjas españolas que vinieron para no perderse la misa de ese día. A los blancos no mostraron mucho interés en compartir la mesa.
Nuackchott era solo una etapa. Lo duro estaba por llegar. La idea era hacer en una etapa única el salto hasta Marruecos, donde, en principio, estaríamos salvados porque al menos tendríamos asistencia técnica del RACC o el RACE si nos pasaba algo. El plan era no desviarnos para Nuadibú y mucho menos para Chinguetti (los más de 100 kms malgastados entre la pista del parque Diawlig y otra mas de 30 kms en obras, sin un solo obrero a la vista, los podíamos haber dedicado para esta histórica ciudad, pero mi energía estaba a cero y mis deseos de continuar viendo mudo también. Desplegué el ordenador sobre la mesa de la nueva habitación, que superaba los dos dormitorios anteriores usados, para contarle todo el asunto y completar el capítulo a falta de un hombro en el que llorar.
No puedo decir que me sienta traicionado por las máquinas porque ellas son las primeras que sufren conmigo sometiéndolas a un sobreesfuerzo para el que no fueron diseñadas, pero eso no quita la sensación de ir vendido con ellas tras pasar por la experiencia de fallos como los que tuvimos. Para recuperar la confianza con la furgo, tendrían que pasar miles de kilómetros rodando perfectamente.
Al menos salir a la calle, a la carretera, genera más detalles en directo para reportar del mundo y más palabras con qué hacerlo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

El Tabaski

Dakar, 12 de diciembre

Veronique es católica y tiene 16 años. Todavía no es mayor de edad y estudia en el Liceo de Dakar. Su padre es musulmán y su madre católica-cristiana. Cuando empezaron a tener uso de razón, sus hermanos eligieron, cada uno ser musulmán o católico: Mohamed, el mayor, estudia informática en la universidad de Dakar, y es musulmán; Hammed, de 14 años, está en un colegio privado católico, pero se siente musulmán como su padre y su abuelo al que le tiene pasión y admiración; le considera un sabio pues le hace más fácil la comprensión del libro sagrado - el Corán – que cada fin de semana lee con otros niños en la madrasa. Las hermanas de Veronique – Christine, casada con un europeo y Claude, estudiante de económicas en la universidad de Dakar- como su madre, decidieron decantarse por el catolicismo. En casa no se discute de religión, consideran que Dios es único y lo de menos es cómo se llame o como se le adore, lo más importante es tener unida a la familia. Cada uno de ellos, al nacer, tuvieron un nombre propio en la lengua Wolof, pero cuando decidieron ser musulmanes o católicos, añadieron otro nombre. Sin embargo, siempre dicen primero su nombre Wolof, para señalar a qué familia originaria pertenecen, y después el nuevo nombre con los apellidos.

Su padre, Mohamed ha seguido la tradición familiar, es joyero y tiene varias tiendas por la ciudad; hoy vuelve contento a casa: ha conseguido un buen ejemplar de cordero. El día cinco de diciembre, sábado, partirá toda la familia a casa de sus parientes en Kaolak. Allí tienen una gran casa con un amplio patio donde podrá pastar relajado el animal. Su vivienda en Dakar no tiene patio, es un gran apartamento y, allí no se pueden tener bestias.

Madame Marie Louise compró telas de Mali para toda la familia, son telas de una prestancia y un brillo especial que dan un aspecto muy elegante. A cada uno de sus miembros, el sastre le confeccionó un traje: a los hombres y muchachos, pantalón y casaca haciendo juego; a las mujeres, un vestido ajustado y con una pieza sobrante para usarla de chal o de tocado en la cabeza.

El día 8 matará el cordero un profesional contratado por la familia. El inocente morirá desangrado por un machete sagrado y mirando a la Meca. Todos los participantes ese día van de estreno riguroso, y los hombres se rapan el pelo al cero en señal de renovación y pureza.

El 8, día del Tabasqui, Los más jóvenes tienen resaca porque arrastran juerga de tres días con fanfarrias por la calle y alcohol casero fermentando frutas del país. Desde la mañana todo es alegría y jaleo en los hogares. El imán extiende su bendición especial para el momento y el matarife procede con el cordero. Todos participan del despiece y asado, las mujeres han preparado sabrosos postres y deliciosos zumos de frutas fermentadas. La fiesta y los combites duran casi tres días y, lo que sobre del copiosos banquete, se destinará a los pobres.

Los abuelos están muy contentos porque han realizado el gran sueño de su vida: ir a la Meca. Han terminado el viaje llamado: el Hach, como muchos musulmanes que han tenido los medios económicos para hacerlo. Antes de la gran comilona, todos los varones acuden a orar a la mezquita bien aseados y perfumados. Recitan unos versículos que sólo cantan durante las dos fiestas mayores del año y los enterramientos. Los fieles cantan y cantan hasta que el Imán dirige la oración que – excepcionalmente- se encabeza con siete tkabir (decir : Allahu akbar). Después de unas palabras de saludo por parte del imán a los miembros de la comunidad presentes, se disuelve la reunión y los asistentes se besan en señal de hermanamiento y se felicitan por la fiesta.

- ¿Qué es el Hach, abuelo?- pregunta su nieto pequeño Hammed.
- Es el viaje para encontrarnos a nosotros mismos, es un viaje al fondo de uno mismo al comienzo de la vida: cuentan, que, en el valle desértico de Arafat, se reunieron Adan y Eva después de haber vagado por el planeta 200 años cuando fueron expulsados del Paraíso. Además, es un viaje al final de los tiempos: borrada toda señal de identificación, cada ser humano anónimo, confundido en la multitud, vive el momento del encuentro.
- ¿Por qué matamos a un cordero este día?- sigue preguntando el pequeño
- Cuentan, que el profeta cristiano Abraham, que en el Corán es Ibrahim, debía sacrificar a su hijo de nombre Isaac según los cristianos y que nosotros llamamos Ismael, para mostrar su total sumisión a Dios. Pero, justo en el momento crucial, Dios paró su brazo y le ordeno matar en su lugar, a un cordero. Dios sólo quería probar su fe. Desde entonces, se prohibieron los sacrificios humanos como ofrendas divinas.

A esta fiesta también la llamamos Id Kabir o la fiesta del sacrificio (Aid Helada). Marca el fin de la peregrinación anual a la Meca y celebra el establecimiento de la ley que protege la vida humana y la fusión del ser puro del hombre con sus anhelos de perfección.

- ¿Siempre se celebra el mismo día?
- No, es móvil, depende del día décimo del mes lunar del Dualhuya.
- ¿Qué representa el agua?
- Tanto en el banquete de la fiesta, como antes de asistir a los rezos, tenemos que limpiar profundamente nuestro cuerpo y, especialmente nuestras manos y pies. Cada creyente bebe del agua de la vida, se esponja con ella y recapitula sus actos y sus intenciones para impregnarse de las nobles cualidades de Ibrahim, a quien se le conoce entre nosotros como “el amigo íntimo de Allah” porque sus miembros físicos y sus facultades están impregnados de lo Absoluto, de Allah. Dejarse atravesar por Él como el cauce de un río por el agua y llenarse de Su designio hasta la identificación.

Después de casi una semana de festejos, todos vuelven a sus actividades diarias. Sin embargo, M.Louise no descansa y está haciendo los preparativos de la fiesta de Navidad cristiana. Quiere que la noche del nacimiento de Jesucristo, el día de Nochebuena, tenga el mismo brillo que la fiesta del Tabasqui. Ha encargado el pavo que comerán en esa cena. En su casa no hay ningún adorno que anuncie la celebración cristiana, pero, con sus hijas, irá a comprar los regalos de “Papá Noel” para sus hermanos, para ellas mismas, y para sus amigos que pondrán al lado de un pequeño mango que tiene plantado en la gran terraza del apartamento. El día de Navidad vendrán los hermanos y padres de M.Louise a compartir la comida familiar.

En la televisión explican que judíos y musulmanes se matan por el territorio en Jerusalén, también que en EEUU, los musulmanes son considerados sospechosos de terrorismo y que, en Sudán, los cristianos son atacados por el gobierno. El mundo parece enfrentado entre infieles y creyentes mientras que, todavía, en algunos países africanos, las familias siguen unidas sin preguntarse a qué Dios adoras.

UN VIAJE EXISTENCIAL. Por aquí y por allá, por lo uno y por lo otro.

Fragmentos y descripciones de viajes geográficos sobre una silla de ruedas movida por energias insospechadas. (Los textos pertenecen o a nuestro libro, en curso, el Viaje de la vida).

Flash en el Grafito

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